Nuestro viaje comienza el 29 de diciembre de 2013 a las 8 de la mañana, y con la finalidad que estos viajes de fin de año se conviertan ya en tradición, una servidora y su pareja, junto a mi hermano y la pareja de éste, empezábamos el fin de año unos días antes.
Teníamos que marcharnos un poco más temprano, pero nos acordamos antes de salir que no habíamos mirado la presión de las ruedas - sacrebleu! -, además, llevábamos casi una hora intentado colocar dentro del coche comida, maletas, abrigos... y nosotros, que casi no cabíamos ya. Así que después de inflar las ruedas, salimos del pueblo camino a Carcassonne, no sin pasar antes por el pueblo de mi novio a coger cebollas, claro.
Pensaréis, ¿pero qué clase de diario de viaje está escribiendo ésta? Os lo voy a explicar. Nuestra pretensión era irnos a Francia, el mayor tiempo posible, al menor coste posible. Así, un par de días antes nos fuimos al supermercado a comprar todo lo necesario para hacernos la comida allí. Buscamos apartamentos en los que pudiéramos cocinar, y en los que pudiéramos dormir los cuatro. Y de ahí que necesitásemos cebollas... claro.
Teníamos que marcharnos un poco más temprano, pero nos acordamos antes de salir que no habíamos mirado la presión de las ruedas - sacrebleu! -, además, llevábamos casi una hora intentado colocar dentro del coche comida, maletas, abrigos... y nosotros, que casi no cabíamos ya. Así que después de inflar las ruedas, salimos del pueblo camino a Carcassonne, no sin pasar antes por el pueblo de mi novio a coger cebollas, claro.
Pensaréis, ¿pero qué clase de diario de viaje está escribiendo ésta? Os lo voy a explicar. Nuestra pretensión era irnos a Francia, el mayor tiempo posible, al menor coste posible. Así, un par de días antes nos fuimos al supermercado a comprar todo lo necesario para hacernos la comida allí. Buscamos apartamentos en los que pudiéramos cocinar, y en los que pudiéramos dormir los cuatro. Y de ahí que necesitásemos cebollas... claro.
Bien, esta parte anterior se puede obviar, de modo que empezamos con el viaje propiamente dicho. Sobre las ocho de la mañana. Nuestra primera parada oficial fue Besalú. Allí aparcamos donde pudimos - estaba petado de coches - y nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Tuvimos que buscar el típico merendero para comer, ya que habíamos tenido que dejar la mesa de pícnic en el pueblo, porque era ella... o nosotros. Al lado del río y con unas espectaculares vistas al puente nos sentamos a comer. Habiendo terminado, nos subimos de nuevo al coche para retomar el camino.
Nuestra siguiente parada fue Narbonne. Llegamos sobre las cinco de la tarde. Encontramos aparcamiento rápidamente, y en el centro mismo de la ciudad. Siempre llegamos a un sitio nuevo levantamos la vista y donde vemos torres y campanarios, para allí que vamos. Así que nos fuimos directos al centro de Narbona. Nos encontramos allí con una ambientación navideña bastante lograda, con el conjunto de la catedral y del Palacio Episcopal iluminado con colores preciosos. Visitamos la catedral, el Palacio Episcopal y creo que incluso nos colamos en el ayuntamiento. Este conjunto arquitectónico es bastante bonito, más si te gusta la época medieval, las piedras marrones, las torres altas... y entrar gratis a los sitios. No tuvimos mucho tiempo más para visitar la ciudad. Nos dirigimos hacia el mercado de Navidad, nos comimos un gofre de chocolate delicioso y nos fuimos de nuevo al coche. Teníamos aún que llegar a Carcassonne, y nos quedaba más de una hora de camino.
Sobre las ocho de la tarde empezamos a divisar unas torres a lo lejos. Carcassonne parecía estar cerca. Cuando entramos en la ciudad y vimos aquello... Mon Dieu!, nos quedamos alucinados. Ahora sólo teníamos que llegar a la residencia, encontrar a alguien que nos abriera e instalarnos. Tuvimos algún que otro problemilla aquí, porque mi móvil no cogía cobertura ni a la de tres, y los de la residencia tenían que llamarme a mí para darme la clave de entrada - esto no sucede si llegas entre semana antes de las ocho de la tarde, pero los domingos la recepción sólo está abierta hasta las 12 del mediodía. Al final, pudimos hablar con los de la recepción y descargar lo que llevábamos en el coche... que no era poco. Cenamos lo que teníamos preparado rápidamente y nos fuimos corriendo hacía el centro histórico de la ciudad. La residencia estaba en el pie mismo de las murallas, por lo que tardamos menos de 10 minutos - después de subir una gran cuesta - en plantarnos allí. Impresionante. La ciudad estaba desierta - era tarde ya para los franceses -, por lo que el ambiente era más mágico aún. Caminar por aquellas calles de piedra, las luces amarillentas... espectacular. Repetiría mil y una veces esa sensación. Estuvimos hasta bien tarde deambulando por la ciudad, además, debo confesaros que cuando se unen mi novio y mi hermano, es difícil dominarlos... Después de todo esto, nos fuimos otra vez hacia el hotel. Al día siguiente nos esperaban grandes castillos que conquistar.
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Aquí el mapa de la primera etapa:
- 551 km
*** Imagen borrada de Tinypic ***