Nos levantamos temprano y vamos al hotel a desayunar. El buffett es muy variado y abundantísimo, además está todo muy bueno. En cada mesa hay un programa con las actividades que se pueden realizar ese día y la previsión del tiempo. Así nos enteramos que hoy al atardecer proyectan un espectáculo de luz y sonido sobre el lago.
Cogemos el coche y nos ponemos en marcha hacia el Grossglockner. La carretera alpina de Grossglckner es la más elevada de Austria, termina en el glaciar del mismo nombre a 3798m de altitud, que es el mayor del país. Atraviesa el maravilloso paisaje del Parque Nacional de los Hohe Tauern, pero ya solo la carretera es un espectáculo por si misma, además de una de las obras de ingeniería más complejas de su época. Tiene 48km de longitud y supera un desnivel de 1500m. El peaje para los turismos por un día cuesta 33,00€, y merece la pena hasta el último céntimo que pagas.
A la entrada te entregan un folleto en el que aparece un resumen de la historia de la carretera, construida entre 1930 y 1935, y los puntos en los que puedes ir parando para disfrutar las diferentes vistas. También te dan una pegatina para el parabrisas con el logo de la carretera.
Conviene llevar ropa de abrigo, pues nosotros pasamos de los 28ºC que tenemos en Fusch, el punto de inicio, a los 10ºC que hay en el glaciar acompañados de un viento huracanado y llovizna. A pesar de ser temprano ya circulan por ella todo tipo de vehículos, coches, autocaravanas, autocares, motos y ¡gente en bicicleta!
El paisaje cambia en cada curva, pasando del valle verde con zonas de pastos y cultivo, al bosque y por último el paisaje ártico a medida que nos acercamos al glaciar, con total ausencia de vegetación.
Entre la subida, la bajada y las diferentes paradas que vamos realizando en cada mirador, la visita al Grossglockner nos lleva casi todo el día. Hay 2 o 3 aulas temáticas que se pueden visitar y arriba del todo un restaurante para comer y una gran tienda. Estamos tan absortos disfrutando del paisaje que ese día nos olvidamos incluso de comer!
Regresamos al hotel a media tarde, encontramos un atasco a la entrada del pueblo. Vamos hasta Zell am See para buscar algún punto donde nos podamos conectar a internet, pues hoy es nuestro último día en Austria y tenemos que organizar el viaje de vuelta. Preguntamos en la oficina de turismo y allí nos indican donde hay un ciber-café (menos mal que todavía sobrevive alguno de estos). Hacemos las reservas para las próximas 2 noches, en Mulhouse y Angulema. Después, damos un último paseo por el pueblo y por la orilla del lago. Regresamos pronto al hotel para descansar, pues mañana nos espera una larga etapa de coche.
Cogemos el coche y nos ponemos en marcha hacia el Grossglockner. La carretera alpina de Grossglckner es la más elevada de Austria, termina en el glaciar del mismo nombre a 3798m de altitud, que es el mayor del país. Atraviesa el maravilloso paisaje del Parque Nacional de los Hohe Tauern, pero ya solo la carretera es un espectáculo por si misma, además de una de las obras de ingeniería más complejas de su época. Tiene 48km de longitud y supera un desnivel de 1500m. El peaje para los turismos por un día cuesta 33,00€, y merece la pena hasta el último céntimo que pagas.
A la entrada te entregan un folleto en el que aparece un resumen de la historia de la carretera, construida entre 1930 y 1935, y los puntos en los que puedes ir parando para disfrutar las diferentes vistas. También te dan una pegatina para el parabrisas con el logo de la carretera.
Conviene llevar ropa de abrigo, pues nosotros pasamos de los 28ºC que tenemos en Fusch, el punto de inicio, a los 10ºC que hay en el glaciar acompañados de un viento huracanado y llovizna. A pesar de ser temprano ya circulan por ella todo tipo de vehículos, coches, autocaravanas, autocares, motos y ¡gente en bicicleta!
El paisaje cambia en cada curva, pasando del valle verde con zonas de pastos y cultivo, al bosque y por último el paisaje ártico a medida que nos acercamos al glaciar, con total ausencia de vegetación.
Entre la subida, la bajada y las diferentes paradas que vamos realizando en cada mirador, la visita al Grossglockner nos lleva casi todo el día. Hay 2 o 3 aulas temáticas que se pueden visitar y arriba del todo un restaurante para comer y una gran tienda. Estamos tan absortos disfrutando del paisaje que ese día nos olvidamos incluso de comer!
Regresamos al hotel a media tarde, encontramos un atasco a la entrada del pueblo. Vamos hasta Zell am See para buscar algún punto donde nos podamos conectar a internet, pues hoy es nuestro último día en Austria y tenemos que organizar el viaje de vuelta. Preguntamos en la oficina de turismo y allí nos indican donde hay un ciber-café (menos mal que todavía sobrevive alguno de estos). Hacemos las reservas para las próximas 2 noches, en Mulhouse y Angulema. Después, damos un último paseo por el pueblo y por la orilla del lago. Regresamos pronto al hotel para descansar, pues mañana nos espera una larga etapa de coche.