Este día fue un claro ejemplo de cómo factores externos pueden trastocarte todos los planes cuando estás de viaje. Después de desayunar nos acercamos a conocer Limoges. Cuando estamos en uno de los accesos a la ciudad nos vemos atrapados en un atasco monumental. Estamos muchísimo rato sin avanzar, y cuando por fin llegamos al centro nos enteramos de la causa de haber estado parados tanto tiempo: una manifestación contra la propuesta del Gobierno galo de subir la edad de jubilación a los 62 años tiene cortadas todas las calles del centro.
Resignados aparcamos donde podemos e intentamos comenzar la visita, con bastantes dificultades pues parece que la protesta tiene previsto seguir el mismo itinerario que nosotros y nos la encontramos a cada momento. Damos una vuelta por las calles empedradas del casco viejo que con edificios de fachadas entramadas tiene un aire muy medieval. Llegamos hasta el Ayuntamiento y la Catedral de Saint Etienne y aquí damos por finalizada la excursión porque la mayoría de las calles están cortadas por la manifestación y no podemos pasar.
Al acortar la visita de Limoges vamos muy bien de tiempo, estamos pensado que incluso podremos comer en Cap-Bretón. Pues bien, no fue así. Llegamos hasta Angulema con normalidad, pero a la salida de esta ciudad vemos que en sentido inverso está cortado el tráfico a los camiones, la cola que forman se extiende a lo largo de 15km., casi nada.
Un poco más adelante nos encontramos que la carretera hacia Burdeos está cortada y los gendarmes están desviando el tráfico por una carretera comarcal. No nos queda otra que seguir por ese camino de cabras, con el consiguiente retraso. Mierda, ni la carretera ni los pueblos por los que pasamos aparecen en nuestro mapa, no sabemos muy bien donde estamos ni si estamos yendo en la dirección correcta.
Después de muchísimo rato circulando por carreteras limitadas a 60km/h por fin podemos reenganchar la autopista, que alivio, pero por supuesto ya no podemos estar en Cap Breton a la hora de comer, así que de camino paramos en un área de descanso.
Una vez que nos salimos de la autopista y cogemos la nacional para Cap Breton, nos detenemos en un área comercial para hacer compras en el supermercado. Esto lo hacemos siempre que viajamos, volver con el coche lleno de productos que aquí no puedes encontrar. En Francia hay 3 cosas sin la que no podemos marchar: quesos, patés y Orangina.
Cuando terminamos es media tarde y todo el mundo está haciendo sus compras así que nos pilla un atasco a la salida del centro comercial, lo que suma más tiempo perdido… ahhh, qué día!!!.
Sobre las 18h por fin llegamos al hotel que tenemos reservado en Hossegor, Le Relais du Lac, que cuenta con una situación inmejorable, a orillas del lago y que para el precio que tiene (41€/noche) no se puede pedir más; personal amable, una habitación amplia, baño nuevo y todo limpísimo. No es que sea muy tarde pero ya nos quedan pocas horas de luz, así que dejamos rápidamente el equipaje y nos vamos a dar una vuelta por la orilla del lago.
Es un paseo precioso, y aunque ahora es temporada baja y la mayoría de establecimientos están cerrados, nos imaginamos como debe de estar de concurrido en verano. Paseamos hasta la hora de cenar y regresamos al hotel por el mismo camino.
Resignados aparcamos donde podemos e intentamos comenzar la visita, con bastantes dificultades pues parece que la protesta tiene previsto seguir el mismo itinerario que nosotros y nos la encontramos a cada momento. Damos una vuelta por las calles empedradas del casco viejo que con edificios de fachadas entramadas tiene un aire muy medieval. Llegamos hasta el Ayuntamiento y la Catedral de Saint Etienne y aquí damos por finalizada la excursión porque la mayoría de las calles están cortadas por la manifestación y no podemos pasar.
Al acortar la visita de Limoges vamos muy bien de tiempo, estamos pensado que incluso podremos comer en Cap-Bretón. Pues bien, no fue así. Llegamos hasta Angulema con normalidad, pero a la salida de esta ciudad vemos que en sentido inverso está cortado el tráfico a los camiones, la cola que forman se extiende a lo largo de 15km., casi nada.
Un poco más adelante nos encontramos que la carretera hacia Burdeos está cortada y los gendarmes están desviando el tráfico por una carretera comarcal. No nos queda otra que seguir por ese camino de cabras, con el consiguiente retraso. Mierda, ni la carretera ni los pueblos por los que pasamos aparecen en nuestro mapa, no sabemos muy bien donde estamos ni si estamos yendo en la dirección correcta.
Después de muchísimo rato circulando por carreteras limitadas a 60km/h por fin podemos reenganchar la autopista, que alivio, pero por supuesto ya no podemos estar en Cap Breton a la hora de comer, así que de camino paramos en un área de descanso.
Una vez que nos salimos de la autopista y cogemos la nacional para Cap Breton, nos detenemos en un área comercial para hacer compras en el supermercado. Esto lo hacemos siempre que viajamos, volver con el coche lleno de productos que aquí no puedes encontrar. En Francia hay 3 cosas sin la que no podemos marchar: quesos, patés y Orangina.
Cuando terminamos es media tarde y todo el mundo está haciendo sus compras así que nos pilla un atasco a la salida del centro comercial, lo que suma más tiempo perdido… ahhh, qué día!!!.
Sobre las 18h por fin llegamos al hotel que tenemos reservado en Hossegor, Le Relais du Lac, que cuenta con una situación inmejorable, a orillas del lago y que para el precio que tiene (41€/noche) no se puede pedir más; personal amable, una habitación amplia, baño nuevo y todo limpísimo. No es que sea muy tarde pero ya nos quedan pocas horas de luz, así que dejamos rápidamente el equipaje y nos vamos a dar una vuelta por la orilla del lago.
Es un paseo precioso, y aunque ahora es temporada baja y la mayoría de establecimientos están cerrados, nos imaginamos como debe de estar de concurrido en verano. Paseamos hasta la hora de cenar y regresamos al hotel por el mismo camino.