Amanece el día de la final de la Eurocopa 2008. Tras unas compras de cerveza checa y licor Becherovka, partimos hacia Viena, para asegurarnos, antes de nada, las entradas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Dormiríamos de nuevo en Melk, así que fuimos a dejar el equipaje. Después, el centro de Viena era casi indescriptible . Cerca de Hofburg se concentraban los alemanes, parecía una nueva invasión después de la que en su día hizo Hitler. Y al lado de la Catedral estaban casi todos los españoles. Y todos con una fiesta en el cuerpo que no veas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nosotros repetimos nuestro ritual de Lohman y metro en Volkstheater y nos plantamos en el Prater, para disfrutar de un partido que no esperábamos ganar, por algo dicen que el fútbol es un juego de 11 participantes en el que al final siempre gana Alemania, pero ¿habría lugar para el milagro?
Los austriacos vivieron con pasión la Eurocopa, dentro de la pasión que les permite su carácter, pero les gustaba disfrazarse, es decir, los que animaban a Alemania, no destacaban mucho (nada) respecto a los teutones auténticos, pero claro, los disfrazados con banderas, camisetas y bufandas españolas daban el cante que no veas. Los llamábamos los españoles falsos, y había muchísimos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Comenzó la ceremonia de clausura, cantó Enrique Iglesias, sonaron los himnos y empezó el partido. No apto para cardiacos, y menos aún después del min. 33 cuando a Fernando Torres se le ocurre marcar un gol, y te tiras otros 60 min. más descanso muerto de los nervios .
Pero ganamos. ÉRAMOS CAMPEONES!! Y YO ESTUVE ALLÍ! Parece mentira como un simple juego/deporte puede mover tanto y dar tanta alegría.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Los alemanes, unos señores, aplaudiendo a su equipo y al nuestro, se quedaron hasta el final.
Levantamos la copa y nos fuimos a dormir, sin lugar para más celebraciones, que nos esperaban dos jornadas de palizas de viaje.
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Dormiríamos de nuevo en Melk, así que fuimos a dejar el equipaje. Después, el centro de Viena era casi indescriptible . Cerca de Hofburg se concentraban los alemanes, parecía una nueva invasión después de la que en su día hizo Hitler. Y al lado de la Catedral estaban casi todos los españoles. Y todos con una fiesta en el cuerpo que no veas.
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Nosotros repetimos nuestro ritual de Lohman y metro en Volkstheater y nos plantamos en el Prater, para disfrutar de un partido que no esperábamos ganar, por algo dicen que el fútbol es un juego de 11 participantes en el que al final siempre gana Alemania, pero ¿habría lugar para el milagro?
Los austriacos vivieron con pasión la Eurocopa, dentro de la pasión que les permite su carácter, pero les gustaba disfrazarse, es decir, los que animaban a Alemania, no destacaban mucho (nada) respecto a los teutones auténticos, pero claro, los disfrazados con banderas, camisetas y bufandas españolas daban el cante que no veas. Los llamábamos los españoles falsos, y había muchísimos.
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Comenzó la ceremonia de clausura, cantó Enrique Iglesias, sonaron los himnos y empezó el partido. No apto para cardiacos, y menos aún después del min. 33 cuando a Fernando Torres se le ocurre marcar un gol, y te tiras otros 60 min. más descanso muerto de los nervios .
Pero ganamos. ÉRAMOS CAMPEONES!! Y YO ESTUVE ALLÍ! Parece mentira como un simple juego/deporte puede mover tanto y dar tanta alegría.
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Los alemanes, unos señores, aplaudiendo a su equipo y al nuestro, se quedaron hasta el final.
Levantamos la copa y nos fuimos a dormir, sin lugar para más celebraciones, que nos esperaban dos jornadas de palizas de viaje.