Cairns: Kuranda-buceo en la Gran Barrera-Rain Forest ✏️ Diarios de Viajes de Australia

Día 17, 25 de agosto: Kuranda

Hoy, para variar, no madrugamos demasiado. Habíamos contratado una excursión para visitar Kuranda y nos recogían a las 8:25, para llevarnos a la estación del teleférico. Allí, en la taquilla, con un cupón que nos dio la persona que nos recogió en el hotel nos dieron todas las entradas para las visitas que íbamos a realizar ese día. Para llegar hasta arriba del todo se hacen tres tramos y en cada uno de ellos te puedes bajar para dar un paseo y volverte a subir de nuevo cuando quieras.

Lo realmente bonito del asunto es que sobrevuelas una selva, bastante tupida, muy por encima de las copas más altas, por lo que la perspectiva sobre los árboles y la extensión del bosque es inmejorable. También es muy bonita la vista de las cascadas del río Barron.

Una vez que terminas el recorrido llegas a la estación de Kuranda, que es un pueblo tremendamente turístico en el que no hay demasiado que hacer a parte de ver algunos “zoos” o comprar souvenires de lo más variado.

Lo primero que se vimos fue Kuranda Koala Gardens, que es donde hay koalas con los que, previo pago, te puedes hacer una foto. Pero antes de llegar a donde están los koalas hay un mini zoo con algunos de los animales más característicos de Australia: cocodrilos (estos de agua dulce, no como los gigantes “salties” del norte), wombat (que no pudimos ver porque, por supuesto, estaban durmiendo), lagartos, canguros y wallabies.

Pero sin duda la estrella son los koalas:

Puedes fotografiar a los que hay fuera y coger a uno de ellos, en nuestro caso una hembra preciosa. Te hacen una foto los del zoo y les puedes dar tu cámara para no tener solo la de papel que ellos te hacen.

La verdad es que si no has visto estos animales en libertad este zoo te puede resultar interesante, pero nosotros habíamos tenido la suerte de ver todos estos animales y alguno más en libertad, por tanto, lo único que nos mereció la pena fue el hacernos la foto con un koala en brazos.

Los dos zoos restantes son de pájaros, que te comen en las manos, y de mariposas. Había un cassowary que nos pareció impresionante, le hicimos muchas fotos porque no imaginábamos que pudiéramos ver un animal así en libertad, pero en Australia nunca se sabe…

Después de esto dimos un paseo hacia la parte más alta del Barron, donde debería de haber otras cataratas, que estaban secas, y cerca del río estuvimos comiendo, solos, en mitad del rain forest con sólo el sonido de los animales. Nos encantó. Después alguna compra y finalmente al tren para hacer el recorrido de vuelta. El viaje de vuelta en tren se hace muy largo, porque va muy despacio y, una vez visto el paisaje a la subida, no aporta nada, así que recomendaría hacer la vuelta también en teleférico. Lo mejor, que conocimos a seis chicos, tres ucranianos y tres filipinos, que trabajaban recogiendo plátanos en una plantación a 300 km al norte de Cairns y que estaban de fin de semana de turismo y charlar con ellos nos hizo más ameno el viaje.

Llegamos al hotel y tomamos una cervecita con María charlando de todo un poco. Después de esto fuimos a cenar a un tailandés (Kin Khao, en Aplin st. con Grafton st.) y de postre un helado en Devine Gelato (Aplin St con Abbot St.), un sitio muy famoso donde un matrimonio (peculiar, por cierto) prepara helados caseros exquisitos. Merece la pena ir, a pesar de que en la zona de la Esplanade hay muchos otros sitios de helados, con buena pinta también. Con en helado en la mano dimos un paseíto hasta el hotel.

Día 18, 26 de agosto: Buceo en la Barrera

Hoy es uno de los días estrella en nuestro viaje a Australia, ya que vamos a bucear en la Gran Barrera de Coral. Tras haber decidido que no íbamos a hacer un “vida a bordo” y que saldríamos días completos pero durmiendo en tierra, quedaba por decidir con qué compañía íbamos a bucear. Nos recomendaron a Tusa y teníamos hecha la reserva desde aquí y cuando llegamos a Cairns en el hotel nos dijeron que habíamos acertado, que era la mejor empresa de buceo de Cairns.

Teníamos que estar a las 7:40 en el muelle donde esperaba el barco. Nos fuimos dando un paseo desde el hotel y ¡se puso a llover! El cielo estaba bastante cubierto, así que pintaba un mal día de buceo, pero a medida que nos fuimos alejando de la costa el día mejoró. Cuando llegamos al barco vemos que tiene una pinta estupenda y dentro comprobamos que estaba realmente bien.

Durante el tiempo que dura el viaje hasta la barrera, más o menos hora y media, nos dieron un briefing de seguridad general y el particular de nuestra inmersión (íbamos a bucear sólo 6 con un guía, así que muy bien). El barco se movía muchísimo y con el barco navegando nos tuvimos que equipar, para estar listos para ir al agua en el momento en que el barco parara. Eso fue lo que menos me gustó, las prisas que nos metieron para ir al agua. Como consecuencia de eso había varias personas vomitando.

Fuimos a bucear a Saxon Reef, en concreto a una zona que se llama Twin Peaks. La primera impresión que me llevé de la barrera es que esta zona, al menos, está bastante degradada. Hay que tener en cuenta que es la más accesible y que posiblemente en las zonas más alejadas el cuidado del entorno sea mayor. Sin embargo, había muchísima vida, aunque la visibilidad no era mucha y había algo de corriente. Sin embargo no vimos esa espectacularidad de color del coral que uno imagina.

Al terminar la primera inmersión subimos al barco, donde nos tenían preparado un pequeño piscolabis, con pan y frutas. Así que tras reponer fuerzas y descansar hicimos una segunda inmersión. En esta vimos tiburones, a Nemo y a su padre. A pesar de las emociones nos quedamos fríos, el agua estaba bien pero íbamos con shorty y sin capucha y la temperatura exterior no debía de pasar de los 22º C.

Después de la segunda inmersión comimos. Muy bien por cierto para ser comida empaquetada de barco pero terminamos de quedarnos helados, así que no hicimos la tercera inmersión que nos regalaban. Nos quedamos tranquilos en el barco mientras el resto buceaba y después de vuelta a puerto, ya con el mar bastante revuelto. Por cierto, el barco tiene unas duchas que están muy bien y, para los que no llevan, ellos te dan gel y champú.

Fuimos directamente a hacer algunas compras y luego al hotel: hoy toca colada en la lavandería del propio hotel. Después cena en Outback Jack, en Aplin St. y helado en Devine, justo al lado. Otro paseo hasta el hotel y a la cama agotados después de otro intenso día.

Día 19, 27 de agosto: Rain Forest-Cape Tribulation

Hoy nos recogían a las 7:20 en una especie de camión para ir a ver el rain forest. Salimos de Cairns hacia el norte por una carretera que va pegada a la costa en las que se ven unas playas vírgenes impresionantes. Hoy también el tiempo está variable y lo mismo se nubla, que sale el sol, que se pone a llover. Paramos a tomar un café en un pueblo llamado Mossman. Esta zona es productora de caña de azúcar y de hecho se ven unas plantaciones enormes, todas con un vía de tren pequeñita entre el límite de la parcela y la carretera. Cada propietario carga sus vagones con la caña y una locomotora tira de ellos. Mientras estábamos parados en Mossman pasó el tren, viejo, lento, como de otra época, pero sin duda efectivo.

Desde aquí hemos ido a hacer un recorrido en barco por el río Daintree, donde hemos visto pájaros y cocodrilos, pero nada comparado con el Yellow Water. Eso sí, el manglar pegado al río era impresionante. Después fuimos a ver la desembocadura del Daintree desde el mirador del Monte Alexandra. Ahora nos queda claro cómo llegan los cocodrilos a las playas de esta zona.

Tras un pequeño recorrido en autobús, siempre dentro del Parque Nacional Daintree hemos llegado a una zona de la que sale un camino guiado, Jindalba Boardwalk, que recorre zona donde suelen vivir los cassowaries. Como era de esperar no hay ninguno, que nos creíamos, ¿que iban a estar esperando a que los turistas llegaran para hacerles fotos? No obstante el camino es bonito, porque se hace dentro de una verdadera selva, eso sí, sobre una pasarela de madera, a la que prácticamente no llegan los rayos del sol.

Después hemos ido a un restaurante donde nuestro guía ha sacado unas bandejas del coche con ensaladas, chuletones y salchichas y en un momento han preparado una barbacoa estupenda. Mientras ellos estaban cocinando nos hemos acercado a una zona en la que tenían canguros y wallabies a los que se podía dar de comer frutas y verduras que nos daban allí. Uno era enorme, te ponía las patas en el pecho y, si no tenías cuidado, podía tirarte al suelo. Mientras estábamos allí se ha acercado un cassowary. Francamente, es un bicho bien peculiar. Más tarde vimos otro con dos crías.

Tras la experiencia con los animales hemos ido a Emmagen Creek, donde uno se podía bañar, pero nos ha dado pereza, porque había poco tiempo, el agua estaba helada y el día seguía un poco nublado. Allí nos han dado a probar varias frutas tropicales, algunas ricas (chirimoya, papaya, kiwi…) y otras no tanto, demasiado exóticas quizá.

Finalmente a Cape Tribulation, que es de donde dicen “where the forest meet the reef” y es realmente cierto, ya que la selva llega a la playa y el arrecife se ve al lado. Eso sí, la playa tiene dos cartelones enormes de advertencias: en el primero te avisan de las medusas y en el segundo de los cocodrilos, vamos, para echar a correr, aunque le preguntamos a un guarda que había allí y nos dijo que de cocodrilos nada, que la gente iba allí a bañarse sin problema. Curiosamente, no había nadie en el agua.

Allí termina la excursión. Como apreciación personal, demasiados kilómetros para pocas visitas, lo que se hace muy muy pesado.

Una vez en el hotel, preparamos maletas, ya que mañana dejamos Cairns, cena cerca de la Esplanade y el helado con su paseo de rigor.