Nuestro antepenúltimo día de estas maravillosas vacaciones empezó con una parada en la sorprendente y genial Monteriggioni. La ciudad, que se visita en un momento, es simplemente impactante desde el momento en que la divisamos desde la autovía de Florencia a Siena. Su conjunto de murallas y torreones es sencillamente genial. En su interior se puede visitar las murallas, pero no entramos ya que el día era largo y no queríamos perder mucho tiempo. Un paraje auténtico.
Vista panorámica de Monteriggioni
Tras la corta pero inolvidable visita a Monteriggioni, nos dirigimos hacia el sur nuevamente. Como los horarios de la Abadía de Monte Oliveto son raros (9.00 – 12.00 y de 15.15 a 18) debido a que todavía hay vida monástica, intentamos llegar a visitarla antes que cerrasen a mediodía. Lo más impactante de este lugar fue el contraste de la piedra rojiza del edificio con el verde que lo rodea de bosques de robles, olivos y cipreses.
Exterior de la Abadía de Monte Oliveto
La visita era gratuita y lo más destacado se encuentra en el claustro mayor, con los frescos en sus cuatro paredes que relatan la vida de San Benito. También visitamos la biblioteca y el refectorio de los monjes.
Frescos de la vida de San Benito en el claustro de la abadía
Tras esta visita, paramos a reponer fuerzas en la cercana localidad de Buonconvento, con una muralla interesante que escondía un interesante centro medieval. Comimos un menú del día en un bar típico italiano llamado Albergo Roma (23,50€). El pueblo merece un paseo por su calle principal y los aledaños.
Murallas de Buonconvento
Desde Buonconvento, nos dirigimos a Cortona, ciudad que impresiona desde el momento en que se divisa encaramada en lo alto de una colina.
Vista panorámica de Cortona desde abajo de la carretera de acceso
Antes de entrar a la ciudad, nos desviamos hacia la iglesia de Santa Maria del Calcinaio, hermoso ejemplo del Renacimiento que recuerda a la estructura y aspecto de San Pedro del Vaticano.
Iglesia de Santa Maria del Calcinaio en Cortona
Nos costó muchísimo aparcar, dando vueltas por los parkings (gratuitos) situados a las afueras de las murallas. Dentro de la ciudad, nos esperaba una larga cuesta hacia el centro de la ciudad, la Piazza Della Repubblica, lugar donde convergen y parten las calles principales de Cortona. Paseamos en medio de un animado ambiente de fin de semana por la Via Nazionale y la de Santa Margherita y empezamos la ascensión hacia la Fortezza Medicea, desde donde contemplamos unas impresionantes vistas del sur de la Toscana y del lago Trasimeno.
Vistas desde la Fortezza Medicea de Cortona
Alrededores de la Piazza della Republica
Continuamos hasta el extremo opuesto de la ciudad amurallada para visitar el Duomo¸ que no tiene nada interesante. Contiguo al Duomo, estaba el Museo de la Academia Etrusca, con frescos de Fra Angelico, pero por falta de tiempo no visitamos.
Tras abandonar esta bonita ciudad, nos dirigimos hacia el último lugar del dia: Arezzo. La ciudad, más grande y cosmopolita de todas las que habíamos visitado desde Florencia, escondía un centro medieval que nos encantó. Iglesia de Pieve di Santa Maria, magnífica iglesia románica del siglo XI donde destaca sus finas columnas y arcos y las esculturas que enmarcan las puertas. Desgraciadamente, los edificios de interés de Arezzo estaban cerrados al ser domingo, pero el exterior ya valía la pena. Al llegar a la Piazza Grande, inclinada y rodeada de edificios interesantes decorados con los escudos nobiliarios de la familia de la ciudad, como la misma iglesia de Pieve y la Logia en la parte superior, con un importante pórtico renacentista de Vasari, y el palacio de la Fraternità dei Laici, contiguo al ábside de la iglesia. La plaza es encantadora, recordando a la del Palio, que posteriormente visitaríamos en Siena. Desde la plaza nos dirigimos hacia el Duomo, también impresiona por su tamaño.
Piazza Grande en Arezzo
Finalizamos el dia cenando en el Rugantino, una pizzeria donde las pizzas las sirven por tamaño, en metros!!!. Nos comimos medio metro de pizza (12€) y completamos con un magnífico helado en Il Gelato¸ en la Via dei Cenci, 24 (1.5€).
Pizza de medio metro en Arezzo
Agotados pero felices una vez más, emprendimos regreso hacia nuestro alojamiento. Mañana nos esperaba Siena.