Este último día nos lo tomamos tranquilo para perdernos por las calles del Barrio Alto y Alfama, así que después de desayunar nos fuimos a subirnos en el elvador de Santa Justa (por fuera es muy bonito, pero realmente es un ascensor para subir al barrio alto)
Una vez allí, nos encontramos de frente con las ruinas del Carmelo, convento que quedo derruido por el famoso terremoto, y después estuvimos callejeando y comprando unos regalitos, como dije anteriormente, el Barrio Alto es un lugar lleno de vida, con comercios, tiendas, restaurantes...
Cuando estábamos un poco cansados entramos a almorzar en la Cervejeria Trindade (todo el mundo nos la había recomendado), es un sitio muy bonito, con unos azulejos muy vistosos y la verdad es que la comida estaba bastante buena (pedimos bacalao a bras y bife de ternera)
Una vez repuestos, cogimos el tranvía y nos encaminamos al barrio de Alfama (muy bonito pero terriblemente empinado), estuvimos paseando por esas calles tan estrechas, que casi no cabe el tranvía, y menos si hay gente caminando por las calles; y terminamos en el mirador de Gracia, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre.
Para despedirnos de Lisboa, decidimos hacer el recorrido completo del 28 aprovechando que había sitio para ir sentado.
Y a dormir que mañana quedan 10 horitas de coche.
Una vez allí, nos encontramos de frente con las ruinas del Carmelo, convento que quedo derruido por el famoso terremoto, y después estuvimos callejeando y comprando unos regalitos, como dije anteriormente, el Barrio Alto es un lugar lleno de vida, con comercios, tiendas, restaurantes...
Cuando estábamos un poco cansados entramos a almorzar en la Cervejeria Trindade (todo el mundo nos la había recomendado), es un sitio muy bonito, con unos azulejos muy vistosos y la verdad es que la comida estaba bastante buena (pedimos bacalao a bras y bife de ternera)
Una vez repuestos, cogimos el tranvía y nos encaminamos al barrio de Alfama (muy bonito pero terriblemente empinado), estuvimos paseando por esas calles tan estrechas, que casi no cabe el tranvía, y menos si hay gente caminando por las calles; y terminamos en el mirador de Gracia, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre.
Para despedirnos de Lisboa, decidimos hacer el recorrido completo del 28 aprovechando que había sitio para ir sentado.
Y a dormir que mañana quedan 10 horitas de coche.