Día 5: Agrigento - Catania - Siracusa ✏️ Diarios de Viajes de Italia

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Por la mañana estuvimos dando una vuelta por la zona de nuestro B&B en Agrigento.
Nuestra idea era por Ragusa, Módica y Noto antes de llegar a Siracusa. Quizá ver las 3 era demasiado, así que preguntamos a la dueña del B&B qué era lo que más nos recomendaba.
Se le pusieron los ojos como platos cuando le dijimos nuestro plan y nos recomendó encarecidamente que fuésemos hasta Catania para luego bajar hasta Siracusa en vez de lo que parecía que era "atravesar". Nos comentó que esa carretera era malísima y que se perdía muchísimo tiempo.
Al parecer había que pasar por todos los pueblos y además, solía haber tráfico. Así que pensamos que mejor hacer caso a los lugareños y subir hasta Catania, donde pararíamos a comer y después iríamos hasta nuestro hotel en Siracusa.

Desde nuestro hotel a Catania fueron unas 2 horas de viaje, la carretera estaba llena de obras y esto ralentizaba la marcha. Por suerte, apenas había coches en la carretera.
Era domingo, así que no tuvimos problemas para aparcar ya que era gratuito. Dejamos el coche cerca de un mercado de pescado (que ya estaba cerrando cuando llegamos) que estaba en la entrada del centro de la ciudad.

Había oído que ni fu, ni fa con Catania. Así que mis expectativas eran bastante bajas. Quizá por eso me gustó bastante más de lo que me pensaba.
Estuvimos paseando por el centro, todo peatonal.
La catedral nos gustó mucho y, como eran cerca de las 14:00 no había apenas gente. Íbamos paseando casi solos por sus rincones.
Eso sí, se notaba más calor que en el resto de Sicilia.

Catania ha sido devastada en varias ocasiones a lo largo de la historia por erupciones del Etna, seísmos, etc. y otras tantas ocasiones ha sido levantada de nuevo. Ya tiene mérito.
El asfalto de la ciudad está hecho con lava del Etna. Eso es saber sacar provecho de las tragedias!

Comimos en un restaurante que recomendaba nuestra guía "La collegiata". Está en la Via Collegiata, al lado de la Basílica della Collegiata. Toma redundancia! así seguro que no se os olvida el nombre
Un sitio barato y sobre todo buenísimo. Compartimos una pizza y un plato de pasta y estaba...

Tras dar una mini vuelta con todo el sopor de la comida y el calor, decidimos ir cuanto antes a Siracusa.

Nuestro hotel estaba situado a las puertas de Ortigia, en el Corso Umberto I 112. Su nombre era Casa Mia.
Escogimos este hotel porque según su descripción en Booking, tenía parking.
Nuestra sorpresa fue enorme cuando al llegar nos dijeron que solo había dos plazas reservadas a los clientes del hotel ENTERO que además estaban en la calle. Así que solo podías aparcar si al llegar se te aparecía la Virgen y uno de esos dos sitios estaba disponible. Mal...
Es cierto que no nos costó aparcar en exceso... pero también es verdad que ya era septiembre. En pleno agosto y todo lleno de turistas, habría costado bastante más.
Nos dieron un mapa nada más llegar y nos explicaron qué calles eran gratuitas y cuáles eran para residentes o de pago.
Al día siguiente de llegar era lunes y por la noche las posibilidades de aparcar se reducían. Todos los lunes se hace limpieza por la noche de las calles y deben estar libres de coches.

Hicimos el checking y no pudimos evitar la tentación de echarnos una siestecita... se notaba ya el paso de los días y tanto trote. La habitación perfecta, por cierto.
Al despertar nos dimos una duchita y salimos a ver Ortigia y solo puedo decir...
Es una ciudad encantadora!!!!
Al entrar ya se notaba el movimiento de gente, había un mercadillo artesanal, calles con tiendas, puestecitos...
Todo esto rodeando las ruinas del Templo de Apolo.
Es una pena porque se nos hizo tarde y ya no estaba esa hora mágica que tanto nos gusta con el sol a punto de esconderse. Ya estaba todo más oscuro, aún así, fue genial.
Fuimos subiendo hasta Piazza Archimede, muy bonita de noche.
Seguimos andando hasta la plaza del Duomo... PRECIOSA!
Una explanada grande llena de gente, terrazas donde tomar algo, restaurantes... nos encantó.
Seguimos un poco más abajo por la parte derecha de la plaza y encontramos sin querer un garito-restaurante que estaba algo escondido. Como por dentro de un portal y todo a oscuras. Era un buffet de mini pizzas, ensaladas y aperitivos.
Por 8€ cenamos lo que quisimos. Además la terracita estaba decorada preciosa. Velas, mesitas de estilo parisino....
Después de cenar nos tomamos un mojito en el mismo sitio y seguimos con nuestro paseo por la isla.
Llegamos hasta la fuente Aretusa, muy animada también.
Y vimos un concurso de bailes de salón en medio de la calle, muy divertido!

De vuelta al hotel, fuimos por una calle paralela con tiendas de souvenirs, restaurantes, etc.

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