El vuelo hacia Kuching (AirAsia, 30€ por persona con maleta) salía a las 9:45 así que como el taxi iba a tardar como una hora en llevarnos al aeropuerto nos vino a recoger al hotel a las 7:30. El vuelo y la llegada a Kuching sin problemas. Desde el aeropuerto de Kuching hasta el centro de la ciudad lo normal es coger un taxi con precio cerrado (26 MYR), así que hicimos eso y pedimos que nos dejara en el hotel, el Batik Boutique, muy céntrico y muy recomendado en Tripadvisor. El hotel tenía buena pinta pero la habitación que nos dieron inicialmente estaba muy antigua y algo sucia, así que preguntamos en recepción si podían cambiarnos y no pusieron ninguna pega. La segunda habitación sí que estaba muy chula. La verdad es que el personal era súper amable, nada que objetar.
Aunque hacía un calor de muerte, era la hora de comer y teníamos mucha hambre, así que nos pusimos en marcha buscando algún sitio para comer. Estuvimos callejeando un rato y acabamos en un restaurante local que tenía buena pinta y que al poco de sentarnos se llenó de chavales australianos que debían estar como de campamento, porque iban con monitores. Comimos bastante bien por 40 MYR, incluso probamos umai ikan, un plato típico de Sarawak a base de pescado fresco crudo y limas calamansi que nos gustó muchísimo (si os gusta el ceviche, seguro que esto también). Para nosotros, todos los viajes tienen el añadido de disfrutar de la gastronomía local y es algo que siempre intentamos hacer, así que teníamos varias cosas en la lista de “comidas que tenemos que probar” para este viaje.
Ya con el estómago lleno nos dedicamos a callejear por Kuching. Es una ciudad pequeñita que tiene su encanto, pero la verdad es que hacía tanto calor que nos costó un poco disfrutar de ella. En este viaje nos pasó algo curioso, por lo menos en la parte de Malasia: cada sitio al que llegábamos parecía que hacía más calor que en el anterior, y cuando creías que era insoportable todavía te sorprendías cuando veías que en el siguiente destino se superaba. En KL hacía calor, pero lo de Borneo era de verdad horroroso.
Kuching tiene multitud de museos, templos chinos y tiendas de artesanía, pero quizás lo más llamativo es pasear por el waterfront, a lo largo del río Sarawak, y disfrutar de las vistas del palacio y el edificio de la asamblea legislativa, posiblemente el edificio más fotografiado de Kuching:
Kuching: Asamblea Legislativa
Además, Kuching significa gato en malayo, así que la ciudad está dedicada a estos animales (hay hasta un museo del gato) y hay varias estatuas de gatos repartidas por el centro, aunque nosotros no vimos demasiados gatos de verdad.
Kuchings en Kuching
Esa tarde no hicimos mucho más, aparte de callejear y hacer algunas compras. Después de darnos una ducha en el hotel salimos a cenar al tan recomendado Top Spot, que estaba muy cerquita del hotel. Kuching, igual que Kota Kinabalu, son ciudades que prácticamente viven del mar, y cenar pescado y marisco es casi obligatorio. Top Spot es un conglomerado de restaurantes en lo más alto de un edificio que es un parking pero que tiene la última planta descubierta y transformada en una especie de food court. Hay muchos donde elegir, nosotros no quedamos con uno de los más recomendados en los foros y las guías: Ling Loong. Hay un menú pero básicamente tú eliges el pescado que quieres y te lo preparan como elijas, y luego pagas al peso. Esa noche nos pusimos ciegos por 80 MYR, y estaba todo buenísimo y súper fresco.
Al día siguiente, el plan era visitar Bako National Park, un parque en las afueras de Kuching lleno de caminos para adentrarse en la naturaleza y donde habitan grandes números de monos narigudos o proboscis, endémicos de Borneo y una de las dos especies que teníamos la ilusión de ver en libertad en este viaje (la otra, claro está, era el orangután). Lo ideal es pasar la noche en el parque, porque los animales son siempre más activos al amanecer y anochecer, cuando no hace tanto calor, pero para cuando nosotros decidimos ir e intentamos reservar ya era tarde y estaba todo lleno. El alojamiento dentro del parque es muy básico y escaso pero yo creo que merece la pena, y de hecho si pudiera volver a planificar este viaje esta es una de las tres cosas que cambiaría sin dudarlo (ya os diré cuáles son las otras dos).
Para llegar a Bako, lo mejor es coger el primer autobús que sale a las 7 de la mañana. Teníamos una parada cerca del hotel, justo enfrente del hotel Riverside Majestic. La parada engaña porque tiene un letrero gigante de McDonalds y no parece una parada de autobús, pero cuando llegamos ya había dos parejas cargadas con mochilas y pinta de ir de excursión así que no tuvimos problema. Desde ahí vimos esta bonita imagen del río Sarawak al amanecer:
Amanecer en Kuching
El bus cuesta 3.50 MYR por persona y tarda como una hora. Cuando llegas al pueblo de Bako tienes que contratar una barca para que te lleve al parque, ya que sólo se puede acceder por agua. Antiguamente se pagaba la barca entera (47 MYR) y si tenías suerte podías compartirla con otras 4 ó 5 personas, pero ahora el sistema ha cambiado y está más organizado: cuesta 20 MYR por persona y sólo salen cuando se llenan, de forma que entrar y salir del parque nos costó 80 MYR (20 x 2 personas y 2 trayectos) más otros 40 MYR de entradas, algo más de lo que tenía presupuestado porque la información que había recopilado no estaba actualizada. Y tardamos un rato, porque hasta que salió la barca pasaron como 20 minutos.
El paseo en barco hasta el parque es ya una atracción en sí misma y las vistas son increíbles. La marea cambia mucho a lo largo del día así que hay que tenerlo en cuenta, porque a veces las barcas no pueden salir si está demasiado baja, y a veces la barca no es capaz de llegar hasta el pequeño muelle que hay en el parque y te deja a cierta distancia, de forma que toca mojarse. En nuestro caso tuvimos suerte y había marea alta así que no hubo problema y nos dejó en el muelle. Esta es la estampa que se veía desde el muelle:
Bako National Park
Al llegar al parque tienes que pasar por una especie de centro de visitantes donde te tienes que inscribir si quieres hacer alguno de los paseos, al salir y al volver. Lo primero que hicimos nosotros fue desayunar (15 MYR), porque el desayuno en el hotel empezaba a las 7 y habíamos preferido saltárnoslo para poder pillar el primer bus. Cuando terminamos nos apuntamos en el libro de registro para hacer dos recorridos: Telok Paku y Telok Pandan Kecil. La mayoría de los recorridos parten desde el centro de visitantes y los hay desde muy cortos hasta muy muy largos. Telok Paku es uno de los mejores para ver proboscis porque atraviesa la zona donde suelen estar, y Telok Pandan Kecil te lleva a la mejor playa del parque. Desde esa playa se puede volver andando por el mismo camino o se puede coger un barco que te devuelva al centro de visitantes pasando por el sea stack, que es una formación rocosa muy curiosa que es imagen del parque, y esto es lo que hicimos nosotros. Hay un mostrador donde tienes que decir a qué hora quieres volver al pueblo para reservar sitio en la barca, y ahí mismo puedes contratar el barco para traerte de vuelta desde la playa. Lo malo de eso es que tienes que decir una hora, y nosotros no sabíamos muy bien cuánto íbamos a tardar o cuánto tiempo íbamos a querer pasar en la playa, pero nos dijeron que en la playa no habría barcos y que había que dejarlo reservado para asegurarnos de que iría a por nosotros. Como no teníamos referencias, hicimos eso y acordamos una hora para que nos fueran a buscar. Nos costó 40 MYR porque se paga por trayecto, independientemente de cuánta gente seas.
Recorridos a pie en Bako
Empezamos el Telok Paku con muchas esperanzas de ver algún proboscis pero enseguida nos dimos cuenta de que iba a ser muy improbable. Había muchísima gente, bastante maleducada por cierto, que iba dando gritos y armando mucha bulla, y entre eso y el calor dedujimos que los monos debían estar muy lejos. Efectivamente, el paseo estuvo bien pero no vimos nada. Después de volver por el mismo camino empezamos la ruta hacia Pandan Kecil. Esta ruta es algo más dura que la anterior, sobre todo porque tiene un tramo de subida interesante, pero tampoco es nada del otro mundo. Cuando termina la subida hay un tramo en plano completamente expuesto al sol, sin ninguna vegetación, que se hace duro por el calor. Imprescindible llevar mucha agua y gorra!!
En este recorrido sí que íbamos más solos, y durante el tramo de subida empezamos a oír ruidos como de ramas moviéndose y pensamos que podrían ser proboscis. Seguimos andando y nos encontramos con dos chicos que enseguida nos hicieron señas para que no hiciéramos ruido porque había una familia de monos junto al camino, y el ruido que habíamos oído eran ellos saltando de rama en rama. Allí vimos nuestros primeros proboscis!
Bako: Proboscis Monkey
Al final se adentraron entre los árboles y tuvimos que seguir camino. El final del recorrido es muy espectacular, ya que la playa está a los pies de un acantilado desde donde te puedes asomar:
Bako: Pandan Kecil
La playa era enorme y muy tranquila. Habíamos ido con el bañador puesto porque contábamos con bañarnos, y fue todo un acierto. El agua estaba muy calentita y el baño nos sentó de maravilla, y de hecho esta resultó ser la mejor playa de todo el viaje. Estuvimos un buen rato disfrutando! Como veis en la foto, resulta que sí que había barcas esperando y podríamos habernos ahorrado la reserva y haber cogida una allí directamente, pero no nos salió mal del todo porque los chicos que nos habíamos encontrado donde los monos (uno malayo y uno español, por cierto) acabaron compartiendo la barca con nosotros y pagándonos la mitad del trayecto.
Después de un rato en la playa pusimos rumbo de vuelta al centro de visitantes en la barca que teníamos contratada, y pasamos por el famoso [k]sea stack[/k], que está justo a la vuelta de la playa (en la foto del acantilado también se ve a la izquierda). La marea estaba bastante baja ya, y la playa del centro de visitantes estaba muy cambiada de como la habíamos visto por la mañana.
Bako: Sea Stack
Bako: marea baja
Al final entre unas cosas y otras se nos había pasado la mañana y el tiempo que nos quedaba en el parque hasta que nos recogiera la barca de vuelta hacia el pueblo de Bako lo dedicamos a comer en el propio centro de visitantes (36 MYR, básico pero pasable) y dar un paseo por los alrededores, donde vimos uno de los ejemplares de cerdo barbudo de Borneo que habitan el parque y una simpática familia de macacos:
Bako: macacos
Con esto nos despedimos de Bako, un poco arrepentidos de no haberlo organizado de otra forma para poder haber disfrutado más de los animales al atardecer. El último barco salía a las 4, y justo cuando estábamos llegando al pueblo empezó a llover. Habíamos tenido bastante suerte con el tiempo hasta ese momento ya que no nos había llovido ninguna tarde como es habitual. Del barco al bus y de ahí al hotel, a ducharnos y descansar antes de la cena. En ese momento, cuando fui a poner a cargar la batería de la cámara, me di cuenta de que me había dejado el cargador en casa, y casi me da un patatús. Todavía tenía la segunda batería llena, pero sabía que nuestro siguiente destino, Gunung Mulu, estaba en medio de la selva de Borneo y no iba a poder buscar un cargador hasta que llegáramos a Kota Kinabalu. Daba la casualidad de que justo en frente del hotel había una tienda de fotografía, pero a esas horas estaba ya cerrada y al día siguiente teníamos que salir antes de que abrieran, así que no me quedaba otra que intentar alargar la batería que tenía hasta que pudiera comprar otro cargador.
Esa noche cenamos en un restaurante pequeñito que estaba cerca del hotel, donde curiosamente todas las camareras eran transexuales. Cenamos muy bien por 20 MYR, y después buscamos un kopitiam (cafeterías tradicionales) donde nos tomamos unos deliciosos teh 'c' peng (té helado con leche evaporada) y kopi 'c' (café con leche evaporada). Los nombres de las bebidas en las cafeterías son muy graciosos, por ejemplo kopi 'o' es café solo ('o'nly).
A la mañana siguiente teníamos el vuelo a Mulu a las 10:50, pero no queríamos irnos de Kuching sin probar la famosa sopa Sarawak Laksa, la versión de laksa típica de Sarawak. Hay muchos sitios recomendados para comerla, pero uno de los más famosos para degustarla es el Chong Choo Café, que estaba cerca del hotel. Dicen que quien desayuna laksa es afortunado, y aunque al principio nos parecía algo extraño desayunar una sopa de fideos, pescado y leche de coco no pudimos resistirnos y fuimos al Chong Choo Café para desayunar esta maravillosa sopa con unos kopi 'c' (vaya mezcla!) por 16 MYR. Allí nos volvimos a encontrar a los chicos con los que habíamos compartido barca en Bako, que también habían oído hablar de las maravillas del Chong Choo, y nos sentamos a desayunar con ellos. No os puedo poner una foto porque en ese momento yo estaba ya en modo ahorro de batería… pero creedme cuando os digo que este sí que es el desayuno de los campeones!! Qué rica estaba!!!
Próxima etapa: Gunung Mulu National Park