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El tercer día decidimos tomárnoslo con calma que al fin y al cabo estábamos de vacaciones, pero lo malo es que con las poquitas horas de luz que había (a las tres y media oscurecía) sino madrugabas el día se te iba rapidito.
Desayunamos tranquilamente porque queríamos hacer el tour gratuito por la ciudad que salía cada día desde la plaza del ayuntamiento a las 11, es en inglés y los guías cobran sólamente la propina al final del tour que dura unas tres horas. Otra opcion gratuita para un walkingtour es hacerlo en español con Sandemans, pero hay que reservar el día por internet y no nos arriesgamos por si acaso llovía o hacíamos otros planes.
Por cierto estuvimos desde el 27/11 al 04/12 y no nos llovió ni un día. Eso sí, estuvo siempre nublado y la temperatura fué entre -2 y 2 grados. Hay un termómetro enórme en la misma plaza del ayuntamiento donde podreis ver la temperatura, es muy curiosa la figurilla que hay encima de una niña que sale en bici si hace sol y con paragüas si llueve, si está nublado (como nos pasó a nosotros siempre) se ven las dos.
Antes del tour fuimos a comprar las Copenhaguen card a la oficina de turismo que también está en la plaza del ayuntamiento, se activan la primera vez que las uses, no al comprarlas y para 5 días nos costaron 120€ cada una, te incluye el transporte por toda la región de Copenhague y la entrada a casi todos los sitios visitables.
Os he señalado en el mapa la ruta que hicimos con la guía, los que la hagan por libre en un día, que he visto que muchos parais con el crucero, podeis seguir recto a la sirenita y volver por el Rosenborg Castle y la torre redonda y habreis visto lo más importante en un día.
La guía Rikke, era majísima y se le entendía bastante bien a pesar de que nuestro ingles es regularcillo (por no decir malo), era muy simpática, hizo el tour muy ameno y eso que el tiempo no acompañó, hacia un frio que pelaba porque ese dia se levantó un poco de viento y parece ser que no hay nada peor para congelarte en esta ciudad.
Nos llevó por los puntos clave de Copenhague, saliendo desde el ayuntamiento llegamos a la plaza doble de Gammeltorv y Nytorv,y de ahí a la preciosa calle Magstraede donde nos dijo que se encontraban los 2 edificios más antiguos de Copenhague.
Seguimos hasta la iglesia de Holy Spirit y pasamos frente a la islita donde está Christianborg Palace llegando hasta Kongens Nitrov, donde está el Hotel d´Anglaterre, (si viajais entre noviembre y diciembre ir a verlo con la decoración navideña por la noche).
Estando allí vimos pasar a la guardia real que hacen el cambio cada dia, a las 11.30 salen del castillo de Rosenborg y llegan a las 12 al palacio de Amalienborg.
Hicimos un alto en el camino para tomar un chocolate en Baresso, que sería nuestro cafetería preferida en dinamarca, es como un Starbucks a la europea.
Tras la pausa seguimos por el puerto de Nyhavn, la típica estampa de Copenhague (junto con la sirenita), la verdad es que es muy bonito, y me imagino que en verano debe serlo aún más.
El resto del tour casi ni lo disfruté, porque andamos junto al canal con un frio de narices. Desde alli vimos el edificio de la ópera en la isla de Christiania y llegamos hasta el palacio de Amalienborg frente a la iglesia de marmol. Donde terminó el tour y nos hicimos esta foto de grupo, después la cuelgan en su página de facebook (Copenhagen Free Walking Tours) desde donde te la puedes descargar.
Rikke nos contó muchas curisidades de Copenhague, asi como de su realeza y costumbres, no quiero desvelarlas por si teneis la oportunidad de hacer el tour.
Eran las dos de la tarde cuando nos despedimos de nuestra guía y con un hambre atroz nos fuimos en busca de algún restaurante danés, los que teníamos apuntados por la zona solo aceptaban gente con reserva, y según nos dijeron en los fines de semana de navidad (30 de noviembre) se pone a reventar. Asi que fuimos a un buffet griego llamado Samos que alguien recomendó en el foro, si, como decían barato era, pero más barato hubiera sido comprar una barra de pan en la panaderia y hubiera comido igual. El restaurante es enano, sin lugar para dejar ni la mochila en el suelo, unas mesas pegadas a otras, y un buffet de rancho. Salimos a menos de 20€ por persona con bebidas, pero no volvería.
El restaurante está muy cerquita de la Rundetaarn o torre redona, subimos cuando ya estaba atardeciendo y activamos nuestras Copenhaguen Card, tienen un chip que indica cuando la has usado por primera vez,y te la pasan por una maquinita cada vez que entras en algun sitio excepto en los transportes que solo te miran la fecha.
Subiendo a la torre a mi novio se le ocurrió esconderse para asustarnos y se equivocó de grupo, casi mata del susto a unos chicos que subian delante, y a nosotros de risa, así que me costó el doble el ascenso al ir sin fuerzas por la flojera del ataque de risa, pero en condiciones normales no parece muy duro. Hay una hueco en mitad de la subida donde si te metes han puesto un cristal en el suelo y ves la altura a la que estás, da un poco de impresión.
También habia una exposición de fotografia muy chula junto a la tienda de regalos y visitamos abajo la iglesia a la que pertenece la torre.
Y de ahí nos fuimos al mercadillo de navidad de Hojbro Plads, donde repetimos con el glogg que de nuevo nos supo a gloria y mientras los chicos no pasaron de ese primer puesto de vino caliente y salchichas, nosotras fuimos a ver el mercadillo y enamorarnos de todos los adornitos navideños. Nos sorprendió ver churros, que junto los puestos de crepes y de vino caliente parecen ser el no va más de los puestos de comida callejera.
En la misma plaza había músicos también callejeros que quiero pensar que tocaban por gusto en la calle, porque lo hacian de maravilla y de hecho creo que ganaban igual que los que cobran entrada porque era imposible no pararte un rato y echarle alguna monedilla (eso nosotros los daneses echaban todos billetes).
Tras un ratito de música nos fuimos dando un paseo por Stroget, la calle peatonal más larga del mundo, y entramos en la tienda-museo de Lego, no es tan grande como la de Nueva York pero también es chula.
Y paseando, paseando acabamos en el tívoli, creo que este parque de atracciones en navidad debe ser más mágico que en ninguna otra época del año.
Con el frio que hacia ni se nos ocurrió subir a ninguna atraccion, además la copenhaguen card solo te incluye la entrada, pero sólo dar una vuelta por dentro ya es una maravilla. Compramos las palomitas más buenas que he comido en mi vida, había de muchos sabores, dulces, saladas y hasta picantes, elegimos unas dulces de caramelo que me sirvieron de cena.
Vimos que habia packs de entrada+atracciones+comida desde 44 a 65€, dependiendo de que comida elegías y de si querías ir al acuario o no.
Y con el Tívoli dimos por terminada nuestra tercera jornada, otra vez no tuvimos fuerzas para parar en el bar del hotel animado como venía siendo costumbre.
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