.
Hoy volvía a ser un día especial en nuestro del viaje por dos motivos. El primero es que era nuestro aniversario de boda, jejeje y el segundo es que para hoy teníamos planificado fotografiar el amanecer en un entorno sin igual: Moraine Lake.
Nos levantamos un poco más pronto de lo habitual. Para las 6h20’ ya teníamos cargadas todas las maletas. En la calle 3°C y, por primera vez en el viaje, hielo en los cristales del coche.
Llegamos al lago pasadas las 7 de la mañana y al contrario de lo que se pueda pensar, ya había unos cuantos coches en el aparcamiento. Sin duda Moraine Lake es uno de los lugares más fotografiados en las montañas rocosas canadienses. Y cuando estás allí, eres plenamente consciente de su encanto y su atractivo.
Aunque la vista más típica se encuentra desde el mirador que hay sabiendo al promontorio que domina el lago, para este amanecer nos apetecía una vista más a nivel del agua. Al llevar cada uno una cámara, decidimos que lo mejor sería separarnos para sacar diferentes puntos de vista. Anna se quedó en la orilla, junto al embarcadero y yo me metí entre un montón de troncos en la zona justo debajo del mirador.
Miraras a donde miraras, veías un trípode, jejeje. El mayor problema era que los troncos estaban congelados con una capa de hielo por encima que hacía que cada paso que dabas, fuese seguido de un tambaleo peligroso. Conseguí llegar hasta un punto donde me pareció que las vistas eran las que más me gustaban y planté mi trípode mientras esperábamos las luces mágicas.
Nos levantamos un poco más pronto de lo habitual. Para las 6h20’ ya teníamos cargadas todas las maletas. En la calle 3°C y, por primera vez en el viaje, hielo en los cristales del coche.
Llegamos al lago pasadas las 7 de la mañana y al contrario de lo que se pueda pensar, ya había unos cuantos coches en el aparcamiento. Sin duda Moraine Lake es uno de los lugares más fotografiados en las montañas rocosas canadienses. Y cuando estás allí, eres plenamente consciente de su encanto y su atractivo.
Aunque la vista más típica se encuentra desde el mirador que hay sabiendo al promontorio que domina el lago, para este amanecer nos apetecía una vista más a nivel del agua. Al llevar cada uno una cámara, decidimos que lo mejor sería separarnos para sacar diferentes puntos de vista. Anna se quedó en la orilla, junto al embarcadero y yo me metí entre un montón de troncos en la zona justo debajo del mirador.
Miraras a donde miraras, veías un trípode, jejeje. El mayor problema era que los troncos estaban congelados con una capa de hielo por encima que hacía que cada paso que dabas, fuese seguido de un tambaleo peligroso. Conseguí llegar hasta un punto donde me pareció que las vistas eran las que más me gustaban y planté mi trípode mientras esperábamos las luces mágicas.
Cuando comenzó a clarear y antes incluso de que el sol iluminara los picos, el paisaje que teníamos ante nosotros era una auténtica preciosidad. Las canoas daban un punto de color divertido al paisaje.
Y, por fin, sobre las 7h30’ el sol comenzó a colorear y teñir de color naranja las zonas más altas de los Wenkchemna Peaks.
Hacemos nuestras las palabras de “El último de la fila”: “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”. Os dejamos con cuatro momentos diferentes del amanecer. ¿Cuál es vuestro preferido?
Hacemos nuestras las palabras de “El último de la fila”: “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”. Os dejamos con cuatro momentos diferentes del amanecer. ¿Cuál es vuestro preferido?
Para después del amanecer teníamos planificado hacer el trail de Consolation Lakes, una caminata de unos 6 kms (ida y vuelta) que apenas entraña dificultad. El único problema que teníamos es que para hacer el trail, había que ir en grupos de por lo menos 4 personas. ¡¡¡Y nosotros sólo éramos dos!!!.
La norma de tener que ir en grupos de 4 o 6 personas en determinados trails es por seguridad ya que normalmente cuantas más personas vayan juntas, más ruido se hace y es más improbable que un oso se acerque. Según los carteles que pudimos ver, el incumplimiento de esta norma, puede acarrear una multa de hasta $5.000.
La norma de tener que ir en grupos de 4 o 6 personas en determinados trails es por seguridad ya que normalmente cuantas más personas vayan juntas, más ruido se hace y es más improbable que un oso se acerque. Según los carteles que pudimos ver, el incumplimiento de esta norma, puede acarrear una multa de hasta $5.000.
Así que pacientemente, nos pusimos en la cabecera del sendero con la esperanza de que apareciese alguien por allí interesado en hacer el trail y no le importara que fuéramos con ellos. Como el principio del trail estaba junto al camino que sube al mirador de Moraine Lake, pasaron por delante de nosotros un montón de personas, pero ninguna con intención de ir hasta Consolation Lakes.
Cuando llevábamos esperando unos 20 minutos y estábamos perdiendo la esperanza de poder hacer el trail, apareció un chico con 2 niñas pequeñas (una de pocos meses y otra de unos 5 años) y nos preguntó si íbamos a hacer el trail. Se ofreció a ir con nosotros si nos importaba ir al paso de la niña. Para nosotros perfecto porque así podríamos ir haciendo fotos.
La cuestión es que el chico nos sonaba de haberlo visto antes, pero no sabíamos dónde. Al de un rato nos vino a la cabeza que le habíamos visto también en Lake O’Hara y también estaba solo con las dos niñas.
A medida que íbamos caminando, fuimos hablando más con él y nos explicó que su pareja era una entusiasta del trekking y mientras ella se hacía sus mega caminatas, él se quedaba con las niñas.
Cuando llevábamos esperando unos 20 minutos y estábamos perdiendo la esperanza de poder hacer el trail, apareció un chico con 2 niñas pequeñas (una de pocos meses y otra de unos 5 años) y nos preguntó si íbamos a hacer el trail. Se ofreció a ir con nosotros si nos importaba ir al paso de la niña. Para nosotros perfecto porque así podríamos ir haciendo fotos.
La cuestión es que el chico nos sonaba de haberlo visto antes, pero no sabíamos dónde. Al de un rato nos vino a la cabeza que le habíamos visto también en Lake O’Hara y también estaba solo con las dos niñas.
A medida que íbamos caminando, fuimos hablando más con él y nos explicó que su pareja era una entusiasta del trekking y mientras ella se hacía sus mega caminatas, él se quedaba con las niñas.
El sendero transcurrió la mayor parte del tiempo entre árboles, así que no pudimos ver mucho paisaje, pero el paseo fue agradable. Al decirle a Stepan (así se llamaba el chico) que éramos españoles, nos dijo que él era de la República Checa y su pareja de Colombia y que su hija mayor hablaba español, así que intentamos hacer migas con ella. Como buena niña de 5 años, Cati al principio no quiso saber nada de nosotros, todo eran vergüenzas. Su hermana de casi dos añitos, prefería estar en brazos de su padre cómodamente.
Mientras tanto, el sol iba haciendo acto de presencia en las zonas más sombrías del bosque, obsequiándonos con bonitas fotografías.
Mientras tanto, el sol iba haciendo acto de presencia en las zonas más sombrías del bosque, obsequiándonos con bonitas fotografías.
Después de poco más de 1 hora llegamos a Consolation Lakes. Todo un remanso de paz y tranquilidad. Además parecía que éramos los primeros en llegar. Como Stepan era también aficionado a la fotografía, Anna se ofreció a quedarse con las niñas para que pudiera venir conmigo a sacar unas fotos. La verdad es que nos lo agradeció mogollón porque, según nos explicó, no tenía muchas ocasiones para salir a sacar fotos estando con las dos niñas. Por cierto, la foto que viene a continuación me la sacó Stepan con su cámara y luego nos la mandó por mail, todo un detalle.
Como ya nos habíamos ganado la confianza de Cati, el camino de vuelta lo pasamos jugando, saltando entre charcos, etc… la verdad es que pasamos un buen rato y cuando nos dimos cuenta ya estábamos de vuelta en Moraine Lake.
Cuando nos despedimos de Stepan y de las niñas, nos dimos cuenta de que el parking estaba a tope y en cuanto empezamos a bajar vimos que había coches en las orillas de la carretera varios kms. más abajo. Al llegar al cruce de la carretera general que va hacia Lake Louise vimos que habían puesto un cartel de que el parking de Moraine Lake estaba completo por lo que habían cerrado el acceso. Ya lo dice el refrán: ‘Al que madruga…’
Cuando nos despedimos de Stepan y de las niñas, nos dimos cuenta de que el parking estaba a tope y en cuanto empezamos a bajar vimos que había coches en las orillas de la carretera varios kms. más abajo. Al llegar al cruce de la carretera general que va hacia Lake Louise vimos que habían puesto un cartel de que el parking de Moraine Lake estaba completo por lo que habían cerrado el acceso. Ya lo dice el refrán: ‘Al que madruga…’
Antes de poner rumbo a Banff, donde íbamos a pasar los siguientes 5 días, paramos a comer en Lake Louise (unos baggles rellenos, refrescos y postre, $12,60).
Como teníamos tiempo de sobra, decidimos ir a Banff por la Bow Valley Parkway (1A), una carretera panorámica que va paralela a la TransCanadian Hwy 1 y que permite disfrutar mucho más del paisaje.
Como teníamos tiempo de sobra, decidimos ir a Banff por la Bow Valley Parkway (1A), una carretera panorámica que va paralela a la TransCanadian Hwy 1 y que permite disfrutar mucho más del paisaje.
Aun haciendo varias veces para sacar fotos, llegamos a Banff sobre las tres de la tarde, y como no habíamos quedado con los dueños de la casa hasta las 18h, nos fuimos a localizar uno de los sitios donde teníamos previsto fotografiar al amanecer: Vermilion Lakes.
También aprovechamos para tener una primera toma de contacto el pueblo de Banff. Si Jasper ya nos pareció turístico, Banff nos lo pareció aún mucho más. De nuevo, el comentario del guía de Bella Coola, nos vino a la mente.Y estábamos ya a 21 de septiembre. ¡Cómo tiene que estar en julio o en agosto o en plena temporada de sky!
Poco antes de las 18h fuimos a la casa para presentarnos a nuestros anfitriones. Nos recibió una chica junto con su hijo pequeño. Al igual que en Jasper, la habitación que habíamos reservado estaba en el sótano de la casa. Ésta era más pequeña, pero estaba como si la hubieran reformado hacía poco, así que estaba todo muy nuevo.
Poco antes de las 18h fuimos a la casa para presentarnos a nuestros anfitriones. Nos recibió una chica junto con su hijo pequeño. Al igual que en Jasper, la habitación que habíamos reservado estaba en el sótano de la casa. Ésta era más pequeña, pero estaba como si la hubieran reformado hacía poco, así que estaba todo muy nuevo.
Alpine House B&B, Banff
. Ubicación: En las afueras de Banff, junto a la carretera que va hacia la góndola. A 10 minutos andando del centro del pueblo.
. Estado de la casa: Casa unifamiliar. Sótano reformado con varias habitaciones. Parecía reformada hacía poco. Muy bien cuidada.
. Servicios: Parking y wifi gratuito. Desayuno continental incluido.
. Precio: $100 (2 personas).
. Trato recibido: No tuvimos oportunidad de tratar mucho con los anfitriones, pero fueron muy rápidos y correctos cuando contactamos por correo electrónico para hacer la reserva.
. Calificación: 8 sobre 10. Recomendable
Una vez nos instalamos, nos acercamos hasta Johnson Lake para ver qué tal se daba el atardecer. Y la verdad es que tuvimos bastante suerte.
De vuelta a la casa vimos a varios coches parados al borde la carretera y ya sabéis lo que significa: que algún animal anda cerca. En esta ocasión era una ejemplar bastante grande de Elk.
Después de dar una vuelta por Banff Ave., elegimos el restaurante italiano Giorgio’s, aprovechando que estábamos de aniversario. El precio de la cena fueron (propina incluida) $70, más de lo que solemos pagar habitualmente, pero la verdad es que el sitio estaba muy bien y la comida estuvo muy rica. ¡¡Además el día lo merecía!!
*** Final del día 21 ***
El primer día en Banff quisimos madrugar para no perder las buenas costumbres, así que para las 6h40’ ya estábamos preparados en el coche. En el cielo se veían estrellas aunque también algunas nubes. La temperatura no demasiado baja, 6°C.
Nuestro primer objetivo fotográfico del día era Two Jack Lake. Un pequeño lago en las afueras de Banff que está unido al lago Minnewanka.
Nuestro primer objetivo fotográfico del día era Two Jack Lake. Un pequeño lago en las afueras de Banff que está unido al lago Minnewanka.
Cuando los colores naranjas sobre Mt. Rundle dejaron paso a tonos más amarillos, nos retiramos y volvimos a la casa a desayunar aprovechando que estábamos bastante cerca.
El día anterior nos habían hablado de una zona llamada Sunshine Meadows que estaba a pocos kms. de Banff. En invierno es una estación de esquí, pero en los meses de verano la abren para actividades relacionadas con el senderismo. Para llegar hay que coger la TransCanadian Hwy 1 en dirección a Lake Louise y a unos 9 kms, coger la desviación a la derecha que indica Sunshine. Poder subir a la zona donde empiezan los trails, hay que coger un autobús (el acceso a coches particulares está prohibido).
El precio, a partir del 8 de septiembre, $20 por persona. En temporada alta el precio sube hasta los $27 por persona. Los tickets los compramos al llegar.
Una vez arriba puedes estar todo el tiempo que quieras. Eso sí, si quieres volver a bajar en autobús, hay que estar atento a los horarios. Para asegurar la plaza a los que pagan por subir, dan unas token al estilo de Lake O’Hara.
Hay quien sube los 6 kms. que hay desde el parking andando, pero hay que tener en cuenta que el desnivel es de 500 mts, así que no es una caminata apta para todos los públicos.
El día anterior nos habían hablado de una zona llamada Sunshine Meadows que estaba a pocos kms. de Banff. En invierno es una estación de esquí, pero en los meses de verano la abren para actividades relacionadas con el senderismo. Para llegar hay que coger la TransCanadian Hwy 1 en dirección a Lake Louise y a unos 9 kms, coger la desviación a la derecha que indica Sunshine. Poder subir a la zona donde empiezan los trails, hay que coger un autobús (el acceso a coches particulares está prohibido).
El precio, a partir del 8 de septiembre, $20 por persona. En temporada alta el precio sube hasta los $27 por persona. Los tickets los compramos al llegar.
Una vez arriba puedes estar todo el tiempo que quieras. Eso sí, si quieres volver a bajar en autobús, hay que estar atento a los horarios. Para asegurar la plaza a los que pagan por subir, dan unas token al estilo de Lake O’Hara.
Hay quien sube los 6 kms. que hay desde el parking andando, pero hay que tener en cuenta que el desnivel es de 500 mts, así que no es una caminata apta para todos los públicos.
Como no teníamos información previa sobre los diferentes trails que se podían hacer, decidimos dejarnos asesorar por el guía / conductor del autobús y elegimos la caminata que llevaba hasta Grizzly y Laryx Lake. Entre ida y vuelta fueron unos 8 kms, pero quitando el primer kilómetro que fue casi todo subida, el resto no entrañó ninguna dificultad.
Aparte del típico paisaje de montaña, una de las cosas que más nos llamó la atención fueron los ‘hummocks’. Pequeños montículos muy próximos entre sí cubiertos por vegetación. Investigando un poco, parece ser que este tipo de formaciones son típicas de esta zona y suelen medir entre 15 y 30 cm. de altura y entre 50 y 75 cms. de diámetro.
Otra de las curiosidades de esta zona es que atraviesa “la gran divisoria continental de América” o”The Continental Divide”. Una línea imaginaria que divide las dos grandes cuencas hidrográficas de norte América. En primavera, el agua proveniente del deshielo fluye indistintamente a través y hacia los dos océanos: Pacífico y Atlántico.
Siguiendo el camino, llegamos al mirador de Rock Isle Lake. Un pequeño lago con una curiosa isla en medio. Al ser una zona bastante protegida no dejan acercarse a la orilla, aunque en este caso las mejores vistas estaban desde lo alto, ya que al bajar se perdía la perspectiva de la isla.
Tras reponer fuerzas, seguimos adelante. Primero llegamos a Grizzly Lake, aunque no nos hizo mucha gracia y casi seguido llegamos a Simpson Viewpoint desde donde pudimos disfrutar de unas vistas increíbles de la cordillera que hace de frontera entre Alberta y British Columbia.
Aunque había gente que en este punto se daba la vuelta, nosotros decidimos seguir un poco más adelante y bordear Laryx Lake. ¡Esto en invierno tiene que ser de quitar el aliento!
Durante el recorrido de vuelta apenas paramos ya que queríamos volver en el autobús de las 15h30’ y las plazas se ocupaban por orden de llegada a la parada.
Una vez en Banff, pasamos por la casa a comer algo y aprovechamos para descansar un poco. Los madrugones y que ya llevábamos 22 días hacían que apeteciese alguna siestecita de vez en cuando (hablo por mí, en este caso!!!)
Mientras se hacía la hora de ir en busca de la foto del atardecer, bajamos al pueblo y estuvimos paseando por la calle principal y haciendo las comprillas de rigor. También nos acercamos hasta los Cascades gardens para sacar una de las fotos más típicas de Banff. Banff Avenue & Cascade Mountain.
Finalmente no tuvimos suerte con el atardecer, pero sí que tuvimos un momento “rayos divinos” cuando estábamos recorriendo la carretera del lago Minnewanka.
Para acabar el día, decidimos volver a la explanada donde el día anterior habíamos visto al Elk para ver si podíamos ver algún ejemplar más. Y cuando estábamos llegando vimos a un macho bajando por una ladera hacia la carretera. Paramos en el arcén y esperamos a ver lo que hacía. Pasó cerca, muy cerca …
El animal siguió su camino y llegó a la explanada donde esta vez, sí que había muchos más ejemplares de Elk. La mayoría eran hembras y crías. El macho mediante sus bramidos parecía llamar a las hembras y así dejar claro a otros machos quién era el jefe de la manada.
Aunque el pobre puso todo su empeño para cortejar a varias hembras, la verdad es que no tuvo mucha suerte y al final, acabó solo y jadeando… pobrecito
*** Final del día 22 ***
Aunque habíamos visto en internet que llovería a partir del mediodía, esto no lo esperábamos. Cuando nos levantamos, estaba jarreando, así que nos tomamos con calma el tema de prepararnos y para variar, desayunamos tranquilamente. En la calle hacía 10°C.
La actividad que teníamos planificada para la mañana era la visita a Jonhston Canyon, pero antes pasamos por Banff para hacer las compras del día (fruta, zumo y esas cosas).
Llegamos al cañón poco antes de las 10h y a ratos seguía lloviendo. Como ya hemos comentado alguna otra vez, este tiempo plomizo es el mejor para fotografiar sitios así. Sitios con escondidos entre montañas y bosques muy poblados. Con días de sol, los contrastes entre luces y sombras son terribles para sacar fotos.
La actividad que teníamos planificada para la mañana era la visita a Jonhston Canyon, pero antes pasamos por Banff para hacer las compras del día (fruta, zumo y esas cosas).
Llegamos al cañón poco antes de las 10h y a ratos seguía lloviendo. Como ya hemos comentado alguna otra vez, este tiempo plomizo es el mejor para fotografiar sitios así. Sitios con escondidos entre montañas y bosques muy poblados. Con días de sol, los contrastes entre luces y sombras son terribles para sacar fotos.
El trail constaba de dos partes. El primero de poco más de 1 kilómetro llegaba hasta las lower falls y el segundo tramo, de 2,5 kms., llegaba hasta las upper falls. En total fueron (ida y vuelta) unos 7kms. El camino está en perfecto estado y apenas tiene desnivel por lo que lo hace perfecto para todos los públicos. En algunos tramos se pasa por una pasarela colgada literalmente de la montaña.
El arroyo Jonhston nace al norte de Castle Mountain y atraviesa todo el cañón para desembocar en Bow river.
El arroyo Jonhston nace al norte de Castle Mountain y atraviesa todo el cañón para desembocar en Bow river.
Nosotros tardamos unas tres horas en hacer el recorrido entre ida y vuelta, pero hay que tener en cuenta que paramos un montón de veces para sacar fotos. Aunque a ratos nos cayó un poco de “txirimiri”, el tiempo nos respetó bastante y nos permitió disfrutar del paseo.
Una vez finalizado el recorrido, nos acercamos al típico bar/restaurante/tienda de regalos, para tomar un tentempié en forma de ‘hot chocolate’ y muffin.
Como estábamos bastante cerca, nos acercamos hasta Castle Junction, donde la Bow Valley Parkway se cruza con la TransCanadian Hwy. Desde el puente que cruza Bow river, se tiene unas magníficas vistas de Castle Mountain. La luz de tormenta que tuvimos, ayudó a que quedara una bonita fotografía.
Como estábamos bastante cerca, nos acercamos hasta Castle Junction, donde la Bow Valley Parkway se cruza con la TransCanadian Hwy. Desde el puente que cruza Bow river, se tiene unas magníficas vistas de Castle Mountain. La luz de tormenta que tuvimos, ayudó a que quedara una bonita fotografía.
Para volver a Banff, y como no teníamos prisa, decidimos volver por la Bow Valley Parkway. ¡en buena hora!.
En una de las múltiples rectas que tiene la carretera vimos que, a lo lejos, venía un coche patrulla de la policía. Como soy de los que conduce muy tranquilo, no le di mayor importancia.
Cuando estaba llegando a nuestra altura, encendió las luces y poco después vimos por el retrovisor que daba la vuelta. Pensamos que habría recibido algún aviso o algo así. Nos apartamos en el arcén para dejarle paso, pero nuestra sorpresa fue cuando paró detrás nuestro (como en las películas). Nosotros nos miramos y pensamos que no habíamos hecho nada malo.
El policía era el típico de las películas americanas, uniforme negro y gafas de sol a lo “Top Gun”. Nos dijo que habíamos rebasado el límite de velocidad y que nos tenía que multar. Entre nuestra sorpresa, que el coche era de alquiler y que no tenemos un nivel de inglés para haberle preguntado a ver dónde habíamos cometido la infracción, decidimos que lo mejor era callarse y punto. Nos explicó que podíamos recurrir o pagar la multa a través de internet y se despidió de nosotros con un frío “vayan con cuidado”.
Ya sabemos que sólo es una multa y seguro que en algún momento fuimos a más de 60 km/h, pero la verdad es que nos fastidió bastante y a mi particularmente me dejó un poco “ploff”.
En una de las múltiples rectas que tiene la carretera vimos que, a lo lejos, venía un coche patrulla de la policía. Como soy de los que conduce muy tranquilo, no le di mayor importancia.
Cuando estaba llegando a nuestra altura, encendió las luces y poco después vimos por el retrovisor que daba la vuelta. Pensamos que habría recibido algún aviso o algo así. Nos apartamos en el arcén para dejarle paso, pero nuestra sorpresa fue cuando paró detrás nuestro (como en las películas). Nosotros nos miramos y pensamos que no habíamos hecho nada malo.
El policía era el típico de las películas americanas, uniforme negro y gafas de sol a lo “Top Gun”. Nos dijo que habíamos rebasado el límite de velocidad y que nos tenía que multar. Entre nuestra sorpresa, que el coche era de alquiler y que no tenemos un nivel de inglés para haberle preguntado a ver dónde habíamos cometido la infracción, decidimos que lo mejor era callarse y punto. Nos explicó que podíamos recurrir o pagar la multa a través de internet y se despidió de nosotros con un frío “vayan con cuidado”.
Ya sabemos que sólo es una multa y seguro que en algún momento fuimos a más de 60 km/h, pero la verdad es que nos fastidió bastante y a mi particularmente me dejó un poco “ploff”.
Con el disgustillo en el cuerpo seguimos camino hacia Banff. Eso sí, con el control de velocidad fijado en 60 km/h, jejeje.
Ya en Banff, fuimos al centro comercial Cascade Plaza y comimos en un restaurante japonés, Edo Japan. Dos menús por $21,80.
Como habíamos visto que en el centro comercial había una lavandería, nos acercamos a la casa, cogimos una bolsa de ropa sucia y volvimos para lavar algo de ropa y así poder acabar el viaje.
Yo nunca había estado en un sitio así. Parecía que estaba en Mediamarkt, en la zona de electrodomésticos. Mientras se hacía nuestra colada aprovechamos para hacer unas compras por el centro comercial.
Lo que quedaba de tarde lo pasamos por los alrededores de Banff. Subimos por la carretera panorámica del Mt. Norquay y pudimos ver desde un punto de vista más elevado el Fairmont Banff Hotel a orillas del Bow river y pueblo de Banff.
Para acabar el día nos fuimos a Cascade Pounds. La típica zona de esparcimiento donde poder pasar el día con toda la familia.
Mientras Anna se quedó en la zona del lago haciendo fotos, yo me fui en busca de un Elk que habíamos visto cuando estábamos llegando. Al final lo localicé en una pequeña isla que tiene el lago, dando buena cuenta de las pocas ramas verdes que quedaban en los árboles.
Mientras Anna se quedó en la zona del lago haciendo fotos, yo me fui en busca de un Elk que habíamos visto cuando estábamos llegando. Al final lo localicé en una pequeña isla que tiene el lago, dando buena cuenta de las pocas ramas verdes que quedaban en los árboles.
Cuando volví a donde estaba Anna, me la encontré un poco alterada. Pensé que era porque no me había visto durante un tiempo y siempre tiene miedo de que me acerque demasiado a los animales.
Pero no, esta vez no era por eso. Me contó que, mientras estaba sacando fotos en la otra orilla del lago, una fotógrafa que estaba haciendo un reportaje a una familia, le advirtió de que tenía un elk macho a pocos metros detrás de ella. ¡no me lo quiero ni imaginar!
Luego me contó que al girarse, sólo pudo ver como de entre las hierbas altas salían los cuernos del animal. Tras el susto inicial, se retiró un poco para dejarle sitio, y pudo contemplar que lo único que quería el elk era pasar nadando a la isla donde estaba el otro animal. ¡toda una experiencia!
Pero no, esta vez no era por eso. Me contó que, mientras estaba sacando fotos en la otra orilla del lago, una fotógrafa que estaba haciendo un reportaje a una familia, le advirtió de que tenía un elk macho a pocos metros detrás de ella. ¡no me lo quiero ni imaginar!
Luego me contó que al girarse, sólo pudo ver como de entre las hierbas altas salían los cuernos del animal. Tras el susto inicial, se retiró un poco para dejarle sitio, y pudo contemplar que lo único que quería el elk era pasar nadando a la isla donde estaba el otro animal. ¡toda una experiencia!
Por el camino de vuelta a casa, nos encontramos con otro macho que llamaba a sus hembras con unos bramidos que daban miedo. Una cosa que nos resultó curiosa es que en Banff había más señales avisando del peligro que tienen los elks, que de los osos.
Al llegar a la casa, nos conectamos a internet e intentamos pagar la multa, pero la verdad es que no nos quedó claro el procedimiento y preferimos dejarlo para el día siguiente e ir a la oficina de recaudación que hay en Banff.
*** Final del día 23 ***
Después del descanso que nos habíamos tomado el día anterior (en lo que a madrugones se refiere), hoy volvíamos a levantarnos pronto para fotografiar un amanecer así que salimos de casa a las 07h con 14°C y con el cielo bastante cubierto, aunque el suelo delataba que no había llovido por la noche.
Cuando llegamos a Cascade Pounds hacía viento con lo que no tendríamos un buen reflejo en el lago. Sin embargo la temperatura más templada que había con respecto a otros días, podía hacer sacar bonitos colores al amanecer. ¡¡Y así fue!!. Para aprovechar el viento, pusimos un filtro para alargar el tiempo de exposición y así conseguir el efecto de movimiento de las nubes.
Cuando llegamos a Cascade Pounds hacía viento con lo que no tendríamos un buen reflejo en el lago. Sin embargo la temperatura más templada que había con respecto a otros días, podía hacer sacar bonitos colores al amanecer. ¡¡Y así fue!!. Para aprovechar el viento, pusimos un filtro para alargar el tiempo de exposición y así conseguir el efecto de movimiento de las nubes.
Volvimos a la casa a desayunar y seguido nos fuimos a la oficina de recaudación municipal para saldar nuestra deuda. Como no aceptaban tarjeta de crédito, tuvimos que localizar un cajero para poder pagar.
El cielo poco a poco se fue nublando poco a poco hasta cubrirse del todo y lo peor de todo es que tenía pinta de que en cualquier momento se pondría a llover.
En previsión de que eso ocurriera, no perdimos tiempo y nos dirigimos hacia la carretera de Tunnel Mountain. Aparte de tener unas buenas vistas del hotel Fairmont, desde esta carretera se accede al mirador para ver unos hoodos (al estilo de Bryce Canyon, pero en menos cantidad).
Desde el parking, hay un pequeño paseo que permite observar estas curiosas formaciones rocosas provenientes de material glaciar.
Aunque no está mal, la verdad es que después de haber visto los hoodos de Bryce Canyon, estos se nos supieron a poco.
El cielo poco a poco se fue nublando poco a poco hasta cubrirse del todo y lo peor de todo es que tenía pinta de que en cualquier momento se pondría a llover.
En previsión de que eso ocurriera, no perdimos tiempo y nos dirigimos hacia la carretera de Tunnel Mountain. Aparte de tener unas buenas vistas del hotel Fairmont, desde esta carretera se accede al mirador para ver unos hoodos (al estilo de Bryce Canyon, pero en menos cantidad).
Desde el parking, hay un pequeño paseo que permite observar estas curiosas formaciones rocosas provenientes de material glaciar.
Aunque no está mal, la verdad es que después de haber visto los hoodos de Bryce Canyon, estos se nos supieron a poco.
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Casi cuando estábamos de vuelta en el parking, se puso a llover. Toda la zona de Banff pareció oscurecerse de repente, así que decidimos coger el coche e irnos hacia la zona de Canmore para ver si podíamos escapar de la lluvia. Tras parar en la oficina de información de Canmore, acabamos en Quarry Lake Park. Entre chaparrón y chaparrón, hicimos la caminata que da la vuelta al lago sacando unas fotillos y también aprovechamos para comer cuando el tiempo nos dio un respiro.
Después de comer, y como tiempo no mejoraba, seguimos un poco más adelante por la TransCanadian Hwy, y cuando nos cansamos, dimos la vuelta y regresamos a Banff. Por el camino, paramos a echar gasolina (40,8l x $1,23 = $50)
Aunque sabíamos que no habría atardecer, nos acercamos a la zona de Vermilion Lakes para sacar unas fotos.
Aunque sabíamos que no habría atardecer, nos acercamos a la zona de Vermilion Lakes para sacar unas fotos.
Y para acabar el día, de vuelta en el pueblo, hicimos unas comprillas y cenamos en el japonés del centro comercial de Cascade Plaza.
*** Final del día 24 ***
¡Otro madrugón más! Salimos de casa a la 6h50’ y con algo más de 10°C de temperatura en la calle. Nuestro primer destino del día, los Vermilion Lakes. ¡¡Hoy tenía que ser el día!!!
Cuando llegamos apenas soplaba el viento y el reflejo del Mt. Rundle en el lago era perfecto. Elegimos el tercer lago para situarnos ya que es el que mejor vista tiene (bajo nuestro punto de vista y gusto). Una vez elegido el sitio, sólo tuvimos que esperar el momento justo y recrearnos con el amanecer.
Cuando llegamos apenas soplaba el viento y el reflejo del Mt. Rundle en el lago era perfecto. Elegimos el tercer lago para situarnos ya que es el que mejor vista tiene (bajo nuestro punto de vista y gusto). Una vez elegido el sitio, sólo tuvimos que esperar el momento justo y recrearnos con el amanecer.
Aunque no lo habíamos vuelto a hablar del tema durante el viaje, una de las cosas que queríamos hacer era alquilar una canoa y dar un paseo por alguno de los lagos que habíamos visitado.
Como era nuestro último día completo en Banff, no nos lo pensamos dos veces. Volvimos a la casa para desayunar y nos fuimos hasta Lake Louise. Para no entretenernos demasiado, fuimos por la TransCanadian Hwy en vez de la Bow Valley Parkway. A pesar de ser una carretera de doble carril, pudimos sacar una última foto a Castle Mountain desde un área de descanso.
Como era nuestro último día completo en Banff, no nos lo pensamos dos veces. Volvimos a la casa para desayunar y nos fuimos hasta Lake Louise. Para no entretenernos demasiado, fuimos por la TransCanadian Hwy en vez de la Bow Valley Parkway. A pesar de ser una carretera de doble carril, pudimos sacar una última foto a Castle Mountain desde un área de descanso.
Cuando llegamos a Lake Louise, sobre las 10h, el parking estaba bastante lleno y eso que era jueves, pero no tuvimos demasiado problema para aparcar.
Nos fuimos directamente hacia la oficina de alquiler de canoas (en la orilla izquierda del lago) para informarnos de cómo iba el tema. El precio por 1 hora de alquiler era de $58 (imp. Incluidos) y como no habrían hasta las 11h, nos fuimos a sacar unas postalitas.
Nos fuimos directamente hacia la oficina de alquiler de canoas (en la orilla izquierda del lago) para informarnos de cómo iba el tema. El precio por 1 hora de alquiler era de $58 (imp. Incluidos) y como no habrían hasta las 11h, nos fuimos a sacar unas postalitas.
Cuando llegó la hora, nos acercamos otra vez hasta el embarcadero y tras pagar y recibir unos consejos, nos pusimos los chalecos salvavidas (obligatorios) y “embarcamos” en nuestra canoa. Como eran ya casi las 11h15’ nos dijeron que teníamos que devolver la canoa a las 12h30’ así que nos regalaron 15’. ¡un detalle!
Como no somos precisamente unos lobos de mar (y eso que vivimos a 100 mts. del mar Cantábrico), nos lo tomamos con calma, disfrutando del paseo. Casi nos dio tiempo a llegar a la orilla del glaciar.
Cuando nos estábamos acercando para devolver la canoa, vimos que había una chica sacando fotos. Aunque no solemos comprar esas fotos, al verlas vimos que por lo menos no habían hecho el típico montaje poniendo nuestros cuerpos delante de otra foto, y como nos pareció un bonito recuerdo, las compramos. Dos fotos por $20.(El precio para una o dos copias, es el mismo).
Antes de marchar de Lake Louise dimos un último repaso a las tiendas que hay en la planta baja del Hotel Fairmont.
De camino de vuelta a Banff y al pasar por el cruce que va a Moraine Lake, nos miramos y dijimos: ¿una última vez? Parecía que nos habíamos leído el pensamiento.
De camino de vuelta a Banff y al pasar por el cruce que va a Moraine Lake, nos miramos y dijimos: ¿una última vez? Parecía que nos habíamos leído el pensamiento.
Para la tarde teníamos programado acercarnos a Calgary (está a 180 kms. de Lake Louise) para hacer un encargo que nos habían hecho, así que antes de ponernos en camino, comimos en el Lake Louise (pueblo).
El encargo era comprar un Mac Air para Raquel (mi cuñadita favorita) y a través de la web de Apple localizamos un centro comercial en Calgary con tienda oficial, así que para allí que nos fuimos.
El encargo era comprar un Mac Air para Raquel (mi cuñadita favorita) y a través de la web de Apple localizamos un centro comercial en Calgary con tienda oficial, así que para allí que nos fuimos.
Gracias a que el centro comercial (Chinook Centre) venía como “punto de interés” (¡¡juas, juas!!) en nuestro navegador no tuvimos problemas para llegar. Una vez allí, localizamos la tienda Apple en el directorio de tiendas y fuimos a ver si tenían lo que nos habían pedido comprar. Por suerte para ella, tenían lo que quería.
Aprovechamos que tenían wifi gratis y con buena velocidad para hacer una llamada a través de Line para decirle que tenían el ordenador y confirmar que lo quería por el precio que nos daban.
Aprovechamos que tenían wifi gratis y con buena velocidad para hacer una llamada a través de Line para decirle que tenían el ordenador y confirmar que lo quería por el precio que nos daban.
Compramos unos muffins de “diseño” que estaban deliciosos y abandonamos Calgary con un poco de caravana a esas horas. Esta fue nuestra “brevísima” visita a la ciudad.
De vuelta en Banff y como justo estaba atardeciendo, nos acercamos a Cascade Pounds para fotografiarlo por última vez en este viaje.
Y como somos personas bien educadas (o eso pensamos nosotros, jejeje), fuimos hasta la explanada donde solían estar los elks al atardecer para despedirnos también de ellos. ¡¡Ellos tampoco faltaron a la cita!!
Para nuestra última cena en Banff elegimos la Pizzería Boston.. Unos nachos de entrante y dos pizzas individuales con refrescos, $47,25, que estaban de rechupete!!!
*** Final del día 25 ***
Hoy se acababa nuestra aventura canadiense. Como comentamos al principio del diario, teníamos que volver a Estados Unidos para devolver el coche de alquiler y como no era cuestión de regresar a Seattle, decidimos que los dos últimos días de nuestro viaje los pasaríamos en el Glacier National Park, en el estado de Montana. Pero para eso aún quedaba todo el día de hoy.
A pesar de que teníamos todo el día para hacer los casi 500 kms. que había hasta Glacier NP, nos levantamos prontito, desayunamos, cargamos el coche y nos pusimos en marcha.
Cuando estábamos saliendo de Banff, me di cuenta de que no teníamos ni una sola foto del Lago Minnewanka, el más extenso de todo el parque, así que nos desviamos un poco para, por lo menos, sacar un par de fotos.
A pesar de que teníamos todo el día para hacer los casi 500 kms. que había hasta Glacier NP, nos levantamos prontito, desayunamos, cargamos el coche y nos pusimos en marcha.
Cuando estábamos saliendo de Banff, me di cuenta de que no teníamos ni una sola foto del Lago Minnewanka, el más extenso de todo el parque, así que nos desviamos un poco para, por lo menos, sacar un par de fotos.
Y cuando ya pensábamos que estaba “todo el pescado vendido”, vimos a lo lejos una mancha negra en la carretera. ¿es un oso? gritamos los dos a la vez.
Redujimos la marcha hasta pararnos y con medio cuerpo por fuera de la ventanilla, conseguimos sacarle una foto. ¡No se nos podía escapar!.
Redujimos la marcha hasta pararnos y con medio cuerpo por fuera de la ventanilla, conseguimos sacarle una foto. ¡No se nos podía escapar!.
De repente por detrás de nosotros apareció otro coche y en vez de quedarse detrás, nos adelantó y se intentó acercar más al animal. El oso, supongo que al verse amenazado, se media vuelta y se volvió a meter al bosque. ¡cagüento!
El “colega” del coche siguió su camino, pero Anna me dijo que esperáramos allí un rato. Me dijo que tenía el convencimiento de que si el oso tenía intención de cruzar hacia el otro lado del bosque, lo volvería a intentar. ¡pero qué lista es mi mujercita!
Apenas habían pasado cinco minutos cuando el oso volvió a intentar cruzar la carretera y ahora no había que le molestara.
El “colega” del coche siguió su camino, pero Anna me dijo que esperáramos allí un rato. Me dijo que tenía el convencimiento de que si el oso tenía intención de cruzar hacia el otro lado del bosque, lo volvería a intentar. ¡pero qué lista es mi mujercita!
Apenas habían pasado cinco minutos cuando el oso volvió a intentar cruzar la carretera y ahora no había que le molestara.
Por suerte para nosotros, parece que al oso le gustaban las zarzas y hierbas que había junto a la carretera porque se quedó un buen rato sin importarle que le estuviéramos observando. ¡Fue una auténtica gozada tener a un oso negro tan cerca!
Con la tontería, casi nos dieron las 10h30’ y seguíamos teniendo casi 500 kms. por delante, pero ¡qué más daba!. Llenamos el depósito (42,6l x $1,26 = $53,67), compramos algo de comida para el camino y nos pusimos (de nuevo) en marcha.
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