mi personal viaje al yemen ✏️ Diarios de Viajes de YemenViernes 6 de octubre: Al Mukala Seyun. Seyun:: Hotel Almansina. Nos levantamos y a desayunar. Aquí si que fue el más no poder. El comedor que estaba en el último piso, dudo que alguna vez hubieran pasado el trapo del polvo. Los muebles, cristales...Diario: mi personal viaje al yemen⭐ Puntos: 5 (8 Votos) Etapas: 10 Localización: YemenViernes 6 de octubre: Al Mukala/ Seyun Seyun:: Hotel Almansina. Nos levantamos y a desayunar. Aquí si que fue el más no poder. El comedor que estaba en el último piso, dudo que alguna vez hubieran pasado el trapo del polvo. Los muebles, cristales, aparador etc….. tenían un color blanquecino del polvo que llevaba allí estancado por lo largo de los años. El desayuno, un asquito; en un plato una cucharada de mermelada, una cucharada de mantequilla, pan duro, un huevo y por supuesto té. Ni tan siquiera la naranjada en polvo. Emilio se puso hecho una fiera. Antes de partir hicimos una mini tour para despedirnos de esta ciudad visitando El palacio del Sultan Husn al Guzayzi (lo que se entiende por visitar, no fue – estaba cerrado). Es una pequeña fortaleza que desafía el equilibrio sobre una minúscula roca. Es el símbolo de la ciudad. El puerto pesquero. Gozamos de la parte final de la subasta donde vimos algún que otro atún, tiburón pequeño además de peces desconocidos para nosotros. Emilio, una vez hecho este pequeño tour y ponernos en marcha dirección a Sanaa le dio un rapapolvo al guía de escándalo, por la situación que estábamos viviendo, malos hoteles, mala comida, mal servidos etc, etc, etc….. A mi parecer no sirvió de nada, continuamos con la misma tónica todo el viaje. O quizá si……, en Seyun nos cambio de hotel. El trayecto muy molesto otra vez Km. y Km. de carretera. Nos paramos a comer en una especio de albergue, que mejor hubiera sido comer debajo de un árbol, el albergue era viejo, sin cuidar, con las paredes llenas de póster carcomidos por el paso del tiempo y todo lleno de polvo. Pero la ventaja es que estábamos a la sombra y no hacia calor. Como ya era nuestra costumbre, pan con atún y fruta. Llegamos al hotel a primera hora de la tarde. Lo bautizamos “blau-grana” que eran los colores que dominaban los manteles del comedor. Una vez dentro vimos que más o menos era lo mismo. Quizá una pizca más limpio. Las habitaciones muy grandes pero con una camas diminutas, parecía una habitación sacada del cuento de Alicia en el país de las Maravillas. El hotel era nuevo con los muebles viejos. Su destino será igual que los otros hoteles, los construyen y nunca más se acuerdan que hay que hacer mantenimiento para que perduren en buenas condiciones. Había piscina, pequeñita pero limpia aunque se estaba llenando. El agua como en el otro baño muy caliente. La explicación es que las tuberías de agua no están enterradas en el subsuelo, al estar al aire libre el sol hace su trabajo. Lo inaudito fue cuando llego la hora del rezo. Al lado de la piscina había una parte cubierta, tipo porche, en el cual la gente del hotel salieron a rezar. La sensación que nos dio esta situación fue de lo más burlesco. Unos rezando, nosotros bañándonos. Incluso llegamos a sentirnos un poco embarazosos. Decidimos irnos. Aun era muy temprano sobre las 18 h. nos quedaban bastante rato hasta la cena. Fuimos a dar un paseo por el pueblo, estaba a mas de 1 km. al centro de la ciudad. En este paseo nos dio la sensación a todos nosotros de andar por pueblo fantasma, sin ningún tipo de ruido, ni tan siquiera el susurrar del aire. Por lo menos el ladrar de algún que otro perro, ni esto. Todo el mundo estaba recluido en las mezquitas rezando o en sus casas preparando la comida. Regresamos enseguida al hotel tanto silencio y soledad nos producía “yuyo”. La cena estuvo pasable si no contamos la larga hora de espera. ¡¡¡OJO!!! Pudimos hacer medio aperitivo, nos trajeron -por que lo pedimos- aceitunas para engañar a nuestra tripita durante la espera. Al terminar salimos a tomar el te al bar donde ya habíamos ido anteriormente, delante del Palacio del Sultán. Ahora la ciudad era un revoltijo de gente por todos lados. Sábado 7 de octubre: Seyun / Sanaa Sanaa: El Hiltawon Hotel. Nos levantamos a la 7 h. Regresábamos a Sanaa. El trayecto discurría por carretera asfaltada más rápido, pero nadie nos quito los 1000 km. de carretera. Volvimos a pasar malos ratos por culpa del chofer, muchos sustos en la carretera. No tuvimos ninguna desgracia, por que “Dios o Ala” nos protegió. A medio trayecto comenzó el “xou”. En el segundo control militar, - cada 100 Km. había uno - nos hicieron retirar de la carretera y parar el coche. Nuestro guía entabló una conversación con el policía/militar. Discutieron o al menos esto parecía. Al final el militar se largo, vimos que toma su arma su cargador y se dirigió hablar con su compañero. Aprovechamos para preguntar a Mossen que pasaba. El nos respondió que el militar venia con nosotros en el jeep o se negaba a dejarnos continuar, nos retenían. - Pero donde se va a meter, ¿si no hay sitio? - Fue nuestra respuesta. Y tanto que le hicimos hueco. Emilio se vino para atrás. Así que durante bastantes Kms. estábamos igualitos que sardinas enlatadas. A esto le sumamos el calor que nos ayudo a que todos nos sintiéramos sudorosos y pegajosos como la miel. Teníamos la esperanza cada vez que llegábamos a un control se apearía. “Na de na”. Pasaron bastantes controles y el militar con nosotros. Acalorados, incómodos, con dolor de espalda y rodillas. Casi no podías cambiar de postura. Un malestar que “pa” que contar. Comentábamos entre nosotros si un pelotón de beduinos armados nos atacaran con ganas de “juerga” hasta que punto el militar podría ayudarnos. Esta incertidumbre la transmitimos a Mossen, el cual le pregunto al militar la cuestión. El militar le respondió a Mossen una larga parrafada, el dialogo entre los dos duro largamente un cuarto de hora. Se gira Mossen hacia nosotros, nos responde: - Defendernos. (Esto fue todo lo que nos tradujo de la conversación). ¡¡Tendría guasa la situación!! Si al primer tiro que dispararan los otros, ya estaríamos todos al otro “barrio” – léase cielo o infiernos según nuestros pecados -. Por fin se bajo. Cual nuestra sorpresa que nos volvieron hacer retirar de la carretera y esperar otra vez. Volvimos a preguntar a Mossen: - ¿Y ahora que narices pasa?. A la cual nos respondió. - Estamos esperando a un coche patrulla para que nos acompañe. De detrás de unos arbustos vimos salir un jeep con un laza misiles en su parte de atras y 5 soldados encima de el. Si no tienes miedo, os prometo que te lo hacen coger o son unos exagerados de mierda. Carretera y manta. Los militares delante y nosotros detrás. En todo el trayecto como niños pequeños nos hacíamos carantoñas. Llegamos a Sanaa, al mismo hotel de la primera noche. Lo primero que hice es mirar las sabanas. Diferente habitación, pero por desgracias los pelos también se habían trasladados para darme la bienvenida. Comimos en la habitación. Atún y fruta. Otra vez atún, si señor. Es que no había nada más. En los tenderetes cualquier se atrevía a comprar latas desconocidas para nosotros. Descansamos. Ducha y de tiendas. Juan se compro un reloj chulisimo con pantalla táctil (bastante mas barato que en España). Su capricho de este viaje. Y para mí unas cuantas pasminas. Por la noche fuimos a tomar bocatas al mismo “fase food” del primer día. Seguidamente nos fuimos a por el zumo de magrana, buenísimo. Mientras tomábamos tranquilamente nuestros zumos, como en las películas, de golpe y porrazo oímos gritos, los camareros salieron corriendo, alguno con una especie de porra en su mano. Este bar esta partido en dos partes, una es una especie de terraza cubierta, donde estábamos nosotros. La otra parte un bar normal, pero la comunicación entre las dos partes era a través de unas pequeñas ventanas y para ir de un lado a otro es necesario salir a la calle. Pues….. dentro del bar cubierto se enfrasco una pelea de las de muy señor mío, con vasos partidos en la cara y puñetazo va puñetazo viene. Se calmo la cosa y dos de los afectados entraron en la terraza para calmarse. Llevaba sangre en la cara. Su respiración era tan fuerte que incluso la oíamos. Parecía la cosa calmada, cuando de repente uno de los ellos sale otra vez a la calle y solo poner el pie en la acera, otra vez la pelea. Otra vez espectáculo, pero esta vez nos pillaba a nosotros en medio ya que nos habíamos levantado para irnos, no sabíamos que hacer, Emilio se encontró en un lado de la pelea y nosotros en el otro. Mucha gente se agolpo alrededor del barullo haciendo círculo. Ante nuestra cara de horror, unos chicos nos dijeron que estuviéramos tranquilos que no pasa nada. Me rió yo de este comentario, como que no pasaba nada????? Otros al ver que poníamos cara de espanto, nos indicaron la salida por atrás del bar. Y así lo hicimos, salimos a todo correr por la puerta trasera. Vaya susto. Fue el tema de nuestra conversación de regreso al hotel. Índice del Diario: mi personal viaje al yemen
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