Día 1:
Llegamos a Estambul con vuelo directo a una hora decente. En el aeropuerto tendríamos que esperar a la media noche para volar a Izmir donde llegaríamos a una hora más bien intempestiva. Por ello, por mail, habíamos quedado con el propietario del Nazar hotel para que nos recogiera.
Nos esperaba cartelito en mano y nos llevó hasta Selçuk donde estaba el alojamiento. Aprovechamos los 60 km de trayecto para preguntar por horarios, buses, distancias, precios…
Hicimos un checking rápido y silencioso con esa curiosa sensación que da el llegar a un lugar nuevo de madrugada… de no saber muy bien dónde estás, que día es, que hora... Y cansaditas nos fuimos directas a la cómoda cama.
El Nazar hotel, todo bien. Desayuno incluido y wifi gratis. Calidad/precio muy ok.
Día 2:
Amanece en una calle cualquiera de Selçuk. Me da mucha curiosidad saber donde estamos y ver donde está escondido el coqueto hotel. Con las legañas puestas y la cámara en mano abro el pequeño balcón, salgo y me ubico, … Me gusta el cotidiano rincón, veo las murallas de la Gran Fortaleza.
Y despierta la vida en la calle,… se compra el pan...
Legañas fuera, desayuno rico y tremendamente mediterráneo en la terraza/azotea del hotel. Decidimos comenzar la mañana comprando un billete de bus para nuestro siguiente destino y visitando Éfeso. Pedimos por favor que nos guarden las maletas en el hotel y nos ponemos en marcha. Estamos muy cerca de la estación.
Cuando preguntamos en la ventanilla nos ofrecen distintos horarios a los que entendimos la noche anterior a nuestro anfitrión y nos hacen dudar. Finalmente, aunque no muy convencidas, compramos los billetes para primera hora de la tarde. Y allí mismo tomamos una furgoneta colectiva, dolmus, que por una lira nos lleva a una de las dos entradas del yacimiento de Éfeso.
Una mañana radiante de primavera absoluta en la provincia de Esmirna y ante nosotras el imponente esqueleto de una increíble ciudad que un día estuvo a orillas del Egeo… Se despliegan los verdes, los lirios, los árboles en flor… y me alegro de que mi visita coincida con la fotogénica estación.
Fue una de las doce ciudades jónicas más importantes. Hasta que la suma de los godos, dos terremotos y la sedimentación de un puerto -que dificultaba cada vez mas las entradas y salidas de los barcos- hicieron enfermar y decaer a la ciudad hasta que poco a poco murió… Y hoy, pese a ser temprano, los turistas llenamos de vidas pasajeras la esquelética ciudad. Quizás demasiada vida, quizás demasiados guiris… pero es lo que le suele pasar en los Patrimonios de la Humanidad; que todos queremos verlo.
Caminamos entre columnatas, ágoras, circos, avenidas, restos de altas paredes, desembocamos en la fachada de la biblioteca de Celso… y yo me teletransporto, me resulta fácil imaginar el edificio en pie, fácil imaginar doce mil volúmenes en sus estanterías, fácil imaginar...
Es un yacimiento aún “interactivo” pues los turistas nos desparramamos por las calles y avenidas y aún se permite sentarse en los circos, teatros, anfiteatros, odeón… pero cuando ves paredes arañadas con ataques de ego “Fulanito estuvo aquí”, “John ama a Jenny forever and ever you stay in my heart”… GRRRRRRgrrrr… y grrrrrr... una entiende que algún día se prohíba el pasear, el divagar, pisar, entre y sobre las milenarias piedras.
Tumbas licias,… casas… calles…
Algunos paneles interpretativos, posibilidad de audio guías. Paseamos, divagamos… a veces esperábamos a que las manadas de orientales no identificados se dispersaran detrás del paraguas de su guía, mirábamos todo …
Remirábamos todo….
Los orientales no identificados parecían reproducirse allí mismo, nacían de la barriga de autobuses y nos invadían por momentos,… evaluamos la situación y recalculamos. Aquel contacto con la ciudad hitita grecorromana nos fue suficiente y aunque íbamos muy muy justas de tiempo intentaríamos cambiar el billete y tomar el bus que salía casi ya para Pammukale, nuestro siguiente destino.
El cambio de planes implicó alguna aventurita porque el bus puntual ya había salido a su hora y no llegamos a tiempo… Pero con la disponibilidad y amabilidad turca, y la ayuda de los móviles y de un taxi, pronto abordamos a nuestro autobús en mitad de alguna parte donde un amable azafato nos recibió a bordo con refrescos, snacks y galletitas…
Por delante nos esperaban casi cuatro horas de trayecto con algunas breves paradas. Por la ventana pasa Turquía… aldeas, pueblos, poblados, huertos, alguna cumbre nevada… cementerios, …y mezquitas, of course.
Muchas mezquitas… mínimo una en cada diminuta aldea, pueblo, poblado… mudas tras los cristales y fotogénicas.
A ratos pasa la primavera en tecnicolor…
La vida, real, instantánea y cotidiana que me gusta…
Disfruté mucho congelando mezquitas, primaveras y vida desde la ventana… el largo trayecto se me hizo corto. En una estación de autobuses, otogar, de Denizli hicimos un cambio del bus a una dolmus que nos llevaría a Pammukale por dos o tres liras.
Lo primero fue instalarnos en el boutique hotel Venus tan recomendado en el foro. El hotel genial, la relación calidad/precio muy ok, incluía desayuno y wifi, la ubicación muy buena, el personal amable. Tomamos algo rápido en el agradable porche y nos pusimos en marcha. El dueño se ofreció a acercarnos hasta la entrada de las cercanas terrazas para evitarnos el subir la cuesta.
Te recibe de nuevo el esqueleto de la que tuvo que ser la ciudad balneario mas bonita del mundo mundial; Hiérapolis. Las ruinas de sus termas, gimnasio, circo, teatro, canalizaciones,… salpican todo el recorrido…
A estribor la ciudad esquelética y a babor el “castillo de algodón” que es lo que significa el nombre de Pammukale. Había leído tantas opiniones negativas sobre su importante falta de agua, que sinceramente no esperaba nada y quizás por ello me sorprendió. El problema son las expectativas, si las tienes… y además son altas puede que el lugar no las cumpla… Si no tienes expectativas o son bajas pues… mucho mejor
Debido al maltrato turístico sufrido durante décadas, y a las actuales medidas de conservación, es cierto que hay poca agua,… pero también es cierto que, con agua o sin ella, es un lugar casi único… inolvidable.
La extraña geología del lugar, carbonato cálcico a cascoporro, travertinos, estalactitas,… sin duda, muy especial, a ratos parece nieve, a ratos mármol,… Me recuerdan a las terrazas de Mammoth (Yellowstone (USA)).
Las hipnóticas piscinas con forma de media luna, mi lucha con la cámara y la difícil luz de los blancos relucientes… el perro turco feliz …
De nuevo muchos turistas guirizando y coloreando el lugar… a ratos le quitan encanto, a ratos se lo dan
A los pies del surrealista y blanco castillo el pequeño pueblo…
Poco a poco va cambiando la luz y ahora relucen tibias las piedras, las cataratas congeladas… El sol se va… se apaga el día, … y soy consciente de mi suerte al poder disfrutar de unas inolvidables vistas en este paraíso geológico. Sin duda la mejor hora para visitar el lugar…
De nuevo el teletransporte, me imagino la vida allí, en la idílica ciudad balneario pero pronto las luces artificiales me traen a la realidad. Se ilumina el yacimiento y parte de las piscinas. Para salir hay que bajar atravesando descalzos las blancas terrazas,… hay quien se apaña con el móvil, hay quien se apaña con linterna, pero a nosotras los focos del lugar y algo de luna nos fueron suficientes. Molaba bajar por allí, meter los pies en las cálidas aguas, sentir la suave piedra…
sospecho que algún día esas sensaciones no podrán experimentarse porque acabarán prohibiendo definitivamente el paso sobre la formación.
Callejeamos por el setentero y turístico pueblo buscando nuestro alojamiento. Al llegar, desde nuestra habitación, escuchamos por primera vez al muladí llamando a la oración… y a mi no se me ocurre ninguna banda sonora mejor para acabar el día.
Día 3:
Amanece. Mientras espero a la compañera, callejeo, y hago algunas fotos… Me gusta el despertar de los lugares.
Mis vecinas,…
Tras el rico desayuno buffet mediterráneo tomamos una dolmus que nos llevó a la misma estación de autobuses del día anterior, Denizli, donde cogimos nuestro siguiente bus rumbo a Dalyan.
Aprovecho el largo trayecto, otras casi cuatro horas, para disfrutar de nuevo de Turquía pasando tras los cristales. Paisajes, gente,… aumento mi colección de fotos de mezquitas itinerantes…
Y de vida cotidiana…
Recuerdo que una parada al bajarnos a estirar las piernas y todo el lugar, todo el pueblo, olía a un riquísimo azahar de una forma embriagadora, desmesurada,… Ese rico olor dulzón envolvía todo y provenía de la destilación de la flor para obtener el agua de azahar. Después del bus, una dolmus y llegamos a la hora prevista al hotel Kano. Tiene una ubicación privilegiada y un trato excelente, wifi y desayuno incluido, relación calidad precio muy ok, totalmente recomendado.
Con estas vistas de lujo frente a nosotras, el amable y sereno anfitrión nos ayuda a optimizar la tarde…
Como queríamos dar un paseo por el canal, con una rápida llamada localizó a un amigo que nos recogió en el pantalán del hotel, y por unos 20€ aprox. nos llevó de excursión por el río. Íbamos solas e incluso pudimos pilotar la barca
El trayecto finaliza en el sencillo embarcadero de la playa Iztuzu, una playa especial por ser lugar de nidificación de tortugas marinas (especie: tortuga boba ; fecha: de mayo a octubre).
Paseamos por la playa, nos sentamos en la arena, había un chiringo, hicimos algunas fotos y regresamos… Disfrutando de las muchas aves, del paseo de vuelta, del cambio de luz…
Luego nos dio tiempo de pasear un ratito por el pueblo tortuguero donde aprovechamos para hacer unas compras superbaratitas.
Terminamos el día con una rica cena en el coqueto patio de nuestro alojamiento a base de productos locales… acompañadas de gatos turcos y con unas vistas espectaculares a las tumbas licias iluminadas. Muy recomendable.
Día 4: CONGRESO
Como saldríamos temprano sin tiempo para desayunar nuestro amable anfitrión nos preparó unos sándwiches y unos zumos para llevar. Unas últimas fotos de las preciosas tumbas de los reyes antes de que un puntual taxi viniera a por nosotras para llevarnos al congreso en Sarigerme.
Del alojamiento donde se celebraba el congreso ya habéis leído que este tipo de resorts no son mi mejor hábitat … pero bueno. Por si a alguien le interesa intentaré ser objetiva. Es un Hilton pero creo que es; un quiero y no puedo. Un Hilton a la turca . Ante desbordamientos no parecen funcionar muy bien así que evitaría las temporadas muy altas o coincidir con un congreso o similar
Por lo demás puesss… un resort con su playa y sus varias piscinas, bares, buffet repetitivo como todos cuando ya llevas una semana, spa con sauna, hamman, piscina climatizada, jacuzzis… un mini parque acuático… en fin… otra forma de hacer turismo.
Era complicado por tiempo y distancias salir de allí, estábamos algo confinados, aislados…así que resignada a mi reclusión me quedé intentado adaptarme al medio… y paseando por la playa cuando tenía algún ratito o probando el hamman.
Último día: ESTAMBUL
Acaba el congreso y llegó el día de la partida. Muy temprano volábamos desde Dalaman a Estambul. Llegábamos al aeropuerto asiático de Sabiha G. y habíamos buscado un hotel cerca del aeropuerto europeo de Atatürk desde donde volaríamos de regreso a casa al día siguiente.
Llegar del aeropuerto al hotel tuvo un par de momentos Pekín exprés; que si bus, que si taxi, que si espera, …que si cuanto... Al final tomamos un bus hasta las proximidades de una plaza donde paró cuyo nombre no recuerdo, donde tendríamos que esperar quince minutos a otro bus… No nos convenció la idea de esperar… decidimos improvisar y preguntamos a un taxi que, por pocas liras, nos llevó al hotel.
A ras de suelo aparece el verdadero caos circulatorio de la ciudad… y ante mi atónita mirada se despliega la moderna Constantinopla y sus contrastes… desde el taxi congelo instantes de la zona asiática...
El Estambul que no imaginas… Actual, moderno, europeo,…
Y esa mezcla y contrastes, …que tanto me gusta…
Historia in every where… el acueducto, murallas…
Entre oriente y occidente… Más fe.
Asoma la primavera también en la ciudad…
Llegamos al hotel ubicado en un barrio muy local y tranquilo. Pese a que está bien comunicado aceptamos la oferta del taxista para llevarnos a Sultanhamet. Y así, a media mañana, comenzaba nuestro paseo por la capital que nos recibió “on flower” ¡sorpresa total! ¡¡VIVA la feria de los tulipanes que no me la esperaba!!!... Un despliegue de flores coloreaban la ya bella ciudad que lucía preciosa, radiante y espectacular.
Y así nos recibe el corazón de la ciudad, pletórico,…con su flor nacional irisando todos los rincones…y con la alfombra de tulipanes mas grande del mundo mundial… o al menos eso ponía.
No olvidar que los tulipanes no son de Holanda,…tienen un origen turco.
Antes de viajar ya sabíamos que habría colas por todas partes y ya habíamos descartado la idea de visitar el interior de palacios, torres, mezquitas. Teníamos lo que quedaba de día y decidimos callejear, pasear, divagar… y disfrutar de las ciudad con el modo primavera ON.
¡Que bonito todo!...
Las calles y plazas muy ambientadas, turistas muchos, ...oriente y occidente …Eurasia coloreada por tulipanes…
Los contrastes, la agradable temperatura, la amabilidad, el ameno ajetreo, el comercial pulso y biorritmo de la cosmopolita ciudad,…
Los muchos detalles….
Hora de comer. Un döner para llevar. Mientras esperábamos a que lo prepararan nos invitaron al turístico te de manzana que nos tomamos viendo más vida pasar…
Comimos haciendo la fotosíntesis, en la calle, y ahora tocaba algo de compras.
La antigua Constantinopla sin duda fue y es mercader, la compra/venta, el consumo, la amplia y variada oferta se respira en casi todas sus calles… talleres, ferreterías, cachivacherías, fruterías, pastelerías, perfumerías…muchas oficinas de cambio…peluquerías y barberías abiertas hasta media noche…
…Y porteadores, muchos porteadores, …tantos que incluso vimos una merecida estatua dedicada a ellos…
Entramos en el gran bazar, y paseamos por sus económicas calles aledañas…
No soy una apasionada de las compras, quizás por eso me gustó a) que los vendedores no agobian y b) que existan en los alrededores tiendas con precios fijos para los que no somos “regateadores”, …Pero sí me gustó el bazar en sí; el laberinto de sus calles ordenadas por gremios, las pequeñas bóvedas con restos de viejas pinturas, lo pulcro del lugar, los cientos de colores de las flores, lámparas, telas…
Salimos del agujero de gusano en potencia, ¡cuidado! pues puede el bazar ser un auténtico bucle espacio temporal para los aficionados a las compras… Queda poco para que comience a caer la tarde, callejeamos de nuevo entre tulipanes y ahora por la Avda Kennedy paseamos hasta Eminonü buscando el sol poniente. Aparece el Estrecho de nuevo, un antiguo faro, los barcos, la torre Gálata…
Frente a nosotras, la silueta de la ciudad,… el skyline inconfundible de Estambul salpicado de minaretes y de naranja…
El día llega casi a su fin. Una cena en un bar local al pie de la mezquita Nueva iluminada y regresamos al hotel… Recuerdo que en el trayecto me despedí de la ciudad con un “hasta luego” sabiendo que algún día regresaría con maridito a este hermoso país