Hoy vuelve a tocar un día intenso. A pesar de que ayer liberé Inari de la ruta, aún así hoy tenía previsto hacer Himeji, retroceder a Kobe y, pasando por kyoto, ir hasta Nara.
Me he levantado con bastante calor. Al parecer, uno de los chicos húngaros tenía frío por el aire acondiconado y lo ha apagado. Eso sí, soy yo el que sigue durmiendo en la única cama disponible.
He madrugado bastante, pues tenía el tren para Himeji, un shinkasen de los rápidos a las 9:16. Pero quería además reservar el billete para takayama en el asiento contiguo al que ha comprado Frogg para sí.
Una cosa que se ha repetido en el día de hoy, es que me he quedado con ganas de disfrutar más de los destinos. Eso sí, he podido hacer en cada uno de ellos lo que tenía previsto.
La estación de JR de Himeji deja a unos 20 minutos caminando en línea recta del célebre castillo. Éste ha sido restaurado y ha abierto al público íntegramente hace unos pocos meses. Según la Lonely (y suele clavarla), el precio del castillo es de 400Y y el de los jardines 300Y, pudiéndose comprar una combinada por 540Y.
Bueno, pues se les ha ido la pinza un webo y ahora la entrada al castillo ha pasado a 1000Y, siendo simbólico el precio de la combinación de los dos tickets. Aviso, para que no te pille (como a mí) por sorpresa.
Por fuera el castillo es espectacular.
La vista desde ciertas partes de los jardines, más hermosa si cabe:
También son bonitas las vistas desde el interios del castillo:
Sin embargo, me ha pasado como a "Noviacadaver" cuando visitó el castillo de Matsumoto: por dentro no hay nada,... bueno, sí, un webazo de escalones.
Por supuesto que se ha de reconocer la majestuosidad del castillo, íntegramente de madera,... pero por dentro no merece la pena. Y el precio que le han puesto lo hace, en mi opinión, prescindible para quienes andan justos de tiempo.
Es posible que en mi opinión influya el tremendo calor, agobiante por la humedad, que hacía en Himeji. Acompañado de que sólo tenía 110 minutos para hacer el recorrido, antes de montar en el shinkasen que me llevara a Shin-Kobe. Lo he cogido con un margen de algo menos de 1 minuto.
El recorrido es muy cortito, un cuarto de hora aproximadamente. La estación de Shin Kobe es realmente chula.
Sin embargo, dejémonos de tonterías, he venido a Kobe a comer la carne del mismo nombre. Por referencias del foro, así como por la guía, he ido a comer al BBqu. Se encuentra a unos tres minutos andando de la propia estación. De hecho la estación da al tercer piso de un centro comercial, piso en el que también está el restaurante (y muchos otros más). Es fácil de identificar, pues está enfrente de los ascensores del Crowne Plaza, Hotel que se sitúa encima del centro comercial, a partir de la cuarta planta.
Comer allí un solomillo de 250g, junto a diferentes acompañantes, te sale al cambio por unos 100 euros. Pero, si vas a la hora del almuerzo (entre las 12:30 y las 15:00), tienes el menú por 45€. Es el que yo he pedido.
El trato es exquisito. Te preparan la carne en frente tuyo, mientras comes algunos aperitivos:
El menú, eso sí, incluye un filete normal, no solomillo de Kobe. De 150 gramos. Que sabe a poco, la verdad.
He de decir que es la mejor carne que he comido en mi vida. Por supuesto, para disfrutarla más, podría haberme zampado un solomillo de medio kilo, pero qué se le va a hacer...
El menú se complmenta con verdura y patatas a la plancha. Para terminar, incluye helado y café con leche.
Una experiencia a la altura de las expectativas (muy altas) creadas. En total habré estado cerca de la hora en el restaurante.
Aún tenía tiempo para dar una vuelta por la ciudad. Pero tampoco era demasiado, así que he optado por el plan B. Detrás de la estación del shinkasen hay una zona boscosa muy chula para pasear. De hecho en menos de quince minutos te encuentras con una cascada en medio del bosque.
Allí estaba un viejilo pintándola. Cuando me he acercado a saludarle y comprobar su arte, se ha extrañado; pero al de un rato (gracias al google translator) hemos hecho migas y me ha regalado dos postales pintadas por él mismo.
Nuevamente toca correr para llegar al tren. Ésta vez ha sido peor, pues he llegado al anden cuando el tren ya estaba entrando. Un tren con dieciséis vagones... y yo con asiento reservado en un vagón del quinto pino... con lo que he tenido que esprintar para poder llegar.
El siguiente y último destino del día era Nara. Para ello tenía transbordo a un tren normal en Kyoto. Esta vez, he andado con más tiempo para el transbordo (unos 7 minutos, sobrándome dos o tres).
El tren que he cogido era bastante rápido, pues me ha dejado en Nara en unos 45 minutillos. Los principales atractivos de esta ciudad están a unos 20 minutos caminando desde la estación. El calor asfixiante sigue presente, por desgracia.
El primer destino era el jardín de Isuien pero estaba cerrado al ser lunes. No obstante, contiguo, hay otro minijardín, sin comparación, la verdad, pero que es gratuito para los extranjeros. Sí, yo también me he quedado con esa cara al ver el cartel.
También el templo de Kofuku-ji está cerrado. Pero éste hasta el año 2018.
He optado por seguir el recorrido planificaco por la Lonely, que pasa por todos los puntos interesantes del parque de Nara.
El punto más importante del recorrido está al principio; el edificio de madera más grande del mundo, el templo de Todai-ji. Y no es que sea grande porque sí,... es que han tenido que meter dentro un buda de bronce de 16 metros. Es la típica imagen que te llevas grabada en la retina (junto a Fushimi Inari o el Pabellón de oro de kyoto).
Ya cuando entras en el templo te puedes hacer una pequeña idea, al contemplar las enormes estatuas hechas en madera que lo protegen
Además, es que este templo es hasta bonito por fuera:
Por supuesto, vais a estar acompañados en todo momento por unos apacibles y entrañables ciervos:
El recorrido, que se hace por zonas boscosas en ocasiones, está plagado de templos, pagodas y santuarios muy chulos.
Se me ha pasado el tiempo muy pronto, con lo que se me ha ido el tren rápido que quería coger. Hay muchos trenes a kyoto, pero no todos son rápidos. En mi caso he tenido que contentarme con uno lento y con paradas en todas las aldeas posibles. He tardado en volver a la ciudad unos 80 minutos. A esto hay que añadirle otros 40 para llegar a casa de Frogg. Por supuesto, le he avisado.
Y es que tenía sorpresa cuando he llegado. Tenía preparada la cena: calamares en salsa de jengibre.
Y lo que es más importante, estaban Anthony.... y un chico de Azpeitia que también está estudiando japonés en kyoto: Jokin. Dios, qué ilusión me ha hecho... aunque no tanta como a él ,cuando le he dado un paquete de chorizo ibérico (ya sólo me queda uno más).
Total, que hemos estado seis personas en la minihabitación de Frogg, cenando y hablando más idiomas que en Babel. Resultaba curioso oir hablar a Jokin en japonés (no sabe inglés), a Norbert y Peter en húngaro y a los demás en inglés (y castellano). Bonita reunión y bonita sorpresa.
Bueno, pues ya son las 1:43 a.m. Hora de apagar el ordenador y descansar, que mañana tengo escapada al norte: Anahasidate