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Primer día
Nos pegamos el gran madrugón para coger el vuelo de easyjet de las 6:45 de la mañana. La cosa nos sale fenomenal pues aunque tengo 13 años a mis padres y a los amigos que van con nosotros nos asignan una letra especial para familias con hijos, así que entramos de los primeros y nos sentamos en la segunda fila. El vuelo es estupendo y llegamos sin novedad. Lo más rollo es que tenemos que esperar 45 minutos a que salgan las maletas.
Luego vamos a por el coche de alquiler y nos dan un Volkswagwen, mi padre se preocupa porque dice que un coche alemán no se puede llevar a la Republica checa, como es nuestra intención, por lo que lo decimos en la agencia de alquiler de coches y nueva espera hasta que nos dan un permiso especial para ir a Chequía.
Llegamos al hotel Novotel Berlín Mitte, está bastante bien con un baño muy chulo y una habitación grande. El único, problema es que está en la Leipziger strasse que es una calle muy ancha y con unos edificios muy altos y bastante feos. Luego nos dimos cuenta de que también teníamos problemas para ir andando al centro porque estábamos del lado malo de la calle (para todo había que curzar) y porque había obras por todas partes que nos obligaban a dar grandes rodeos
Enseguida salimos a dar una vuelta por Berlín. Primero estuvimos en el barrio de San Nicolás, que se supone que es el casco antiguo, pero ni es antiguo ni tampoco es que sea muy bonito, la iglesia de San Nicolás no esta mal con dos torres rojas con tejados verdes muy juntitas, al lado está el oso en piedra símbolo de la ciudad de Berlín.
En los puestos callejeros de los alrededores hay unos osos de peluche muy grandes y bastante graciosos con los que mi madre se empeñó en hacerse una foto. Luego vimos el ayuntamiento rojo que tiene ese color y es bastante grande.
Después entramos en la iglesia de Santa Maria que tiene un friso sobre la muerte pero que están restaurando y no se ve casi nada. Al fondo se veía la torre de la televisión en Alexander platz y resultaba curioso el contraste entre la torre de la iglesia y la de la televisión.
Después pasamos al barrio judío donde vimos el Hackesche markt que es un mercado al lado de una estación que está bastante bien con puestos de comida y bastante animación. Al lado están los patios de Hackesche hoffe. El primer patio esta todo cubierto de azulejos de colorines estilo art deco, pero ni éste ni los siguientes patios me gustaron especialmente, no me explico muy bien porqué hay que visitar esto. Dentro de uno de los patios hay un tienda donde venden objetos relacionados con los muñequitos de los semáforos (ampelman) que deben ser típicos pero tampoco les encuentro una gracia especial y son bastante caros. Cuando salimos de los patios probamos una de las comidas típicas de Berlín: el currywurst en un puesto del mercado con unas patatas fritas, la verdad es que estaba muy rico.
Seguimos por la calle Oranienburgstrasse, pasando por delante de la sinagoga que es un edificio bonito con una cúpula dorada pero muy encajonado entre otros edificios. En el edificio que hay al lado hay otros patios pero más feos, todavía, que los anteriores.
Seguimos por la calle y llegamos a la casa llamada Tacheles que es una antigua casa okupa. La casa por fuera ya es un desastre, grande y renegrida, pero por dentro daba asco toda cubierta de graffitis y todo muy sucio, bien es verdad que había como estudios de artistas por allí, e incluso un cine y un teatro, pero todo como roñoso. A mi padre le encantó porque dice que era lo más original que había visto desde que llegó y que sólo por eso merecía la pena. Luego nos tomamos algo en un café que estaba en la misma casa que se llamaba Zapata y que también daba un poco de asco pero era original.
De allí pasamos a la calle más comercial del antiguo Berlín este: la calle Friedrichstrasse. Hay muchas tiendas y también muchos edificios nuevos bastante altos y feos, la verdad es que todo ello contribuye a que nuestra primera impresión de Berlín sea la de una ciudad fría y no muy bonita. Eso sí había una tienda con una exposición de modelos deportivos que quitaban el hipo.
Después de pasar por el hotel nos dirigimos a la isla de los museos que, como es jueves por la tarde, es gratis. Visitamos primero el museo de Pérgamo que es una pasada, estos alemanes no se les ocurre otra cosa que meter edificios enteros dentro del museo, como el altar de Pérgamo, las puertas del mercado de Mileto o la puerta de Isthar.
Todo es muy bonito pero quizás el colorido de lo de Isthar y una casa islámica de Aleppo, que esta en la parte islámica del museo, sean lo mas bonito. Tienen hasta una pequeña bóveda de la Alhambra.
También vimos el Altes museum donde esta Nefertiti. La verdad es que es impresionante con un ojo en blanco y, sobre todo con un color de piel que parece natural
Desde allí nos fuimos a comer al restaurante de los 12 apóstoles (Georgenstrasse 2), que está al ladito del Museo de Pergamo debajo de la vía del tren. El restaurante es muy chulo con tres o cuatro comedores con los techos pintados y cada vez que pasa el tren vibra todo. Comimos unas pizzas y unas ensaladas, las raciones son enormes y los precios razonables.
Al fin nos vamos a dormir, que para ser el primer día y habernos metido el madrugón no esta mal, ya que según el podómetro de mi padre hemos hecho más de 24 kilómetros andando
Segundo día
Hoy nos toca empezar por subir a la cúpula del Reichstag o parlamento alemán, allí nos dirigimos después de ponernos las botas con el desayuno del hotel en el que había de todo. Hacemos una cola bastante grande y llegamos a la cúpula. La vista yo no diría que es muy bonita ya que los tejados de Berlín no son gran cosa y además la ciudad esta llena de grúas. Lo que es muy bonito es la cúpula en si misma ya que tiene en el centro una columna espectacular llena de espejos y que nos permitió hacer distintos montajes con las fotos; además la subida en rampa dando vueltas a la cúpula te permite ir repasando toda la ciudad. Nos dijo la guía, que vimos después, que la cúpula también tiene un significado simbólico ya que al estar en el techo y siempre llena de gente, los parlamentarios cuando miran hacia arriba pueden ver al pueblo por encima de sus cabezas que es el que manda.
Después nos fuimos a la puerta de Brandenburgo a esperar a la guía del tour gratuito que nos tenía que llevar a ver lo más importante de la ciudad. La guía nos contó muchas cosas sobre el nacimiento de Prusia y la creación de Alemania, luego las dos guerras mundiales y, finalmente, la guerra fría. En general, mereció la pena porque la chica era simpática y le echaba mucho teatro a la cosa (según mi padre hacía demasiadas preguntas retóricas), aunque la propina que le dimos vino a representar lo que nos constaría una guía normal
Lo primero que vimos con la guía fue el monumento a las victimas del holocausto que nos impresionó bastante. Es un terreno enorme cubierta de bloques de hormigón en el que te puedes meter como si fuera un laberinto, al principio los bloques son bajitos pero luego son mas altos que tú, dando una impresión de agobio, para luego volver a bajar y volver a salir del laberinto. Al parecer todo es simbólico expresando como el régimen nazi empezó poco a poco hasta que la gente se vio hundida del todo y después volvieron a salir poco a poco a la superficie.
De ahí fuimos a ver el bunker de Hitler, del que no vimos nada porque esta en el patio de una casa enterrado y destruido. Vimos también el edificio del gobierno de la RDA, la parte de Alemania que había estado ocupada por los rusos después de la segunda guerra mundial. Anteriormente había sido la sede de la aviación de Hitler. Delante del mismo, en el suelo, hay una gran foto en recuerdo de una revuelta popular durante la época de la RDA porque se exigía a los trabajadores producir un 30 % más, ya que en caso contrario se les reducía el sueldo un 10%. La revuelta fue aplastada por los tanques rusos. El edificio es una mole enorme y gris y ahora es el Ministerio de Hacienda, por lo que sigue siendo el edificio más odiado de Berlín.
De allí pasamos al Checkpoint Charlie que era el punto fronterizo donde estaban los americanos, en realidad no hay más que una garita reconstruida con unos señores disfrazados para hacerse fotos y un museo que no visitamos, este es otro sitio que no entiendo muy bien porque hay que ir a ver. Cerca de allí comimos un bocadillo en una especie de delicatessen que nos indico la guía y que no estuvo mal.
Pasamos cerca de un trozo de muro y luego por la Gendanmermarket platz, la plaza más bonita de Berlín con dos catedrales iguales y una sala de conciertos. Realmente es una plaza muy bonita
De ahí pasamos a la Babel Platz, donde los nazis quemaron más de 20.000 libros y donde el monumento que lo recuerda es un agujero en el suelo donde se ven unas estanterías blancas vacías y una frase de un autor alemán, muy anterior a la quema de libros, que dice algo así como que cuando se queman libros pronto se queman personas.
Nuestra siguiente parada fue el monumento a los caídos en las guerras que también nos impresionó mucho. Está en la calle más monumental de Berlín: Unter den linden y es un edificio que parece un templo griego por fuera y que dentro solo tiene la escultura de una mujer con su hijo muerto en brazos. Lo mas curioso es que la escultura esta debajo de un agujero grande que hay en el techo por lo que cuando llueve se moja y cuando nieva se cubre de blanco. Había llovido así que la escultura estaba pingando y con hojas caídas en el suelo.
Por los alrededores había muchos edificios bonitos como la antigua armería lleno de estatuas o los palacios del príncipe y la princesa formando un conjunto bastante monumental. Finalmente llegamos a la isla de los museos y a la plaza donde está la catedral, donde la guía nos contó como había caído el muro de Berlín con una historia bastante larga y divertida.
Después de dejar la guía, cogimos nuestro coche alquilado y nos fuimos a visitar el East Side Gallery que es el trozo de muro más grande que queda en pie. Este trozo fue decorado por artistas entre 1999 y 2000, pero esta hecho una pena lleno de firmas de la gente y en algunos casos con las pinturas totalmente desconchadas. Destaca la pintura del beso en los morros entre Breznev y Honecker, cuando eran presidentes de Rusia y de la Republica Democrática de Alemania, parece ser que por entonces se saludaban así de cariñosos.
Al final del East Side Gallery está el puente de Obernbaum que es el más bonito de Berlín de tipo medieval, con torreones y almenas.
De allí nos fuimos al mercadillo turco de Kreuzberg que resultó muy divertido con montones de puestos de frutas y verduras bastante raritas y, por supuesto, lleno de turcos, por algo dicen que Berlín es la tercera ciudad turca del mundo detrás de Estambul y Ankara. Para finalizar el día nos fuimos a la zona mas moderna: Potsdammer platz. Creo que fue una suerte llegar de noche porque los edificios iluminados son una pasada y una especie de carpa bóveda que hay en la plaza es espectacular.
En cierto modo me empieza a gustar Berlín porque tengo que reconocer que la calle Unter den Linden va a quedar impresionante cuando acaben las obras, llena de templos y edificios preciosos, y que la parte moderna es también espectacular. Nos dimos una vuelta por el centro comercial Arkaden que no esta mal pero tiene lo mismo que los centros comerciales de aquí.
Para finalizar el día nos fuimos a cenar al restaurante Lowenbrau en Leipziger Strasse 65, que es una taberna bávara que esta muy bien. Pedimos un plato que tenia de todo, pero sobre todo codillo y salchichas y estaba todo fantástico, hasta el precio.
Tercer día
Empezamos visitando el palacio de Charlottenbourg que no esta mal, lo más espectacular es una sala llena de cerámicas desde el suelo hasta el techo, también hay coronas y cetros de los reyes y un jardín de esos franceses más bien cursi.
De allí nos fuimos al mercadillo del 7 de junio donde hay un montón de puestos con cosas de cristal y porcelana también hay alguna gorra de los alemanes del este y los rusos. Luego paseamos un rato por el Tiergarten que es una especie de bosque dentro de la ciudad.
De ahí nos vamos a la plaza donde esta la iglesia derruida. Es una de las pocas cosas que no están reconstruidas, ni piensan hacerlo para dejar constancia de los bombardeos de la guerra. Al lado han hecho otra iglesia y un campanario en estilo moderno, por lo que ahora al conjunto le llaman: la muela picada, la polvera y el pintalabios.
Era sábado y la plaza donde esta la iglesia esta llena de gente, hay grupos de chicos que hacen acrobacias para sacar dinero y otros que están medio disfrazados, en general hay muy buen ambiente. Nos acercamos a los almacenes Ka De We que son como el corte ingles, la única diferencia es que la última planta la tienen dedicada a comidas y tienen muchas cosas caras como ostras y caviar. Dan ganas de quedarse allí pero esta todo a rebosar de gente. La impresión que nos llevamos es que el oeste no es tan monumental, ni lo están preparando tanto para el turismo, pero es muchísimo más divertido. Quizás no sea una opción a descartar el coger el hotel en esta zona para las compras y por las noches y desplazarse durante el día a ver los monumentos del este.
Desde allí nos vamos al centro de documentación del muro en la calle Bernauer strasse donde hay fotos y pequeñas películas sobre el muro, eso sí, todo en alemán e ingles, también hay una terraza desde donde se ve el muro que era doble con una zona intermedia llamada zona de la muerte por donde había minas y soldados con escopetas y perros para coger a los que intentaban escapar de Berlín este.
Acabamos el día paseando por Alexander platz que es el centro del Berlín este y que también esta lleno de gente pero un poco menos. En el este es todo como más frío, desde allí se ven algunos de los edificios típicos de la época socialista.
Por la noche cenamos en Zur Nibaum en el barrio de San Nicolás justo al lado de la iglesia. Según llegamos el señor del restaurante nos echó una bronca enorme en alemán de la que no entendemos ni jota, todavía no sabemos si protestaba porque era tarde (sobre las 9) o sobre si éramos muchos (7), el caso es que mi madre se le quedó mirando a los ojos como diciendo: Grita, grita que te va a dar lo mismo. Efectivamente, al final nos sentó en una mesa y nos dio de cenar. La comida estuvo regular, más bien escasa, pero bien de precio.
El postre lo dejamos para tomarlo en el café de la opera justo al lado del teatro de la opera en Unter den Linden, porque nos habían dicho que tiene la mejor oferta de tartas de la ciudad. Hay muchas pero tampoco para tanto y desde luego es un poco caro las bebidas son también muy caras y no digamos el coñac que lo dan auténticamente con cuentagotas.
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