12 Agosto 2015 Miercoles
Esta mañana, como el autobús hacia Shirakawago no salía hasta las 12h., nos dedicamos a dar una vuelta más por Takayama, además hacían el mercado matinal, aprovechamos para comprar algunos souvenirs en las tiendas de la zona, paseamos por el mercado aunque no era demasiado grande , pero fue muy interesante ver la variedad de vegetales y frutas que tienen, algunas de pequeño tamaño, pero a precios bastante altos
Media hora antes, por si a caso, fuimos hacia la parada de autobuses para coger el bus a Shirakawago el trayecto es de una hora aproximadamente a través de las montañas, una vez en Shirakawago, cruzamos su puente colgante, como todos los turistas que estábamos allí y entramos en el pueblo, es como una postal , con sus casas de madera con techos de paja y rodeadas de plantaciones de arroz de un verde intenso.
Fuimos a los templos que están a la izquierda entrando al poblado, con sus fuentes purificadoras y la campana, al acabar la visita del templo como era la hora de comer, compramos la comida en los pequeños tenderetes que hay a lo largo de la calle principal y la bebida en el supermercado, el único que hay en el pueblo.
Al acabar visitamos la casa típica de madera de cuatro alturas, con su pequeño templo y su buhardilla con fantásticas vistas.
Paseamos por el pueblo y nos dirigimos hacia el mirador, a través de un camino con bastante inclinación, pero no demasiado largo, una vez arriba nos recompenso con una vista estupenda de todo el poblado.
A las 17:30 cogimos el ultimo autobús hacia Takayama, y una vez allí cogimos el tren, para llegar a Kanazawa, después de dos transbordos llegamos a las 23:30h, buff.. un palizón. al salir de la estación cogimos un taxi, porque a esa hora ya no habían autobuses para llegar hasta nuestro riokan el Kikunoya Riokan de la calle Hirosaka, 1-1-27 (Kanazawa) tel : +81762313547.
Estábamos bastante cansados de tanto trayecto, el riokan tenia su encanto, nos dejaron unos quimonos para estar por allí y en las habitaciones disponíamos de unas mesas con té, aunque el dueño era bastante áspero.
Esta mañana, como el autobús hacia Shirakawago no salía hasta las 12h., nos dedicamos a dar una vuelta más por Takayama, además hacían el mercado matinal, aprovechamos para comprar algunos souvenirs en las tiendas de la zona, paseamos por el mercado aunque no era demasiado grande , pero fue muy interesante ver la variedad de vegetales y frutas que tienen, algunas de pequeño tamaño, pero a precios bastante altos
Media hora antes, por si a caso, fuimos hacia la parada de autobuses para coger el bus a Shirakawago el trayecto es de una hora aproximadamente a través de las montañas, una vez en Shirakawago, cruzamos su puente colgante, como todos los turistas que estábamos allí y entramos en el pueblo, es como una postal , con sus casas de madera con techos de paja y rodeadas de plantaciones de arroz de un verde intenso.
Fuimos a los templos que están a la izquierda entrando al poblado, con sus fuentes purificadoras y la campana, al acabar la visita del templo como era la hora de comer, compramos la comida en los pequeños tenderetes que hay a lo largo de la calle principal y la bebida en el supermercado, el único que hay en el pueblo.
Al acabar visitamos la casa típica de madera de cuatro alturas, con su pequeño templo y su buhardilla con fantásticas vistas.
Paseamos por el pueblo y nos dirigimos hacia el mirador, a través de un camino con bastante inclinación, pero no demasiado largo, una vez arriba nos recompenso con una vista estupenda de todo el poblado.
A las 17:30 cogimos el ultimo autobús hacia Takayama, y una vez allí cogimos el tren, para llegar a Kanazawa, después de dos transbordos llegamos a las 23:30h, buff.. un palizón. al salir de la estación cogimos un taxi, porque a esa hora ya no habían autobuses para llegar hasta nuestro riokan el Kikunoya Riokan de la calle Hirosaka, 1-1-27 (Kanazawa) tel : +81762313547.
Estábamos bastante cansados de tanto trayecto, el riokan tenia su encanto, nos dejaron unos quimonos para estar por allí y en las habitaciones disponíamos de unas mesas con té, aunque el dueño era bastante áspero.