Hoy nos hemos levantado tarde y hemos desayunado con calma. Parece que el efecto del cambio horario (7 horas menos) va desapareciendo.
Hemos hecho las maletas y estamos esperando un taxi para que nos lleve a la estación de autobuses CRUZ DEL SUR (dicen que los mejores de toda sud-américa) para ir a Paracas.
La estancia en el hotel de Lima (casa WAYRA) nos ha costado, en régimen de habitación y desayuno, 172 EUROS para las tres noches que hemos estado, un precio que creemos correcto para el establecimiento y los servicios recibidos.
La salida del autobús está prevista para las 12 del medio día y el taxi nos recoge del hotel a las 11:00. A las 11:15 ya estamos en la estación de autobuses, facturamos las maletas del mismo modo que en cualquier aeropuerto y esperamos la hora de salida.
Este trayecto, de unos 250 kilómetros, nos costó 24,5 EUROS a los dos y estaba la comida incluida, si bien, como en los aviones, esta dejó mucho que desear. En cuanto a comodidad, escogimos la zona VIP del autobús, en la que habían unos buenos butacones, cómodos y muy reclinables y con bastante espacio para las piernas.
El paisaje que vimos durante el viaje a Paracas fue bastante deprimente, desierto y suciedad, suciedad y desierto. Si en Lima la limpieza de las calles era del todo correcta, fue salir de la ciudad y empezar a ver lo peor de un país, no del todo desarrollado aún. Nos recordó algunos de los países árabes que habíamos visitado años atrás
A las 15:30, con puntualidad, llegamos a la estación de autobuses de Paracas que consiste en un cobertizo hecho con cañas de bambú y el techo de caña seca, si bien al lado mismo están construyendo un edificio nuevo, de obra. Nos entregan las maletas después de comprobar nuestra documentación, lo cual demuestra que hay seriedad y control en esta compañía de autobuses.
Nos está esperando el dueño del hotel, Valentín, del Backpacker ATENAS, que está a 500 mts. de la estación de autobuses y a 200 del muelle El Chaco y el paseo marítimo, el cual nos acompaña y nos instala en la habitación, pequeña pero confortable y cómoda, y nos aconseja varios restaurantes para cenar.
La ciudad (pueblo) de Paracas es más bien pequeña y sus principales atractivos son unas islas próximas llamadas Ballestas en las que hay una gran cantidad de fauna tal como leones marinos y pingüinos de Humbolt (especie endémica de este lugar) y mucha diversidad de aves marinas tales como pelícanos, cormoranes, frailecillos, etc. En estas islas se explota comercialmente el guano de las aves, que es utilizado como fertilizante en agricultura.
También está la Reserva Nacional de Paracas, una zona desértica con acantilados que dan directamente al océano Pacífico y unas playas de arena roja imensas.
Estuvimos paseando por el paseo marítimo, llamado Malecón el Chaco, donde hay gran cantidad de restaurantes y tiendas de recuerdos ya que Paracas es un destino turístico importante al estar relativamente cerca de Lima y cenamos allí mismo.
Por deferencia del hotel, pudimos visitar una atracción espectáculo, en la que se explica la historia del lugar, llamada LA MÁQUINA DEL TIEMPO.
Hemos hecho las maletas y estamos esperando un taxi para que nos lleve a la estación de autobuses CRUZ DEL SUR (dicen que los mejores de toda sud-américa) para ir a Paracas.
La estancia en el hotel de Lima (casa WAYRA) nos ha costado, en régimen de habitación y desayuno, 172 EUROS para las tres noches que hemos estado, un precio que creemos correcto para el establecimiento y los servicios recibidos.
La salida del autobús está prevista para las 12 del medio día y el taxi nos recoge del hotel a las 11:00. A las 11:15 ya estamos en la estación de autobuses, facturamos las maletas del mismo modo que en cualquier aeropuerto y esperamos la hora de salida.
Este trayecto, de unos 250 kilómetros, nos costó 24,5 EUROS a los dos y estaba la comida incluida, si bien, como en los aviones, esta dejó mucho que desear. En cuanto a comodidad, escogimos la zona VIP del autobús, en la que habían unos buenos butacones, cómodos y muy reclinables y con bastante espacio para las piernas.
El paisaje que vimos durante el viaje a Paracas fue bastante deprimente, desierto y suciedad, suciedad y desierto. Si en Lima la limpieza de las calles era del todo correcta, fue salir de la ciudad y empezar a ver lo peor de un país, no del todo desarrollado aún. Nos recordó algunos de los países árabes que habíamos visitado años atrás
A las 15:30, con puntualidad, llegamos a la estación de autobuses de Paracas que consiste en un cobertizo hecho con cañas de bambú y el techo de caña seca, si bien al lado mismo están construyendo un edificio nuevo, de obra. Nos entregan las maletas después de comprobar nuestra documentación, lo cual demuestra que hay seriedad y control en esta compañía de autobuses.
Nos está esperando el dueño del hotel, Valentín, del Backpacker ATENAS, que está a 500 mts. de la estación de autobuses y a 200 del muelle El Chaco y el paseo marítimo, el cual nos acompaña y nos instala en la habitación, pequeña pero confortable y cómoda, y nos aconseja varios restaurantes para cenar.
La ciudad (pueblo) de Paracas es más bien pequeña y sus principales atractivos son unas islas próximas llamadas Ballestas en las que hay una gran cantidad de fauna tal como leones marinos y pingüinos de Humbolt (especie endémica de este lugar) y mucha diversidad de aves marinas tales como pelícanos, cormoranes, frailecillos, etc. En estas islas se explota comercialmente el guano de las aves, que es utilizado como fertilizante en agricultura.
También está la Reserva Nacional de Paracas, una zona desértica con acantilados que dan directamente al océano Pacífico y unas playas de arena roja imensas.
Estuvimos paseando por el paseo marítimo, llamado Malecón el Chaco, donde hay gran cantidad de restaurantes y tiendas de recuerdos ya que Paracas es un destino turístico importante al estar relativamente cerca de Lima y cenamos allí mismo.
Por deferencia del hotel, pudimos visitar una atracción espectáculo, en la que se explica la historia del lugar, llamada LA MÁQUINA DEL TIEMPO.