Buag, empieza el camino de vuelta. Hoy tenemos que ser muy meticulosos a la hora de desmontar y guardar todo ya que como mínimo no volveremos a sacar los enseres del camping hasta el verano que viene, por lo que todo debe quedar muy bien empaquetado y sobre todo muy seco para que no se estropee. Nos lo tomamos con calma y no acabamos de recoger hasta media mañana.
Nos ponemos en marcha hacia Ulm, el destino elegido para pasar la noche.
Llegamos al hotel B&B que es de diseño moderno y está a sólo 10 minutos a pie del centro. (59,40€ + parking 5€). Dejamos el coche en el parking y tenemos que esperar cerca de una hora a que esté lista la habitación (inconveniente que el camping nunca nos hubiera acontecido ;)).
Ulm cuenta con dos motivos de orgullo: poseer la catedral gótica más alta del mundo y ser la ciudad que vio nacer al mayor genio que dio el país en el SXX, Albert Einstein.
Caminamos hasta el centro, es imposible perderse, la aguja de la catedral con 161m de altura sobresale por encima de todos los tejados y es una referencia infalible. La catedral se empezó a construir en XIV y sus obras se dilataron hasta finales del SXIX, y aunque inicialmente se consagró al culto católico después de la Reforma se reconvirtió a la fe protestante.
Pues nada, sacamos la entrada (5€) y nos disponemos a subir la nada despreciable cifra de 768 escalones que nos elevarán a 143m de altura. Iniciamos la ascensión, sin prisa pero sin pausa. La primera etapa, para ir calentando, son 392 escalones de nada. Nos decimos, bueno, ya llevamos más de la mitad, lo peor tiene que haber pasado. Descansamos un rato viendo una exposición sobre las catedrales góticas más altas de Europa que hay en este primer rellano, durante el ascenso vamos elevándonos por encima del crucero y dejando atrás arbotantes, gárgolas y pináculos.
El siguiente tramo nos lleva hasta la base de la aguja, ya estamos situados a una altura considerable. Hasta aquí la ascensión es cómoda dentro de lo que cabe, porque la escalera de subida es distinta a la de bajada, pero los últimos208 escalones hasta la parte superior de la aguja se hacen por una estrechísima escalera de caracol única para los dos sentidos. Uff, cuando te topas con algún otro visitante que viene enfrente de uno, hay que hacer un ejercicio de equilibrismo no apto para principiantes.
Coronamos sin más esfuerzo que el esperado a pesar del calor, no estamos en tan mala forma después de todo! El panorama desde allí arriba, no puede ser de otro modo, es alucinante, se divisan kilómetros y kilómetros hasta donde se pierde la vista e incluso en días despejados como el de hoy se alcanza a ver los alpes y el Zugspite.
Miramos hacia abajo y la ciudad se ve microscópica, parece que esté hecha con piezas de Lego. La plataforma donde estamos encaramados es muy reducida y hay mucha gente, salimos para dejar paso a otros turistas. Parece que no, pero bajar también cansa, y el ir mirando todo el rato para abajo marea un poco. Es cuando te das cuenta de lo empinadísima que es la escalera.
Llegamos abajo, de nuevo al nivel de los mortales, vamos corriendo a beber algo, estamos muertos de sed.
Después de comer un helado damos una vuelta, lo que más nos gusta es el antiguo ayuntamiento con su preciosa fachas pintada del SXV y también hay una zona de canales que corresponde al barrio de los pescadores, pero es muy pequeña.
Ayuntamiento
Ulm fue muy castigada por los bombardeos durante la IIGM y no resta nada de la ciudad medieval. Milagrosamente la Catedral salió casi intacta. Pregunto en la oficina de turismo si hay algún monumento en honor a Einstein, me indican una fuente y una escultura situada en el lugar donde se encontraba su casa, destruida en la guerra. Vemos ambos y no son demasiado reseñables.
Monumento a Albert Einstein
Una vez visto el tiempo que invertimos en visitar Ulm, creo que hubiéramos debido aprovechar el día para conocer también Augsburgo, que tiene bastante interés y además nos cogía de camino de la que veníamos. Una pena.
Cómo hoy es nuestro último día en Alemania tenemos la tarea obligada de buscar un supermercado para comprar todas las cosas ricas que nos gusta comer y que no podemos encontrar en España, al menos en Oviedo.
Después volvemos al hotel, cenamos y ya no volvemos a salir porque la verdad es que estamos cansados después todo el día. Nos sentimos bastante extraños durmiendo de nuevo en una cama!!
Nos ponemos en marcha hacia Ulm, el destino elegido para pasar la noche.
Llegamos al hotel B&B que es de diseño moderno y está a sólo 10 minutos a pie del centro. (59,40€ + parking 5€). Dejamos el coche en el parking y tenemos que esperar cerca de una hora a que esté lista la habitación (inconveniente que el camping nunca nos hubiera acontecido ;)).
Ulm cuenta con dos motivos de orgullo: poseer la catedral gótica más alta del mundo y ser la ciudad que vio nacer al mayor genio que dio el país en el SXX, Albert Einstein.
Caminamos hasta el centro, es imposible perderse, la aguja de la catedral con 161m de altura sobresale por encima de todos los tejados y es una referencia infalible. La catedral se empezó a construir en XIV y sus obras se dilataron hasta finales del SXIX, y aunque inicialmente se consagró al culto católico después de la Reforma se reconvirtió a la fe protestante.
Pues nada, sacamos la entrada (5€) y nos disponemos a subir la nada despreciable cifra de 768 escalones que nos elevarán a 143m de altura. Iniciamos la ascensión, sin prisa pero sin pausa. La primera etapa, para ir calentando, son 392 escalones de nada. Nos decimos, bueno, ya llevamos más de la mitad, lo peor tiene que haber pasado. Descansamos un rato viendo una exposición sobre las catedrales góticas más altas de Europa que hay en este primer rellano, durante el ascenso vamos elevándonos por encima del crucero y dejando atrás arbotantes, gárgolas y pináculos.
El siguiente tramo nos lleva hasta la base de la aguja, ya estamos situados a una altura considerable. Hasta aquí la ascensión es cómoda dentro de lo que cabe, porque la escalera de subida es distinta a la de bajada, pero los últimos208 escalones hasta la parte superior de la aguja se hacen por una estrechísima escalera de caracol única para los dos sentidos. Uff, cuando te topas con algún otro visitante que viene enfrente de uno, hay que hacer un ejercicio de equilibrismo no apto para principiantes.
Coronamos sin más esfuerzo que el esperado a pesar del calor, no estamos en tan mala forma después de todo! El panorama desde allí arriba, no puede ser de otro modo, es alucinante, se divisan kilómetros y kilómetros hasta donde se pierde la vista e incluso en días despejados como el de hoy se alcanza a ver los alpes y el Zugspite.
Miramos hacia abajo y la ciudad se ve microscópica, parece que esté hecha con piezas de Lego. La plataforma donde estamos encaramados es muy reducida y hay mucha gente, salimos para dejar paso a otros turistas. Parece que no, pero bajar también cansa, y el ir mirando todo el rato para abajo marea un poco. Es cuando te das cuenta de lo empinadísima que es la escalera.
Llegamos abajo, de nuevo al nivel de los mortales, vamos corriendo a beber algo, estamos muertos de sed.
Después de comer un helado damos una vuelta, lo que más nos gusta es el antiguo ayuntamiento con su preciosa fachas pintada del SXV y también hay una zona de canales que corresponde al barrio de los pescadores, pero es muy pequeña.
Ayuntamiento
Ulm fue muy castigada por los bombardeos durante la IIGM y no resta nada de la ciudad medieval. Milagrosamente la Catedral salió casi intacta. Pregunto en la oficina de turismo si hay algún monumento en honor a Einstein, me indican una fuente y una escultura situada en el lugar donde se encontraba su casa, destruida en la guerra. Vemos ambos y no son demasiado reseñables.
Monumento a Albert Einstein
Una vez visto el tiempo que invertimos en visitar Ulm, creo que hubiéramos debido aprovechar el día para conocer también Augsburgo, que tiene bastante interés y además nos cogía de camino de la que veníamos. Una pena.
Cómo hoy es nuestro último día en Alemania tenemos la tarea obligada de buscar un supermercado para comprar todas las cosas ricas que nos gusta comer y que no podemos encontrar en España, al menos en Oviedo.
Después volvemos al hotel, cenamos y ya no volvemos a salir porque la verdad es que estamos cansados después todo el día. Nos sentimos bastante extraños durmiendo de nuevo en una cama!!