Después de aproximadamente 6 horas y cuarto de vuelo aterrizamos en el aeropuerto de Dubai sobre las 3:00 de la noche hora de España, pero con la diferencia horaria de 3 horas, eran las 6:00 de Dubai.
Recogimos las maletas y pasamos el control de pasaportes, donde estaban controlando varios hombres con la túnica blanca y turbante y varias mujeres con la abaya y el velo. Fue el primer contacto con la cultura emiratí y nos llamó mucho la atención.
Después nos dirigimos a la estación de metro que hay en el mismo aeropuerto, donde compramos la Silver Card, que es una tarjeta monedero que se recarga con dinero y al pasar por las canceladoras te descuenta el precio del trayecto realizado. Se puede usar en el metro, tranvía y autobús.
El metro es muy moderno, limpio y funciona de forma automática sin conductor, lo que permite viajar en el primer o último vagón viendo la ciudad a través de la ventana de cristal frontal, ya que las vías del metro son elevadas y van por encima de la principal autopista, la Sheikh Zayed Road, que recorre Dubai a lo largo y que tiene 7 carriles en cada dirección. Hay vagones sólo para mujeres, otros para familias y vagones VIP (llamados Gold Class). El diseño de las estaciones es muy modernista y en el andén hay unas cristaleras que impiden acceder o caerte a las vías, pero que cuando llega el metro se abren unas puertas de cristal para entrar a los vagones.
Montamos en el último vagón y tuvimos suerte de ponernos en la ventana frontal, por lo que durante el recorrido pudimos empezar a disfrutar de las primeras vistas de la ciudad de Dubai con sus grandes rascacielos y sobre todo con el famoso Burj Khalifa.
Nos bajamos en la estación de Sharaf DG y a unos 100 metros estaba el Al Barsha Hotel Apartments, donde nos alojamos las siguientes 6 noches en un elegante, maravilloso y amplio apartamento de 100 m2, que estaba muy limpio y tenía de todo. Además el hotel tenía gimnasio, sauna y piscina en la azotea. Al lado había un supermercado abierto las 24 horas. Está situado en la zona Al Barsha, que es una buena zona para alojarse, ya que está muy bien comunicada con el metro y no está muy lejos de los principales sitios turísticos de Dubai.
Como era muy pronto no tenían todavía preparado el apartamento, por lo que dejamos en consigna las maletas y nos fuimos dando un paseo de unos 10 minutos al segundo centro comercial más grande de Dubai, el Mall of Emirates. Es como una ciudad, hay muchísimas tiendas de todo tipo de productos de las mejores firmas mundiales, salas de cine, un hotel de 5 estrellas y, lo que más llama la atención, el Ski Dubai, que es una de las estaciones de esquí cubiertas más grandes del mundo. Parece increíble que en unas horas puedas pasar de esquiar a 3 grados bajo cero a estar en el desierto a 50 grados en los meses de verano.
Cambiamos dinero, hicimos algunas compras de comida en el supermercado Carrefour que había dentro del centro comercial y volvimos al hotel. Subimos a la habitación y para relajarnos un poco nos dimos un baño en la piscina.
Después de comer y echar una pequeña siesta, cogimos un taxi que nos llevó hasta Madinat Souk Jumeirah. El taxi es un buen medio de trasporte para desplazarte por Dubai porque es bastante barato. Los taxis que funcionan con taxímetro son de color beis con el techo de otro color. Como peculiaridad, también hay taxis exclusivos para mujeres, que son de color rosa.
El Madinat Jumeirah es un atractivo complejo comercial con el aspecto de un zoco tradicional, que recuerda a los bazares de las antiguas ciudades árabes. Hay más de 70 tiendas, bares y restaurantes con amplias terrazas y también varios canales interiores por donde se puede dar un paseo en abra, la típica barca tradicional emiratí.
Cuando llegamos vimos el primer coche de lujo de los muchos que veríamos durante el viaje, un precioso Ferrari rojo.
Dimos un paseo muy agradable por todo el zoco y sus zonas exteriores, desde donde se obtenían unas vistas muy bonitas del Burj al Arab.
Salimos y fuimos andando hasta el precioso y original hotel de superlujo Burj al Arab, que está considerado como el único hotel de 7 estrellas del mundo. Tiene una original forma de vela de barco, está construido en su propia isla artificial a 280 metros de la costa y mide 321 metros de altura. Sólo pudimos verlo desde la zona de control de acceso que hay al inicio de la pasarela que conduce al hotel, ya que para entrar es necesario estar alojado o tener una reserva en uno de sus restaurantes.
[align=center]
Recogimos las maletas y pasamos el control de pasaportes, donde estaban controlando varios hombres con la túnica blanca y turbante y varias mujeres con la abaya y el velo. Fue el primer contacto con la cultura emiratí y nos llamó mucho la atención.
Después nos dirigimos a la estación de metro que hay en el mismo aeropuerto, donde compramos la Silver Card, que es una tarjeta monedero que se recarga con dinero y al pasar por las canceladoras te descuenta el precio del trayecto realizado. Se puede usar en el metro, tranvía y autobús.
El metro es muy moderno, limpio y funciona de forma automática sin conductor, lo que permite viajar en el primer o último vagón viendo la ciudad a través de la ventana de cristal frontal, ya que las vías del metro son elevadas y van por encima de la principal autopista, la Sheikh Zayed Road, que recorre Dubai a lo largo y que tiene 7 carriles en cada dirección. Hay vagones sólo para mujeres, otros para familias y vagones VIP (llamados Gold Class). El diseño de las estaciones es muy modernista y en el andén hay unas cristaleras que impiden acceder o caerte a las vías, pero que cuando llega el metro se abren unas puertas de cristal para entrar a los vagones.
Montamos en el último vagón y tuvimos suerte de ponernos en la ventana frontal, por lo que durante el recorrido pudimos empezar a disfrutar de las primeras vistas de la ciudad de Dubai con sus grandes rascacielos y sobre todo con el famoso Burj Khalifa.
Nos bajamos en la estación de Sharaf DG y a unos 100 metros estaba el Al Barsha Hotel Apartments, donde nos alojamos las siguientes 6 noches en un elegante, maravilloso y amplio apartamento de 100 m2, que estaba muy limpio y tenía de todo. Además el hotel tenía gimnasio, sauna y piscina en la azotea. Al lado había un supermercado abierto las 24 horas. Está situado en la zona Al Barsha, que es una buena zona para alojarse, ya que está muy bien comunicada con el metro y no está muy lejos de los principales sitios turísticos de Dubai.
Como era muy pronto no tenían todavía preparado el apartamento, por lo que dejamos en consigna las maletas y nos fuimos dando un paseo de unos 10 minutos al segundo centro comercial más grande de Dubai, el Mall of Emirates. Es como una ciudad, hay muchísimas tiendas de todo tipo de productos de las mejores firmas mundiales, salas de cine, un hotel de 5 estrellas y, lo que más llama la atención, el Ski Dubai, que es una de las estaciones de esquí cubiertas más grandes del mundo. Parece increíble que en unas horas puedas pasar de esquiar a 3 grados bajo cero a estar en el desierto a 50 grados en los meses de verano.
Cambiamos dinero, hicimos algunas compras de comida en el supermercado Carrefour que había dentro del centro comercial y volvimos al hotel. Subimos a la habitación y para relajarnos un poco nos dimos un baño en la piscina.
Después de comer y echar una pequeña siesta, cogimos un taxi que nos llevó hasta Madinat Souk Jumeirah. El taxi es un buen medio de trasporte para desplazarte por Dubai porque es bastante barato. Los taxis que funcionan con taxímetro son de color beis con el techo de otro color. Como peculiaridad, también hay taxis exclusivos para mujeres, que son de color rosa.
El Madinat Jumeirah es un atractivo complejo comercial con el aspecto de un zoco tradicional, que recuerda a los bazares de las antiguas ciudades árabes. Hay más de 70 tiendas, bares y restaurantes con amplias terrazas y también varios canales interiores por donde se puede dar un paseo en abra, la típica barca tradicional emiratí.
Cuando llegamos vimos el primer coche de lujo de los muchos que veríamos durante el viaje, un precioso Ferrari rojo.
Dimos un paseo muy agradable por todo el zoco y sus zonas exteriores, desde donde se obtenían unas vistas muy bonitas del Burj al Arab.
Salimos y fuimos andando hasta el precioso y original hotel de superlujo Burj al Arab, que está considerado como el único hotel de 7 estrellas del mundo. Tiene una original forma de vela de barco, está construido en su propia isla artificial a 280 metros de la costa y mide 321 metros de altura. Sólo pudimos verlo desde la zona de control de acceso que hay al inicio de la pasarela que conduce al hotel, ya que para entrar es necesario estar alojado o tener una reserva en uno de sus restaurantes.
[align=center]
Rápidamente nos acercamos andando hasta la playa de Umm Suqeim para ver una de las mejores vistas del Burj al Arab con la puesta de sol y el anochecer. La vista del hotel iluminado es muy chula, además al lado está el hotel Jumeirah con un diseño muy original en forma de la ola y una bonita iluminación.
Volvimos al Madinat Jumeirah, donde cenamos en la terraza del restaurante asiático The Noodle House, utilizando dos cupones 2x1.
Después de cenar nos sentamos en una especie de zona chill out en un graderío exterior preparado al efecto con música ambiente. Compramos unos helados y pedimos un narguile para terminar la noche de forma relajada.[/align]