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Repetimos el ritual de por la mañana: empezar bien temprano, parar a por algo para desayunar mientras vamos a la estación central y desde allí coger el tren, esta vez hacia Gante.
Al ser lunes no hay descuento weekend, pero Gante está más cerca y nos sale al mismo precio que el día anterior (12€ ida y vuelta por persona). Es el mismo tren, pero tardamos unos 20 min.
Gante es más grande que Brujas y por tanto diferente. El camino desde la estación es más largo, unos 35 min a pie, y las vistas no es que sean tan bonitas como el propio centro de la ciudad, por eso optamos por coger un tranvía (el número 1, que se coge al salir de la estación a la izquierda) y como no sabíamos cómo sacar el billete… ¡nos montamos sin pagar!
Nos bajamos en la parada Korenmarkt, la más cercana al centro histórico, y allí buscamos la oficina de turismo. No fue fácil. El mapa que llevábamos impreso tenía unos añitos, y dimos un buen paseo, preguntamos bastante, pero finalmente dimos con ella. Se encuentra frente al castillo de Gravensteen, en el Fish Market.
Esta vez preguntamos si había algún tipo de guía turística, y nos dijeron que a la una de la tarde salía una en castellano desde el puente de Sint-Michielshelling, y no lo dudamos. Se trata de un free tour de dos horas haciendo un paseo circular a pie por el casco histórico. Nos resultó muy ameno, conocimos la historia, arquitectura y curiosidades de la ciudad. Son quizás esas curiosidades las que no se olvidan, y entre ellas destacamos que, por ejemplo, en la plaza donde se torturaron miles de personas en Gante durante el siglo XIII convirtiéndose en la “plaza de la muerte”; y los propios ciudadanos, para quitar dicha fama a la plaza, instalaron tres farolas, que se encienden cada vez que nace un bebé en el hospital de la ciudad, como símbolo de la vida nueva. Otras curiosidades que se comentaron en el tour fueron ideales para seguirlas al pie de la letra al terminarlo, pues eran sobre bares, cafeterías o pubs.
El tour terminó en el Belfort, desde ahí hicimos nuestro propio tour de patatas fritas, gofres, cuberdons, ginebra y cerveza. A más de las tres de la tarde, nos sorprende encontrarnos el restaurante de patatas fritas (recomendado por la guía) abierto aún, y allí fuimos. Se trata del frituur Sympa. Bastante normal y común por dentro, pero sus patatas fritas y salsas están deliciosas y nos ofrecieron probar las salsas para poder decidirnos. Pedimos un par de bandejas grandes con dos salsas, para compartir entre cuatro, y nos salió por 7’5€ entre todas. Riquísimas! Desde ahí nos fuimos a por el gofre.
La guía nos había aconsejado los gofres tradicionales de la cafetería Max. Son muy conocidos, y eso también hacía que fueran caros (entre 10 y 14€). Son diferentes a los que pensamos, pues éstos son grandes, forma cuadrada y van cargados de fruta, helado, siropes,… todo lo imaginable. Entramos, el ambiente era muy elegante y no tienen servicio para llevar (pues queríamos comerlo por la calle). Así, que fuimos a la otra cafetería recomendada por la guía donde sí venden los gofres comúnmente conocidos, aunque con una peculiaridad: lo hacen delante de ti. Se trata de 3’14, una cafetería también muy bonita, aunque no entramos a merendar, pues preferimos coger nuestros gofres desde la ventanilla exterior y sentarnos en la plaza de enfrente a disfrutar del buen tiempo que hacía (¡es raro no encontrar lluvia!). El chico tenía bolas de masa preparada sobre el mármol, y conforme le indicabas tu pedido ponía una de las bolas en la gofrera y salían recién hechos, calientes y deliciosos. El precio ronda los 3’5€.
Justo en la misma puerta hay también dos carrillos de vendedores de cuberdons o “naricillas”: dulces típicos de sabor a frambuesa. Son muy dulces y con textura de gelatina. Conseguimos sacarle 9 unidades por 3€, buena oferta visto el precio de estas gomitas en cualquier tienda gastronómica.
Seguimos nuestro paseo por la zona céntrica, echándonos las fotos que durante el tour no pudimos, observando cada detalle y disfrutando del encanto de esta ciudad.
Cuando ya necesitamos descansar y relajarnos, fuimos a la taberna de Pol, donde venden (nada más y nada menos) que una variedad de unos doscientos tipos de ginebra. Son chupitos, hay dos medidas, y los precios rondan los 2’5 y los 3€. Los sabores son desde cualquier fruta, a chocolate o cactus. Los grados de alcohol van desde 17º a 53º.
Y una vez que entramos en calor, era ya nuestro segundo día y ¡¡no habíamos probado la cerveza!! Así que justo en el bar de al lado (por si salís perjudicados de la “jenever” no tenéis pérdida), está el único bar de Gante, Het Waterhuis, que vende las cuatro cervezas locales. Probamos la Klokke Roeland (conocida por sus once grados) la cerveza con sabor a frambuesa, y una clarita de la zona. Todas deliciosas. El sitio relajado y variopinto, y desde la planta superior hay buenas vistas del canal iluminado por la noche.
Se nos pasó el tiempo volando, y sobre las nueve cogimos el tranvía de vuelta para no perder el tren. Merece la pena antes de ir hacia el tranvía pasar por el Belfort, verlo iluminado, así como la estructura moderna que se encuentra frente a él (City Pavilion) donde se realizan conciertos. Una vez más, no pagamos el tranvía, y cogimos el tren. En Bruselas pillamos algo de cenar por el camino y nos dirigimos al apartamento tras este día tan fantástico como agotador.
Free Tour: www.facebook.com/ ...alkingTour
Frituur Sympa: www.facebook.com/ ...976775662/
Cafetería Max: www.tripadvisor.es/ ...vince.html
Cafetería 3’14: www.tripadvisor.es/ ...vince.html
Ginebra de Pol: www.tripadvisor.es/ ...vince.html
Cervecería Het Waterhuis: www.tripadvisor.es/ ...vince.html
Consejos si volviéramos a ir:
- Mirar si hubiese algún museo interesante. Los lunes cierran todos.
- Probar la cervecería del zapato. Los lunes desgraciadamente está cerrada, pero cualquier otro día de la semana se puede disfrutar de una cerveza en un pub típico y de la manera más simpática. Al pedir la cerveza debes entregar un zapato como fianza, pues este invento se usa como remedio a los robos de los bonitos vasos donde se sirven las bebidas. El lugar se llama Dulle Griet.
- Quizás sería interesante alquilar una bicicleta y moverse con ella desde la estación de tren hacia la zona céntrica y por ella.
- Un almuerzo en el restaurante Amadeus también nos lo aconsejó la guía. Se trata de un lugar muy concurrido por los ciudadanos de Gante, por sus famosas costillas. Tienen precio cerrado: 16€ y puedes comer tantas costillas como quieras o puedas, pero no otra cosa que no sean costillas. Se encuentra junto al City Pavillión, de esquina.
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