LUNES 28 DE MARZO
Siento el retraso en la publicación, pero es que Thomas no tenía wifi y no he estado solo ningún rato para buscar alguna red abierta o en algún café.
A las 16:20, con una puntualidad alemana me ha venido a buscar mi blablacar, César, un chico mexicano que trabaja en alemania. Junto a nosotros ha viajado Julia, una chica gallega que trabaja en Alemania también desde hace más de 10 años. Así que por 11€ me ha llevado directo hasta la estación de trenes de colonia (2’5h), con la suerte de que hemos podido hablar en castellano todo el rato. Mejor imposible.
Ya en Colonia, como hemos llegado una hora antes de lo que tenía previsto según el horario del plan B del tren, me he quedado con julia tomando unas cervecitas y algo que picar (salchicha de sangre o algo así). Además hemos visitado la inmensa catedral, aunque había un oficio religioso, ya que está junto a la estación central de tren.
Por fin nos hemos encontrado con Thomas, mi anfitrión en la Hbf de Köln, desde donde nos hemos dirigido andando (30’) hasta su casa, bastante céntrica par a una gran ciudad como Colonia.
Thomas, un señor que andará por los 70 años, es diseñador y ha viajado por todo el mundo trabajando para Dior, para teatros como el de Luxemburgo,… es una persona muy interesante. A pesar de ser estadounidense, se le entiende perfectamente el inglés (creo que es la primera vez que me pasa en la vida), tal vez porque lleva la mitad de su vida fuera de EE.UU.
Hemos estado charlando un buen rato en su casa hasta que hemos ido a cenar a un restaurante tailandés (eran las 22:30 y no era fácil encontrar nada abierto, que esto no es Sevilla en verano). Nunca había comido en un Tai, ha sido una muy buena experiencia. Estábamos solos… de hecho creo que estaban cerrando cuando hemos llegado, pero aún así nos han atendido. Nos hemos quedado hasta las 00:40. Ya de vuelta a casa, con un cansancio del demonio, Thomas no ha dejado de hablar hasta pasadas las 2:00 a.m. Son las cosas que tiene el Couch Surfing.
MARTES 29 DE MARZO
Por fin un día que duermo hasta las 9:30. Y eso que hubiera podido dormir hasta las 12:00 en el sofá que Thomas me ha dejado.
La idea del día es visitar algo de la ciudad. No tengo mucha información sobre Colonia, así que me limitaré a seguir los pasos de Thomas, sin mayor pretensión. Si él hubiera tenido que trabajar me hubiera acercado a Bonn, por consejo de César y de Julia, los chicos del Blabla de ayer.
En todo caso, estoy en Köln por tomar el vuelo que mañana me llevará a Copenhague, así que no importa el plan del día.
Thomas y yo hemos estado hablando por la mañana en casa, de tal suerte que se nos ha hecho un poco tarde para desayunar. Así, hemos ido a un sitio típico que él conocía y el desayuno se ha convertido en almuerzo (Gulash) pues ya eran las 12:30. Allí se nos ha unido otro amigo de Thomas, un tal Frank, de Colonia.
Con él hemos terminado de tomar una cervecita y hemos disfrutado del día en su compañía. Colonia no es una ciudad especialmente bonita, pero tiene sus atractivos. Así, hemos caminado un montón de horas, pasando por una zona de nueva construcción junto al Rhin, realmente bonita para ser tan moderna. Próxima al museo del chocolate.
Más tarde nos hemos adentrado en la catedral nuevamente. Me ha encantado, y eso que no ha hecho un día soleado. Tiene las vidrieras más bonitas que yo haya visto jamás. No me cansaba de contemplarlo. Y gratis.
Al lado se encuentra el museo más famoso de la ciudad, el Ludwig museum (11€). Una mierda. Arte contemporáneo de ese que no entiendes nada (o simplemente entiendes que es una caca donde funciona la aleatorización para decir que algo es arte o una travesura de tu sobrino). Allí hemos estado hasta que ha cerrado (18:00), porque a ellos les apasionaba.
Ya era hora de tomar una tartita (les he convencido, como venganza). Pensando que Julia ya habría terminado de trabajar, la hemos llamado para que se acercara a pasar la tarde con nosotros. Así lo ha hecho en menos de media hora y hemos pasado un rato sensacional los cuatro.
Por último, Frank se ha tenido que marchar y los tres hemos cenado en un restaurante típico alemán: un sopa, una salchicha con zanahoria y arenque en salsa agria. La verdad es que la gastronomía de este país es inversamente proporcional a su capacidad innovadora en otras disciplinas.
Nos hemos despedido de Julia, deseándole lo mejor. Se está acabando mi experiencia en Köln, al igual que en el resto de ciudades visitadas, con las expectativa ampliamente superadas.
MIÉRCOLES 30 de Marzo
Pues con pena voy a tener que despedirme del bueno de Thomas. Después de tomarnos el enésimo te en su casa (le he terminado la exitencias), nos hemo ido a desayunar cerca de la estación principal del tren, de donde salen los trenes con parada en el aeropuerto. Mi anfitrión me ha invitado al desayuno y puntuales nos hemos acercado a la plataforma de donde sale el tren. El billete cuesta 2’80 euros y hay 4-5 trenes por hora, por lo que he visto en Internet. Sin más, otro abrazo enorme con Thomas, dos besos y para el aeropuerto
Siento el retraso en la publicación, pero es que Thomas no tenía wifi y no he estado solo ningún rato para buscar alguna red abierta o en algún café.
A las 16:20, con una puntualidad alemana me ha venido a buscar mi blablacar, César, un chico mexicano que trabaja en alemania. Junto a nosotros ha viajado Julia, una chica gallega que trabaja en Alemania también desde hace más de 10 años. Así que por 11€ me ha llevado directo hasta la estación de trenes de colonia (2’5h), con la suerte de que hemos podido hablar en castellano todo el rato. Mejor imposible.
Ya en Colonia, como hemos llegado una hora antes de lo que tenía previsto según el horario del plan B del tren, me he quedado con julia tomando unas cervecitas y algo que picar (salchicha de sangre o algo así). Además hemos visitado la inmensa catedral, aunque había un oficio religioso, ya que está junto a la estación central de tren.
Por fin nos hemos encontrado con Thomas, mi anfitrión en la Hbf de Köln, desde donde nos hemos dirigido andando (30’) hasta su casa, bastante céntrica par a una gran ciudad como Colonia.
Thomas, un señor que andará por los 70 años, es diseñador y ha viajado por todo el mundo trabajando para Dior, para teatros como el de Luxemburgo,… es una persona muy interesante. A pesar de ser estadounidense, se le entiende perfectamente el inglés (creo que es la primera vez que me pasa en la vida), tal vez porque lleva la mitad de su vida fuera de EE.UU.
Hemos estado charlando un buen rato en su casa hasta que hemos ido a cenar a un restaurante tailandés (eran las 22:30 y no era fácil encontrar nada abierto, que esto no es Sevilla en verano). Nunca había comido en un Tai, ha sido una muy buena experiencia. Estábamos solos… de hecho creo que estaban cerrando cuando hemos llegado, pero aún así nos han atendido. Nos hemos quedado hasta las 00:40. Ya de vuelta a casa, con un cansancio del demonio, Thomas no ha dejado de hablar hasta pasadas las 2:00 a.m. Son las cosas que tiene el Couch Surfing.
MARTES 29 DE MARZO
Por fin un día que duermo hasta las 9:30. Y eso que hubiera podido dormir hasta las 12:00 en el sofá que Thomas me ha dejado.
La idea del día es visitar algo de la ciudad. No tengo mucha información sobre Colonia, así que me limitaré a seguir los pasos de Thomas, sin mayor pretensión. Si él hubiera tenido que trabajar me hubiera acercado a Bonn, por consejo de César y de Julia, los chicos del Blabla de ayer.
En todo caso, estoy en Köln por tomar el vuelo que mañana me llevará a Copenhague, así que no importa el plan del día.
Thomas y yo hemos estado hablando por la mañana en casa, de tal suerte que se nos ha hecho un poco tarde para desayunar. Así, hemos ido a un sitio típico que él conocía y el desayuno se ha convertido en almuerzo (Gulash) pues ya eran las 12:30. Allí se nos ha unido otro amigo de Thomas, un tal Frank, de Colonia.
Con él hemos terminado de tomar una cervecita y hemos disfrutado del día en su compañía. Colonia no es una ciudad especialmente bonita, pero tiene sus atractivos. Así, hemos caminado un montón de horas, pasando por una zona de nueva construcción junto al Rhin, realmente bonita para ser tan moderna. Próxima al museo del chocolate.
Más tarde nos hemos adentrado en la catedral nuevamente. Me ha encantado, y eso que no ha hecho un día soleado. Tiene las vidrieras más bonitas que yo haya visto jamás. No me cansaba de contemplarlo. Y gratis.
Al lado se encuentra el museo más famoso de la ciudad, el Ludwig museum (11€). Una mierda. Arte contemporáneo de ese que no entiendes nada (o simplemente entiendes que es una caca donde funciona la aleatorización para decir que algo es arte o una travesura de tu sobrino). Allí hemos estado hasta que ha cerrado (18:00), porque a ellos les apasionaba.
Ya era hora de tomar una tartita (les he convencido, como venganza). Pensando que Julia ya habría terminado de trabajar, la hemos llamado para que se acercara a pasar la tarde con nosotros. Así lo ha hecho en menos de media hora y hemos pasado un rato sensacional los cuatro.
Por último, Frank se ha tenido que marchar y los tres hemos cenado en un restaurante típico alemán: un sopa, una salchicha con zanahoria y arenque en salsa agria. La verdad es que la gastronomía de este país es inversamente proporcional a su capacidad innovadora en otras disciplinas.
Nos hemos despedido de Julia, deseándole lo mejor. Se está acabando mi experiencia en Köln, al igual que en el resto de ciudades visitadas, con las expectativa ampliamente superadas.
MIÉRCOLES 30 de Marzo
Pues con pena voy a tener que despedirme del bueno de Thomas. Después de tomarnos el enésimo te en su casa (le he terminado la exitencias), nos hemo ido a desayunar cerca de la estación principal del tren, de donde salen los trenes con parada en el aeropuerto. Mi anfitrión me ha invitado al desayuno y puntuales nos hemos acercado a la plataforma de donde sale el tren. El billete cuesta 2’80 euros y hay 4-5 trenes por hora, por lo que he visto en Internet. Sin más, otro abrazo enorme con Thomas, dos besos y para el aeropuerto