Otra de las visitas obligadas desde Sydney es visitar el Parque de las Blue Mountains. Os explico cómo visitarlas por vuestra cuenta en transporte público:
Las Blue Mountains, Patrimonio de la Humanidad, están a unos 50 kilómetros de Sydney. Su nombre proviene de la idea de que la emanación de los eucaliptos hacía que vistas desde lo lejos pareciesen de ese color. Pero parece que ese tono azulado proviene de la radiación ultravioleta, hecho que para qué mentir no sé explicar
Existen varias opciones para visitarlas, en el día o quedarse varios días, alquilando un coche, reservando un tour o en tren.
Nosotras lo hicimos por nuestra cuenta. El tren sale más económico si lo compráis de ida y vuelta y al llegar y lo más común es pararse en Katoomba.
Al llegar a Katoomba hay 2 opciones:
Andar un buen tramo con desniveles hasta llegar al mirador de las Three Sisters o coger un autobús, pero cuidado porque existe un autobús turístico, muy caro y carente de interés y otro público.
Para coger el autobús público, cuando salgáis de Katoomba Station, andando por la calle principal llegaréis a un Subway (de comidas, no de metro) al lado de un parque, y ahí encontraréis el bus rojo estilo retro que os irá parando en las principales atracciones de las Blue Mountains.
Nuestra recomendación es que le saquéis una foto en la parada a la lista de horarios, con especial atención al último autobús de vuelta.
La primera parada interesante es la Echo Point, donde podréis asomaros a las Three Sisters.
De Google Imágenes.
Tras visitar los miradores de las Three Sisters, debéis coger de nuevo el autobús y parar en la parada Railway.
Una vez allí tenéis varias opciones:
El Katoomba Scenic Railway dicen que es el tren más empinado del mundo y antiguamente se usaba para transportar carbón. Es toda una experiencia y merece mucho la pena.
A continuación podéis hacer un corto paseo por el bosque, ver las Three Sisters desde otra perspectiva (existen rutas más largas si os da tiempo), y finalmente coger el Scenic Cableway que es un teleférico también empinado y con vistas panorámicas.
Ya que estábamos allí pues también pagamos por el Scenic Skyway.
Una vez arriba cogeréis de nuevo el bus rojo con asientos de madera retro y de vuelta a la estación de tren para regresar a Sydney.
Es cierto que allí se puede andar, pero si sólo se tiene un día mi recomendación es pagar por los transportes y aprovechar el tiempo restante para andar por los senderos del fondo.
Todo esto en una excursión de día completo. Si tenéis tiempo, debe estar chulo dormir por la zona y hacer rutas de senderismo para conocer el Parque más profundamente.
Unas fotos de la zona.
Web sobre las Blue Mountains.
Información en español.
Mirad qué precioso vídeo con la técnica de Time-lapse y utilizando drones:
Aunque, como os he explicado, nuestra espinita clavada fue no poder conocer el Centro Rojo, os haré un pequeño resumen con información y consejos por si queréis visitarlo:
Para conocer esta parte tan especial de Australia, y a la que dolorosamente tuvimos que renunciar tras una preparación tan exhaustiva, debéis armaros de paciencia y asumir que será la parte más costosa del viaje si decidís incluírlo en la ruta y os obligará a hacer tetris para ajustar el itinerario en función de las ofertas que encontréis.
Cuando encontréis la mejor combinación de vuelos internos, desde alguna de las ciudades más conocidas (Sydney, Melbourne, Darwin…), a uno de los 2 aeropuertos para conocer esta zona (Ayers Rock o Alice Springs), podréis decidir de qué manera conocer el outback australiano.
Se puede alquilar un coche en el aeropuerto y hacerlo por vuestra cuenta o reservar excursiones con alguna de las empresas que lo ofertan. Lo bueno de esta segunda opción es que hay tours de un día o varios días, por zonas, con noche en el desierto, conociendo la cultura aborigen, etc.
¿Qué se puede ver en el Centro Rojo?
Los imprescindibles serían: Uluru, Las Olgas y King Canyon.
El Territorio del Norte, el outback, es la última frontera australiana. Constituye una sexta parte de su territorio, y su densidad de población es desoladora, unos 0,12 habitantes por kilómetro cuadrado.
Aunque los aborígenes australianos sólo suponen el 1,7% del total de la población, en el Territorio del Norte, una de cada cuatro personas es aborigen.
El Uluru es la montaña sagrada de los aborígenes. Tiene una altura de 348 metros y una extensión de casi 9 kilómetros en torno a su base, una anchura de 3,6 por 2,4 kilómetros.
Imaginad si es especial sólo contemplarla, el espectáculo que supone ver cómo la piedra rojiza se ilumina como si ardiese con el sol al amanecer y al atardecer, imaginad lo que es acampar a sus pies, conocer historias ancestrales contadas por los aborígenes. Ese sueño tantos meses fantaseado y visualizado con tanta intensidad fue la gran renuncia del viaje, la cicatriz que sigue doliendo en los domingos melancólicos de lluvia
En palabras del gran Ángel González:
"Es una pena que esos golpes
que, entregados al júbilo del vuelo,
entonces casi no sentimos,
algunas tardes ahora,
en el otoño,
cuando amenaza lluvia
y viene el frío,
nos vuelvan a doler tanto en el alma;
renovado dolor que no permite
reconciliar el sueño interrumpido."
Pero como siempre decimos: “hay que dejarse algo para volver!”
El Parque Nacional de Uluru-Kata Tjuta, tiene una superficie de 1.326 km2 y lo compone, además del Uluru la zona de cañones llamado Kata Tjuta o Las Olgas, que está a unos 30 kilómetros y es un grupo de 36 monolitos pulidos caprichosamente por la erosión.
Al norte de Ayers Rock, está el Parque Nacional de Watarrka, donde se encuentra el Kings Canyon, un espectacular cañón de 110 metros de profundidad.
Enlaces útiles.
Trekking por la zona.
Cuenta la leyenda, que dos tribus de espíritus ancestrales se reunieron en un banquete en la zona donde hoy descansa el monolito. Embriagados por la belleza de las mujeres, los hombres de la tribu convidada no hicieron caso a los anfitriones, los cuales invocaron a un espíritu maligno que se apareció en forma de perro salvaje (el dingo australiano), intentando llevarse a los bebés. Se inició una sangrienta batalla que terminó con la muerte de sus líderes, lo que provocó la enorme tristeza de la madre tierra que se rebeló indignada formando lo que hoy es el Uluru.
Os pido que entendáis que la montaña ya estaba ahí millones de años antes de que el hombre blanco la pisara, y que para los aborígenes Anangu es su Montaña Sagrada desde siempre.
Desde que fue “descubierta” por el hombre blanco se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes del mundo. Los aborígenes se encargan de la gestión del parque, lo que garantiza en parte su preservación. Y ellos piden no escalar la montaña para no pisar su cima por su carácter sagrado y, por supuesto, está prohibido llevarse cualquier tipo de roca, piedra o arena bajo peligro de multa. Pero siempre existe alguna persona a la que rodear el monolito, disfrutar de un atardecer o contemplar su belleza no es suficiente.
Nosotras seguimos siempre la máxima del Jefe Seattle: “Llévate solo los recuerdos, deja solo tus huellas”.
Foto de Google Imágenes