Pues nada, hoy era el gran día para mí en cuanto a disfrutar del crucero viendo una llegada a puerto. Tengo una buena amiga que ha hecho muchísimos cruceros y ya me había dicho que tanto la entrada como la salida de Venecia era espectacular y teníamos que estar en algún lugar bien situado para deleitarnos de ello. Y es que el barco pasa al ladito de la plaza de San Marcos y el puente de los suspiros, es algo que jamás olvidaré…y eso que, pese a tener el diario de a bordo bien estudiado y con todo previsto en cuanto a horas, nos pasó algo imprevisto y tuvimos que conformarnos con ver la llegada desde el ventanal del restaurante Albatros mientras desayunábamos. Suerte que mis padres habían cogido una mesa pegada a la cristalera que si no, nos hubiésemos perdido todo.
Pues nada, que se suponía que la llegada a Venecia era a las 9 en punto así que yo había quedado con mi hermana para desayunar a las 7.45 rapidito y subir al puente 10 a ver la llegada pero…resulta que el barco llegó muchísimo antes, a las 8.20 ya estábamos atracados en puerto. Ya cuando me desperté, a las 7.20 vi que estábamos muy cerca de tierra y parecía ya que entrábamos en Venecia pero por las horas no me cuadraba y fue ya en el bufet desayunando cuando comencé a ver puentecitos y nos dimos cuenta que era Venecia, y ya os digo, en seguida tuvimos la plaza de San Marcos al lado. No fue lo mismo que verla al aire libre pero la vimos bien desde el ventanal que es hasta el suelo. A las 8.10 mi hermana y yo salimos del restaurante y nos fuimos a nuestros camarotes a avisar. Mi marido y mi hijo, que los dejé allí porque querían dormir un poquillo más, resulta que estaban en el balcón viéndolo todo. Dicen que fue maravilloso verlo desde allí, y menuda suerte, resulta que yo tanto madrugar y tanta previsión para que ellos lo vieran mejor sin moverse. Así que nada, avisados estáis, porque no sé si fue algo excepcional o es que a Venecia siempre se llega antes de lo previsto. Mi camarote era de los impares (zona de estribor) así que también os digo que si os toca una de esos y tenéis balcón vais perfectamente bien orientados para ver la llegada desde el camarote con la plaza de San Marcos de frente y si vais en uno que sea par, pues lo que tendréis mejor será la salida de Venecia ya que el barco se gira. Es importante que tengáis controlado esto para que os situéis lo mejor que podáis si no hay imprevistos. A mí me hubiera gustado saber esto, porque ya que tenía balcón pues eso, pero no pasa nada, disfruté muchísimo a las 17 horas con la salida desde el puente 10.
Quedamos los 7 de nuevo a las 9.10 en el Atrio Central. La llegada era a las 9 y queríamos esperan unos minutos a que se disolviese un poco la cola de gente para la salida. Y como el barco llegó antes yo creo que incluso puede ser que abriera antes la puerta de desembarque porque nosotros fuimos derecho y no había casi nada de cola.
Una vez que bajas en la terminal 107 que es la de Costa está todo muy bien señalado para salir del puerto y además, como hay mucha gente de Costa en tierra les preguntas y te indican cómo llegar hasta el centro turístico de Venecia.
Todos nosotros menos mi niño conocíamos ya esta ciudad así que íbamos a tomarla con mucha tranquilidad y sin prisas. Además, la salida del barco era a las 17 horas luego teníamos muchísimo tiempo por delante, hasta las 16 horas podíamos estar en tierra. En ningún momento pensamos en contratar excursiones y no las recomiendo porque son caras y es mucho mejor y muy fácil moverse por sí mismo en Venecia.
Al salir de la terminal de cruceros nos dirigimos hacia el “People Mover” una especie de trenecito eléctrico que conecta el puerto con la Piazzale Roma. La estación se ve de lejos y si no preguntas y te indican, llegas en 3 minutos. El trayecto es corto pero te deja en un sitio ideal para empezar a "patear" esta bella ciudad. El trayecto dura casi anda, no sé si llega al minuto pero hay mucha frecuencia de trenes y cuesta 1,50 euros la ida. Se podría llegar andando pero el camino es dificultoso por carreteras y campos. Y sacar los billetes es superfácil porque las máquinas tienen cambios de idiomas.
Cuando llegamos a la Plaza de Roma nos bajamos y fuimos directos al famoso puente de Calatrava “Puente de la Constitución”. Ninguno lo conocíamos porque se hizo en el 2010 y nuestras visitas a la ciudad fueron anteriores. Es muy bonito y original con su suelo de cristal aunque entiendo de sobra las críticas ya que en cuanto que llueva debe ser muy resbaladizo (de hecho hay mucha gente que lo ha demandado).
Pues bien, nos hicimos las primeras fotillos desde el puente y continuamos tras cruzarlo.
Pasamos por delante de la estación de trenes y cruzamos el siguiente puente que nos encontramos sólo para hacernos más fotos e ir a ver una iglesia muy grande que se encontraba al otro lado pero luego regresamos. Queríamos llegar a la Plaza de San Marcos y es muy sencillo porque Venecia es una ciudad que está muy bien señalizada. Desde ese mismo punto donde estábamos ya había señalizaciones que indicaban por qué calles ir para llegar a San Marcos (y eso que estábamos lejillos, como a unos 30 0 40 minutos andando). Compramos un plano frente a la estación de trenes pero ya os digo que no lo usamos porque todo estaba bien señalizado.
Desde la Plaza de España puedes cogerte un vaporeto que te lleve al puente del Rialto o a la Plaza de San Marcos si quieres ahorrar tiempo y no te importa gastar dinero pero yo sigo recomendando llegar a pie como hicimos nosotros porque callejeamos mucho y vimos rincones maravillosos. Aparte que por esa zona más alejada del centro hay muchísimas tiendas de souvenirs (joyas de murano, máscaras…) y más baratas. Las 3 mujeres que íbamos flipamos y en un tramo de apenas unos 500 metros compramos muchas cosas y preciosas (anillos, colgantes, máscaras, imanes, pendientes…) nos volvimos locas pero pienso que si ves algo que te gusta y a buen precio lo compres en cuanto lo veas porque por mi experiencia cuando no paras y dices, luego lo compro ya ni vuelves al mismo sitio, ni es igual lo que viste ni tienes tiempo por una u otra cosa.
Pues eso, fuimos callejeando por el laberinto de calles siguiendo los carteles que llevaban a San Marcos y disfrutando de tiendas, casas señoriales y puentecitos haciéndonos miles de fotos. Otra cosa curiosa es que en los baños públicos hay que pagar lo que en cada uno ponga, nosotros entramos en uno que ponía 1,5 euros así que imaginaos…
Antes de llegar a la plaza de San Marcos vimos indicaciones del Puente del Rialto pero las obviamos y fuimos directos a la plaza, el puente ya lo veríamos luego (que para nuestra decepción estaba totalmente en obras, así que olvidaos de fotos chulas del puente porque está tapado por publicidades).
San Marcos tan espectacular como siempre. Qué plaza tan grandiosa y bonita. Después de recorrerla por completo y verla desde todos lados fuimos hacia el Palacio Ducal y de ahí directo al muelle de góndolas que está justo al lado. Y aquí el punto más polémico de todos y que aún no tengo claro si me timaron o no pero bueno, gajes del oficio. Éramos 7 y en la góndola sólo caben 6 así que mi padre se sacrificó y se quedó haciendo la cola para ver la Catedral por dentro (que luego me dijo que como había misa no pudo ver nada más que una pequeña zona).
Y vamos a hablar de la polémica que fue el precio de la góndola. Cuando yo vine la otra vez los precios se pactaban y era un precio fijo independientemente de cuantas personas fueran en la góndola. Yo ya sabía que esto ya no era así y que el precio era fijo de unos 80 euros (por unos 40 minutos) y si querías prolongar hasta una hora era 120 euros. Y que por la tarde era más caro todo. Pues bien, mi padre se empeñó en coger la góndola en plena plaza de San Marcos y creo que ahí nos equivocamos y nos salió más cara, aunque es algo que no he podido comprobar aún con nadie. El gondolero nos dijo que había dos tipos de paseos: uno más íntimo por los canales pequeños y pasando el puente de los suspiros y otro más básico, pasando por el gran canal (y los precios eran 80 o 120 euros). No me convencía en absoluto pero nos enseñó que lo ponía en un cartel en el embarcadero y que todo allí era igual así que aceptamos y cogimos el recorrido íntimo porque el otro ya lo podíamos ver con el vaporeto. Y la verdad es que es algo muy caro y se pasan pero merece la pena, no puedes irte de allí sin subirte a una góndola y recorrer sus rincones más secretos.
Al bajarnos de la góndola nos dirigimos al gran canal para ver el puente del Rialto y fue una pena porque está totalmente cubierto por obras, menos mal que ya lo conocíamos porque las fotos sin el puente pierden mucho. Y de allí nos empezó a entrar hambre y nos fuimos a un restaurante a comer un Calzone cada uno, fue excepcional, estaba delicioso pero fue demasiado grande, es mejor pedirlo para dos porque no pudimos terminarlo.
Serían las 14 horas así que decidimos emprender ya nuestro camino de regreso hacia el barco y cómo íbamos con tiempo decidimos hacerlo caminando. Cruzamos el puente del Rialto y a partir de ahí comenzamos a callejear siguiendo la dirección hacia Piazza Roma que veía muy bien indicado en carteles en las calles. De camino nos detuvimos a degustar un famoso gelato italiano y paramos a ver varias iglesias que nos encontramos.
Ya en la plaza cogimos de nuevo el People Mover y llegamos a la terminal de cruceros y a nuestro barco. Nos pusimos el bañador y a nuestra piscina favorita, nos dimos un chapuzón y a tumbarnos en las hamacas hasta que el crucero saliera (17 horas). Unos 15 minutos antes, como estábamos en la popa nos subimos una planta más (PUENTE 10) y nos situamos en el lateral de babor, por donde se podría contemplar la mejor vista de Venecia cuando el barco zarpase. Y vaya si mereció la pena, fue algo sublime y lo disfrutamos muchísimo aunque se levantó un viento curioso y se nubló por completo. Nuestro crucero se terminaba y qué mejor manera para despedirlo que zarpar desde Venecia.
Después fuimos a tomarnos nuestro último chocolate (y esta vez lo pedimos caliente porque nos enfriamos un poco en la cubierta). Y de ahí, tocaba preparar las maletas, ya no nos unimos de nuevo hasta la hora de la cena, en la que por cierto había ya mucha gente nueva y hubo cambio de camareros, esto se terminaba…lástima.
[URL=https://imageshack.com/i/pmDsuvGMj][/URL
Cuando llegamos a nuestro camarote nos habían dejado un diario de a bordo donde nos explicaban cosas del desembarco de mañana y nos había dejado dos clases de pegatinas para nuestras maletas (sólo para las que se facturan, no el equipaje de mano). La primera era la de Costa, que había que rellenar con nuestros datos y la segunda, era ya la del checking de iberia (nos habían dejado también un sobre con las tarjetas de embarque y asientos asignados ya). Así que fue todo muy cómodo, pegamos las dos cosas en las asas y dejamos las maletas que íbamos a facturar en la puerta del camarote por la noche. Los de costa pasarían a buscarlas y ya no tendríamos que preocuparnos de ellas para nada, ya que las recibiríamos directamente en Madrid. Todo eso es porque nuestro vuelo era un charter de Costa Cruceros, para otros casos no sé cómo va la cosa pero te lo explican todo en el diario de a bordo.
Pues nada, que se suponía que la llegada a Venecia era a las 9 en punto así que yo había quedado con mi hermana para desayunar a las 7.45 rapidito y subir al puente 10 a ver la llegada pero…resulta que el barco llegó muchísimo antes, a las 8.20 ya estábamos atracados en puerto. Ya cuando me desperté, a las 7.20 vi que estábamos muy cerca de tierra y parecía ya que entrábamos en Venecia pero por las horas no me cuadraba y fue ya en el bufet desayunando cuando comencé a ver puentecitos y nos dimos cuenta que era Venecia, y ya os digo, en seguida tuvimos la plaza de San Marcos al lado. No fue lo mismo que verla al aire libre pero la vimos bien desde el ventanal que es hasta el suelo. A las 8.10 mi hermana y yo salimos del restaurante y nos fuimos a nuestros camarotes a avisar. Mi marido y mi hijo, que los dejé allí porque querían dormir un poquillo más, resulta que estaban en el balcón viéndolo todo. Dicen que fue maravilloso verlo desde allí, y menuda suerte, resulta que yo tanto madrugar y tanta previsión para que ellos lo vieran mejor sin moverse. Así que nada, avisados estáis, porque no sé si fue algo excepcional o es que a Venecia siempre se llega antes de lo previsto. Mi camarote era de los impares (zona de estribor) así que también os digo que si os toca una de esos y tenéis balcón vais perfectamente bien orientados para ver la llegada desde el camarote con la plaza de San Marcos de frente y si vais en uno que sea par, pues lo que tendréis mejor será la salida de Venecia ya que el barco se gira. Es importante que tengáis controlado esto para que os situéis lo mejor que podáis si no hay imprevistos. A mí me hubiera gustado saber esto, porque ya que tenía balcón pues eso, pero no pasa nada, disfruté muchísimo a las 17 horas con la salida desde el puente 10.
Quedamos los 7 de nuevo a las 9.10 en el Atrio Central. La llegada era a las 9 y queríamos esperan unos minutos a que se disolviese un poco la cola de gente para la salida. Y como el barco llegó antes yo creo que incluso puede ser que abriera antes la puerta de desembarque porque nosotros fuimos derecho y no había casi nada de cola.
Una vez que bajas en la terminal 107 que es la de Costa está todo muy bien señalado para salir del puerto y además, como hay mucha gente de Costa en tierra les preguntas y te indican cómo llegar hasta el centro turístico de Venecia.
Todos nosotros menos mi niño conocíamos ya esta ciudad así que íbamos a tomarla con mucha tranquilidad y sin prisas. Además, la salida del barco era a las 17 horas luego teníamos muchísimo tiempo por delante, hasta las 16 horas podíamos estar en tierra. En ningún momento pensamos en contratar excursiones y no las recomiendo porque son caras y es mucho mejor y muy fácil moverse por sí mismo en Venecia.
Al salir de la terminal de cruceros nos dirigimos hacia el “People Mover” una especie de trenecito eléctrico que conecta el puerto con la Piazzale Roma. La estación se ve de lejos y si no preguntas y te indican, llegas en 3 minutos. El trayecto es corto pero te deja en un sitio ideal para empezar a "patear" esta bella ciudad. El trayecto dura casi anda, no sé si llega al minuto pero hay mucha frecuencia de trenes y cuesta 1,50 euros la ida. Se podría llegar andando pero el camino es dificultoso por carreteras y campos. Y sacar los billetes es superfácil porque las máquinas tienen cambios de idiomas.
Cuando llegamos a la Plaza de Roma nos bajamos y fuimos directos al famoso puente de Calatrava “Puente de la Constitución”. Ninguno lo conocíamos porque se hizo en el 2010 y nuestras visitas a la ciudad fueron anteriores. Es muy bonito y original con su suelo de cristal aunque entiendo de sobra las críticas ya que en cuanto que llueva debe ser muy resbaladizo (de hecho hay mucha gente que lo ha demandado).
Pues bien, nos hicimos las primeras fotillos desde el puente y continuamos tras cruzarlo.
Pasamos por delante de la estación de trenes y cruzamos el siguiente puente que nos encontramos sólo para hacernos más fotos e ir a ver una iglesia muy grande que se encontraba al otro lado pero luego regresamos. Queríamos llegar a la Plaza de San Marcos y es muy sencillo porque Venecia es una ciudad que está muy bien señalizada. Desde ese mismo punto donde estábamos ya había señalizaciones que indicaban por qué calles ir para llegar a San Marcos (y eso que estábamos lejillos, como a unos 30 0 40 minutos andando). Compramos un plano frente a la estación de trenes pero ya os digo que no lo usamos porque todo estaba bien señalizado.
Desde la Plaza de España puedes cogerte un vaporeto que te lleve al puente del Rialto o a la Plaza de San Marcos si quieres ahorrar tiempo y no te importa gastar dinero pero yo sigo recomendando llegar a pie como hicimos nosotros porque callejeamos mucho y vimos rincones maravillosos. Aparte que por esa zona más alejada del centro hay muchísimas tiendas de souvenirs (joyas de murano, máscaras…) y más baratas. Las 3 mujeres que íbamos flipamos y en un tramo de apenas unos 500 metros compramos muchas cosas y preciosas (anillos, colgantes, máscaras, imanes, pendientes…) nos volvimos locas pero pienso que si ves algo que te gusta y a buen precio lo compres en cuanto lo veas porque por mi experiencia cuando no paras y dices, luego lo compro ya ni vuelves al mismo sitio, ni es igual lo que viste ni tienes tiempo por una u otra cosa.
Pues eso, fuimos callejeando por el laberinto de calles siguiendo los carteles que llevaban a San Marcos y disfrutando de tiendas, casas señoriales y puentecitos haciéndonos miles de fotos. Otra cosa curiosa es que en los baños públicos hay que pagar lo que en cada uno ponga, nosotros entramos en uno que ponía 1,5 euros así que imaginaos…
Antes de llegar a la plaza de San Marcos vimos indicaciones del Puente del Rialto pero las obviamos y fuimos directos a la plaza, el puente ya lo veríamos luego (que para nuestra decepción estaba totalmente en obras, así que olvidaos de fotos chulas del puente porque está tapado por publicidades).
San Marcos tan espectacular como siempre. Qué plaza tan grandiosa y bonita. Después de recorrerla por completo y verla desde todos lados fuimos hacia el Palacio Ducal y de ahí directo al muelle de góndolas que está justo al lado. Y aquí el punto más polémico de todos y que aún no tengo claro si me timaron o no pero bueno, gajes del oficio. Éramos 7 y en la góndola sólo caben 6 así que mi padre se sacrificó y se quedó haciendo la cola para ver la Catedral por dentro (que luego me dijo que como había misa no pudo ver nada más que una pequeña zona).
Y vamos a hablar de la polémica que fue el precio de la góndola. Cuando yo vine la otra vez los precios se pactaban y era un precio fijo independientemente de cuantas personas fueran en la góndola. Yo ya sabía que esto ya no era así y que el precio era fijo de unos 80 euros (por unos 40 minutos) y si querías prolongar hasta una hora era 120 euros. Y que por la tarde era más caro todo. Pues bien, mi padre se empeñó en coger la góndola en plena plaza de San Marcos y creo que ahí nos equivocamos y nos salió más cara, aunque es algo que no he podido comprobar aún con nadie. El gondolero nos dijo que había dos tipos de paseos: uno más íntimo por los canales pequeños y pasando el puente de los suspiros y otro más básico, pasando por el gran canal (y los precios eran 80 o 120 euros). No me convencía en absoluto pero nos enseñó que lo ponía en un cartel en el embarcadero y que todo allí era igual así que aceptamos y cogimos el recorrido íntimo porque el otro ya lo podíamos ver con el vaporeto. Y la verdad es que es algo muy caro y se pasan pero merece la pena, no puedes irte de allí sin subirte a una góndola y recorrer sus rincones más secretos.
Al bajarnos de la góndola nos dirigimos al gran canal para ver el puente del Rialto y fue una pena porque está totalmente cubierto por obras, menos mal que ya lo conocíamos porque las fotos sin el puente pierden mucho. Y de allí nos empezó a entrar hambre y nos fuimos a un restaurante a comer un Calzone cada uno, fue excepcional, estaba delicioso pero fue demasiado grande, es mejor pedirlo para dos porque no pudimos terminarlo.
Serían las 14 horas así que decidimos emprender ya nuestro camino de regreso hacia el barco y cómo íbamos con tiempo decidimos hacerlo caminando. Cruzamos el puente del Rialto y a partir de ahí comenzamos a callejear siguiendo la dirección hacia Piazza Roma que veía muy bien indicado en carteles en las calles. De camino nos detuvimos a degustar un famoso gelato italiano y paramos a ver varias iglesias que nos encontramos.
Ya en la plaza cogimos de nuevo el People Mover y llegamos a la terminal de cruceros y a nuestro barco. Nos pusimos el bañador y a nuestra piscina favorita, nos dimos un chapuzón y a tumbarnos en las hamacas hasta que el crucero saliera (17 horas). Unos 15 minutos antes, como estábamos en la popa nos subimos una planta más (PUENTE 10) y nos situamos en el lateral de babor, por donde se podría contemplar la mejor vista de Venecia cuando el barco zarpase. Y vaya si mereció la pena, fue algo sublime y lo disfrutamos muchísimo aunque se levantó un viento curioso y se nubló por completo. Nuestro crucero se terminaba y qué mejor manera para despedirlo que zarpar desde Venecia.
Después fuimos a tomarnos nuestro último chocolate (y esta vez lo pedimos caliente porque nos enfriamos un poco en la cubierta). Y de ahí, tocaba preparar las maletas, ya no nos unimos de nuevo hasta la hora de la cena, en la que por cierto había ya mucha gente nueva y hubo cambio de camareros, esto se terminaba…lástima.
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Cuando llegamos a nuestro camarote nos habían dejado un diario de a bordo donde nos explicaban cosas del desembarco de mañana y nos había dejado dos clases de pegatinas para nuestras maletas (sólo para las que se facturan, no el equipaje de mano). La primera era la de Costa, que había que rellenar con nuestros datos y la segunda, era ya la del checking de iberia (nos habían dejado también un sobre con las tarjetas de embarque y asientos asignados ya). Así que fue todo muy cómodo, pegamos las dos cosas en las asas y dejamos las maletas que íbamos a facturar en la puerta del camarote por la noche. Los de costa pasarían a buscarlas y ya no tendríamos que preocuparnos de ellas para nada, ya que las recibiríamos directamente en Madrid. Todo eso es porque nuestro vuelo era un charter de Costa Cruceros, para otros casos no sé cómo va la cosa pero te lo explican todo en el diario de a bordo.