Confirmado, nos volvemos para Tehran, pero no en el bus de las 8:00, porque nos hemos ido a dormir a las 4:45 am, así que lo dejamos para las 12:30 mejor. Nos despedimos de Arad y su amiguete, con cariño y para la Terminal que nos vamos. Esto de ir con alguien que habla farsi es un chollo. Sólo te das cuenta cuando no lo tienes contigo y te percatas de lo jodido que es hacerte entender en inglés.
El viaje a Tehran dura 5 horitas. Nazanin iba a bajarse en Karaj, pero ha decidido a última hora acompañarme hasta la capital, desde donde tomará el metro de vuelta a la noche. Yo duermo en casa de Moshen (el de la masajista con final feliz), en su casa de soltero. Allí me está esperando, pero aprovecho para dejar sólo la mochila y dar una vuelta con Nazanin para algunos asuntillos personales. Total, que me vuelvo para cenar cuando Moshen me llama al móvil… igual se acordaba del plantón que le di cuando estaba con Shay en el nature Bridge la vez anterior…
El bueno de Moshen no aprende… ya está otra vez con que me quiere mandar a casa a Nazanin, la masajista del final feliz… tengo que decirle que no más veces que San Pedro a Cristo para que me deje tranquilo.
El día siguiente es mi último día en Tehran y en Irán. A la mañana, en la cama, he empezado a recordar momentos bonitos (tantos…) y personas entrañables que he conocido y he llorado desconsoladamente como un niño al que le quitan la teta. Menos mal que nadie me ha visto, porque sino pensaría que estaba majara.
El momento catártico me ha sentado bien, así que he ido a despedirme de Farnoosh, a su casa, ya que no puede moverse muy bien aún. Le he dado el dinero que me ha sobrado del viaje ya que al no poder trabajar no puede pagarse el alquiler del piso.
Después he quedado con Nazanin para despedirme de ella igualmente. Ha sido tan, tan difícil que ella me ha acompañado hasta el aeropuerto en taxi (50’), teniendo que volverse después hasta karaj (80’). Esta chica es un cielo.
Y con más lágrimas si cabe, me he despedido del país con la mejor gente que he conocido en mi vida: Irán.
El viaje a Tehran dura 5 horitas. Nazanin iba a bajarse en Karaj, pero ha decidido a última hora acompañarme hasta la capital, desde donde tomará el metro de vuelta a la noche. Yo duermo en casa de Moshen (el de la masajista con final feliz), en su casa de soltero. Allí me está esperando, pero aprovecho para dejar sólo la mochila y dar una vuelta con Nazanin para algunos asuntillos personales. Total, que me vuelvo para cenar cuando Moshen me llama al móvil… igual se acordaba del plantón que le di cuando estaba con Shay en el nature Bridge la vez anterior…
El bueno de Moshen no aprende… ya está otra vez con que me quiere mandar a casa a Nazanin, la masajista del final feliz… tengo que decirle que no más veces que San Pedro a Cristo para que me deje tranquilo.
El día siguiente es mi último día en Tehran y en Irán. A la mañana, en la cama, he empezado a recordar momentos bonitos (tantos…) y personas entrañables que he conocido y he llorado desconsoladamente como un niño al que le quitan la teta. Menos mal que nadie me ha visto, porque sino pensaría que estaba majara.
El momento catártico me ha sentado bien, así que he ido a despedirme de Farnoosh, a su casa, ya que no puede moverse muy bien aún. Le he dado el dinero que me ha sobrado del viaje ya que al no poder trabajar no puede pagarse el alquiler del piso.
Después he quedado con Nazanin para despedirme de ella igualmente. Ha sido tan, tan difícil que ella me ha acompañado hasta el aeropuerto en taxi (50’), teniendo que volverse después hasta karaj (80’). Esta chica es un cielo.
Y con más lágrimas si cabe, me he despedido del país con la mejor gente que he conocido en mi vida: Irán.