Para llegar a la “Ibiza Balcánica”, como lo calificaba nuestra guía, Marina nos llevó a la estación de Virpazar, cogimos un tren durante 12 minutos hasta Sutomore (12 minutos y estás en la playa!!) y compartimos viaje con una pareja de actores de teatro de Cetinje que tenían verdadera ilusión por hablar con nosotros (así sí mola!) Desde Sutomore, 50 minutos de bus y estás en Budva.
El verano y la locura fiestera de esta ciudad pueden decepcionar al que no sepa, no dónde va, sino cuándo. Como a nosotros nos gusta la tranquilidad igual que la marcha, cuando sacamos la patita de la estación, no nos asustamos ni nos disgustamos. Para nada .
Branka y Nenad, los propietarios de Sailor House, nuestra casa en Budva, nada más llegar te conquistan (si estás dispuesto a ser conquistado) y dedican todos sus esfuerzos a su gran vocación que no es otra que hacerte sentir como en casa. Gracias a la hora entera durante la cual, Nikšićko negra de a medio en mano, nos mostraron todo, absolutamente todo lo que podía ofrecernos la preciosa Budva, nosotros que teníamos intención de dedicarle la tarde e ir a Ulcinj y Sveti Stefan al día siguiente, decidimos que íbamos a tratar de descansar y disfrutar por igual de la ciudad los dos días que íbamos a estar allí. Branka y Nenad te cuentan minuciosamente dónde estás y tú no te quieres ir nunca .
Budva es una ciudad eminentemente veneciana, con una parte griega y otra romana, cuya diferencia al ojo puede ser muy sutil pero si atiendes al trazado la pillas. Durante el día, las calles están tranquilas y las playas petadas. Precisamente sus calles fueron reconstruidas piedra por piedra después del terremoto de 1979 y la playa de Ricardova Glava -prácticamente dentro del Stari Grad- fue el “vertedero” donde arrojaron todos los restos de los destrozos que había causado el seísmo (piedras, hierros, y demás) por lo que, a menos que quieras salir tatuado del agua, esta playa no se recomienda para el baño (ojo, está llena de valientes bañándose).
Mucho más aconsejables son las playas de al lado, que están a 5 minutos a través de un paseo flipante donde la cámara se va sola: Mogren 1 y Mogren 2 son así de bonitas, y la erosión de la roca impresiona a la vista y al tacto:
*** Imagen borrada de Tinypic ****** Imagen borrada de Tinypic ***
En el Stari Grad, desde la fortaleza o Citadela, las vistas sobre la ciudad, el mar y la isla de Sveti Nikola son tremendas:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
(No soy yo la que posa sobre el tejado, tampoco fue la única que se subió durante el rato que estuvimos, hay que ser borrica….)
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A los pies de la Citadela, la Catedral Ortodoxa de San Iván - Crkva Svetog Ivana- y dos preciosas iglesias católicas -San Juan y la Santísima Trinidad- en una misma placita:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos decepcionó un poco no poder entrar a Santa María in Punta, tanto que, por más que le doy la vuelta a las fotos, no encuentro ni una a su fachada...
Y de noche…, de noche el Stari Grad se convierte en una locura de músicas, de gentes y de todo. Gracias a que nuestra Sailor House tenía ventanas anti todo, podríamos haber descansado perfectamente, pero por si acaso no podíamos contra nuestro enemigo, decidimos unirnos a él
Lo que digo, jaleo, jaleo y más jaleo sólo hasta la 1, eso sí, con una amplia representación de lo que en Belgrado se conoce como “Silicon Valley”: mismo nivel de silicona por todas partes, aunque más bronce en el cuerpo y mucho divinismo, quizá también procedente de los yates del puerto.
Lo mejor sin duda el garito de la Citadela, donde una especie de orquesta propia de las fiestas de los pueblos, te ameniza la noche con temazos de Chemical Brothers, Queen, Prodigy y hasta Ramstein. Cómo nos lo pasamos...!
El siguiente día en Budva, último en Montenegro, lo dedicamos al relax desde una hamaca en el Dukley Beach Club, al lado del puerto:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de una lección de historia de unas 3 horas por parte de nuestros hosts, nos marchamos a ver atardecer a ese lugar tan peculiar llamado Sveti Stefan, antiguo pueblecito de pescadores, hoy resort de lujo sólo visitable desde fuera. Aunque la foto está tomada desde arriba, la exclusividad te para los pies en la(s) bonita(s) playa(s), abajo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tomando algo desde enfrente, ya de noche, llegué a dos conclusiones: la primera es que las luces las encienden aposta para que parezca que hay gente, pero seguro que allí sobra espacio... La segunda es que si algún día me compro Sveti Stefan, lo haré accesible a todo el mundo. Y gratuito. Os lo prometo.
Y nos despedimos de Montenegro con una casi luna llena, algo de penita y mucha alegría por lo bien que nos lo habíamos pasado y porque las vacas se extendían un poquito más en Dubrovnik.
*** Imagen borrada de Tinypic ***