Nuestra aventura comienza con nuestro vuelo desde Londres a las 8:30, llegamos puntuales y sin ningún problema al aeropuerto de Bratislava. Aquí recogemos nuestro coche de alquiler con Avis, por cierto 100% recomendable esta empresa, lo más importante es no tener sorpresas inesperadas con las empresas de alquiler de coches. Nosotros pillamos una oferta que tenían para 6 días, así que planteamos nuestro viaje para hacer primero la ruta por Eslovaquia y dejar la visita a Bratislava para el final.
De camino a nuestra primera parada nos detuvimos en un pueblo para comer algo, por supuesto nuestro inglés no servía de nada porque solo hablaban eslovaco, aunque tuvimos suerte con la carta, pues era un restaurante italiano y se podían entender los nombres de los platos sin mayores problemas. Nos comimos una pizza muy rica y bien grande, un plato de pasta, una cerveza y una coca cola = 10,85€. Aquí descubrimos lo barato que era comer en Eslovaquia, estos precios fueron constantes durante todo el viaje.
Con la barriga llena llegamos al Castillo de Bojnice, que parece haberse escapado de una película de Disney.
No sabíamos si entrar al castillo o no, como llegamos bastante cansados del viaje decidimos dar una vuelta alrededor y verlo por fuera. El lugar estaba muy animado, había muchos puestos con artesanía y dulces típicos, nosotros nos compramos un par de helados por 1€ cada uno y nos dimos un paseo por un parque cercano.
Continuamos hasta Banská Bystrica, ciudad en la que se encuentra nuestro alojamiento. Tras descansar un rato en nuestra habitación salimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad con las últimas luces del día. Estuvimos paseando por la plaza central y las calles más cercanas a ésta, nos lo tomamos con bastante tranquilidad y disfrutamos cenando en una terraza de uno de los restaurantes de la plaza, se estaba muy bien en la calle porque hacía muy buena temperatura.
Llegamos a nuestra pensión muy cansados de todo el viaje, siempre el primer día resulta ser un poco de adaptación y a partir del segundo es cuando empezamos a disfrutar a tope, así que a recargar baterías.
De camino a nuestra primera parada nos detuvimos en un pueblo para comer algo, por supuesto nuestro inglés no servía de nada porque solo hablaban eslovaco, aunque tuvimos suerte con la carta, pues era un restaurante italiano y se podían entender los nombres de los platos sin mayores problemas. Nos comimos una pizza muy rica y bien grande, un plato de pasta, una cerveza y una coca cola = 10,85€. Aquí descubrimos lo barato que era comer en Eslovaquia, estos precios fueron constantes durante todo el viaje.
Con la barriga llena llegamos al Castillo de Bojnice, que parece haberse escapado de una película de Disney.
No sabíamos si entrar al castillo o no, como llegamos bastante cansados del viaje decidimos dar una vuelta alrededor y verlo por fuera. El lugar estaba muy animado, había muchos puestos con artesanía y dulces típicos, nosotros nos compramos un par de helados por 1€ cada uno y nos dimos un paseo por un parque cercano.
Continuamos hasta Banská Bystrica, ciudad en la que se encuentra nuestro alojamiento. Tras descansar un rato en nuestra habitación salimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad con las últimas luces del día. Estuvimos paseando por la plaza central y las calles más cercanas a ésta, nos lo tomamos con bastante tranquilidad y disfrutamos cenando en una terraza de uno de los restaurantes de la plaza, se estaba muy bien en la calle porque hacía muy buena temperatura.
Llegamos a nuestra pensión muy cansados de todo el viaje, siempre el primer día resulta ser un poco de adaptación y a partir del segundo es cuando empezamos a disfrutar a tope, así que a recargar baterías.