Desayunamos en el jardín de nuestra pensión por 4€ cada uno y fue un acierto, un desayuno con mucha variedad y comida recién cocinada. Nos fuimos a dar un paseo por el centro de la ciudad de nuevo pero estaban algunas calles cortadas porque hoy había una maratón, así que nos pusimos en marcha para comenzar la ruta del día.
Nuestra primera parada es Spania Dolina, un pequeño pueblo minero que apenas aparece en las guías de viaje pero del que vimos en una fotografía y decidimos incluirlo en la lista. La carretera que lleva hasta el pueblo va cruzando un bosque precioso, me recordaba a los del País Vasco en algunos tramos. Aparcamos en la plaza principal, el pueblo es muy pequeño, y comenzamos a cotillear por alguna de sus calles encontrando casas y rincones muy bonitos.
Continuamos tomando calles que van subiendo por la ladera de una de las montañas hasta llegar a una especie de mirador que se encuentra en lo más alto de una de ellas, unos 30 minutos subiendo, merecía la pena tener esta vista panorámica del pueblo que fue la que nos hizo incluirlo en nuestra ruta.
Fuimos descendiendo colina abajo y a cada paso descubríamos nuevos rincones, es un pueblo muy diferente al resto de los que visitamos durante el viaje que más o menos eran muy parecidos entre sí, este fue quizás el pueblo más bonito de todos los que vimos. Sin duda alguna el edificio que atrapa todas las miradas es la Iglesia que se encuentra en lo alto de una pequeña colina a la que se accede a través de un pasadizo con escaleras.
En definitiva Spania Dolina nos encantó, también es un buen lugar para realizar alguna ruta de senderismo o bicicleta.
De aquí nos marchamos a visitar el Castillo de Orava, en la ciudad de Oravsky Podzamok. La vista del castillo desde lejos es de película. Aparcamos en el parking del castillo, 3,50€ y nos fuimos a comprar las entradas. Viendo que la cola que había iba muy lenta decidimos comer algo primero y nos fuimos al restaurante Torial que tenía una terraza con vistas al castillo. Aquí fue donde probamos el plato estrella de Eslovaquia, es como la paella en España, se llama Bryndzové Halusky, y vienen a ser una masa de pasta parecida al gnocchi italiano con queso de cabra y panceta ahumada, a nosotros nos gustó mucho, en total pagamos 15€ entre los dos.
Nos volvimos a comprar las entradas y tras media hora de cola llegamos a la taquilla, el castillo se visita con tours guiados, no es posible ir por tu cuenta, y lo mejor de todo es que los tours sólo son en eslovaco . Cómo ya habíamos perdido un buen rato en la fila nos armamos de valor compramos los tickets por 7€ cada uno y nos tragamos un tour en eslovaco de dos horas, que no se hizo todo lo pesado que yo esperaba porque el castillo es bastante entretenido. Otro dato a tener en cuenta es que si se quieren hacer fotos hay que pagar un suplemento de 3€, nosotros lo pagamos e hicimos el tonto, pues al final allí hizo fotos todo el mundo y nada más que habíamos pagado el suplemento nosotros y otra chica.
Si pensáis visitar este castillo os aviso que como mínimo se os van 3 horas y media en ello, pues el sistema de acceder al castillo y comprar las entradas hace perder bastante tiempo.
Nos quedaba ahora llegar a nuestro siguiente alojamiento que se encontraba a 5 minutos andando del lago de Strbske Pleso, que iba a ser nuestra puerta de entrada a la alta montaña más pequeña del mundo, los Altos Tatras, o Montes Cárpatos que eran el nombre con el que yo los estudié en el colegio.
Llegamos con el tiempo justo para dar un paseo alrededor del lago antes del anochecer y comenzamos a tener malas noticias para la ruta de dos días que queríamos hacer por la montaña, pues las nubes negras que se veían por las cumbres nos hacían dudar sobre que hacer al día siguiente.
Cenamos en el restaurante del hotel, porque no había muchas más opciones y nos fuimos a descansar a nuestro bungalow hasta el día siguiente.
Nuestra primera parada es Spania Dolina, un pequeño pueblo minero que apenas aparece en las guías de viaje pero del que vimos en una fotografía y decidimos incluirlo en la lista. La carretera que lleva hasta el pueblo va cruzando un bosque precioso, me recordaba a los del País Vasco en algunos tramos. Aparcamos en la plaza principal, el pueblo es muy pequeño, y comenzamos a cotillear por alguna de sus calles encontrando casas y rincones muy bonitos.
Continuamos tomando calles que van subiendo por la ladera de una de las montañas hasta llegar a una especie de mirador que se encuentra en lo más alto de una de ellas, unos 30 minutos subiendo, merecía la pena tener esta vista panorámica del pueblo que fue la que nos hizo incluirlo en nuestra ruta.
Fuimos descendiendo colina abajo y a cada paso descubríamos nuevos rincones, es un pueblo muy diferente al resto de los que visitamos durante el viaje que más o menos eran muy parecidos entre sí, este fue quizás el pueblo más bonito de todos los que vimos. Sin duda alguna el edificio que atrapa todas las miradas es la Iglesia que se encuentra en lo alto de una pequeña colina a la que se accede a través de un pasadizo con escaleras.
En definitiva Spania Dolina nos encantó, también es un buen lugar para realizar alguna ruta de senderismo o bicicleta.
De aquí nos marchamos a visitar el Castillo de Orava, en la ciudad de Oravsky Podzamok. La vista del castillo desde lejos es de película. Aparcamos en el parking del castillo, 3,50€ y nos fuimos a comprar las entradas. Viendo que la cola que había iba muy lenta decidimos comer algo primero y nos fuimos al restaurante Torial que tenía una terraza con vistas al castillo. Aquí fue donde probamos el plato estrella de Eslovaquia, es como la paella en España, se llama Bryndzové Halusky, y vienen a ser una masa de pasta parecida al gnocchi italiano con queso de cabra y panceta ahumada, a nosotros nos gustó mucho, en total pagamos 15€ entre los dos.
Nos volvimos a comprar las entradas y tras media hora de cola llegamos a la taquilla, el castillo se visita con tours guiados, no es posible ir por tu cuenta, y lo mejor de todo es que los tours sólo son en eslovaco . Cómo ya habíamos perdido un buen rato en la fila nos armamos de valor compramos los tickets por 7€ cada uno y nos tragamos un tour en eslovaco de dos horas, que no se hizo todo lo pesado que yo esperaba porque el castillo es bastante entretenido. Otro dato a tener en cuenta es que si se quieren hacer fotos hay que pagar un suplemento de 3€, nosotros lo pagamos e hicimos el tonto, pues al final allí hizo fotos todo el mundo y nada más que habíamos pagado el suplemento nosotros y otra chica.
Si pensáis visitar este castillo os aviso que como mínimo se os van 3 horas y media en ello, pues el sistema de acceder al castillo y comprar las entradas hace perder bastante tiempo.
Nos quedaba ahora llegar a nuestro siguiente alojamiento que se encontraba a 5 minutos andando del lago de Strbske Pleso, que iba a ser nuestra puerta de entrada a la alta montaña más pequeña del mundo, los Altos Tatras, o Montes Cárpatos que eran el nombre con el que yo los estudié en el colegio.
Llegamos con el tiempo justo para dar un paseo alrededor del lago antes del anochecer y comenzamos a tener malas noticias para la ruta de dos días que queríamos hacer por la montaña, pues las nubes negras que se veían por las cumbres nos hacían dudar sobre que hacer al día siguiente.
Cenamos en el restaurante del hotel, porque no había muchas más opciones y nos fuimos a descansar a nuestro bungalow hasta el día siguiente.