Día 12 (Domingo 16 de Septiembre)
Recogemos las cosas, cogemos un shinkansen y llegamos sobre las 11.30h a Hiroshima (unas dos horas). Dejamos el equipaje en unas taquillas y cogemos un tranvía para dirigirnos hacia la zona de la explosión atómica (el Parque de la Paz). Como no puede ser de otro modo, llueve un poco.
Antes de llegar al A-Dome nos hemos pasado por una tienda de Nintendo y he flipado: NDS Lites por 12.000 yenes (unos 72€), Play Station 2 por 14.000 yenes, PSP por 12.000 yenes, etc. En Barcelona una NDS Lite cuesta unos 140€, es decir, la mitad de precio aquí en Japón. Después de alucinar con los precios me he comprado un mando para la Wii (porque sólo tenía uno y así ahora puedo jugar con mi mujer o con amigos).
Seguimos caminando para entrar en el parque “atómico”. El A-Dome es sobrecogedor (restos de un edificio que quedó medio entero justo en el hipocentro de la explosión nuclear).
Vista del A-Dome
Otra foto del A-Dome
De allí visitamos los monumentos conmemorativos de los niños (con cientos de miles de grullas de papel), y el otro monumento que contiene la llama que no se apagará mientras queden armas atómicas en la Tierra.
Monumento de la llama
Finalmente nos dirigimos al museo de la paz, que por un precio simbólico (50 yenes) te cuenta el pasado (como era Japón antes de la guerra, durante el transcurso de ella, como sucedió la explosión, todas las víctimas, etc), y presente (del desarme nuclear).
Maqueta de la Zona 0 en el museo de la paz de Hiroshima
La visita es súper larga. Hay que ir con bastante tiempo. Explican con todo lujo de detalles como fue la explosión y que les sucedió a las víctimas (con ropa, objetos y fotos recuperados de aquellos días), historias personales de cómo murieron varias personas (sobre todo niños). En otras salas muestran cómo funciona la energía atómica, por qué se decidió bombardear Hiroshima (y Nagasaki). La verdad es que el museo es muy efectista (y supongo que intenta instruir), está hecho para tocar el corazón de la gente. Hay partes de la visita en las que te dan ganas de llorar por toda la barbarie cometida por el ser humano (y seguimos sin aprender). La verdad es que merece mucho la pena la visita.
Después del museo, y con una lluvia bastante persistente, nos hemos ido a coger un tren hacia Miyajima-Guchi, y desde allí coger el ferry hacia Miyajima. En el puerto de la isla (totalmente boscosa) nos ha venido a buscar un minibús del Hotel Momiji-So, que es donde nos alojamos. Está en mitad del parque natural (casi toda la isla lo es). Nada más llegar nos han comentado que servían la cena enseguida, así que nos hemos puesto nuestros Yukatas (que te dejan en la habitación), y hemos bajado a cenar. Hay mucho sashimi, buenísimo, y un poco de pescado cocinado. La cena ha estado genial, aunque a mí personalmente la de Hakone me triunfó más.
Después de cenar no hemos podido salir del hotel porque estaba lloviendo bastante, así que nos hemos ido al Onsen que tenían allí, que es más bien una bañera con agua muy caliente. Lo bueno es que lo tienes una hora privado, así que hemos ido mi mujer y yo y nos hemos dado un buen baño calentito.
Foto de nuestra habitación del hotel Momiji-So en Miyajima