Nos levantamos con el sonido de la naturaleza, todo muy tranquilo, perfecto para nosotros!! Vamos a desayunar y antes de sentarnos no podemos evitar asomarnos al mirador que tenemos en el mismo hotel hacia el río Cahabón, las vistas son preciosas! Y es que ayer cuando llegamos estaba todo tan oscuro ya que no se podía apreciar nada de lo que nos rodeaba. La única faena es que ha estado lloviendo esta noche y el agua del río está marrón, por lo que se pierde un poco el encanto… Aun así, ya simplemente por estar en ese lugar tan bonito, merece la pena!
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Vistas del río Cahabón desde el restaurante del hotel
Después de desayunar hablamos con los chicos del hotel para preguntarles por las excursiones que tienen. Nos ofrecen una muy completa: subida al mirador para ver las pozas desde arriba, bajada hasta el sumidero donde se esconde el río, baño en las pozas, caminata a lo largo del río para ver como sale del sumidero, vuelta al hotel a comer, visita a la cueva Kamba con velas y, por último, tubing por el río. Todo por 150Q por persona (+ otros 150Q aparte de entrada al parque de Semuc). Como mi chico tiene claustrofobia nos la dejan por 100Q ya que no vamos a hacer la visita a la cueva. Sinceramente yo prefería ir por nuestra cuenta sin guía, primero por el estado de mis pies tras el Acatenango (ya que al ir con un grupo tienes que amoldarte a los demás), y por otro lado porque había leído en internet que para hacer la excursión al mirador y a las pozas no era necesario contratar guía puesto que el camino estaba muy bien indicado, pero finalmente contratamos la excursión con ellos.
Ya de paso cogemos con el hotel también el traslado de mañana a Flores por 125Q cada uno.
A las 10:00h quedamos en la recepción/bar del hotel con el que será nuestro guía hoy, Nelson Mandela (tal cual, no es broma!), un empleado muy jovencito del hotel. En total somos 9 personas, los únicos españoles nosotros y, como pasó en el Acatenango, Nelson no habla inglés así que los guiris se quedan sin explicaciones hoy también. Saliendo del Portal a la derecha, empezamos a subir por un caminito en el que encontramos un par de puestos que hacen comida y en nada vienen unas niñas a vendernos chocolate, le decimos que no llevamos dinero pero se las saben todas, hasta se ofrecen a acompañarte al hotel para que les pagues! Como nos sabe mal, les decimos que después les compraremos. En 5 minutos llegamos a la entrada del parque, donde Nelson nos explica un poco en que va a consistir la excursión y después nos hacen rellenar una ficha con algunos datos.
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Tras pagar cada uno los 150Q de la entrada, comenzamos a andar por este monumento natural tan bonito. En nada encontramos unos letreros y el camino se bifurca: a la derecha el camino directo hacia las pozas, a la izquierda las escaleras que suben hacia el mirador. Subimos por las escaleras y, al haber llovido esta noche, hay que decir que el camino es un poco resbaladizo y está un poco embarrado también. Yo prefiero ir la última por mis pies y para poder ir echando alguna foto.
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Primeros escalones de la subida
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La subida no es difícil pero sí un poco empinada y con el barro y la humedad hay tramos que se hacen un poco más duros, aunque si tienes problemas vas parando y se hace llevadero. Como veis en las fotos, hay escaleras hechas con piedras aprovechadas y otras más largas hechas de madera (la mayoría de estas últimas tiene pasamanos de madera o de cuerda).
El camino es precioso y, aunque hubiera preferido venir sin guía para disfrutarlo más, disfruto con todo lo que veo.
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Supuestamente se tarda 45 minutos en llegar al mirador pero nosotros al ir con guía y no parar más que lo justo, llegamos en solo 30. Eso sí, sundandito!!
Me sorprende ver a un par de chicos… ¿militares? ¿seguratas? ¿vigilantes? No sé que son exactamente, y tampoco les pregunto, pero van vestidos de uniforme militar o similar y ambos llevan unas enormes armas. Tras saludarles, nos acercamos al mirador para ver el impresionante paisaje. Es increíble las cosas que la naturaleza puede hacer, PRECIOSO!
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Vista de las pozas desde el mirador
Tras muchas fotos, dejamos sitio a los demás excursionistas que vienen y nos encaminamos a las pozas. La bajada se hace por un camino diferente, no mucho más fácil, en el que hay las mismas escaleras de madera que en la subida y ya en la parte final unos senderos de madera también muy bonitos, y dura unos 25 minutos. Ya abajo, nos acercamos al sumidero, donde se esconde el río.
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Luego nos acercamos con Nelson a una especie de caseta abierta en la que tienen unas taquillas para poder guardar las cosas (ropa, cámaras, etc) mientras nos bañamos tranquilamente (el guía lleva el candado, por lo que ya no podrás sacar nada hasta que te vayas. El único inconveniente es que si no vas con guía, el candado tienes que llevarlo tú, y de eso no nos avisaron hasta que estuvimos allí).
Una vez ya con los bañadores solamente, nos acercamos a las pozas para disfrutar del agua transparente rodeados de este gran parque natural. Como las cámaras están guardadas, a no ser que lleves una acuática, nos quedamos sin fotos
Estamos allí disfrutando 1h más o menos y luego ya, muy a nuestro pesar, emprendemos el camino de regreso porque los que van a hacer la excursión a la cueva tienen que estar a las 14:00h en el hotel para comer. De vuelta recorremos el “Sendero Cahabón” a lo largo del río y vemos como éste sale del sumidero.
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Al llegar al hotel ya tienen las mesas preparadas para comer (te hacen reservar antes de salir a la excursión la comida que vas a tomar ese día para tenerla lista). Nos sentamos y nos sirven enseguida. Tras comer, prácticamente sin mucho tiempo, todo el grupo, excepto mi chico y yo, se va en bañador a hacer la excursión de la cueva Kamba que empieza a las 14:00h.
Mientras tanto nosotros, para no quedarnos en el hotel, le hemos pedido previamente a Nelson si podíamos volver a las pozas sin tener que pagar de nuevo y, tras hablar con los del parque, nos dicen que sí. Quedamos a las 16:00h en el hotel con él para ir a hacer el tubing, así que tenemos tiempo de sobra para disfrutar de las pozas.
Volvemos por el caminito que habíamos subido hacia la entrada del parque y las niñas otra vez vienen a vendernos el chocolate (esta vez hemos cogido dinero) y les decimos que les compraremos a la vuelta. Entramos al parque y ahora solos y sin prisas, es cuando más disfrutamos del paisaje y de la tranquilidad.
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Como no vamos a subir al mirador de nuevo, cogemos el caminito de la derecha que va directo a las pozas, no habíamos pasado antes por él y nos gusta muchísimo también. A los 5 minutos de andar ya vemos las pozas con su agua azul turquesa y en solo 10 minutos más, tras pasar unas cuantas pasarelas de madera, llegamos a la caseta donde Nelson había guardado las cosas esta mañana. Como nosotros no tenemos candado, buscamos un sitio donde nos podamos bañar y tengamos las cosas a nuestro alcance por si acaso y damos con el lugar perfecto.
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Ahora hay mucha menos gente que antes en las pozas, con lo cual todo es más espectacular. Nos bañamos sin prisas, mirando maravillados el paisaje que nos rodea. Y así estamos cuando se nos acerca un chico que trabaja en el parque, se llama William y es muy majo, se ofrece a hacernos unas fotos y nos hacemos también un par con él, y hablando y hablando… resulta que es el primo de Nelson! Estamos muy a gusto pero, tras mirar el reloj, es hora de irse si queremos llegar puntuales al hotel para el tubing, así que nos despedimos de William y retomamos el camino de vuelta. A la salida, como no, nos esperan las niñas del chocolate, les compramos un par y una de ellas se enfada porque no le cogemos más a ella, incluso nos insulta en su idioma (esto nos lo chiva la otra; y por cierto, el chocolate muy malo, para nada tenía gusto al chocolate, al menos para mí).
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Entrada del hotel El Portal
Llegamos 10 minutos antes de la hora prevista, pero aún así nos dicen que el grupo ha salido antes de la cueva y que ya han empezado el tubing sin nosotros, por lo que Óscar, otro trabajador del hotel, es el que tiene que acompañarnos ahora. Cogemos los flotadores, dejamos la ropa y todo lo demás, y solo con los bañadores y el flotador salimos del hotel y, esta vez, en lugar de subir a la derecha, bajamos por la izquierda, cruzamos el puente, en el que también se nos acercan varios niños a vendernos el mismo chocolate (insisten muuuuchooo), y giramos otra vez a la izquierda por un camino muy bonito que queda justo enfrente del hotel. Llegamos a la entrada de las cuevas Kanba y ahí mismo bajamos unos pasos para llegar al río. Nos sentamos en los flotadores y con nuestras zapatillas a modo de remos, vamos bajando por el río con el agua bastante fría. La travesía dura unos 20-30 minutos y es muy bonita la verdad, pero también hay que decir que es totalmente prescindible. En un punto concreto Óscar nos hace desviarnos a la izquierda y salirnos del río por una orilla. Subimos por unos terrenos del dueño del Portal y, al llevar las chanclas mojadas, resbalamos un montón (le sugiero a Óscar que le diga al dueño que ponga unas escaleras para facilitar la subida). Una vez arriba, salimos a la carretera principal, pasamos por unas casas de lugareños, otro hotel, cruzamos el puente y llegamos al Portal tras unos 25 minutos caminando mojados.
Al llegar nuestros amigos se sorprenden de vernos y nos preguntan de dónde venimos, ya que nos comentan que al salir ellos de la cueva, Nelson ha venido al hotel a por nosotros dos, pero que ha vuelto solo diciéndoles que no queríamos ir a hacer el tubing… ¿¿Cómo?? Pero si ni le hemos visto!! Si hemos llegado antes de hora y aún así ya se habían ido sin nosotros!! En fin…
De vuelta a nuestra cabaña, una ducha, recogemos las cosas y más tarde volvemos al restaurante para cenar. Llega más gente al hotel, mochileros que mañana probablemente harán la misma excursión que hoy nosotros, para marcharse dos días después. Y es que en Semuc, además de visitar el mirador y las pozas, no hay mucho más que hacer.
OJO!! Este hotel está muy bien, nos ha gustado muchísimo, pero hay que decir que a nosotros nos tocaron las cabañas que tienen justo detrás el motor de electricidad y que no apagan hasta las 23:00h, así que si podéis, pedir que os pongan en otras. Luego está el tema del agua caliente y de la luz, que solo hay cuando conectan el mencionado motor, es decir, de 18:00h a 23:00h, así que por la mañana toca ducharse con agua fría. Por lo demás, muy bien, el personal muy amable y muy servicial. Un saludo desde aquí a William, Nelson Mandela, Elvira, Óscar y al resto de los trabajadores!!