Este era el último día y teníamos el avión por la tarde en el aeropuerto de Pisa. Lucca está a media hora del aeropuerto, así que decidimos aprovechar la mañana para visitar esta ciudad. La verdad es que había elegido esta ciudad para llenar un poco este hueco en el itinerario, pero es una ciudad que merece mucho la pena. Fuimos con el coche hasta un parking dentro de la muralla y recorrimos el centro caminando.
No fue una visita muy organizada, porque ni siquiera llegamos a la catedral, sino que nos dedicamos a pasear por las callecitas y plazas de esta ciudad, en la que apenas hay coches y hay un ambiente muy especial, con muchas bicicletas y muchas plazas con encanto.
Aquí repetimos en la heladería Grom y ya nos fuimos para el Aeropuerto.