10 de diciembre. Hoy me tenía que levantar a las 6 ó 6:15, porque a las 6:50 nos recogía el taxi para ir a Puerto Chacabuco. El día anterior nos habían dicho que no nos darían desayuno picnic, porque en el catamarán ponían el desayuno al poco de embarcar.
En otro orden de cosas, esa mañana seguía lloviendo y el cielo estaba muy oscuro. Yo me temía que una excursión por la que había pagado $165000, que al cambio fueron sobre 220€, se desarrollase de la misma forma que el Cruce de Lagos 2 años y medio antes. Durante aquel viaje a Argentina, contraté la excursión del Cruce de Lagos entre Puerto Varas y Bariloche para un día en el que había alta probabilidad de que el tiempo fuese malo, o al menos no estaba demasiado claro. La realidad es que efectivamente el tiempo fue malo e hice determinados tramos de la excursión con una niebla que impedía ver las vistas panorámicas por las que había decidido contratarla.
Cuando llegamos a Puerto Chacabuco, hicimos el registro para la excursión en el interior del hotel Loberías del Sur, que es el que organiza la excursión. Después nos trasladaron en autobuses hasta el puerto.
El catamarán abandonó Puerto Chacabuco sobre las 8 de la mañana y teníamos por delante una navegación de 5 horas antes de llegar a la Laguna San Rafael y ver el frente del glaciar homónimo. Frente al glaciar permaneceríamos 2 horas y luego tendríamos que deshacer todo el trayecto de ida, es decir, otras 5 horas. La distancia total recorrida sería de 500 km ida y vuelta. El recorrido es a lo largo del fiordo Aysen durante la primera hora y luego continúa por el canal Costa y el río Elefantes. En este tiempo se van sucediendo varias islas (Churrecue, Traiguén, Huemules, Nalcayec, etc...), mientras que el fiordo Quitralco queda a un lado y el canal Tres Cruces al otro lado del canal Costa. Si se navegase por el canal Tres Cruces se llegaría en 7 horas al océano Pacífico.
Durante la primera parte del recorrido, digamos por el fiordo Aysen y parte del canal Costa, el tiempo fue de lo más variopinto: lluvia, nubosidad, atisbos de salir el sol, niebla que sólo dejaba mostrar las montañas a cada lado del canal de manera difusa, viento, frío. Todos estos fenómenos se fueron sucediendo uno detrás de otro. El guía del catamarán decía que el día anterior había sido una repetición de lo que teníamos este día. Se había salido con lluvia desde Puerto Chacabuco y luego en cambio se había disfrutado de un día soleado en la Laguna San Rafael, así que no se podía perder la esperanza.
Para entretenernos todo este rato, nos sirvieron el desayuno (sandwich, croissant o algo que era parecido, zumo, té o café), pisco sauer, un aperitivo de queso y por último el almuerzo, antes de llegar a nuestro objetivo.
Lo cierto es que cuando el catamarán se empezó a aproximar a la laguna y se veía al fondo asomar el glaciar, hacía un frío que pelaba. De sol ni rastro, estaba bastante nublado y estaba lloviznando un poco. De vez en cuando se dejaban ver algunos icebergs perdidos flotando en el agua. El contraste del blanco (o azul en algunos casos) del hielo, con el color como gris plateado oscuro que presentaba el agua, junto con la niebla, otorgaba al paisaje un aspecto misterioso y en cierto modo como si fuésemos a una aventura.
Llegamos al frente del glaciar San Rafael y bueno, la situación después de todo no era tan mala.
A pesar de la nubosidad se veían sin problema las montañas situadas a cada lado del glaciar y con respecto a éste no había ninguna dificultad para contemplarlo, tanto el frente como parte de la lengua que descendía hasta la laguna, las diferentes tonalidades de azul según el nivel de oxígeno liberado por el hielo, las grietas.
El agua estaba en completa calma y no hacía viento apenas, lo que significaba que podríamos descender en zodiac para acercarnos un poco más al frente del glaciar. Se organizaron hasta un total de 9 grupos para hacer el paseo, que uno a uno, por orden, se debería acercar a la popa para bajar a la zodiac. A mí me tocaba en el tercer grupo, pero por problemas de sonido no me enteré (tampoco preguntaron dentro de la cubierta) y me dijeron que me tendría que esperar al último grupo. Al final, por una baja que hubo me pudieron recolocar en el 4º grupo.
El paseo en la zodiac fue interesante, puesto que pudimos acercarnos algunos centenares de metros al glaciar y rodear algunos pequeños icebergs, que en verdad no tienen nada de pequeños. Lo que asoma por encima del agua es tan sólo una décima parte del tamaño total que tiene. El resto está por debajo. Respecto a la comodidad, la justa para 15 minutos, pero no me inspiraba demasiada confianza eso de ir sentado en el borde de la zodiac sobre la goma, agarrado únicamente a un asidero. Pensaba, "como me caiga me congelo". Tampoco fue fácil tomar fotografías porque en el turno que me tocó coincidió con unos minutos de lluvia fina. Además, por la posición en la que iba sentado para hacer alguna foto, o bien retorcía el cuello para atrás o bien la hacía de frente, pero enfrente había sentada una familia, que con los continuos selfies que se hacía y sus poses, tampoco facilitaba el asunto. No era cuestión de que me pusiese de pie y perder el equilibrio. Así que sí, muy espectacular todo pero para hacer fotos me quedo con las que realicé desde el catamarán. Las hechas desde la zodiac me salieron una castaña. Posteriormente, en el rato que estuve en el barco hasta que regresaron todos los grupos, incluso llegó a salir el sol. El glaciar también nos obsequió con la ruptura de varios bloques de hielo y la onda expansiva que se formaba en la laguna al caer al agua.
Respecto al glaciar San Rafael, se trata del principal glaciar que constituye el Campo de Hielo Norte. Desciende desde el monte San Valentín, que con sus alrededor de 4000 m de altitud, se trata de la montaña más alta de la Patagonia chilena. Otro glaciar es el San Quintín, que parece que sí que está en crecimiento continuo en estos últimos años. El Campo de Hielo Norte tiene una extensión de 120 km y una anchura comprendida entre 50 y 70 km. Según he leído en alguna página web, el glaciar San Rafael avanza cada año 400 m, pero luego retrocede 500 m, así que sufre una pérdida anual de 100 m.
A las 3 de la tarde iniciamos el retorno a Puerto Chacabuco con un tiempo un poco más soleado, que permitía contemplar montañas que no habíamos visto durante la mañana e incluso otro glaciar, que uno de los guías dijo que podía tratarse del San Quintín.
Para ir matando el tiempo, nos sirvieron en primer lugar un chocolate caliente con un croissant relleno. Durante las siguientes horas esto fue acompañado de barra libre de bebidas, aperitivos de albóndigas, ceviche, etc... Junto con esto iba alternando ratos de estancia en la cubierta exterior del catamarán, conversando con uno de los guías sobre la región de Aysen, con algunos matrimonios chilenos sobre sus viajes, españoles que trabajaban en Chile,...
Más tarde empezó a hacer viento y el mar a estar más revuelto, con lo que dejó de ser agradable estar en el exterior. Comenzó la fase de entretenimiento 2.0 durante las últimas 2 horas de viaje, consistente en karaoke. Casi todo eran canciones chilenas y alguna cayó española, de Miguel Bosé para ser más exacto. Yo huí a zonas más tranquilas del barco y para evitar que me pusiesen el micrófono para cantar. Lo último que supe es que el karaoke dio paso a la sesión de baile. Con 10 horas de navegación está claro que algo se tienen que inventar para entretener a la gente. Y deben creer que es más divertido el karaoke y el baile que una charla maestra de 2 horas sobre el proceso de formación y evolución de los glaciares.
Llegamos a Puerto Chacabuco a las 8 de la tarde y el taxi nos llevó de vuelta hasta el hotel Patagonia Green. La cantidad que me cargaron en la cuenta por el traslado en taxi fue de $10000 en total.
En el barco nos habían cebado mucho más de lo que yo me imaginaba que harían y prácticamente no tenía hambre, pero aún así no me quise acostar sin cenar y fui nuevamente al restaurante del hotel. En esta ocasión lo que probé fue lo siguiente:
- Ceviche del Sur (sí, más ceviche después de haber comido en el catamarán)
- Zumo natural de frambuesa y una botella de agua
Con propina la cuenta fue de $16000.
Por último, dejé encargado para la mañana siguiente un desayuno picnic, porque saldría del hotel antes de la hora del desayuno. Me dejaron un termo con agua caliente para preparar té, un zumo y una porción de tarta. En cuanto a la lavandería, el lavado de ropa fue de $13000.
En otro orden de cosas, esa mañana seguía lloviendo y el cielo estaba muy oscuro. Yo me temía que una excursión por la que había pagado $165000, que al cambio fueron sobre 220€, se desarrollase de la misma forma que el Cruce de Lagos 2 años y medio antes. Durante aquel viaje a Argentina, contraté la excursión del Cruce de Lagos entre Puerto Varas y Bariloche para un día en el que había alta probabilidad de que el tiempo fuese malo, o al menos no estaba demasiado claro. La realidad es que efectivamente el tiempo fue malo e hice determinados tramos de la excursión con una niebla que impedía ver las vistas panorámicas por las que había decidido contratarla.
Cuando llegamos a Puerto Chacabuco, hicimos el registro para la excursión en el interior del hotel Loberías del Sur, que es el que organiza la excursión. Después nos trasladaron en autobuses hasta el puerto.
El catamarán abandonó Puerto Chacabuco sobre las 8 de la mañana y teníamos por delante una navegación de 5 horas antes de llegar a la Laguna San Rafael y ver el frente del glaciar homónimo. Frente al glaciar permaneceríamos 2 horas y luego tendríamos que deshacer todo el trayecto de ida, es decir, otras 5 horas. La distancia total recorrida sería de 500 km ida y vuelta. El recorrido es a lo largo del fiordo Aysen durante la primera hora y luego continúa por el canal Costa y el río Elefantes. En este tiempo se van sucediendo varias islas (Churrecue, Traiguén, Huemules, Nalcayec, etc...), mientras que el fiordo Quitralco queda a un lado y el canal Tres Cruces al otro lado del canal Costa. Si se navegase por el canal Tres Cruces se llegaría en 7 horas al océano Pacífico.
Durante la primera parte del recorrido, digamos por el fiordo Aysen y parte del canal Costa, el tiempo fue de lo más variopinto: lluvia, nubosidad, atisbos de salir el sol, niebla que sólo dejaba mostrar las montañas a cada lado del canal de manera difusa, viento, frío. Todos estos fenómenos se fueron sucediendo uno detrás de otro. El guía del catamarán decía que el día anterior había sido una repetición de lo que teníamos este día. Se había salido con lluvia desde Puerto Chacabuco y luego en cambio se había disfrutado de un día soleado en la Laguna San Rafael, así que no se podía perder la esperanza.
Para entretenernos todo este rato, nos sirvieron el desayuno (sandwich, croissant o algo que era parecido, zumo, té o café), pisco sauer, un aperitivo de queso y por último el almuerzo, antes de llegar a nuestro objetivo.
Lo cierto es que cuando el catamarán se empezó a aproximar a la laguna y se veía al fondo asomar el glaciar, hacía un frío que pelaba. De sol ni rastro, estaba bastante nublado y estaba lloviznando un poco. De vez en cuando se dejaban ver algunos icebergs perdidos flotando en el agua. El contraste del blanco (o azul en algunos casos) del hielo, con el color como gris plateado oscuro que presentaba el agua, junto con la niebla, otorgaba al paisaje un aspecto misterioso y en cierto modo como si fuésemos a una aventura.
Llegamos al frente del glaciar San Rafael y bueno, la situación después de todo no era tan mala.
A pesar de la nubosidad se veían sin problema las montañas situadas a cada lado del glaciar y con respecto a éste no había ninguna dificultad para contemplarlo, tanto el frente como parte de la lengua que descendía hasta la laguna, las diferentes tonalidades de azul según el nivel de oxígeno liberado por el hielo, las grietas.
El agua estaba en completa calma y no hacía viento apenas, lo que significaba que podríamos descender en zodiac para acercarnos un poco más al frente del glaciar. Se organizaron hasta un total de 9 grupos para hacer el paseo, que uno a uno, por orden, se debería acercar a la popa para bajar a la zodiac. A mí me tocaba en el tercer grupo, pero por problemas de sonido no me enteré (tampoco preguntaron dentro de la cubierta) y me dijeron que me tendría que esperar al último grupo. Al final, por una baja que hubo me pudieron recolocar en el 4º grupo.
El paseo en la zodiac fue interesante, puesto que pudimos acercarnos algunos centenares de metros al glaciar y rodear algunos pequeños icebergs, que en verdad no tienen nada de pequeños. Lo que asoma por encima del agua es tan sólo una décima parte del tamaño total que tiene. El resto está por debajo. Respecto a la comodidad, la justa para 15 minutos, pero no me inspiraba demasiada confianza eso de ir sentado en el borde de la zodiac sobre la goma, agarrado únicamente a un asidero. Pensaba, "como me caiga me congelo". Tampoco fue fácil tomar fotografías porque en el turno que me tocó coincidió con unos minutos de lluvia fina. Además, por la posición en la que iba sentado para hacer alguna foto, o bien retorcía el cuello para atrás o bien la hacía de frente, pero enfrente había sentada una familia, que con los continuos selfies que se hacía y sus poses, tampoco facilitaba el asunto. No era cuestión de que me pusiese de pie y perder el equilibrio. Así que sí, muy espectacular todo pero para hacer fotos me quedo con las que realicé desde el catamarán. Las hechas desde la zodiac me salieron una castaña. Posteriormente, en el rato que estuve en el barco hasta que regresaron todos los grupos, incluso llegó a salir el sol. El glaciar también nos obsequió con la ruptura de varios bloques de hielo y la onda expansiva que se formaba en la laguna al caer al agua.
Respecto al glaciar San Rafael, se trata del principal glaciar que constituye el Campo de Hielo Norte. Desciende desde el monte San Valentín, que con sus alrededor de 4000 m de altitud, se trata de la montaña más alta de la Patagonia chilena. Otro glaciar es el San Quintín, que parece que sí que está en crecimiento continuo en estos últimos años. El Campo de Hielo Norte tiene una extensión de 120 km y una anchura comprendida entre 50 y 70 km. Según he leído en alguna página web, el glaciar San Rafael avanza cada año 400 m, pero luego retrocede 500 m, así que sufre una pérdida anual de 100 m.
A las 3 de la tarde iniciamos el retorno a Puerto Chacabuco con un tiempo un poco más soleado, que permitía contemplar montañas que no habíamos visto durante la mañana e incluso otro glaciar, que uno de los guías dijo que podía tratarse del San Quintín.
Para ir matando el tiempo, nos sirvieron en primer lugar un chocolate caliente con un croissant relleno. Durante las siguientes horas esto fue acompañado de barra libre de bebidas, aperitivos de albóndigas, ceviche, etc... Junto con esto iba alternando ratos de estancia en la cubierta exterior del catamarán, conversando con uno de los guías sobre la región de Aysen, con algunos matrimonios chilenos sobre sus viajes, españoles que trabajaban en Chile,...
Más tarde empezó a hacer viento y el mar a estar más revuelto, con lo que dejó de ser agradable estar en el exterior. Comenzó la fase de entretenimiento 2.0 durante las últimas 2 horas de viaje, consistente en karaoke. Casi todo eran canciones chilenas y alguna cayó española, de Miguel Bosé para ser más exacto. Yo huí a zonas más tranquilas del barco y para evitar que me pusiesen el micrófono para cantar. Lo último que supe es que el karaoke dio paso a la sesión de baile. Con 10 horas de navegación está claro que algo se tienen que inventar para entretener a la gente. Y deben creer que es más divertido el karaoke y el baile que una charla maestra de 2 horas sobre el proceso de formación y evolución de los glaciares.
Llegamos a Puerto Chacabuco a las 8 de la tarde y el taxi nos llevó de vuelta hasta el hotel Patagonia Green. La cantidad que me cargaron en la cuenta por el traslado en taxi fue de $10000 en total.
En el barco nos habían cebado mucho más de lo que yo me imaginaba que harían y prácticamente no tenía hambre, pero aún así no me quise acostar sin cenar y fui nuevamente al restaurante del hotel. En esta ocasión lo que probé fue lo siguiente:
- Ceviche del Sur (sí, más ceviche después de haber comido en el catamarán)
- Zumo natural de frambuesa y una botella de agua
Con propina la cuenta fue de $16000.
Por último, dejé encargado para la mañana siguiente un desayuno picnic, porque saldría del hotel antes de la hora del desayuno. Me dejaron un termo con agua caliente para preparar té, un zumo y una porción de tarta. En cuanto a la lavandería, el lavado de ropa fue de $13000.