A la mañana siguiente, me recogieron en el hostal a las 9 de la mañana. Íbamos a hacer la excursión en coche, pues sólo éramos 3 personas: 2 brasileñas y yo. Este día íbamos a estar entre las regiones de la Araucanía y la de los Ríos. Tomamos la carretera hacia Villarrica, lago Calafquén y Panguipulli, donde realizamos una parada técnica. El tiempo había cambiado y la visibilidad de los dos días anteriores no existía, por lo que quizás no podríamos disfrutar de la panorámica de los volcanes. Desde luego estaba contento de no haber dejado para lo último las fotos del volcán Villarrica, porque no hubiese visto nada.
Al poco de salir de esta localidad, seguimos por la carretera que bordea del lago Panguipulli. Este lago tiene una extensión de unos 117 km cuadrados y una profundidad de 268 m. Forma parte de la ruta de los 7 lagos (Pirihueico, Neltume, Lácar, Calafquen,...) y de la cuenca hidrográfica del río Valdivia. Nos detuvimos en 2 miradores: desde uno de ellos se veían varias islas en el centro del lago; del otro, el mirador Toledo, sólo recuerdo que estaba mirando el paisaje cuando de pronto aparecieron unos insectos voladores a decenas que creí que eran avispas, pero en realidad se trataba de tábanos. No veía el momento de volver al coche, ventanillas cerradas y salir de allí pitando.
La siguiente parada fue junto a un puente para observar el río Fuy. Tiene su nacimiento en el lago Pirihueico y más adelante, tras convertirse en el río Llanquihue, va a desembocar al lago Panguipulli. Por lo visto toda esta zona tiene riesgo de ser afectada por flujos de agua y sedimentos procedentes de las laderas del volcán Mocho-Choshuenco.
A continuación entramos en la reserva Huilo Huilo por carretera de ripio, donde la primera actividad que íbamos a realizar era visitar los saltos de agua "Huilo Huilo" y "El Puma".
Esta reserva privada de más de 100000 Ha, se formó a principios del siglo XXI para proteger un entorno natural constituido por selva valdiviana andina, volcanes, ríos, lagos de origen glaciar, especies animales endémicas o en peligro de extinción, el mayor número de especies de helechos en Chile continental. A la vez supuso un cambio de la actividad maderera de los pueblos de la zona en el que cobrara más importancia la explotación de un turismo sustentable y ecológico, comprometido con el hábitat natural.
Desde la entrada a la reserva cercana a los saltos de agua, hay poco más de 5 minutos andando hasta el mirador desde el que se puede contemplar el salto Huilo Huilo desde la parte superior.
Para mí la panorámica de este salto compensó la excursión. La cascada está rodeada de bosque y en esta fecha tenía un gran volumen de agua que al caer formaba una gran nube. Era impresionante y eso a pesar de que parece que hay al menos otra cascada y que esta otra llevaba poca agua. Lo que me sorprendió es que haya épocas del año en la que el salto de agua pueda estar seco, teniendo en cuenta la zona tan verde y húmeda en la que se encuentra. Según comentó el guía, antes del terremoto de 2010 eso no ocurría. No sé si estará relacionado realmente.
Si alguien no ha tenido suficiente con la panorámica desde el mirador, puede bajar por un sendero con escalones hasta el nivel del río.
Desde el mirador del salto Huilo Huilo parte otro sendero que se dirige al salto de "El Puma". Es un sendero que tiene una longitud de casi un km, que transcurre a través de un frondoso bosque. Siendo cauto, este sendero no lo debería haber hecho porque no es llano, tiene varios tramos de subidas o bajadas y a menudo hay que pasar entre raíces de los árboles. Con muletas no es nada sensato, pero me pudo más la curiosidad de ver la cascada "ya que estaba allí". Eso sí, tuve que ir con muchísimo cuidado para poner los pies en el sitio adecuado y "no meter la pata".
Es espectacular el salto de agua del río Fuy, aunque el mirador está bastante cerrado por la vegetación, por lo que no se pueden hacer fotos desde muchos ángulos. El guía fue realmente imprudente poniéndose a hacernos fotos desde donde no debía (saltándose una valla).
La siguiente parada fue para comer en Puerto Fuy, junto al lago Pirihueico. La navegación por este lago en la barcaza Hua Hum hasta Puerto Pirihueico, permite llegar al paso fronterizo Hua Hum y cruzar la frontera para llegar a San Martín de los Andes, en Argentina. Esta puede ser una excursión paisajística muy interesante para realizar desde Pucón y tener la oportunidad de navegar por varios lagos (Pirihueico, Lácar,...).
A pesar de que la visibilidad del día no era la mejor, sí que tuvimos finalmente la oportunidad de poder fotografiar desde el lago el volcán Mocho-Choshuenco, que consta de 2 conos volcánicos, de altura superior a los 2400 m. Actualmente está dormido.
Aquí fue donde tuve la oportunidad de probar la sopaipilla, que no es nada de lo que me imaginaba días atrás cuando estaba en Coyhaique, sino como una masa de harina de trigo frita. La que yo comí tenía forma de un donut y no recuerdo que fuese aderezada con algo, pero según he leído, en Chile se le puede poner ají, aguacate, chucrut, etc...
El almuerzo lo teníamos incluido. Nos pusieron un aperitivo con mantequilla y pebre. El pebre es como una ensalada picada con tomate, cebolla, ají, cilantro, aceite y zumo de limón. Se utiliza como acompañamiento y es muy común que te lo pongan en muchos restaurantes de Chile. Después pedí un plato de trucha acompañado de ensalada y un zumo (no natural). No recuerdo que el almuerzo consistiese en algo más.
Desde ahí continuamos hasta el sector donde están los hoteles ecológicos, de los cuales, a cambio de consumir algo, pudimos visitar el hotel Montaña Mágica y el hotel Nothofagus. El Montaña Mágica tiene forma de cono volcánico y está tan mimetizado con el entorno, que a primera vista no me di cuenta de que estaba observando un hotel, tal es la cantidad de vegetación que lo cubre.
En el interior, estuvimos un rato en el vestíbulo, en el que predomina como material de construcción la madera.
Por supuesto di buena cuenta de un chocolate caliente y un kuchen de arándanos, por $4700.
Aparte, tienen montado un mostrador de souvenirs, donde se puede adquirir artesanía, como muñecos que representan personajes misteriosos de los bosques, tal que duendes y hadas. Son preciosos, pero nada baratos (más de $20000). Otros que vi más baratos son realizados por una comunidad de mujeres indígenas mapuches de Neltume. Yo compré una muñeca bordada que representaba una tejedora. Me costó $9600.
Desde el vestíbulo pasamos por una pasarela que conecta el hotel Montaña Mágica con el hotel Nothofagus. Por el trayecto se observa que por el exterior se puede pasear por una o varias pasarelas de madera. El hotel Nothofagus no lo vimos desde fuera, pero el interior es bastante original, puesto que por un pasillo en espiral en torno a un patio central en el que hay un árbol, se va ascendiendo de una planta a la siguiente.
Después de unos minutos haciendo unas fotos seguimos hasta el Museo de los Volcanes. Este sitio fue el que más me decepcionó de la excursión, pero porque no me informé previamente de la temática del museo. Di por sentado que estaría centrado en la vulcanología, pero no lo es. Al menos actualmente. El museo consta de 2 plantas, de las 5 que está previsto que tenga. La exposición principal es referente a diferentes culturas orihundas de Chile, principalmente la mapuche. Aparte, hay una réplica de la cápsula Fénix, que fue utilizada para salvar a los 33 mineros de la mina San José, en Copiapó. En la de arriba hay una exposición de minerales y como curiosidad, un cuerno de mamut encontrado en Siberia. No se pueden hacer fotos en el interior.
Cerca de este museo, a unos 5 minutos, está el bosque de los ciervos, que se puede recorrer caminando por una pasarela de madera desde la que se ven estos animales.
La última parada dentro de la Reserva Huilo Huilo fue en la cervecería Petermann, donde degusté una cerveza rubia artesanal producida allí. Creo que me costó $3000.
Tanto en el camino de ida por la mañana como en el de regreso por la tarde, nos topamos con varios cortes de carretera por Huilo Huilo, porque está en obras. El guía tomó algún atajo por carretera de ripio para acotar el tiempo de ruta. Paramos en un mirador desde el que pudimos ver una panorámica bastante amplia del lago Calafquen desde una mayor altitud.
Llegamos a Pucón pasadas las 20:30 y tras recoger mi maleta en el alojamiento, el guía me dejó en la estación de autobuses de Turbus (no es la misma que la de autobuses JAC) a las 20.45. En general la excursión estuvo interesante, aunque el guía ejercició de conductor y acompañante más que de guía.
A las 21:45 cogí el autobús nocturno rumbo a Santiago de Chile. En el autobús ponía semicama, pero lo cierto es que el asiento se podía reclinar mucho, hasta una posición casi horizontal, así que genial para domir. A la mañana, antes de llegar, repartieron alguna cosa para desayunar.
Al poco de salir de esta localidad, seguimos por la carretera que bordea del lago Panguipulli. Este lago tiene una extensión de unos 117 km cuadrados y una profundidad de 268 m. Forma parte de la ruta de los 7 lagos (Pirihueico, Neltume, Lácar, Calafquen,...) y de la cuenca hidrográfica del río Valdivia. Nos detuvimos en 2 miradores: desde uno de ellos se veían varias islas en el centro del lago; del otro, el mirador Toledo, sólo recuerdo que estaba mirando el paisaje cuando de pronto aparecieron unos insectos voladores a decenas que creí que eran avispas, pero en realidad se trataba de tábanos. No veía el momento de volver al coche, ventanillas cerradas y salir de allí pitando.
La siguiente parada fue junto a un puente para observar el río Fuy. Tiene su nacimiento en el lago Pirihueico y más adelante, tras convertirse en el río Llanquihue, va a desembocar al lago Panguipulli. Por lo visto toda esta zona tiene riesgo de ser afectada por flujos de agua y sedimentos procedentes de las laderas del volcán Mocho-Choshuenco.
A continuación entramos en la reserva Huilo Huilo por carretera de ripio, donde la primera actividad que íbamos a realizar era visitar los saltos de agua "Huilo Huilo" y "El Puma".
Esta reserva privada de más de 100000 Ha, se formó a principios del siglo XXI para proteger un entorno natural constituido por selva valdiviana andina, volcanes, ríos, lagos de origen glaciar, especies animales endémicas o en peligro de extinción, el mayor número de especies de helechos en Chile continental. A la vez supuso un cambio de la actividad maderera de los pueblos de la zona en el que cobrara más importancia la explotación de un turismo sustentable y ecológico, comprometido con el hábitat natural.
Desde la entrada a la reserva cercana a los saltos de agua, hay poco más de 5 minutos andando hasta el mirador desde el que se puede contemplar el salto Huilo Huilo desde la parte superior.
Para mí la panorámica de este salto compensó la excursión. La cascada está rodeada de bosque y en esta fecha tenía un gran volumen de agua que al caer formaba una gran nube. Era impresionante y eso a pesar de que parece que hay al menos otra cascada y que esta otra llevaba poca agua. Lo que me sorprendió es que haya épocas del año en la que el salto de agua pueda estar seco, teniendo en cuenta la zona tan verde y húmeda en la que se encuentra. Según comentó el guía, antes del terremoto de 2010 eso no ocurría. No sé si estará relacionado realmente.
Si alguien no ha tenido suficiente con la panorámica desde el mirador, puede bajar por un sendero con escalones hasta el nivel del río.
Desde el mirador del salto Huilo Huilo parte otro sendero que se dirige al salto de "El Puma". Es un sendero que tiene una longitud de casi un km, que transcurre a través de un frondoso bosque. Siendo cauto, este sendero no lo debería haber hecho porque no es llano, tiene varios tramos de subidas o bajadas y a menudo hay que pasar entre raíces de los árboles. Con muletas no es nada sensato, pero me pudo más la curiosidad de ver la cascada "ya que estaba allí". Eso sí, tuve que ir con muchísimo cuidado para poner los pies en el sitio adecuado y "no meter la pata".
Es espectacular el salto de agua del río Fuy, aunque el mirador está bastante cerrado por la vegetación, por lo que no se pueden hacer fotos desde muchos ángulos. El guía fue realmente imprudente poniéndose a hacernos fotos desde donde no debía (saltándose una valla).
La siguiente parada fue para comer en Puerto Fuy, junto al lago Pirihueico. La navegación por este lago en la barcaza Hua Hum hasta Puerto Pirihueico, permite llegar al paso fronterizo Hua Hum y cruzar la frontera para llegar a San Martín de los Andes, en Argentina. Esta puede ser una excursión paisajística muy interesante para realizar desde Pucón y tener la oportunidad de navegar por varios lagos (Pirihueico, Lácar,...).
A pesar de que la visibilidad del día no era la mejor, sí que tuvimos finalmente la oportunidad de poder fotografiar desde el lago el volcán Mocho-Choshuenco, que consta de 2 conos volcánicos, de altura superior a los 2400 m. Actualmente está dormido.
Aquí fue donde tuve la oportunidad de probar la sopaipilla, que no es nada de lo que me imaginaba días atrás cuando estaba en Coyhaique, sino como una masa de harina de trigo frita. La que yo comí tenía forma de un donut y no recuerdo que fuese aderezada con algo, pero según he leído, en Chile se le puede poner ají, aguacate, chucrut, etc...
El almuerzo lo teníamos incluido. Nos pusieron un aperitivo con mantequilla y pebre. El pebre es como una ensalada picada con tomate, cebolla, ají, cilantro, aceite y zumo de limón. Se utiliza como acompañamiento y es muy común que te lo pongan en muchos restaurantes de Chile. Después pedí un plato de trucha acompañado de ensalada y un zumo (no natural). No recuerdo que el almuerzo consistiese en algo más.
Desde ahí continuamos hasta el sector donde están los hoteles ecológicos, de los cuales, a cambio de consumir algo, pudimos visitar el hotel Montaña Mágica y el hotel Nothofagus. El Montaña Mágica tiene forma de cono volcánico y está tan mimetizado con el entorno, que a primera vista no me di cuenta de que estaba observando un hotel, tal es la cantidad de vegetación que lo cubre.
En el interior, estuvimos un rato en el vestíbulo, en el que predomina como material de construcción la madera.
Por supuesto di buena cuenta de un chocolate caliente y un kuchen de arándanos, por $4700.
Aparte, tienen montado un mostrador de souvenirs, donde se puede adquirir artesanía, como muñecos que representan personajes misteriosos de los bosques, tal que duendes y hadas. Son preciosos, pero nada baratos (más de $20000). Otros que vi más baratos son realizados por una comunidad de mujeres indígenas mapuches de Neltume. Yo compré una muñeca bordada que representaba una tejedora. Me costó $9600.
Desde el vestíbulo pasamos por una pasarela que conecta el hotel Montaña Mágica con el hotel Nothofagus. Por el trayecto se observa que por el exterior se puede pasear por una o varias pasarelas de madera. El hotel Nothofagus no lo vimos desde fuera, pero el interior es bastante original, puesto que por un pasillo en espiral en torno a un patio central en el que hay un árbol, se va ascendiendo de una planta a la siguiente.
Después de unos minutos haciendo unas fotos seguimos hasta el Museo de los Volcanes. Este sitio fue el que más me decepcionó de la excursión, pero porque no me informé previamente de la temática del museo. Di por sentado que estaría centrado en la vulcanología, pero no lo es. Al menos actualmente. El museo consta de 2 plantas, de las 5 que está previsto que tenga. La exposición principal es referente a diferentes culturas orihundas de Chile, principalmente la mapuche. Aparte, hay una réplica de la cápsula Fénix, que fue utilizada para salvar a los 33 mineros de la mina San José, en Copiapó. En la de arriba hay una exposición de minerales y como curiosidad, un cuerno de mamut encontrado en Siberia. No se pueden hacer fotos en el interior.
Cerca de este museo, a unos 5 minutos, está el bosque de los ciervos, que se puede recorrer caminando por una pasarela de madera desde la que se ven estos animales.
La última parada dentro de la Reserva Huilo Huilo fue en la cervecería Petermann, donde degusté una cerveza rubia artesanal producida allí. Creo que me costó $3000.
Tanto en el camino de ida por la mañana como en el de regreso por la tarde, nos topamos con varios cortes de carretera por Huilo Huilo, porque está en obras. El guía tomó algún atajo por carretera de ripio para acotar el tiempo de ruta. Paramos en un mirador desde el que pudimos ver una panorámica bastante amplia del lago Calafquen desde una mayor altitud.
Llegamos a Pucón pasadas las 20:30 y tras recoger mi maleta en el alojamiento, el guía me dejó en la estación de autobuses de Turbus (no es la misma que la de autobuses JAC) a las 20.45. En general la excursión estuvo interesante, aunque el guía ejercició de conductor y acompañante más que de guía.
A las 21:45 cogí el autobús nocturno rumbo a Santiago de Chile. En el autobús ponía semicama, pero lo cierto es que el asiento se podía reclinar mucho, hasta una posición casi horizontal, así que genial para domir. A la mañana, antes de llegar, repartieron alguna cosa para desayunar.