Cuando ayer nos conectamos al wifi, le echamos un vistazo a la previsión del tiempo para hoy y nos alegramos al ver que no anunciaba lluvia y que se preveía un día despejado. Acordamos que si así era, ampliaríamos el alquiler del coche y nos dedicaríamos hoy a hacer más senderos y a seguir explorando la isla.
Sendero Relheiras de São Brás
Efectivamente, amanece con sol y una agradable temperatura en Angra. Desayunamos nuevamente en el hotel, preparamos los bocatas y nos dirigimos en coche hacía la oficina de Aguiatur, donde comentamos nuestra intención de ampliar el alquiler por un día más, pagamos otros 22,50 y, sin perder demasiado tiempo, nos ponemos en marcha. Nuestro primer destino sería el sendero de Relheiras de São Brás (38.746842, -27.130389). En este caso, no está bien señalizado: el principio del sendero está situado en la Zona de Lazer de São Brás, cerca de la localidad de Fontinhas. Por la Vía Rápida, no demasiado lejos de llegar ya a Praia da Vitória, debemos salirnos dirección Fontinhas y São Brás (letrero en marrón con la foto de un merendero). ¡Ojo! Vamos a la zona de lazer de São Brás, pero el pueblo de São Brás está en el otro sentido y tenemos que ir dirección Fontinhas. 500 metros después de dejar la Vía Rápida, tenemos una salida a la derecha con la indicación de “Zona de Lazer”; nos metemos por ahí, dejaremos a la derecha el monumento al antiguo carro de bueyes con la leyenda “Caminho Primitivo” y, a los 200 metros, observaremos a la izquierda los aparcamientos de la zona de lazer (un buen lugar para descansar y comer algo, por cierto). Allí dejaremos el coche y empezaremos nuestra ruta.
Sendero Relheiras de São Brás
Efectivamente, amanece con sol y una agradable temperatura en Angra. Desayunamos nuevamente en el hotel, preparamos los bocatas y nos dirigimos en coche hacía la oficina de Aguiatur, donde comentamos nuestra intención de ampliar el alquiler por un día más, pagamos otros 22,50 y, sin perder demasiado tiempo, nos ponemos en marcha. Nuestro primer destino sería el sendero de Relheiras de São Brás (38.746842, -27.130389). En este caso, no está bien señalizado: el principio del sendero está situado en la Zona de Lazer de São Brás, cerca de la localidad de Fontinhas. Por la Vía Rápida, no demasiado lejos de llegar ya a Praia da Vitória, debemos salirnos dirección Fontinhas y São Brás (letrero en marrón con la foto de un merendero). ¡Ojo! Vamos a la zona de lazer de São Brás, pero el pueblo de São Brás está en el otro sentido y tenemos que ir dirección Fontinhas. 500 metros después de dejar la Vía Rápida, tenemos una salida a la derecha con la indicación de “Zona de Lazer”; nos metemos por ahí, dejaremos a la derecha el monumento al antiguo carro de bueyes con la leyenda “Caminho Primitivo” y, a los 200 metros, observaremos a la izquierda los aparcamientos de la zona de lazer (un buen lugar para descansar y comer algo, por cierto). Allí dejaremos el coche y empezaremos nuestra ruta.
Sendero Relheiras de São Brás
Nosotros nos equivocamos y la hicimos en sentido opuesto, pero dejamos lo bonito para el final. Las relheiras (que nosotros vimos al final y que si lo hacéis en el sentido correcto veréis al poco de comenzar) son las marcas de los antiguos carros de bueyes que, no me preguntéis cómo, se quedaron grabadas en el camino. Curioso cuanto menos. Esta ruta es muy fácil; yo diría que se trata del sendero más sencillo de la isla puesto que no tiene dificultad alguna y el desnivel es muy pequeño. La ruta es bonita y agradable en el tramo en el que estamos por el bosque y más rural y monótona al final (por el camino de tierra y asfalto durante los últimos 2 km. si lo hacéis en sentido correcto). En cualquier caso, es un sendero que tiene bastante que envidiar al resto, aunque tiene el punto a favor de que es el más asequible de todos.
Miradores y sendero parcial de Baías de Agualva
Tras acabar el sendero y dar una vueltecilla por la zona de lazer de São Brás, nos ponemos en marcha. Después de comer queremos hacer el sendero de Serreta, pero antes queríamos conocer toooda la parte norte de la isla y pararnos en algún mirador o donde nos apeteciese. Pasamos Agualva y, en dirección a Quatro Ribeiras, por la carretera, vimos un desvío hacía un mirador. Pese a que, como después comprobamos, podíamos haber metido el coche, lo dejamos apartado en la carretera y, sin darnos cuenta, nos habíamos metido en una parte del recorrido del sendero de Baías de Agualva; el cual no completamos (lo desechamos al no ser circular, aunque tiene que estar bien) pero hicimos un buen trozo. Habíamos llegado a un mirador (38.795981, -27.192039) cercano a Ponta do Misterio donde tuvimos buenas vistas de acantilados.
Tras volver al coche, subiendo una larga cuesta que anteriormente habíamos bajado, vamos en dirección a Biscoitos, donde queremos ver las piscinas naturales. En esta pequeña localidad también hay un Museo del Vino, aunque no nos llamaba mucho la atención y no nos acercamos. No encontrábamos la salida a las piscinas, así que le preguntamos a una chica y nos dijo que cogiésemos la siguiente salida; efectivamente, encontramos a continuación la indicación hacia “Zona Balnear” y “Porto de Pesca”, siguiendo por ahí llegaremos hasta los aparcamientos de las piscinas naturales (38.802207, -27.257105). No es que hiciese mucho calor (21-22º), pero el día estaba muy soleado y además llevábamos ya unos cuantos km entre el primer sendero y la subida para volver al coche tras el acantilado así que yo, que iba preparado, me puse el bañador y cogí la toalla. No es que estuviese lleno (he visto fotos de aquella zona en verano como si fuese Benidorm) pero había gente paseando aunque nadie bañándose. Todavía me lo estaba pensando cuando un local, con mucha decisión, se metió en la piscina. Él me animó a hacerlo y finalmente me metí. El agua estaba bastante fresquita, pero una vez que te metes ya se te pasa y disfrutas; fue una experiencia agradable y estuve un buen ratillo chapoteando. ¡Cuidado con el suelo por allí! Es muy resbaladizo. Noté algo de admiración y envidia en la cara de Gabri, que se esforzaba por mostrar un pensamiento de “¡Estás loco!” Como no se iba a meter, me volví a cambiar en el coche y arrancamos.
Miradores y sendero parcial de Baías de Agualva
Tras acabar el sendero y dar una vueltecilla por la zona de lazer de São Brás, nos ponemos en marcha. Después de comer queremos hacer el sendero de Serreta, pero antes queríamos conocer toooda la parte norte de la isla y pararnos en algún mirador o donde nos apeteciese. Pasamos Agualva y, en dirección a Quatro Ribeiras, por la carretera, vimos un desvío hacía un mirador. Pese a que, como después comprobamos, podíamos haber metido el coche, lo dejamos apartado en la carretera y, sin darnos cuenta, nos habíamos metido en una parte del recorrido del sendero de Baías de Agualva; el cual no completamos (lo desechamos al no ser circular, aunque tiene que estar bien) pero hicimos un buen trozo. Habíamos llegado a un mirador (38.795981, -27.192039) cercano a Ponta do Misterio donde tuvimos buenas vistas de acantilados.
Tras volver al coche, subiendo una larga cuesta que anteriormente habíamos bajado, vamos en dirección a Biscoitos, donde queremos ver las piscinas naturales. En esta pequeña localidad también hay un Museo del Vino, aunque no nos llamaba mucho la atención y no nos acercamos. No encontrábamos la salida a las piscinas, así que le preguntamos a una chica y nos dijo que cogiésemos la siguiente salida; efectivamente, encontramos a continuación la indicación hacia “Zona Balnear” y “Porto de Pesca”, siguiendo por ahí llegaremos hasta los aparcamientos de las piscinas naturales (38.802207, -27.257105). No es que hiciese mucho calor (21-22º), pero el día estaba muy soleado y además llevábamos ya unos cuantos km entre el primer sendero y la subida para volver al coche tras el acantilado así que yo, que iba preparado, me puse el bañador y cogí la toalla. No es que estuviese lleno (he visto fotos de aquella zona en verano como si fuese Benidorm) pero había gente paseando aunque nadie bañándose. Todavía me lo estaba pensando cuando un local, con mucha decisión, se metió en la piscina. Él me animó a hacerlo y finalmente me metí. El agua estaba bastante fresquita, pero una vez que te metes ya se te pasa y disfrutas; fue una experiencia agradable y estuve un buen ratillo chapoteando. ¡Cuidado con el suelo por allí! Es muy resbaladizo. Noté algo de admiración y envidia en la cara de Gabri, que se esforzaba por mostrar un pensamiento de “¡Estás loco!” Como no se iba a meter, me volví a cambiar en el coche y arrancamos.
La prueba del baño
Nuestro siguiente destino era el mirador de Ponta do Raminho, pasamos el pueblecito de Altares, donde hay un museo agrícola que podemos ver desde la carretera, junto a una iglesia con detalles azules; además está indicado pero tampoco nos parecía interesante y no nos paramos. Pasamos la localidad de Raminho y encontramos tras una curva la salida al mirador que buscábamos. Bajamos (esta vez sí en coche) hasta el mirador (38.779908, -27.359933) y pudimos distinguir con claridad en el horizonte las islas de Graciosa y São Jorge; también veíamos la montaña do Pico, situada en la isla homónima, pero desde nuestra perspectiva parecía que estaba en São Jorge. Tuvimos suerte de ir un día despejado, con niebla tal vez no hubiésemos visto nada… Por esa zona también hay una cruz en un montículo, se trata de la Procissão dos Abalos; una conmemoración por el aniversario de una catástrofe natural (no recuerdo bien si fue un seísmo o una erupción) por la zona.
A continuación fuimos a la Ponta do Queimado, pasamos un faro (pequeño y no muy bonito) y llegamos a un nuevo mirador (38.766740, -27.375758). Más de lo mismo: buenas vistas de acantilados desde una nueva perspectiva. Gabri dijo que “visto uno, vistos todos”; si solo tenéis tiempo para visitar uno, yo me decantaría por el anterior de Ponta do Raminho, porque tienes acantilados como el resto pero además puedes ver una panorámica de las otras islas.
Sendero Serreta
Volviendo a la carretera y, enseguida en dirección Serreta, tendremos la salida para el principio del sendero de Serreta (38.756522, -27.355512). Hay una indicación de “Trilho turístico” en portugués e inglés, pero se ve mejor si vienes desde el sur, que desde el norte como veníamos nosotros. Siguiendo la salida indicada, todo recto, a poco más de 500 metros, la carretera llega a una curva a la derecha donde ya veremos el típico panel que nos anuncia el principio de sendero oficial. Nos comemos un par de bocatas en el coche y nos disponemos a comenzar.
El de Serreta es un sendero duro porque, durante la primera mitad del mismo, es todo el tiempo en ascenso y acumulas bastantes metros de subida (454 nos marcó el GPS). El terreno es algo irregular en algunos tramos pero es más sencillo que el de Misterios Negros. La parte más delicada es el ascenso a la Lagoinha (desvío opcional que nos queda a la izquierda); el cartel nos anuncia que son solo 230 metros pero se me hicieron eternos porque es todo el tiempo en ascenso con la mayor pendiente de la ruta y teniendo que ladear un camino con ayuda de las ramas porque, por la parte central, está embarrado. Arriba las vistas merecen la pena y además Gabri encontró el primer caché desde que llegamos a Terceira.
A continuación fuimos a la Ponta do Queimado, pasamos un faro (pequeño y no muy bonito) y llegamos a un nuevo mirador (38.766740, -27.375758). Más de lo mismo: buenas vistas de acantilados desde una nueva perspectiva. Gabri dijo que “visto uno, vistos todos”; si solo tenéis tiempo para visitar uno, yo me decantaría por el anterior de Ponta do Raminho, porque tienes acantilados como el resto pero además puedes ver una panorámica de las otras islas.
Sendero Serreta
Volviendo a la carretera y, enseguida en dirección Serreta, tendremos la salida para el principio del sendero de Serreta (38.756522, -27.355512). Hay una indicación de “Trilho turístico” en portugués e inglés, pero se ve mejor si vienes desde el sur, que desde el norte como veníamos nosotros. Siguiendo la salida indicada, todo recto, a poco más de 500 metros, la carretera llega a una curva a la derecha donde ya veremos el típico panel que nos anuncia el principio de sendero oficial. Nos comemos un par de bocatas en el coche y nos disponemos a comenzar.
El de Serreta es un sendero duro porque, durante la primera mitad del mismo, es todo el tiempo en ascenso y acumulas bastantes metros de subida (454 nos marcó el GPS). El terreno es algo irregular en algunos tramos pero es más sencillo que el de Misterios Negros. La parte más delicada es el ascenso a la Lagoinha (desvío opcional que nos queda a la izquierda); el cartel nos anuncia que son solo 230 metros pero se me hicieron eternos porque es todo el tiempo en ascenso con la mayor pendiente de la ruta y teniendo que ladear un camino con ayuda de las ramas porque, por la parte central, está embarrado. Arriba las vistas merecen la pena y además Gabri encontró el primer caché desde que llegamos a Terceira.
Lagoinha de Serreta
Vimos la Lagoinha y volvimos al camino. Para el descenso Gabri, que es bastante ágil pero iba demasiado sobrado, tuvo un pequeño resbalón (nada serio pero se manchó de barro); yo tardé un poco más porque iba con mucha cautela. Después de bajar de la Lagoinha, la ruta se vuelve mucho más fácil al ser entera cuesta abajo. Pasamos unos verdes prados que recuerdan a los de Mistérios Negros y bajamos por un camino que se vuelve estrecho y donde debemos ser precavidos, porque es en bajada y tenemos una alambrada con pinchos a la izquierda que nos separan de los pastos. Acabamos en un camino de pequeñas piedras volcánicas (cuidado con los resbalones) que nos lleva al mismo sitio desde el que empezamos. Muy buena esta ruta de Serreta.
Mirador de la Sierra de Santa Barbara
Llegamos al coche en torno a las 17:45 y aprovechamos que todavía quedaba media hora de sol y que estábamos más o menos cerca para ir al mirador de la Sierra de Santa Bárbara (38.729780, -27.318535): el punto más alto de la isla. Desde allí distinguimos las islas de São Jorge y Pico y comprobamos como el Monte do Pico estaba verdaderamente en esta última isla (no pudimos diferenciarlo en la perspectiva que teníamos desde Ponta do Raminho). Las vistas no están mal porque puedes ver muy allá desde esta altura y es curioso ver algunas nubes debajo de nosotros pero para mí es mucho mejor el mirador de la Serra do Cume al que fuimos ayer.
Puesta de sol desde el Mirador de la Sierra de Santa Barbara con las islas de São Jorge y Pico al fondo
Vuelta al hotel y salida nocturna
El sol ya se había puesto y el día había sido muy intenso, así que tocaba volver a Angra y lo hicimos por la parte suroeste de la isla, atravesando las localidades de Doze Ribeiras, Santa Barbara, Cinco Ribeiras y São Mateus da Calheta. Le dije a Gabri si quería que parásemos en São Mateus para conocer el puerto de allí y tal, pero no estaba muy por la labor y tampoco le insistí demasiado. Aparcamos, esta vez sí, en el parking del hotel y a descansar un poquito.
Una buena ducha, un par de bocatas de cena (al menos vamos cambiando de embutido…), una conexión con el mundo y, como es sábado, toca dar una vueltecilla. Estamos bastante cansados pero lo cierto es que en la isla no hay demasiado ambiente y, si queremos tomar algo alguna noche, tendremos que aprovechar ahora en el fin de semana. En cualquier caso, nos decantamos en esta ocasión por un bar en el centro, nos tomamos algo y a eso de la 1:00, ya tiramos para el hotel.
Una buena ducha, un par de bocatas de cena (al menos vamos cambiando de embutido…), una conexión con el mundo y, como es sábado, toca dar una vueltecilla. Estamos bastante cansados pero lo cierto es que en la isla no hay demasiado ambiente y, si queremos tomar algo alguna noche, tendremos que aprovechar ahora en el fin de semana. En cualquier caso, nos decantamos en esta ocasión por un bar en el centro, nos tomamos algo y a eso de la 1:00, ya tiramos para el hotel.