¡¡SÍ!! Porque nos hacía ilusión llevarlo a conocer la nieve. Nos gusta combinar nuestro vicio por viajar y estar en familia. Así que nos ha acompañado desde que nació: respetar sus horarios y necesidades, cambiar un poco el ritmo, llevar carrito y portabebé para pasear y dormir (en nuestro caso, Manduca), darle sus momentos de diversión fuera de casa… son algunos de los “trucos” que hacen que viajar con un niño pequeño sea una aventura.
¿Viajar con niño? Aprovechábamos cualquier establecimiento de comida rápida con zona de juegos para tomar un café, los parques públicos y, por supuesto, en la nieve, juego improvisado. En algunas de las estaciones de montaña a las que subimos además había toboganes y pequeños trineos. En estos países afortunadamente piensan mucho en las familias con hijos. Las señalo en rojo.
¿Y para comer? Los desayunos y las cenas los hacíamos en el apartamento en el que estuvimos alojados; comíamos por ahí y con cualquier sopa o puré y salchichas teníamos arreglado el almuerzo para nuestro nene. Además, seguía siendo lactante, más fácil aún...
¿En invierno? Viajar en esta época para visitar espacios naturales y hacer senderismo es muchísimo más limitado, hay carreteras cortadas, mal tiempo que hace suspender lo planificado… pero permite vivir el desierto blanco, un viaje en el que disfrutar en familia, de las comidas, de los juegos en la nieve. Eso sí, queremos repetir en verano, porque los paisajes, si nos cautivaron en esta época, deben de ser espectaculares en esa estación. Nos han quedado muchas cosas por conocer. Realmente este era un viaje que en agosto tuvimos que suspender, así que apuntado queda.
¿Viajar con niño? Aprovechábamos cualquier establecimiento de comida rápida con zona de juegos para tomar un café, los parques públicos y, por supuesto, en la nieve, juego improvisado. En algunas de las estaciones de montaña a las que subimos además había toboganes y pequeños trineos. En estos países afortunadamente piensan mucho en las familias con hijos. Las señalo en rojo.
¿Y para comer? Los desayunos y las cenas los hacíamos en el apartamento en el que estuvimos alojados; comíamos por ahí y con cualquier sopa o puré y salchichas teníamos arreglado el almuerzo para nuestro nene. Además, seguía siendo lactante, más fácil aún...
¿En invierno? Viajar en esta época para visitar espacios naturales y hacer senderismo es muchísimo más limitado, hay carreteras cortadas, mal tiempo que hace suspender lo planificado… pero permite vivir el desierto blanco, un viaje en el que disfrutar en familia, de las comidas, de los juegos en la nieve. Eso sí, queremos repetir en verano, porque los paisajes, si nos cautivaron en esta época, deben de ser espectaculares en esa estación. Nos han quedado muchas cosas por conocer. Realmente este era un viaje que en agosto tuvimos que suspender, así que apuntado queda.