Hoy hace un día fantástico, 0 grados, pero despejadito. Aprovechamos para acercarnos al glacial más alto del Tirol. Atravesamos el valle de Pitztal sin prisas, contemplando el ambiente alpino mientras subimos, a las vez que baja la temperatura.
Hay pueblos en los que vale la pena pararse, como Wenns o St. Leonard. Y mucho movimiento de esquiadores y practicantes de esquí de fondo. Otra visita que puede hacerse en la zona es subir al lago de montaña Rifflsee, que está a unos 2000 metros de altitud; el remonte parte del pueblo de Mandarfen, donde hay una zona de juegos.
La temperatura ha bajado a -7 cuando llegamos al pueblo de Mittelberg para coger el tren cremallera Gletscherexpress, que sube atravesando la montaña por un túnel, en cabinas atestadas de esquiadores, hasta unos 2840 metros de altitud.
Podemos quedarnos aquí, donde está el Glacier restaurant y una zona exterior para niños (a la derecha de la foto, al lado de la estación del telesilla), o bien coger el Wildspitzbahn, que lleva hasta el Hinterer Brunnekogel, el glacial y la cafetería panorámica, a 3440 metros. En su web Pitztaler gletscher puede verse un mapa de la zona, en el apartado “winterpanorama”.
Cuando llegamos al mirador que hay con una mesa de orientación… ¡¡estábamos a -20 grados!!
Cuando llegamos al mirador que hay con una mesa de orientación… ¡¡estábamos a -20 grados!!
Otra vez paisajes de impresión, junto al ir y venir de los esquiadores.
El valle de Pitz se veía minúsculo desde arriba.
Estamos bastante rato babeando, a pesar del frío, ante un espectáculo que parece hecho de nata.
Comimos en la cafetería panorámica (¡benditas sopas!) y de vuelta en la estación del Gletscherexpress jugamos en la zona infantil exterior, en la que había un tobogán y pequeños trineos para los niños para deslizarse por una pequeña cuesta. ¡Vaya aventura vivió el nuestro!