La noche de antes dejamos las maletas hechas y decidimos que el plan de ese último día en Tokyo dependería totalmente de la lluvia. Si llovía nos iríamos a refugiar al Museo Edo, muy cerca del hotel, y según habíamos leído, muy interesante -es un museo sobre la historia de Tokyo y tiene objetos, maquetas...por lo visto, muy chulo para todos los públicos-. Si no llovía nos iríamos a Ueno.
Después de despertarnos, ducharnos y desayunar, bajamos la maleta más grande, la que queríamos enviar, a la recepción del hotel. Desde allí nos rellenaron los papeles para enviarla a Kyoto, a donde íbamos a llegar dos días después. En nuestra ruta íbamos a pasar por Takayama, antes de llegar a Kyoto. Como al salir del hotel finalmente no llovía, nos fuimos para el parque de Ueno. Cuando llegamos al parque de Ueno no sólo no llovía si no que hacía sol. Las previsiones meteorológicas no fueron muy fiables en este caso...Por cierto, son tan previsores que en el hotel vendían paraguas porque ese día la previsión era esa y nos compramos un par de paraguas por si acaso.
El parque de Ueno alberga, entre otras cosas, varios templos, un zoo, y otros tantos museos, por lo que se entiende que su extensión es bastante grande. Antiguamente formaba parte de los terrenos de un templo, el templo Kaneiji, uno de los más grandes de Tokyo, con al menos 68 edificios (de los cuales quedan muy pocos testigos) y que en época Edo pertenecía al clan Tokugawa. Después de la guerra civil conocida como Guerra Boshin, el templo fue destruido durante una batalla, la batalla de Ueno, y luego se reconstruyó el terreno y se convirtió en parque público.
Primero dimos un paseo alrededor del estanque de nenúfares, el estanque Shinobazu. Durante el verano se ve así, una parte del estanque está toda cubierta de plantas y flores, en otras épocas del año no se ve tan bonito. En otra parte del estanque se pueden alquiltar barquitos para dar un paseo y en última parte podemos ver cormoranes.
Seguidamente fuimos a ver el templo Bentendo , un pequeño templo budista que llama la atención por ser de forma octogonal. Este templo está dedicado a la diosa Benten, la diosa de la buena fortuna y el conocimiento, entre otras cosas. Está en medio del estanque Shinobazu y tienes que cruzar un pequeño puente que lo cruza para llegar a él, porque esté en una especie de pequeña isla. Alrededor del templo hay estatuas budistas, a las cuales la gente les hace ofrendas, principalmente en forma de monedas. Este templo y los alrededores son muy concurridos durante todo el año, pero especialmente durante la época de floración de los cerezos. De hecho todo el parque de Ueno lo es, la gente hace picnics en el parque y disfrutan del maravilloso espectáculo del hanami.
Templo Bentendo
Horario: todos los días de 9 a 17h
Precio: Gratis
Después de ver el templo Bentendo, fuimos a ver el templo Kyomizu Kannon. Para llegar hasta el Kyomizu tenemos que cruzar la calle que queda enfrente del Bentendo y subir unas escaleras, está muy cerca. El templo fue construido en el año 1631, como parte del antiguo templo Kaneji y es uno de los pocos testimonios originales que quedan en pie.
El pino que veis en la foto es conocido como 'tsuki no matsu', que significa 'pino de la luna'. En los orígenes del templo existía un pino con esta forma donde actualmente se encuentra éste, delante del templo, aunque el pino original desapareció en el periodo Edo, en una tormenta. Este pino lleva aquí desde 2011. A través del círculo que crean sus ramas, si nos colocamos encima de la plataforma del templo, se pueden ver el estanque y el templo Bentendo.
Este templo está inspirado en el templo Kyomizudera de Kyoto, supongo que por lo de la balconada de madera, aunque yo no le vi mucho parecido. Es un templo bastante más pequeño que su supuesto inspirador, de madera, con la barandilla de color rojo, aunque también muy bonito. Este templo está dedicado a la diosa de la concepción, Kosodate Kannon, y por eso es visitado por mujeres que quieren quedarse embarazadas. Cuando logran quedarse embarazadas, deben volver al templo con una ofrenda en forma de muñeca y dejarla en el templo, donde en una fecha conreta del año, son quemadas en un ritual.
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Templo Kyomizu Kannon
Horario: todos los días de 9 a 17h
Precio: Gratis
La verdad es que los dos templos son bonitos, pero claro, veníamos de ver los días de antes Nikko y Kamakura, así que parece que sean poca cosa en comparación. Así que si podéis, recomiendo que hagáis primero estas visitas y luego las más impactantes. Y especialmente pasear por el parque si vais en la época del hanami, pues hay muchísimos cerezos.
QUÉ MÁS SE PUEDE VISITAR EN EL PARQUE DE UENO:
Templos: el templo Kaneiji, la pagoda de cinco pisos, también un edificio original de 1639, o el santuario Toshogu parecen ser opciones interesantes.
Zoo y museos: En el parque de Ueno también podemos visitar el Zoo, el más antiguo de Japón. Como museos, destacan el museo nacional de Tokyo, el más antiguo y grande Japón, con multitud de objetos catalogados como tesoro nacional y Patrimonio cultural y el museo nacional de ciencia e historia natural, ambos se pueden visitar pagando una entrada de ¥620.
Acceso: la estación JR de Ueno está al lado del parque. Se puede llegar con la JR Yamanote Line o la JR Keihin-Tohoku Line. En metro con la línea Ginza o la línea Hibiya (la compañía Tokyo Metro ambas). Hay otra estación, que fue en la que bajamos nosotras, la estación de Ueno-okachimachi, si vienes en metro (Toei) con la Oedo Line.
Después de dar un paseo, nos dirigimos hacia una salida del parque y una vez fuera pasamos por delante de lo que parece ser una cafetería, que en los escaparates tiene dulces en forma de animalitos. El que más nos llama la atención es un bollito con forma de panda, muy mono. Así que no pudimos resistirnos y entramos a tomar un (segundo) desayuno: un bollo panda y un bizcochito de chocolate en forma de koala. Son muy monos pero además estaban buenísimos.
Lo de los bizcochos en forma de animalitos es porque el zoo está allí a dos pasos. Dentro de este local había como dos o tres cadenas de restauración más, a parte de la susodicha cafetería de los pandas; en Japón se aprovecha el espacio a tope.
Desde allí, mientras nos comíamos los dulces, podíamos ver el inicio del mercado de Ameyoko. Se trata de un mercado donde hay un montón de puestos y tiendas de souvenirs, ropa, zapatillas de deporte, comida, maletas, bolsos, complementos..antiguamente se solía vender pescado y marisco y sobre todo productos dulces (especialmente manzanas caramelizadas), y aunque hoy en día también hay varios puestos, la variedad de productos es muy amplia. Los orígenes del mercado se remontan a después de la guerra, cuando se instaló aquí un importante mercado de estraperlo y terminó legalizándose.
Después de nuestro (segundo) desayuno del día entramos al mercado de Ameyoko. Echamos un ojo a las maletas, porque estábamos sopesando la idea de comprar otra, porque los regalos y las cajas de las figuras que habíamos comprado, ni de coña iban a caber en las maletas que llevábamos. Y además aún teníamos recados y otras cosas que comprar y nos quedaban muchos días de viaje. Enseguida vimos una maleta de las grandes, muy muy barata; unos 3000¥. La estuvimos mirando y decidimos comprarla, pero no en ese momento, porque teníamos pensado antes ir a Yanaka y no queríamos ir cargándola. Así que decidimos volver después a Ameyoko. Antes de marcharnos entramos en un Taito Station, que es básicamente un lugar donde hay recreativas, máquinas de estas de ganchos para cazar peluches y figuras, etc. Lo mismo nos pasamos una mañana viendo templos que jugando a las maquinitas...
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Salimos de allí dirección a Yanaka, pero antes queríamos pasar a ver el santuario Nezu. Este santuario no es que esté lejos de Yanaka ni de Ueno, está en el medio, pero sí que hay que andar un poquito y con el calor que hacía preferimos coger el metro. Tuvimos que hacer un transbordo en metro. Al bajar en la estación de Nezu ya vimos que se trataba de un barrio mucho más tranquilo, con tiendas de barrio, etc.
En unos diez minutos llegamos a la entrada del santuario. La verdad es que el ambiente es muy agradable, tranquilo, en un entorno muy bonito. Lo primero que haces, como siempre, es cruzar un torii. A mano izquierda hay un estanque con carpas y tortugas, que se alarga por detrás del santuario.
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Parar entrar al recinto hay que cruzar un puente y pasar por la puerta principal. Al entrar nos encontramos con la fuente para purificarse y de frente todos los edificios del santuario, que es uno de los más antiguos de Tokyo (en 1706 se traslada el santuario, que estaba en otro lugar, a esta zona y se reconstruye en este emplazamiento, pero se cree que su fundación es muuucho más antigua). Por desgracia también estaba en obras, vaya puntería tenemos jajajaja. Aún así es bonito.
Detrás del santuario hay un un pequeño camino de toriis muy cuco, aunque hay que pasar agachados porque no son muy altos, y el camino te lleva a otro pequeño santuario. Este templo me gustó mucho y al no ser un santuario especialmente conocido, había muy poca gente. Eso sí, en abril está muy concurrido por el florecimiento de las azaleas; en los jardines del santuario hay miles de ellas, a las cuales les dedican un festival y durante el cual se vende comida, manualidades tradicionales y hacen danzas y espectáculos.
El santuario queda un poco a desmano de todo, pero es una visita que bien merece el pequeño desvío, especialmente si vais a visitar la zona de Yanaka. Por cierto, también es posible aquí ver bodas tradicionales, pero no tuvimos tanta suerte como en el santuario Meiji Jingu.
Santuario Nezu
Precio: Gratis
Acceso: podéis llegar a la estación de Nezu a través de la línea Chiyoda de Tokyo Metro. Para llegar desde la estación de Ueno, coged la línea Hibiya y bajad en Kita-senju, y de ahí la línea Chiyoda hasta Nezu (se tarda una media hora). Podéis llegar andando desde Ueno en 20'-30'. Posiblemente sea la mejor opción si el tiempo acompaña a ello.
Deshicimos el camino de vuelta a la estación de metro y allí, ahora sí, nos fuimos para Yanaka. Para llegar a Yanaka cogimos el metro (Chiyoda Line) e hicimos transbordo en Nishi-Nippori. Como ya teníamos activados los Japan Rail cogimos la Yamanote Line hasta Nippori Station, que está pegada al cementerio. En hacer todo esto se tarda unos 10'.
Desde el santuario Nezu podéis llegar al cementerio de Yanaka en unos 20' andando.
Salimos de la estación a escasos pasos de una entrada lateral del cementerio y por ahí que nos metimos para salir al otro lado. La pequeña zona que recorrimos por el cementerio no tenía mucho a destacar. Andamos unos quince minutos entre árboles y tumbas. El cementerio de Yanaka es realmente enorme, y antiguamente sus terrenos formaban parte del templo Tenno-ji. Durante la restauración Meiji se decidió construir un cementerio por la necesidad de separar los cementerios sintoistas de los budistas.
El cementerio es un lugar más de la ciudad, que forma parte de la vida cotidiana de los ciudadanos: la gente va a limpiar las tumbas y a hacer ofrendas a los familiares muertos, pero también es un lugar de paso, porque no deja de ser un lugar abierto, cruzado por calles más o menos asfaltadas. Está bien para ver el contraste entre los cementerios japoneses y los nuestros, aunque seguramente sea mucho más bonito pasear por él en primavera, cuando los cerezos están en flor. En agosto no tenía demasiado atractivo.
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Cementerio Yanaka
Precio: Gratis
Acceso: las estaciones más cercanas son Nippori y Nishi-Nippori. Nippori está pegada literalmente al cementerio y podéis llegar con la JR Yamanote. Un poco más apartada, pero también muy cerca está la estación de Nishi-Nippori, a la que podéis llegar también con la Yamanote Line o en metro, en la Chiyoda Line
Al salir del cementerio fuimos dando un paseo por una zona del barrio totalmente residencial, de calles muy estrechas y muy tranquilo. Pasaba muy poca gente por calle, en comparación a todo lo que habíamos estado viendo en Tokyo. También había casas muy bonitas, como las que podemos imaginarnos más 'típicamente japonesas'. La zona de Yanaka y Nezu no fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y a penas sufrió estragos durante el fuerte terremoto de 1923, por eso, quedó intacta y por ese motivo la distribución del barrio ha sufrido pocas modificaciones desde el periodo Edo y se pueden ver casas de esta época.
Llegamos al templo Jomyoin. En un principio, a simple vista, no parece un templo porque el edificio es muy moderno y piensas que es un museo o algo así, pero no, se trata del templo. Lo interesante de este templo, que es diferente a todos los que hemos visto en Tokyo, radica en su jardín, el cual tiene un buen número de hileras de estatuas jizos (se dice que hasta 84.000 figuras). Yo no las conté pero doy fe de que son mogollón.
Estas estatuillas fueron donadas por padres y madres para proteger a sus hijos de las epidemias. Otras se ponen debido a abortos que sufren los padres o a la pérdida de un hijo, siempre como símbolo de protección.
Templo Jomyoin
Horario: todos los días de 7.30 a 16.30h.
Precio: gratis
Acceso: Se puede llegar andando desde el cementerio en unos 10'. En transporte público, la estación más cercana al templo es Uguisudani, a la que se puede llegar con la Yamanote Line.
Después de visitar el templo teníamos mucho calor y muuucha hambre. Realmente Yanaka da para mucho más (tiene al menos 300 templos esparcidos por el barrio, entre las casas, las tiendas...), pero teníamos que dosificar el día, porque aún había que volver a por la maleta al mercado de Ameyoko e ir al hotel a dejarla, asearnos un poco e ir a ver Shibuya!
Por ahorrar tiempo terminamos comiendo en un Matsuya o un Yoshinoya (se parecen mucho todas estas cadenas de restaurantes). Estos son los típicos restaurantes donde al entrar haces el pedido en una máquina, pagas en la misma máquina, le entregas el ticket de lo que quieras al camarero o camarera y enseguida te sacan lo que has pedido. Básicamente los platos que yo pedía eran boles de arroz con carne de ternera por encima y casi todos los platos son de este tipo. Puedes elegir el tamaño del plato según el hambre que tengas. Y tienes jarras de agua con hielo gratis, como siempre. En algunos sitios en vez de agua es te. Si quieres algún refresco o cerveza, es bastante caro, pero si comes bebiendo el agua o té que tienen allí, es muy barato. Se suele comer en la barra, porque son locales muy pequeños y no tienen mesas. Comer allí es rapidísimo y aunque va mucha gente es tan rápido que no se forman colas.
MÁS COSAS QUE VER EN YANAKA
Museo de escultura Asakura: es la casa-museo de un famoso escultor japonés del siglo XX (Asakura Fumio), aunque si no eres muy amante del arte su encanto radica en que la casa es del periodo Edo y se puede visitar por dentro.
Yanaka Ginza: Es la calle principal de Yanaka y que conserva su lado más tradicional. Hay muchos locales y puestos de comida, por lo que hubiese sido buena idea comer en la zona y de paso visitar esta calle.
Templo Tennoji: está al lado de la estación de Nippori y del cementerio de Yanaka. Se fundó en el siglo XIII, aunque prácticamente no queda nada de la época. La pagoda se destruyó a causa del suicidio de una joven pareja, en los años cincuenta, y sólo quedan las ruinas de la base (que digo yo que se podrían haber suicidado en un edificio que no fuera del siglo XIII...). En todo caso, si vais a visitar el cementerio, aprovechad para visitarlo porque está literalmente al lado (a nosotras se nos pasó por no mirar la guía y pasamos al lado ).
¿Cómo llegar a Yanaka?: Podéis llegar andando desde Ueno en unos 20-30'. La estación más cercana es Nippori, que está al lado del cementerio y podéis llegar con la Yamanote Line. Si se tiene tiempo, lo mejor es dedicar una mañana al barrio y llegar andando a todos los puntos interesantes.
Después de comer cogimos el metro o tren (ese día como teníamos JRPass activado lo mismo cogíamos metro que tren) y volvimos a Ueno. Volvimos a entrar al mercado de Ameyoko, que está pegado a la estación, y compramos la famosa maleta, que seguía allí esperándonos (aunque ya era la única grande que quedaba a ese precio). Estuvimos dando una vuelta, ahora sí, maleta en mano, viendo un poco el mercado (aunque no entero, porque es bastante grande) y realmente tienen muy buenos precios por lo que pudimos ver en zapatillas y ropa de deporte, maletas, bolsos, etc. Los productos no sé qué calidad tendrán, pero a mí la maleta, por el precio que tenía y lo grande que es, ya me ha hecho el apaño sólo con llegar a Barcelona intacta con todo lo que cabía dentro. Además es de estas que llevan cuatro ruedas, muy cómoda de transportar. Como podéis ver, estoy súper feliz con mi adquisición maletil.
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Por cierto, paseando por el mercado nos topamos con un pequeño templo, ahí en medio del bullicio, tal cual. El templo se llama Tokudaiji Marishi-ten y es un templo budista, al que se accede subiendo unas escaleras. No es que se vea a simple vista desde la calle pero en la entrada hay estatuas y ya se te va automáticamente la vista hacia arriba.
Como aún no habíamos probado las crepes esas que tenían tan buena pinta, catamos una que llevaba nata, fresas y plátano o algo así. El caso es que no me entusiasmó demasido. Tienen mejor apariencia de lo que saben, pero al menos me quité la espinita.
Mercado de Ameyoko
Horario: normalmente las tiendas abren a las 10 y cierran sobre las 19, aunque depende de cada establecimiento.
Acceso: está justo al lado de la estación de Ueno y discurre paralelo a las vías del tren.
Volvimos al hotel arrastrando a nuestra nueva amiga (que ahora también tendríamos que arrastrar hasta Takayama, por cierto) y nos acicalamos para hacerle una visita a Hachiko. ¿Cómo nos vamos a ir de Tokyo sin visitar Shibuya? Nada más salir de la estación, alubión de gente y grandes edificios iluminados, carteles, pantallas gigantes con anuncios, etc. Impresiona, pero me lo esperaba más grande, especialmente el famoso cruce de pasos de peatones. La gente toma posición al lado de los semáforos y cuando se pone verde la marea emprende la marcha. Hay que moverse rápido. Algunos turistas se graban en vídeo cruzando. No es que sea pequeño, pero ya lo has visto tantas veces en alguno de los 100.000 programas sobre Tokyo (que por cierto siempre sacan lo MISMO) que han repetido en la tele que lo has magnificado.
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Hachiko está un poco escondido entre la multitud, aunque sólo tienes que mirar alrededor y donde más flashazos veas, pues allá está. Hay cola de gente para sacarse fotos con el perrito así que no podemos sacarle una foto en condiciones como nos hubiera gustado y tenemos que ir con prisas. Es más que probable que ya sepáis la historia de este mítico perrito de la raza akita inu. Fue un perro que cada día esperaba a su dueño, un profesor, en la estación de Shibuya. Un día el profesor murió y el perro siguió esperando allí durante 9 años, la gente le llevaba comida, etc., hasta que murió....
Empezaba a llover cuando nos disponemos a cruzar el paso de peatones pero la lluvia es muy intermitente y dura muy poco. Damos una pequeña vueltecita por las calles y llegamos a la tienda Disney, cuya puerta está decorada como un castillo, igual que el logo de Disney. Yo no es que sea especialmente fan de las pelis pero entramos a chafardear y a comprar algún detalle para algunas de mis amigas, que sí lo son. La tienda es muy grande y tiene varias plantas y hay de todo. Yo compré un colgante de Cenicienta, un pintauñas de la Bella y la Bestia, otro de Alicia en el País de las Maravillas y una crema de manos de la Sirenita para mis amigas (y no, no es la típica excusa xD).
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Después de la tienda Disney seguimos paseando dirección al edificio Hikarie. Esto es un edificio que según hemos leído en algún sitio de internet ofrece vistas (gratis) del cruce, aunque realmente las vistas son parciales. Antes de llegar al edificio Hikarie pasamos por una callejuela extrañamente tranquila, ajena al bullicio de alrededor. Esta calle se llama 'Nonbei Yokocho', llena de bares muy pequeños, donde acuden los locales.
El edificio Hikarie es muy fácil de encontrar y al entrar es como un centro comercial, que alberga tiendas, zona de restauración, una sala para actuaciones musicales y más cosas. Desde una de las plantas superiores se obtienen vistas decentes de Shibuya. Intentamos subir por unas escaleras mecánicas que te encuentras al entrar al edificio, pero tuvimos que volver a bajar y subir desde los ascensores (lo digo porque si vais os podéis ahorrar lo de las escaleras mecánicas e ir directamente al ascensor). No me acuerdo bien pero creo que era en la planta seis. De todas maneras hay un panel de información donde lo pone. Realmente las vistas no están nada mal, aunque está un poco más alejado y el cruce no se ve entero... Las obras que hay justo delante es porque van a reformar la estación y a hacer otro edificio, con motivo de los JJOO, que ofrecerá otra vista de Shibuya.
Desde el Starbucks es desde donde probablemente podréis ver el cruce de Shibuya mejor y más cerca, ya que todo el mundo va allí. Por ese motivo, nosotras elegimos otro punto de vista.
Nos vamos de allí dirección a la estación, pero antes de marcharnos de Shibuya volvemos a pasar por delante de un Genki Sushi (cadena de restaurantes de kaiten sushi a un precio económico) que habíamos fichado, a ver si podemos cenar, pero hay una cola del copón y pasamos de esperar porque mañana vamos a Takayama y tenemos que levantarnos súper pronto. Así que cogemos el tren y volvemos a nuestro hotel. Antes pasamos por un Origin a pillarnos un bento para cenar. Estas tiendas no sé si están solo por Tokyo o por todo Japón (yo sólo las vi en Tokyo), el caso es que tienen bentos a un precio económico. Puedes hacértelo tú mismo, pedir alguno de los de la carta y te lo hacen allí al momento, o coger alguno de los que ya tienen preparados en bandejas. Se lo das a la persona que esté atendiendo y pagas directamente dentro de una máquina (por lo menos en este). Allí fue donde me compré lo que yo creía que era un té de melocotón que resultó ser una bebida bastante nauseabunda a la par que popular, porque yo se la vi a más de uno y de dos. Realmente era algún tipo de té, pero sabía a rayos, como si hubieran juntado las cenizas de diez ceniceros distintos y lo hubiesen infusionado con agua durante una semana. Ahí se quedó entera en la nevera del hotel.
Cenamos en el hotel y acabamos de dejarlo todo preparado para la mañana siguiente, muy temprano, partir hacia Takayama. Nuestro tiempo en Tokyo había terminado!
OTROS LUGARES QUE NOS QUEDARON PENDIENTES
Ir a un karaoke: nos quedamos con las ganas de probar este entretenimiento tan típicamente japonés y sabíamos que en Shibuya seguro que teníamos la opción, ya que en este barrio hay bastantes lugares de ocio, bares, discotecas, etc.
Ir a chafardear a la zona de los Love Hotel. Los Love Hotel son hoteles que alquilan habitaciones por horas. Las habitaciones suelen ser muy grandes y originales, con súper bañeras, algunas con videoconsolas, etc. Para alquilar una habitación por horas eliges la que te gusta en los paneles y se paga en máquinas para que sea todo súper discreto. Está bien porque los hoteles son de distintas temáticas aunque tampoco me parece un súper planazo ir sólo a verlos por fuera.
Ver algunas tiendas y centros comerciales: Mandarake (anime, manga...), Shibuya 109 (de ropa para chicas, aunque de tallas bastante pequeñas), Tokyu Hands (de artículos de regalo, papelería, manualidades...).