En efecto lo habéis leído correctamente tras haber estado el día anterior en Belem con el tour de Sandemans volví a ir al día siguiente, cierto que vimos todos los monumentos del lugar no obstante en la excursión no se visita ninguno por dentro y a mí me apetecía ver, al menos, el claustro del monasterio de los jerónimos pero también acceder a algunos de los museos allí presentes. Así que sabiendo desde donde tenía que tomar el tren, pille la línea azul del metro en la plaza Marques del Pombal, cerca del hotel hasta la parada Baixa-Chiado haciendo allí un trasbordo a la línea verde hasta la parada de metro de la estación de ferrocarril Cais do Sodré. Al bajar a la parada de Belem y al conocer ya el terreno me encamine hacia la entrada por la cual se accede al claustro del monasterio no sin antes pasar por delante de la pastelería, en la cual el día anterior estuve probando sus famosos pasteles, donde ya había gente haciendo cola para comprarlos.
Aunque llegue media hora antes de la hora de apertura, la cual es a las diez de la mañana, me encontré con una cola apreciable. Afortunadamente la espera no se me hizo muy pesada porque estuve charlando con una familia de Sevilla, la verdad era difícil no hallar un lugar turístico donde se encontrara un o varios Españoles. Tras abonar los 10 euros de la entrada a las 10:15 estaba dentro, por lo tanto la fila es rápida, existe la posibilidad de combinar la entrada con la torre de Belem o incluso el museo arqueológico pagando algo mas pero leí en internet que el museo no compensaba y con respeto a la torre, Fernando el guía de Sandemans, me recomendó mejor el monumento de los descubrimientos para las vistas.
El Claustro es la parte más importante y sobretodo impresionante del monasterio, de estilo manuelino abundan los elementos marítimos como las esfera armilar, letra M y cabos marineros entre otros. La entrada al claustro es por una esquina, en el centro del mismo está el jardín con una fuente donde no se puede acceder pero se puede circular libremente por el claustro, en una esquina del jardín se encuentra la fuente del león cercana al refectorio que se puede visitar así como la sala capitular y la sacristía.
A través de una escalera se accede a la primera planta del claustro, la cual comunica con el coro de la iglesia y la sillería donde la posibilidad de admirar el lugar desde otra perspectiva. En la primera planta del claustro hay una sala dedicada a la evolución del monasterio comparándolo con la historia de Portugal y del mundo. Aunque se puede recorrer rápidamente aconsejo disfrutar del lugar tranquilamente y gozar de la arquitectura del claustro.
Tras salir del monasterio, cruce los jardines pasando cerca del centro cultural de Belem hasta llegar al monumento de los descubrimientos donde la fila para comprar la entrada (5 euros) fue muy veloz (menos de cinco minutos) Se accede a la parte superior por un ascensor aunque también hay escaleras que de hecho tome para bajar. La verdad la vista es muy bonita, comentándolo con una pareja de Españoles allí presentes y que habían estado antes en la torre de Belem, les resulto una mejor perspectiva puesto que se podía ver de forma destacable el monasterio desde esa posición. tome unas cuantas fotos, de la torre de Belem, la rosa del viento, el puente del 25 de Abril, el Cristo reí y el monasterio de los jerónimos.
Desde allí me encamine al museo de los combatientes que deseaba visitar, en camino pase cerca de la torre de Belem donde se divisaba una apreciable fila para entrar en su interior.
Cerca del monumento podréis hallar una escultura de un hidroavión que conmemora la primera travesía aérea del atlántico sur realizada en 1922 por dos aviadores portugueses así como una maqueta de la propia torre de Belem.
Antes de entrar al museo me acerque al monumento dedicado a los soldados portugueses caídos en ultramar durante la época de la descolonización de 1961 a 1974. Dos soldados custodian una llama que arde continuamente mientras que la pared posterior es un memorial donde están escritos los nombres de todos los soldados muertos en combate al estilo del el Monumento a los Veteranos de Vietnam de Washington. La entrada al museo es barata (4 euros) y es un lugar poco concurrido, que se puede visitar con niños. El edificio es un antiguo fuerte y en su interior hay varias piezas de artillería y unos pocos vehículos militares.
Hay cinco habitaciones dedicadas a la policía, guardia nacional republicana, ejército de tierra, de aire y armada con algo de información así como una serie de salas con maquetas de todos los aviones que sirvieron en el ejército del aire portugués y otras con la temática (armas, uniformes, etc.) dedicada a la descolonización. Igualmente y de forma temporal, celebrando el centenario, un par de salas estaba dedicada a la primera guerra mundial, una de ellas exponiendo armas, uniformes y equipos mientras que la otra recreaba el ambiente en las trincheras.
Tras dejar el museo de los combatientes volví sobre mis pasos hacia el monasterio para buscar un lugar donde comer algo, descansar y sobretodo refrescarme al hacer mucha calor ese día. Con renovadas fuerzas me dirigí hacia la última etapa en Belem; El museo de la marina que está ubicado en un ala del monasterio. Aunque había una exposición temporal sobre los vikingos la descarte pagando el billete normal de 6,50 euros, en la entrada hay un mural con un mapa del mundo donde se ven las posesiones Portuguesas en la época de los descubrimientos.
Tras dejar el museo de los combatientes volví sobre mis pasos hacia el monasterio para buscar un lugar donde comer algo, descansar y sobretodo refrescarme al hacer mucha calor ese día. Con renovadas fuerzas me dirigí hacia la última etapa en Belem; El museo de la marina que está ubicado en un ala del monasterio. Aunque había una exposición temporal sobre los vikingos la descarte pagando el billete normal de 6,50 euros, en la entrada hay un mural con un mapa del mundo donde se ven las posesiones Portuguesas en la época de los descubrimientos.
Cronológicamente hablando la visita empieza a partir del siglo XV con numerosas maquetas de buques, instrumentos de navegación, cuadros, mapas, uniformes a partir del siglo XIX, armas, cañones y murales con explicaciones en Portugués e inglés finalizando la visita con las maquetas de los buques más modernos de la armada Portuguesa. Otra parte del museo está dedicada a la marina mercante donde se puede observar la cabina del yate real del rey Carlos y la reina Amélia.
Para seguir con la visita hay que ir a otra edificio pasando delante del planetario donde se hallan una impresionante colección de barcos a remos y hidroaviones.
Finalizada la visita al museo de la marina me di por satisfecho, aunque estaban próximos tanto el museo arqueológico como el de carromatos los descarte. Ya solo me quedaba volver hacia el hotel pero en lugar de hacerlo tomando el tren me di el capricho de hacerlo vía el rio a través de un crucero fluvial por lo tanto me encamine a la estación fluvial de Belem que se encuentra cercana a donde me dejo el tren por la mañana. Tras abonar el billete por 20 euros tuve que esperar el barco de la línea yellow boat que tardo bastante la verdad pero se estaba bien al sol tomando algo en una terraza del bar de la estación observando mientras tanto las distintas embarcaciones que surcaban el Tajo.
Finalizada la visita al museo de la marina me di por satisfecho, aunque estaban próximos tanto el museo arqueológico como el de carromatos los descarte. Ya solo me quedaba volver hacia el hotel pero en lugar de hacerlo tomando el tren me di el capricho de hacerlo vía el rio a través de un crucero fluvial por lo tanto me encamine a la estación fluvial de Belem que se encuentra cercana a donde me dejo el tren por la mañana. Tras abonar el billete por 20 euros tuve que esperar el barco de la línea yellow boat que tardo bastante la verdad pero se estaba bien al sol tomando algo en una terraza del bar de la estación observando mientras tanto las distintas embarcaciones que surcaban el Tajo.
Cuando llego el buque subí a bordo junto a varios turistas y disfrute de la placida travesía hasta llegar a la estación fluvial cercana a la plaza del comercio donde baje aunque perfectamente podría haber seguido para completar el circulo que realiza la línea pero el cansancio acumulado se estaba haciendo notar.