25 de agosto
Habiendo cruzado ya todo el paso de montaña llamado Newfound Gap, llegamos a Gatlinburg de noche, y nos quedamos con la sensación de entrar en el Strip de Las Vegas, con los cientos de personas andando por las calles, miles de luces de neón, locales comerciales abiertos hasta tarde... Ciertamente un cambio a lo que veníamos encontrando en los últimos días.
Por suerte, nuestro alojamiento está situado un poco alejado del centro, y nos podemos instalar en nuestra habitación y relajarnos un rato antes de caer rendidos.
Brookside Resort Gatlinburg: 150€ por 2 noches, con desayuno (Booking)
327 Kms recorridos.
26 de agosto
Hoy hacemos un poco el remolón en el motel antes de salir. La intención era hacer un par de excursiones por el parque nacional, pero estamos todos bastante cansados, así que nos lo tomamos con calma. Decidimos aprovechar para hacer la colada, ya que el motel tiene lavandería con monedas, así que antes de ir a desayunar, voy a recepción a buscar cambio y jabón para las máquinas. Ponemos la ropa en la lavadora y mientras tanto, nos dirigimos al comedor para desayunar. Está bastante abarrotado, pues hay algún torneo de futbol femenino por la zona, y nuestro hotel aloja a uno o más equipos. Nos cuesta encontrar sitio para sentarnos y también algo que comer. En una de las mesas, veo que hay dos fuentes: una con bacon crujiente y otra con huevos revueltos, así que no corto ni perezoso, empiezo a servirme un poco de bacon. Cuando llevo un par de trozos, una de las mujeres sentadas enfrente de la fuente me pregunta si soy el padre de alguna de las jugadoras. Planchazo: esta parte del desayuno no es para los clientes "normales", sino para los del equipo. Me disculpo y me dispongo a devolverlo, pero me dicen que no importa, que me lo quede. Estoy tentado de coger un poco más y huevos, pero logro contenerme. Cuando se lo cuento a Ester, que no se ha enterado, pues se estaba sirviendo zumo y un bagel, se parte de risa... Yo haría lo mismo.
Acabado el desayuno (bastante más pobre que en otros lugares), vamos a poner la secadora y mientras se seca la ropa, nos quedamos en la habitación, leyendo, consultando cosas por internet...
Cuando calculamos que ya está, volvemos a la lavandería a doblar la ropa y a dejarla en la habitación. Acto seguido, nos disponemos a dar una vuelta por Gatlinburg, que de día está igual de abarrotado que ayer por la noche, pero con mucho más calor. Tiendas, algún museo absurdo (de coches de películas, de rarezas) restaurantes y muchas pastelerías que muestran como hacen y luego venden "fudge", que no sabría traducir, pero es una especie de caramelo/chocolate con leche/toffee... No llegamos a probarlo, por lo que no sé qué gusto predomina.
Estamos tentados de subir al teleférico que sube a la cima de una de las colinas que rodean Gatlinburg, que por lo visto es estación de esquí en la temporada de invierno. Otra de las atracciones que triunfan en la ciudad es el Ripley's Aquarium, que tiene una cola (a pleno sol) que da la vuelta a la manzana. Entre paseos, tiendas de souvenirs y demás, ha llegado la hora de comer, y nos metemos en Blaine's Grill and Bar, abarrotado de gente a pesar de ser enorme. Allí comemos por 45$. Después de la comida, tenemos un buen paseo cuesta arriba hasta el hotel, y llegamos acalorados. La tentación del baño es fuerte, pero queremos explorar algo del parque, y nos montamos en el coche, paramos en la gasolinera a comprar agua, y nos dirigimos a la zona de Cades Cove. Esta zona es un recorrido que se hace en coche, por una carretera de un solo sentido. Antes de llegar al punto en que empieza, nos paramos en un recodo de la carretera principal a remojar los pies en el riachuelo que corre paralelo a ella en casi todo su recorrido. El parque está lleno, como si los regalasen, de Jeep Wrangler o Rubicon, de todos los colores. A lo mejor hay algún tipo de concentración de estos coches y no nos hemos enterado, pero tampoco es que sean necesarios para moverse por este parque.
La gracia del recorrido de Cades Cove es la fauna, pues prácticamente no hay vistas (aparte del bosque), ni casi ninguna excursión que hacer. Algunas cabañas antiguas, una iglesia baptista(de los millones de iglesias que hemos visto en este viaje). Otro punto distintivo es que el recorrido se hace tan lento que la gente se sienta en el maletero abierto, de espaldas al sentido de la marcha y con los pies colgando. Obviamente, Ester y Ada me abandonan para probarlo, y hacemos buena parte del circuito, de unos 17,5 kms de esta manera.
Por suerte, vemos algunos osos negros por el camino, para hacerlo más ameno. Las vistas son muy bonitas, pero se hace un poco aburrido si no tienes la suerte de ver animales. Uno de los avistamientos es de una madre con dos crías, jugando entre los árboles a pocos metros de la carretera. Se forma un buen embotellamiento hasta que los osos se deciden a continuar la marcha. Con buen acierto, y mirando la dirección en que se mueven, me detengo unos metros más adelante, dejando pasar a muchos coches, y en unos momentos tenemos la recompensa: los osos han seguido la ruta inicial y pasan a menos de 10 metros de nuestro coche!
En uno de los pocos desvío de la ruta principal, está indicada la presencia de una iglesia baptista primitiva, y nos metemos tras los coches que se dirigen allí. El camino es de tierra con algunas raíces, pero nada complicado para meterse con un coche normal. Es bastante corto, y la iglesia tiene una pequeña zona de aparcamiento. Se puede entrar en ella y dar una vuelta por el cementerio, poca cosa más. De vuelta a la carretera principal, un par de paradas más al ver unas cabañas rústicas abandonadas, pero en muy buen estado, para ver dónde vivía la gente de las Smoky en la antigüedad.
Y otro oso más:
Se ha hecho bastante tarde, y empezamos el camino de regreso a Gatlinburg para ir pensando en cenar, pero a última hora, cogemos el desvío que se dirige a la vecina población de Pigeon Forge, a ver si no está tan llena de gente. Se encuentra a pocos kilómetros de Gatlinburg, y hay tanta o más gente que en aquella... En la carretera principal que atraviesa el pueblo, de dos carriles por sentido, hay tanto tráfico que estamos un buen rato parados, durante el que nos damos cuenta que hay mucha gente sentada en sillas de camping a ambos lados de la carretera, mirando hacia ésta, como si tuviera que haber algún desfile o algo. No llegamos a verlo, nos desviamos en la señal que indica centro del pueblo, y aparcamos donde podemos. Habiendo caminado unos pocos metros, vemos que la oferta en la zona es bastante escasa, y entramos en alguna tienda a echar un ojo antes de entrar en el Pottery House a cenar en la terraza: unos platos de sopa por 25$. Hoy no hemos hecho demasiado ejercicio y tampoco tenemos hambre. Después de cenar, cogemos la carretera de vuelta a Gatlinburg, y nos quedamos en el hotel para acabar de ordenar la ropa y mirar la tele.
143 Kms recorridos.
27 de agosto
Empezamos el día con un desayuno como el de ayer, pero sin meter la pata con el bacon. Lástima, porque estaba muy sabroso...
Cargamos el equipaje (que con las compras realizadas ya abulta el doble de cuando aterrizamos) en el coche, y cogemos la dirección que nos lleva hasta el Roaring Fork Nature Motor Trail, otro loop que se ahce en coche en el parque nacional, partiendo directamente del centro de Gatlinburg. Se entra al parque por otra entrada distinta de la habitual, bastante más escondida del tráfico. Este loop sí que tiene un par de excursiones que valen la pena: Rainbow Falls y Grotto Falls. Nos decantamos por la segunda porque es la única cascada del parque en la que se puede pasar tras la cortina de agua. Así que nos lo cogemos con calma, disfrutamos del paseo en coche hasta el inicio del sendero, y cuando llegamos, tenemos que esperar un rato para aparcar, pues no hay sitio y la carretera es tan estrecha que no se puede dejar el coche en el arcén, como se suele hacer. Por suerte, ya es bastante entrado el día, y hay gente que ya regresa de la excursión, con lo que la espera para aparcar no es muy larga.
La excursión en sí discurre por un camino estrecho, todo el rato a cubierto del sol, teniendo que pasar un par de arroyos, y casi todo el rato con una ligera pendiente ascendente. Fácil y no excesivamente largo, unos 4 kms ida y vuelta, pero no es circular, sino que se vuelve por el mismo camino de ida.
Una vez en la cascada, hay cola para sacar fotos tras la (débil) cortina de agua, de apenas 8 metros de altura. Por suerte no es muy caudalosa en esta época, pues hubiéramos quedado empapados...
Acabada la excursión, regresamos a Gatlinburg y nos detenemos en la misma gasolinera de ayer a comprar agua y patatas chips para picar algo, ya que hemos dicho de no comer en Gatlinburg. Nos despedimos pues, de la ciudad, y cogemos la carretera que atraviesa el parque de norte a sur, llamada Newfound Gap Road (por la que llegamos hace un par de días). Hoy podemos realmente ver porque se las llama las Grandes Montañas Humeantes: es increíble como el suelo, los árboles, los arroyos, producen tal desprendimiento de vapor de agua...
Parada obligatoria en el Visitor Center para comprar la camiseta de rigor (22$), y seguimos hasta Bryson City, muy cerca de Cherokee, un poco más al oeste, pues tenemos que seguir en dirección suroeste por la tarde. Esta es una ciudad mucho más pequeña y tranquila que Gatlinburg, y por lo poco que vimos, con apenas oferta gastronómica (también es cierto que no buscamos mucho). Nos metemos en el primer local abierto que vemos, llamado Pasqualino's, un italiano muy mal iluminado, pero con comida de primera (38$). Después de comer, empieza a caer una fina lluvia, y antes de volver al coche, entramos en una tienda de souvenirs a hacer más gasto en recuerdos para la familia. Por cierto, hablando de familia, hace días que nos vienen enviando whatsapp, preocupadísimos por el huracán Harvey, que hace un par de días que hace estragos en Texas. Les decimos que no se preocupen, que lo tenemos a 1500 kms y que estén tranquilos. Lo cierto es que Ester está un pelín preocupada, y no para de consultar la previsión metereológica.
Saliendo de Bryson City, la intención es dirigirnos a Fontana Dam, una presa en el Fontana Lake que también sale en "Un paseo por el bosque". El GPS se hace un lío tremendísimo y casi llegamos a Murcia, con lo que tenemos que deshacer buena parte del camino recorrido, perdiendo un tiempo valiosísimo. Queríamos hacer una excursión perteneciente al Appalachian Trail y pasar por la presa, pero no pudimos hacer ninguna de las dos. La primera por falta de tiempo y la segunda porque, a pesar de encontrarla al final, resulta que está cerrada al tráfico... Dando vueltas y más vueltas por carreteras de montaña, al final llegamos a un bar de moteros con una estatua muy original de un dragón, hecha con partes de motocicletas.
Ponemos rumbo al sur, en dirección a otro cambio de estado, nos vamos a Georgia. Aún nos queda mucho rato para llegar a nuestro destino final y empieza a ser tarde. Nos paramos a comprar un café y unas galletas, y a poner gasolina en cuanto encontramos algo de civilización (24$).
Kilómetros y más kilómetros por carreteras secundarias en una de las zonas más rurales que nos hemos encontrado en nuestros viajes a USA. Exactamente lo que se ve en las películas cuando hablan del profundo sur... Hoy vamos a tener que cenar en alguna gasolinera o en el que nunca falla: Subway.