Al día siguiente no llueve, está nublado pero no hace frío. Cogimos el metro, la línea Circle hasta Westminster Station. Primera en la frente: el Big Ben está totalmente cubierto por andamios, qué se le va a hacer, lo veremos con calma más tarde. A pocos metros está la Abadía de Westminster. Entramos sobre las 10:00, y ya había gente, usando los 2x1, 20 libras con las audioguias en español incluídas y que resulta muy útil para conocer detalles de la historia del edificio. No se pueden hacer fotos en el interior.
Fotografía tomada de mapadelondres.org, ya que en todas las que tengo sale mi hija
La visita no es barata pero en mi opinión la Abadía de Westminster es imprescindible. Merece totalmente la pena ver este impresionante edificio de estilo gótico que alberga salas tan impactantes como la Lady Chapel con un soberbio techo y la sillería del coro desde el año 1512 que te deja sin palabras. También nos gustaron mucho los claustros y el Rincón de los Poetas, que alberga las tumbas de grandes genios de la Literatura, como Dickens, Shakespeare, Rudyard Kipling...curiosamente ninguna mujer.
Estuvimos un par de horas largas con la visita, ya que además en la misma abadía había una actividad para niños y mi hija se apuntó sin dudarlo. Hay algo que me molestó tremendamente de la gente: pisaban las tumbas sin ningún miramiento y se quedaban encima de ellas durante minutos, especialmente la gente que iba en visitas guiadas, impidiendo así que los demás puedan leer sus inscripciones. Digo yo que si hay que pisarlas para poder caminar tiene un pase, pero ¿por qué pisar sin pudor todas la lápidas si puedes dar un pequeño rodeo para evitarlo? Además de la posible falta de respeto, las tumbas se deterioran más facilmente. Esto es como el coral en el Sudeste asiático por ejemplo, qué mas da que se pise o se rompa si yo ya tengo mi minuto de gloria. Nunca lo entenderé y siempre me enfadarán estos temas.
Al salir estuvimos contemplando un buen rato el Palacio de Westminster, las casas del Parlamento y el Big Ben, que poco pudimos disfrutar porque estaba tapado.
Cruzamos el Puente, hicimos muchas fotos al London Eye, al que no pensábamos subir porque teníamos visita gratuita al Sky Garden para el día siguiente.
Comimos temprano, sobre las 13:00, por la zona y después nos fuimos directamente al British Museum, al que dedicamos con calma el resto de la tarde hasta las 17:30 que echaba el cierre.
Copio de Londres.es: El museo se creó en 1753 y se abrió definitivamente al público el 15 de enero de 1759. Los orígenes del Museo Británico van unidos al físico y coleccionista Hans Sloane, que deseaba que su colección de más de 80.000 artículos perdurase tras su muerte. Entre los objetos de la colección estaban incluidos más de 40.000 libros y antigüedades procedentes de Grecia, Roma, Egipto, Oriente Medio y América.
En 1782 aumentó considerablemente la colección de piezas de origen griego y romano y, después de esto, en 1801 el museo adquirió una gran cantidad de antigüedades egipcias, entre las que se incluye la impresionante Piedra Rosetta (gracias a la cual se han podido traducir los jeroglíficos egipcios). En 1823 el rey Jorge IV donó la biblioteca de su padre por completo, por lo que el edificio del museo comenzó a quedarse pequeño.
En 1852 finalizó la construcción del nuevo edificio del museo, situado en su ubicación anterior, que es el que se mantiene hasta nuestros días.
Resumiendo. La visita al museo es gratuita y se pasa un control de seguridad en la entrada, como era de prever. Es justo que sea gratuita, pues todos los objetos allí expuestos proceden del expolio que Inglaterra hizo a otros países, haciéndose patente de manera sangrante en la zona dedicada a Egipto, que es impresionante, con una exposición de momias, sarcófagos y objetos ceremoniales muy completa.
Sin olvidar la piedra Rosetta, que estoy segura que la mitad de los que la fotografiaban como posesos no tenían ni idea del significado de la misma.
Como teníamos por delante unas 4 horas, y sabiendo de antemano que todo no lo podíamos ver, compramos una guía básica del museo, 5 libras, nos lo tomamos con calma y vimos en profundidad la zona de Egipto y Mesopotamia y ya más superficialmente la dedicada a Grecia y Roma antiguas y parte de África.
En medio de la visita nos tomamos un té con un brownie cada una en la cafetería del museo, 7 libras, y como a las 19:30 teníamos entradas para ver The Lion King , sobre las 18:00 horas estábamos tomando el metro que nos dejó en Covent Garden en 10 minutos. Cena rápida por la zona y a las 19:10 nos plantamos en la entrada del Lyceum Theatre, donde se representa este magnífico musical.
He de decir que para mi hija The Lion King era una sorpresa, y se lo comuniqué delante mismo de la puerta del teatro. Las 95 libras que pagué por entrada, en stalls, bien centradas y con buena visibilidad, fueron compensadas por los saltos de alegría que dio mi hija al conocer cuál era la sorpresa que le había ocultado tantos días. Aquí nada de low cost, como veis.
Si vais con niños recomiendo pedir un elevador, que podeis conseguir por 1 libra en la primera planta. Primer detalle feo: ¿pides una libra por prestar un cojín a alguien que paga entre 45 y 150 libras por la entrada?. Segundo detalle: en mi opinión no deberían permitirse consumiciones, comida y bebida, durante el espectáculo. Meten algo de ruído. Ya sabemos que hay que vender pero para eso está el descanso.
Sobre el espectáculo, qué decir. No suelo ver musicales y por tanto no soy ninguna erudita, pero la calidad vocal de los actores, la puesta en escena y las representaciones de los animales me dejaron boquiabierta. La primera escena, la presentación de Simba en sociedad al resto de animales, es simplemente espectacular, perfecta, de una delicadeza y sensibilidad exquisita. Nos encantó. Lo recomiendo para niños a partir de 5-6 años con nivel básico de inglés. Tampoco hace falta que sepan inglés, lo van a disfrutar igual si conocen la película porque prima lo visual y musical sobre los diálogos. Dura unas 2 horas largas.
Sobre la situación, el teatro es pequeño y creo que puede haber visibilidad buena también desde el gran circle, por tanto si sois muchos de familia igual os compensa pagar algo menos y verlo desde arriba.
Al salir compramos agua y tomamos nuestro socorrido autobús nº 23 directo a la puerta del hotel y como eran casi las 22:30 a dormir.
Visitas gratuitas del día: paseo por Westminster y Museo Británico.
Fotografía tomada de mapadelondres.org, ya que en todas las que tengo sale mi hija
La visita no es barata pero en mi opinión la Abadía de Westminster es imprescindible. Merece totalmente la pena ver este impresionante edificio de estilo gótico que alberga salas tan impactantes como la Lady Chapel con un soberbio techo y la sillería del coro desde el año 1512 que te deja sin palabras. También nos gustaron mucho los claustros y el Rincón de los Poetas, que alberga las tumbas de grandes genios de la Literatura, como Dickens, Shakespeare, Rudyard Kipling...curiosamente ninguna mujer.
Estuvimos un par de horas largas con la visita, ya que además en la misma abadía había una actividad para niños y mi hija se apuntó sin dudarlo. Hay algo que me molestó tremendamente de la gente: pisaban las tumbas sin ningún miramiento y se quedaban encima de ellas durante minutos, especialmente la gente que iba en visitas guiadas, impidiendo así que los demás puedan leer sus inscripciones. Digo yo que si hay que pisarlas para poder caminar tiene un pase, pero ¿por qué pisar sin pudor todas la lápidas si puedes dar un pequeño rodeo para evitarlo? Además de la posible falta de respeto, las tumbas se deterioran más facilmente. Esto es como el coral en el Sudeste asiático por ejemplo, qué mas da que se pise o se rompa si yo ya tengo mi minuto de gloria. Nunca lo entenderé y siempre me enfadarán estos temas.
Al salir estuvimos contemplando un buen rato el Palacio de Westminster, las casas del Parlamento y el Big Ben, que poco pudimos disfrutar porque estaba tapado.
Cruzamos el Puente, hicimos muchas fotos al London Eye, al que no pensábamos subir porque teníamos visita gratuita al Sky Garden para el día siguiente.
Comimos temprano, sobre las 13:00, por la zona y después nos fuimos directamente al British Museum, al que dedicamos con calma el resto de la tarde hasta las 17:30 que echaba el cierre.
Copio de Londres.es: El museo se creó en 1753 y se abrió definitivamente al público el 15 de enero de 1759. Los orígenes del Museo Británico van unidos al físico y coleccionista Hans Sloane, que deseaba que su colección de más de 80.000 artículos perdurase tras su muerte. Entre los objetos de la colección estaban incluidos más de 40.000 libros y antigüedades procedentes de Grecia, Roma, Egipto, Oriente Medio y América.
En 1782 aumentó considerablemente la colección de piezas de origen griego y romano y, después de esto, en 1801 el museo adquirió una gran cantidad de antigüedades egipcias, entre las que se incluye la impresionante Piedra Rosetta (gracias a la cual se han podido traducir los jeroglíficos egipcios). En 1823 el rey Jorge IV donó la biblioteca de su padre por completo, por lo que el edificio del museo comenzó a quedarse pequeño.
En 1852 finalizó la construcción del nuevo edificio del museo, situado en su ubicación anterior, que es el que se mantiene hasta nuestros días.
Resumiendo. La visita al museo es gratuita y se pasa un control de seguridad en la entrada, como era de prever. Es justo que sea gratuita, pues todos los objetos allí expuestos proceden del expolio que Inglaterra hizo a otros países, haciéndose patente de manera sangrante en la zona dedicada a Egipto, que es impresionante, con una exposición de momias, sarcófagos y objetos ceremoniales muy completa.
Sin olvidar la piedra Rosetta, que estoy segura que la mitad de los que la fotografiaban como posesos no tenían ni idea del significado de la misma.
Como teníamos por delante unas 4 horas, y sabiendo de antemano que todo no lo podíamos ver, compramos una guía básica del museo, 5 libras, nos lo tomamos con calma y vimos en profundidad la zona de Egipto y Mesopotamia y ya más superficialmente la dedicada a Grecia y Roma antiguas y parte de África.
En medio de la visita nos tomamos un té con un brownie cada una en la cafetería del museo, 7 libras, y como a las 19:30 teníamos entradas para ver The Lion King , sobre las 18:00 horas estábamos tomando el metro que nos dejó en Covent Garden en 10 minutos. Cena rápida por la zona y a las 19:10 nos plantamos en la entrada del Lyceum Theatre, donde se representa este magnífico musical.
He de decir que para mi hija The Lion King era una sorpresa, y se lo comuniqué delante mismo de la puerta del teatro. Las 95 libras que pagué por entrada, en stalls, bien centradas y con buena visibilidad, fueron compensadas por los saltos de alegría que dio mi hija al conocer cuál era la sorpresa que le había ocultado tantos días. Aquí nada de low cost, como veis.
Si vais con niños recomiendo pedir un elevador, que podeis conseguir por 1 libra en la primera planta. Primer detalle feo: ¿pides una libra por prestar un cojín a alguien que paga entre 45 y 150 libras por la entrada?. Segundo detalle: en mi opinión no deberían permitirse consumiciones, comida y bebida, durante el espectáculo. Meten algo de ruído. Ya sabemos que hay que vender pero para eso está el descanso.
Sobre el espectáculo, qué decir. No suelo ver musicales y por tanto no soy ninguna erudita, pero la calidad vocal de los actores, la puesta en escena y las representaciones de los animales me dejaron boquiabierta. La primera escena, la presentación de Simba en sociedad al resto de animales, es simplemente espectacular, perfecta, de una delicadeza y sensibilidad exquisita. Nos encantó. Lo recomiendo para niños a partir de 5-6 años con nivel básico de inglés. Tampoco hace falta que sepan inglés, lo van a disfrutar igual si conocen la película porque prima lo visual y musical sobre los diálogos. Dura unas 2 horas largas.
Sobre la situación, el teatro es pequeño y creo que puede haber visibilidad buena también desde el gran circle, por tanto si sois muchos de familia igual os compensa pagar algo menos y verlo desde arriba.
Al salir compramos agua y tomamos nuestro socorrido autobús nº 23 directo a la puerta del hotel y como eran casi las 22:30 a dormir.
Visitas gratuitas del día: paseo por Westminster y Museo Británico.