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Península de Snæfellsnes

Península de Snæfellsnes ✏️ Diarios de Viajes de Islandia Islandia

. Si… lo sabemos. Prometimos que no nos entretendríamos mucho, pero, !!no tenemos remedio!! Finalmente salimos de Perlan sobre las 11:45h. Cogimos la carretera 49 en dirección norte hasta que nos cruzamos con la N1 que subía del sur, a la altura...
Highlands_2003 Autor:   Fecha creación:   Puntos: 0 (0 Votos)

Diario: Islandia, tierra de fuego y hielo

Puntos: 5 (15 Votos)  Etapas: 11  Localización:Islandia Islandia

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Si… lo sabemos. Prometimos que no nos entretendríamos mucho, pero, !!no tenemos remedio!!

Finalmente salimos de Perlan sobre las 11:45h. Cogimos la carretera 49 en dirección norte hasta que nos cruzamos con la N1 que subía del sur, a la altura del campo de golf de Grafarholtsvöllur, en los límites de la ciudad.

En poco más de 30 minutos llegamos al túnel de Hvalfjarðargöng, un túnel submarino de casi 6 kilómetros de longitud y que alcanza un profundidad máxima de 165 metros. Atravesarlo nos costó ISK 1.000 (8,5€), pero viendo que para evitarlo, había que rodear el fiordo Hvalfjörður, y que más o menos, eran 45 kms., no nos pareció excesivamente caro.

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Cuando llegamos al faro, sobre las 12:30h, no había nadie por los alrededores. !!Qué raro, nosotros solos visitando un faro!! (modo irónico off, jejeje). Como estaba la puerta abierta, fuimos a ver si se podía visitar o incluso subir hasta la lámpara. La chica que nos atendió nos dijo que, debido a las obras de restauración, se había cerrado el acceso a la parte alta… una pena. Así todo, en la base del faro había como una especie de centro de visitantes de Akranes con folletos e información sobre las actividades que se podían realizar por la zona.

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Junto al faro más grande, casi metido en el mar, vimos que había otro faro. Según pudimos leer, ese, era el faro antiguo que se construyó en 1918 y dejó de estar operativo en 1947 cuando entró en funcionamiento el nuevo y más grande.

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Por no volver hacia atrás para volver a la N1, seguimos por la carretera 51 durante unos 15 minutos hasta volver a la carretera principal. Nuestra siguiente parada planificada era la cascada Glanni. Aunque empezamos a notar algo de hambre, como eran las 13h y el GPS decía que estábamos a una hora, decidimos dejar la comida para cuando llegáramos. Para que os podáis hacer una idea de los paisajes por los que fuimos pasando, os dejamos esta foto. !!Quien necesita ir a más de 90 km/h para disfrutar!!

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Como todo el camino hasta la cascada lo hicimos por la N1, se cumplió con puntualidad británica el horario marcado por el GPS. A las 14h llegamos al parking de la cascada, que además era el parking de un campo de golf. Sí algo abunda en Islandia son, precisamente, campos de golf.

Había una especie de “club social” con unas mesas en el exterior, pero pensamos que sería para los socios del campo de golf y además, nosotros llevábamos la comida comprada ya así que, comimos dentro del coche ya que se levantó un poco de viento.

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Cuando terminamos de degustar los ricos manjares que habíamos comprado en el Bonus, anduvimos los 350 metros que hay desde el parking hasta el mirador desde donde se ve la cascada. El paseo está bien preparado, indicado y accesible para todo el mundo.

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Cuando llegamos al mirador había otras dos parejas sacando fotos. Como queríamos sacar fotos con exposiciones largas y en este tipo de miradores (rejilla de metal), cuando se mueve la gente, se mueve todo, esperamos a que nos dejasen a nuestro aire.

Según habíamos leído por internet, la cascada Glanni es hogar de elfos y trolls. Aunque os parezca gracioso e infantil, dicen que los islandeses se toman muy en serio estas cosas, jejeje. Bueno… a lo que vamos; el agua de la cascada Glanni proviene del río Norðurá, que acaba desembocando en el fiordo Borgarfjörður. Aunque no es el río más grande, ni el más caudaloso, el Norðurá es uno de los ríos donde más salmones se pueden pescar en Islandia.

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Al volver al parking, entramos un momento en la cabaña/cafetería que habíamos visto antes para ver si era sólo para socios o podíamos tomar un café (y de paso ir al baño) antes de seguir nuestro camino. Resultó que estaba abierta al público en general, así que nos tomamos 2 cafés por ISK 600 (5€) que nos supieron a gloria.

Siguiendo por la N1, a apenas 3 kms., volvimos a parar. Esta vez para visitar el volcán Grábrók. Mientras preparábamos el viaje, habíamos leído que se podía subir hasta el cráter, aunque no sabíamos exactamente cómo era la subida y sí tenía algún tipo de dificultad.

Al llegar vimos unos cuantos coches aparcados, así que dedujimos que tan difícil no sería la ascensión. Y la verdad es que no lo fue. El acceso estaba preparado con escaleras de madera (no aptas para personas con movilidad reducida), pero accesibles para facilitar la visita a la mayoría de los visitantes.

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Además de subir hasta lo alto del volcán, pudimos bordear el cráter con lo que tuvimos unas magníficas vistas de 360° de la zona. También pudimos ver el hermano pequeño de Grábrók, el volcán Grábrókarfell que según hemos podido leer, se ha utilizado como fuente de grava para las carreteras.

Aunque hace tiempo había tres volcanes, uno de ellos, el más pequeño, de nombre Litla desapareció debido a trabajos de minería antes de que la zona fuera declarada de interés natural y protegida en 1962.

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Cuando quisimos mirar el reloj eran ya las 17h y decidimos seguir avanzando en la ruta. Como nuestro destino final estaba en la península de Snæfellsnes, retrocedimos hasta Borgames para coger la carretera 54. Por el camino hicimos una paradita para fotografiar otra cascadita. La verdad es que cuando nos bajamos del coche no se veía tan bonita como desde la carretera Trist . Así todo, quisimos dejar constancia de nuestra parada.

Sacamos también fotos a un coche que llevaba un curioso sistema para dormir. Mi compañero de trabajo Xabi Mar***** (todo un figura y mejor persona) me había hablado de un sistema llamado “maggiolina” que consistía en subir la tienda de campaña en el techo del coche, pero en España nunca lo había visto. Resultó que en Islandia lo vimos por todos los rincones.

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Proseguimos camino hacia los acantilados “de interior” Gerðuberg. Lo de interior es cosa nuestra y es para avisaros de que no vais a encontrar paisaje costero por los alrededores. Sin embargo, lo que nos encontramos fue un muro increíble de columnas de basalto. ¿A qué nos recordaban las columnas de basalto? Ummm…. a la Calzada del Gigante en Irlanda del Norte.

Pero antes de llegar a tal espectacular paisaje tuvimos que estrenar el coche por las famosas carreteras sin asfaltar de Islandia. Pistas de tierra, más o menos preparadas y donde hay que conducir con mil ojos porque como te fíes, te puedes encontrar piedras del tamaño de pelotas de tenis o baches que hacen que se resienta más de un 4x4.

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Además de los acantilados, nos entretuvimos sacamos fotos del paisaje que nos rodeaba. Unas nubes grises y azul oscuro que no presagiaban nada bueno y unos rayos de sol que intentaban abrirse camino, hacían que todo tuviese una luz preciosa. Junto con nosotros paró otra pareja para sacar algunas fotos. Cuando vimos la parte de atrás de su coche, nos hizo mucha gracia.

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Sobre las 18:30h dimos por finalizada la visita y pusimos rumbo a la Guesthouse donde íbamos a pasar las dos próximas noches. Como solemos hacer siempre, el primer día que estrenamos alojamiento no nos gusta llegar muy tarde. Las nubes tan grises finalmente nos alcanzaron y por el camino nos cayó una buena “txaparrada” o tormenta de verano.

Poco después de las 19h llegamos a la Guesthouse. La disposición era como los típicos moteles de carretera de Estados Unidos, pero en vez de habitaciones eran apartamentos. El nuestro tenía dos habitaciones con un espacio común (salón/ cocina americana).

Cuando hicimos el check in (había una pequeña caseta que hacía las veces de recepción), preguntamos por algún pueblo cercano donde poder cenar y repostar gasolina. Nos llevamos una pequeña sorpresa cuando nos dijeron que el pueblo más cercano era Olafsvik, a unos 35 kms kms y que no nos garantizaban que encontrásemos algo abierto.


Guesthouse HOF

- Web: Guesthouse HOF
- Precio: 99€ por noche (2 literas individuales en habitación de 4)
- Ubicación: Península de Snæfellsnes. A 35 min en coche de Olafsvik.
- Estado: Habitación típica de hostel para “mochileros”. Hay dos habitaciones. La nuestra un poco pequeña para 4 personas. Pero la otra la vimos abierta y tampoco era grande. Afortunadamente no tuvimos compañeros de habitación durante las dos noches que pasamos allí. Baño compartido (un poco “viejuno”, pero suficiente). Zona común muy amplia con cocina americana. El precio NO incluye toallas ni la ropa de cama. Lo mejor, las vistas desde el exterior y poder usar el jacuzzi.
- Servicios: Wifi, aunque a nuestro apartamento, al ser el más alejado, llegaba con poca fuerza. Acabamos utilizando los datos de nuestros móviles. Jacuzzi en el exterior y aparcamiento gratuito.
- Trato recibido: Las chicas que nos atendieron en recepción fueron muy amables.
- Calificación: Aplauso Aplauso Aplauso Aplauso (7 sobre 10)

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Aunque cuando nos comentaron que el pueblo más cercano estaba a 35 kms., nos pareció mucho después de estar todo el día en la carretera pero no queríamos empezar el segundo día pendientes de encontrar una gasolinera. Buscamos Olafsvik en el GPS y pusimos rumbo hacia allí.

Cuando llevábamos unos 25 kms. recorridos, una señal de tráfico nos alertó de que íbamos a entrar en un tramo de carretera sin asfaltar. Aunque en los acantilados que habíamos visitado por la tarde ya habíamos andado por una pista de tierra, ésta era la primera “carretera sin asfaltar” oficial. Fueron aproximadamente unos 4 kms., pero al ser los primeros de este tipo nos lo tomamos con mucha calma (y eso que, para ser sinceros, la carretera estaba bastante bien). Al llegar al cruce con la carretera 574, giramos hacia la izquierda en dirección a Olafsvik.

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Ya en el pueblo, localizamos la gasolinera y repostamos (22,5L x ISK 182,8 = ISK 4.109 - 38€). Como la gasolinera tenía también una pequeña cafetería, no nos lo pensamos y cenamos: hamburguesa para mí, sándwich para Anna y refrescos (también compramos unos zumos, yogures y unos rollitos de canela como los que hay en Ikea, jejeje). Todo por ISK 3080 (26,3€).

Con el depósito y la tripa llena, marchamos hacia el último destino del día y uno de los motivos fotográficos del viaje, la cascada Kirkjufellsfoss. Pero antes de llegar, ya por el camino, fuimos abriendo boca con los paisajes que íbamos viendo y disfrutando desde el coche.

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Cuando llegamos al parking de la cascada, vimos que estaba concurrido y algún que otro trípode ya en lo alto de la cascada. El parking no es muy grande, todo hay que decirlo.

Subimos y nos posicionamos en un lugar donde nos parecía que podíamos tener un buen encuadre. Esperando, esperando, como no teníamos claro cómo iba el tema de la luz al atardecer, nos dieron las 22h y decidimos que para un primer intento, nos parecía suficiente y pensamos que teníamos una bonita foto. Y es que el hecho de que a esas horas hubiera todavía esa cantidad de luz, nos tenía desubicados, jejeje

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De camino a casa nos encontramos con nuestras primeras ovejas. ¡¡Tan tarde, y todavía levantadas, jejeje!!!. Iban dos adultas con dos crías (acordaros de este detalle porque hablaremos más del tema a lo largo del diario).

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Y como seguía habiendo luz, (bueno… eran ya las 23h) que mejor manera de acabar el día que con un bonito atardecer reflejado en un pequeño lago junto a la carretera.

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Cuando llegamos a casa, nos sorprendió ver que había gente bañándose en los jacuzzis contiguos. Aunque el termómetro del coche marcaba una temperatura exterior de 7°C, pensamos que no tenía que estar del todo mal pegarse un baño a medianoche con agua bien calentita. Aunque por la hora, fuimos prudentes y no le dimos al mecanismo de los chorros, que hacía un ruido infernal y ya no se oía mucho ruido, salvo el chapoteo y el chismorreo de los otros inquilinos. Comprobamos que nosotros estábamos solos esa noche en nuestro alojamiento.

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Después del baño, la rutina de todas las noches: descargar las fotos, sacar copias de seguridad y procesar alguna foto para subir a las redes sociales. Con la tontería, nos dieron la 1:30h de la madrugada. Y nos “obligamos” a meternos en la cama.


*** Final del día 3 ***



A pesar de que el día anterior se había alargado bastante, no quisimos levantarnos tarde y pusimos el despertador a las 7:30h. Poco a poco nos estábamos acostumbrando a dormir con poca oscuridad, aunque siempre contando con la ayuda de un antifaz, jejeje.

Aprovechando que no habíamos tenido vecinos ni de habitación, ni de apartamento, nos duchamos y desayunamos tranquilamente. Como la cocina estaba equipada, pudimos prepararnos unos cafés con cereales, además de los zumos y los bollitos de canela que habíamos comprado el día anterior. El día había amanecido despejado (sólo alguna nube alta) y con 9°C de temperatura.

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Poco después de las 9:15h nos pusimos en marcha. El planing del día era bastante relajado: recorrer la península de Snæfellsnes. Cogimos de nuevo la carretera 54 dirección oeste y en menos de 15 minutos llegamos a nuestro primer destino: la cascada de Bjarnarfoss.

Aunque desde el parking parecía que se podía llegar hasta la base de la cascada, nos dimos cuenta de que había unas casas justo al lado y como no sabíamos si el terreno podía ser privado, preferimos ahorrarnos el paseo y sacar las fotos desde un poco más lejos.

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La parada fue breve. Seguimos adelante hasta coger la desviación hacia la carretera 574 en dirección a Hellnar. El paisaje que nos fuimos encontrando, simplemente espectacular: carreteras zigzagueantes en las faldas de las montañas o restos de lo que un día fueron peligrosos volcanes.

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Siempre ocurre lo mismo: no hay como ver coches parados en el borde la carretera o en un pequeño parking, para que aparezca la curiosidad innata de saber qué será lo que se puede ver ahí. Y eso es lo que nos pasó cuando vimos coches aparcados en un punto que no teníamos señalado en el mapa. Había unas personas leyendo unos paneles informativos así que por sí nos perdíamos algo interesante, paramos.

Lo que contaban en los paneles informativos era la historia del “único asesino en serie de Islandia”, de nombre Axlar-Björn. Nacido en 1555, su nombre viene de la granja Öxl, donde vivía. Los viajeros que pasaban por allí, disfrutaban de su hospitalidad, pero de algunos de ellos, nunca más se supo, jejeje. Una de sus víctimas escapó y alertó a las autoridades que consiguieron arrestarlo poco después. Se cree que pudo haber matado a 18 personas, aunque él sólo reconoció haber asesinado a 9. Fue condenado y ejecutado en Laugarbrekka, cerca de Hellnar en 1596. Y parecía que los islandeses eran unos tipos muy tranquilos ¿verdad? Ojos que se mueven

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A poco más de 10 kms., siguiendo por la carretera 574 teníamos apuntado que había una garganta llamada Rauðfeldsgjá, a la que se podía acceder, aunque también habíamos leído que sólo era para personas con conocimientos en espeleología. Según nos fuimos acercando, vimos que en el parking había unos cuantos coches y también vimos a varias personas que caminaban por el sendero que llevaba a la garganta. Al ver tanta gente pensamos que no podían ser todos espeleólogos, así que decidimos parar y comprobarlo por nosotros mismos.

Desde el parking hay un pequeño paseo de, aproximadamente medio kilómetro hasta la entrada de la garganta. Y la verdad es que una vez dentro apenas se puede avanzar unos pocos metros ya que enseguida se cierra y hace imposible seguir adelante a la mayoría de los mortales. De todas formas, la paradita mereció la pena.

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Y aunque habíamos dicho que íbamos a intentar no parar más hasta llegar a Arnarstapi (donde se encuentra la estatua de piedra de Bárðar Saga Snæfellsáss, no lo pudimos evitar. Nos encontramos con un infinito campo de lava junto al mar y tuvimos que parar. Al fin y al cabo, por paisajes como estos era por lo que habíamos venido a Islandia.

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Y por fin, después de varias paradas no planificadas, llegamos a nuestro primer destino del día, el arco de piedra natural de arco de piedra natural de Gatklettur. Desde el parking lo primero que vimos fue la grandiosa estatua de piedra de Bárðar. Este personaje mitológico islandés tiene una bonita historia detrás, así que si estáis interesados, pinchad aquí.

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Además del arco natural de piedra, mirando justo al lado contrario se tenía una magnífica vista de la costa con unos imponentes acantilados y una pequeña cala de arena negra.

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Como fotografiar paisajes bonitos siempre nos da hambre, volvimos a la carretera donde antes habíamos visto un puesto de Fish & Chips. La verdad es que lo tenían montado muy bien (de hecho están anunciados en Google Maps. Un remolque que hacía las funciones de cocina y unas mesas “tipo cervecera” al lado para que los clientes nos pudiéramos sentar a comer. Anna comió una hamburguesa, pero yo preferí probar el pescado y así rememorar nuestros viajes a Escocia. Junto con un par de refrescos, nos costó ISK 4.080 (38€).

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Seguimos hasta Hellnar, donde teníamos apuntado que había un mirador con unas bonitas vistas del litoral. Al llegar, además de la “postalita” de la costa, dimos un paseo bajando hasta nivel del mar, descubriendo otro arco de piedra natural y, adentramos en un campo de lava.

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Lo bueno de comer pronto, es que parece que el día da más de sí (igual también nos daba esa sensación porque teníamos 20 horas de luz al día). Eran las 14:30h y nos parecía que habíamos hecho un montón de cosas.

Nada más salir de Hellnar, y siguiendo por la carretera 574, encontramos la estatua en honor a Gudrid Thorbjarnardóttir, exploradora nórdica nacida en Laugarbrekka alrededor del año 980 d.c., que viajó junto con su marido a Vinland (así es como conocían los vikingos a la zona de norte América que ahora es Terranova y las provincias atlánticas de Canadá). Allí tuvieron a su hijo llamado Snorri Thorfinnsson y que está considerado como el primer niño de raza blanca nacido en América.

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Después de la lección de historia, seguimos camino hacia nuestro siguiente destino: los acantilados de Londragar. A pesar de ser del País Vasco y estar acostumbrados al paisaje costero, estábamos gozando al conducir por sinuosas carreteras junto al mar.

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Al dejar el coche en el parking y bajar hasta el mirador, las vistas que se abrieron ante nosotros, confesamos que, nos dejaron con la boca abierta. Aparte de los acantilados en sí, las columnas de basalto emergían del mar adquiriendo formas caprichosas.

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De vuelta en la carretera, avistamos un faro que no teníamos apuntado para ver, y como ya sabéis que somos unos enamorados de los faros, no quisimos dejarlo pasar. Para llegar hasta él, tuvimos que ir hasta el centro de visitantes de Gestastofa y desde allí, dar un pequeño paseo hasta el faro de Malariff. Como no estaba abierto al público Trist , nos tuvimos que confirmar con sacarle unas fotos.

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Eran ya las 16:30h y todavía no habíamos llegado a la mitad teórica del recorrido que queríamos hacer en el día, y lo estábamos disfrutando un montón.

Nuestro siguiente punto fue la playa de arena negra de Djúpalónssandur donde, además de la curiosidad de la arena negra, pudimos ver los restos del pesquero británico Epine GY7 que naufragó frente a las costas de Snæfellsnes, el 13 de marzo de 1948. Sólo 5 de los 19 tripulantes fueron rescatados con vida.


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Al subir de la playa, y antes de proseguir nuestro camino, degustamos unos ricos cafés con unos deliciosos bollitos de canela, ñam, ñam…

Poco antes de las 6 de la tarde, llegamos al Saxhólar Crater. Un volcán que entró en erupción hace 3.000 o 4000 años y cuyo cráter se levanta a 109 metros. Al igual que en el volcán Grábrók, pudimos subir hasta lo alto y caminar por el borde. Como podéis ver por la foto que hay a continuación, la ascensión está acondicionada con unos peldaños metálicos muy cómodos de subir. Eso sí, cuando estábamos arriba, tuvimos que soportar unas rachas de viento bastante fuerte, pero las vistas hicieron que mereciera la pena estar allí.

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Nuestro siguiente punto de interés era algo curioso. Una especie de pozo de agua donde había una mandíbula de ballena. La información previa que habíamos encontrado en internet, no nos había aportado mucha información, pero de nuevo, nos pudo la curiosidad y decidimos acercarnos hasta allí. No tardamos nada en llegar porque apenas está a 7 kms. desde el volcán Saxhóll.

Nadie exactamente por qué se llama Well of the Irish. Lo único cierto es que el pozo sirvió como fuente de agua durante siglos para Gufuskálar. El pozo se tapó, y se rellenó con arena, cuando en 1940, la agricultura desapareció de la zona, acabando en el olvido. En 1989, el nieto de uno de los últimos habitantes de las granjas, volvió de visita a la zona y reconoció la superficie arenosa (había pasado allí su niñez) y tras excavar, volvió a sacar a la luz el pozo. Lo que no hemos conseguido saber es cómo ha llegado, hasta allí, la mandíbula de una ballena adulta.

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Casi eran las 19h y estábamos ya en la zona norte de la península, junto a la población de Hellissandur. Al borde de la carretera encontramos dos casas muy pintorescas con el tejado cubierto de hierba. Contiguas a las casas, unas piedras juntos con sus correspondientes pesos que se utilizaban para medir la fuerza de los querían encontrar un trabajo como pescadores. Estilo a los levantamientos de piedras propias del deporte rural del País Vasco. Y junto al parking, una estatua del escultor Ragnar Kjartansson en recuerdo de los pescadores que habían perdido sus vidas en el mar.

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Poco después de emprender nuestro camino, vimos una gasolinera con supermercado y paramos a comprar la cena (unos sándwiches, refrescos y postre) y el desayuno del día siguiente. En total, ISK 3.381 (36,25€).

De nuevo en la carretera, una señal nos alertaba de que entrábamos en una zona de paso de aves. La verdad es que nos llamó la atención porque en España (o por lo menos, por el norte) no estamos acostumbrados a ver este tipo de señales.

Poco antes de llegar a Rif, nos salimos brevemente de la carretera para fotografiar la iglesia del pueblo ya que el sitio donde estaba, nos gustó mucho (con campos de flores violetas por delante y montañas nevadas por detrás).

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Y según atravesábamos Rif, entendimos el porqué de la señal que acabábamos de ver. En una campa cercana vimos un montón (no sabríamos decir cuántos, pero eran muchos) de pájaros (charranes árticos - sterna paradisaea), bastante excitados. Aparcamos el coche y estuvimos un buen rato sacando fotos.

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De nuevo, vimos a lo lejos una cascada que tenía buena pinta (por lo menos, desde lejos) así que nos desviamos de la ruta para verla. Al llegar al parking, y antes de acercarnos al mirador de la cascada, aprovechamos para cenar.

Durante el breve paseo hasta la cascada, nos encontramos con un viajero catalán que también estaba recorriendo Islandia. Nos dijo que viajaba solo y sin alojamiento reservado (nos confesó que alguna noche le había tocado dormir en el coche).

Al llegar a la cascada, de nombre Svödufoss, nos encontramos con más españoles. Esta vez de diferentes provincias que visitaban Islandia por segunda vez; la primera fue para “cazar” auroras boreales.

Tuvimos también la oportunidad de fotografiar unas impresionantes nubes lenticulares.

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Para acabar la vuelta a la península de Snaefells, y aprovechando que había una luz preciosa, nos acercamos hasta Olafsvik para ver su curiosa iglesia.

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Cuando nos quisimos dar cuenta, nos habían dado las 22h y todavía teníamos que llegar hasta la cascada de Kirkjufellsfoss para intentar fotografiar de nuevo el atardecer. Para este segundo intento íbamos con la idea de quedarnos el tiempo que hiciera falta. ¡¡Total, luz no nos iba a faltar!!!

Al llegar al parking había muchos más coches que el día anterior. De hecho, tuvimos que aparcar fuera, al borde de la carretera. Y al mirar hacia la cascada ¡más gente que en la guerra!

Ya en lo alto, nos hicimos hueco entre varios fotógrafos que, al igual que nosotros, esperaban el mejor momento de luz. Eran las 22:45h y todavía no había ni rastro del “atardecer”.

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Después de nosotros, llegaron muchas más personas y otras muchas se fueron, pero los fotógrafos “frikis” entre los que nos incluimos, allí nos quedábamos, sin movernos de nuestra posición. Y es que los sitios para conseguir las mejores fotografías escaseaban. Aunque no teníamos manera de saberlo con seguridad, la temperatura no tenía que ser muy alta y notábamos “fresco”. Al estar parados, empezamos a notar que no nos sobraban los gorros y los guantes.

Cuando ya era casi medianoche, el cielo fue cambiando de color adquiriendo unas tonalidades que presagiaban que podíamos tener una bonita puesta de sol. Si, si… habéis leído bien, eran las doce de la noche y allí estábamos todos, esperando la puesta de sol…. ¡incautos!

Pocos minutos después el sol rozó el horizonte y el cielo se tiño de unos colores rojos y violetas impresionantes. ¡¡¡aleluya!!!!

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Y como dice el refrán: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Las mejores luces apenas duraron diez minutos, así que en cuanto vimos que ya no daba más de sí, recogimos los bártulos, nos despedimos de los fotógrafos que nos habían acompañado y bajamos hacia el coche.

Por cierto, al ponernos en marcha, el termómetro exterior del coche marcaba 6°C. Menos mal que los asientos estaban calefactados. Ahhhh ¿Qué no os lo habíamos dicho? Pues si… los asientos tenían calefacción y os aseguramos que la utilizamos muuuuucho Riendo .

En el camino de regreso a la casa, como os podéis imaginar, no nos entretuvimos, pero así todo, llegamos casi a la 1:30h. Al llegar había un coche aparcado junto a la puerta de nuestro apartamento, por lo que dedujimos que teníamos vecinos. Unos ronquidos, terminaron por darnos la confirmación del hecho en cuestión.


*** Final del día 4 ***



Como el día anterior nos habíamos acostado bastante tarde, pusimos el despertador un poco más tarde y nos levantamos a las 8h. Como sospechábamos una pareja de viajeros franceses estaban ya desayunando y con todo preparado para marchar, cuando nosotros quisimos salir de la ducha y vestirnos. Apenas nos dio tiempo a cruzar cuatro frases con ellos.

Desayunamos un cola-cao con un rico pastel de zanahoria que habíamos comprado el día anterior. Mientras tanto, descargamos las fotos del día anterior y revisamos el itinerario que teníamos programado para el día.

Aunque hicimos lo posible para no entretenernos demasiado, cuando salimos del apartamento eran casi las 10h. Pero no nos preocupó demasiado porque nos estábamos acostumbrando a alaaaaargaaaaar los días.

Retrocedimos unos pocos kilómetros hasta cruzarnos con la carretera 56 que subía hacia el norte. Después seguimos durante 16 kms. hasta que volvimos a coger la carretera 54 que rodeaba la península de Snaefells. Sin desaprovechar toda aquella ocasión en la que nos con algún paisaje chulo.

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (70)


Tuvimos que hacer una parada no planificada durante una media hora porque Raquel, mi cuñada favorita, tuvo un problema con unos archivos borrados en el ordenador y tuvimos que echarle una mano (es lo que tiene ser el informático de la familia, jejeje).

Una vez solucionado el problemilla seguimos nuestro camino hacia la primera parada del día, el faro de Súgandiseyjarviti, en Stykkishólmur. Para acceder hasta el faro hay que ir hacia la terminal del ferry y justo antes de llegar hay un pequeño parking. Desde allí basta con subir unas pocas escaleras y se llega hasta el faro (siempre y cuando no te lleve el viento).

Justo antes de llegar al faro paramos en un supermercado Bonus del pueblo y compramos las provisiones para pasar el día ISK 3.911 (36,5€).

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (71)

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (72)


Además, de disfrutar de las vistas hacia el mar, con el archipiélago de islas Öxney, Brokey y Olafsey, también nos recreamos con una bonita panorámica del pueblo, con el puerto, su moderna iglesia y con las montañas nevadas al fondo.

Cuando dimos por finalizada la visita, como para salir del pueblo había que pasar muy cerca de la iglesia, paramos un momento para hacerle unas fotos desde más cerca. De verdad que nos ha resultado muy curioso la arquitectura tan moderna que utilizan los islandeses levantar sus templos.

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (73)

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (74)


Una vez abandonamos Stykkishólmur, volvimos a la carretera 54 para seguir en dirección este y enseguida nos encontramos con una señal que nos anunciaba que la carretera se convertía en una pista de tierra. En un principio no tenía mala pinta, así que intentamos mantener cierta velocidad siempre respetando los límites de velocidad y las condiciones de la carretera.

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (75)


Por el camino paramos un par de veces. La primera para fotografiar el pueblo donde había estado con las islas que se veían desde el faro en primer plano. Y también para retratar a los primeros caballos islandeses que nos encontramos en nuestro viaje.

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (76)

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (77)

Península de Snæfellsnes - Islandia, tierra de fuego y hielo (78)


Como se puede ver en las fotos, dos de ellos estuvieron especialmente juguetones, haciéndose lo que parecían “cariños”. Después se pusieron en línea, casi en formación, como si de un ejército se tratase. A lo largo del viaje volvimos a ver este comportamiento muchas veces y llegamos a la conclusión de que se ponían así para protegerse del viento (siempre se colocaban a contra viento).

Cuando regresamos al coche, nos llevamos la desagradable sorpresa de que la rueda trasera izquierda estaba pinchada. ¡Vaya marrón, disgusto, faena, mala suerte ….!

Después del momento ¡no puede ser!, sacamos las cosas del maletero y nos pusimos a buscar las herramientas para cambiar la rueda. Supongo que por los nervios del momento fuimos incapaces de encontrar el gato. Miramos en el libro de mantenimiento del coche, pero nada, así que llamamos al teléfono de asistencia.

La pobre Anna “se las vio y se las deseó” para explicarle a la persona que nos atendió dónde estábamos y eso que hablaban en inglés, pero es que los nombres de los pueblos son impronunciables. Desde la asistencia nos insistían que las herramientas tenían que estar en el coche, pero nosotros no las encontrábamos.

Mientras tantos pasaron varios coches (a bastante velocidad, por cierto) y ninguno hizo el amago de pararse y eso que era evidente que teníamos un problema. Finalmente, se acercó un coche despacio que iba a una casa cercana y le hicimos señales para ver si paraba. El aldeano (era el típico granjero), trató de echarnos una mano después de que le explicáramos lo que nos había ocurrido y, poco después, apareció un segundo coche con otro hombre más joven y por el saludo que se dieron, dedujimos que se conocían. Pues bueno, entre todos, y volviendo a leer las instrucciones del coche, encontramos la llave y el gato y dónde se “escondía” la rueda de repuesto ¡Menos mal!

Avisamos a la asistencia para que cancelara la grúa y procedimos a cambiar la rueda con la ayuda de los amables islandeses. Una vez cambiada, les preguntamos por algún sitio donde poder repararla rueda. Nos dijeron que, en Búðardalur, el siguiente pueblo a poco más de 15 kms. había un taller mecánico.

Tras agradecer la ayuda a nuestros salvadores, volvimos a meter todo en el coche y pusimos rumbo al taller. Por una parte, pensamos que había sido una faena haber pinchado, pero por otra parte pensamos que habíamos tenido suerte al parar al ver los caballos y habernos dado cuenta de que habíamos pinchado. Podía haber sido mucho más peligroso haber andado con la rueda pinchada por esa carretera sin asfaltar. Porque literalmente teníamos la rueda plana.

Una vez reanudada la marcha, a unos pocos cientos de metros, se acabó la pista sin asfaltar y recuperamos el asfalto y en apenas en 15 minutos localizamos el taller.

El mecánico desmontó la rueda y se puso a localizar el pinchazo. Tras unos minutos revisando de “arriba abajo” la rueda, me fijé que le decía algo a uno de los “pinches” que había en el taller mirando hacia una rueda que había en una de las baldas. Yo pensé: no puede ser… si yo sólo quiero que arreglen el pinchazo.

Nuestros peores temores se hicieron realidad. El mecánico nos explicó que la rueda había sufrido un reventón y que por el sitio donde se había abierto, no recomendaba repararla ya que casi seguro que se volvía a reventar con el peligro que eso conllevaba. Anna y yo nos miramos como diciendo… ¿qué podemos hacer? Por un lado, yo sabía que una rueda como esa (nuestro coche llevaba ruedas especiales con clavos para la nieve) nos iba a salir por “un ojo de la cara”, pero es que tampoco era cuestión de que tuviéramos un accidente.

Le explicamos al mecánico que, como el coche era de alquiler, teníamos que avisar a la empresa. Cuando nos pusimos en contacto con Sixt, nos explicaron que el seguro que teníamos contratado NO cubría los daños a las ruedas (quien iba a pensar que íbamos a reventar un neumático) y que, si queríamos continuar, nos teníamos que hacer cargo de la reparación. Resignados, le dijimos al mecánico que cambiara la rueda.

Una vez cambiada, al ir a pagar, el hombre que parecía un buen mecánico, pero que no se llevaba muy bien con los ordenadores, tuvo algún problema con el programa para hacer la factura (por lo que le entendí, puso un cero de más) y nos dijo que, como no estaba el contable, no nos podía hacer otra. Nos dio una tarjeta con el teléfono y con el correo electrónico por si los de la agencia de alquiler nos decían algo.

Para acabar nos devolvieron la rueda de repuesto a su sitio (por cierto, se enganchó el cable de acero que la sujetaba y se las vieron canutas para colocarla).

Ahhhh, por cierto, la broma nos salió por la friolera de ISK 51.000 (487,63€). Cifra que no le comenté a Anna y de la que no se enteró hasta que estuvimos en el aeropuerto el día de vuelta, aunque ella se imaginaba que la broma iba de los 300€ hacia arriba.

Al final, nos dieron las cuatro de la tarde, estábamos sin comer y aunque no nos apetecía mucho, nos comimos los bocatas que habíamos comprado por la mañana.




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comment_icon  Últimos comentarios al diario: Islandia, tierra de fuego y hielo
Total comentarios: 15  Visualizar todos los comentarios
Salodari  Salodari  30/11/2017 15:18   📚 Diarios de Salodari
23 días en Islandia... qué ma
Salodari  Salodari  30/11/2017 15:20   📚 Diarios de Salodari
... qué maravilla! Nosotros estuvimos 10 este agosto, así que hemos seguido de viaje con ustedes. Las fotos chulísimas y el diario muy ameno. Gracias por compartirlo. 5*****
Highlands_2003  highlands_2003  01/12/2017 00:05   📚 Diarios de highlands_2003
Muchas gracias "Salodari". La verdad es que 23 días dan para mucho, sobre todo cuando tienes casi 20 horas de luz al día. Nos alegra que te esté gustando el diario. Saludos,
Anna & Oskar.
Josep7778  josep7778  29/06/2020 16:13   📚 Diarios de josep7778
Buenas,

En primer lugar enhorabuena por vuestros fantásticos diarios y fotos. Quería preguntaros algo:

- Veo que siempre váis provistos de un buen trípode para las fotos de larga exposición y tal. Os permiten subirlo a cabina o tenéis que facturarlo?

Muchas gracias
Highlands_2003  highlands_2003  29/06/2020 17:00   📚 Diarios de highlands_2003
hola @josep7778,

antes de nada, agradecerte tu comentario.

Sobre tu pregunta, nosotros siempre facturamos el equipaje. Aunque el trípode es de carbono y no pesa mucho, la rótula es bastante pesada y aparatosa y nunca nos hemos querido arriesgar a que nos lo paren en el control de seguridad. Tendrías que estar muy seguro de que te lo van a dejar montar en el avión. Y ten en cuenta de que luego, lo tienes que traer de vuelta. Cada aeropuerto es un mundo. Yo no me arriegaría.

Saludos,
Anna & OSkar
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Fecha: Lun Ene 15, 2024 12:07 am    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Nosotros `cogimos un 4x4 con tienda de campaña en el techo. Fue toda una experiencia
rosoll
Rosoll
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Fecha: Lun Ene 15, 2024 10:11 am    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Nosotros dimos la vuelta a la isla en 11 días, copiándole la ruta a @marimerpa. Pillamos 4x4 y la verdad que lo volvería a hacer, porque creo que economizábamos algo de tiempo en los recorridos por las pistas. Eso si, pillamos un seguro platinum y la verdad es que nos costó una pasta, pero al devolver el coche ni miraron si el depósito de combustible estaba lleno... Yo elegiría cabañas, apartamentos, casas... Con cocina para poder comprar en el super y cocinar por la noche. En concreto el tema del 4x4 con tienda yo no lo elegiría porque nosotros vimos a unos que se les había abierto el...  Leer más ...
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11-01-2015
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Fecha: Mie Ene 17, 2024 12:38 am    Título: Re: Viajar a Islandia en Invierno

Hola
Que tal veis las últimas erupciones? No parecen un gran problema para ir a la isla pero puede atraer más turistas o al contrario. Lo digo por el tema reservas porque nunca vamos a estar abarrotados en ningún sitio turístico aunque parece que cada vez hya más gente en toda la ruta 1.
Opiniones?
Salodari
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Fecha: Mie Ene 17, 2024 07:21 am    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Traigo tu mensaje a este hilo Amistad
Conequipajedemano
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03-02-2024
Mensajes: 4

Fecha: Sab Feb 03, 2024 09:41 pm    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Nosotros fuimos en octubre (a finales para más inri) y no tuvimos ningún problema con las carreteras. Algunas de las internas estaban cortadas pero lo que es la ring Road todo perfecto.

Nosotros lo hicimos en camper y hay camping súper cómodos y mucho más baratos, claro. Nos sorprendió la comodidad de las duchas, las cocinas… súper bien equipado todo.
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