Dia 12 de Agosto, Nos levantamos antes de que amaneciera para ir al Sunrise point y ver la salida del sol sobre la Gran Roca, por culpa del tomtom, me marco mal el punto y casi llegamos tarde, uff, el espectáculo es menos impresionante que en la puesta del sol, pero igualmente interesante, mientras estábamos contemplativos vimos una especie de felino tipo lince que nos cruzo cerca de donde estábamos, hicimos u pequeño paseo por la zona después regresamos al hotel para desayunar.
Salimos y nos dirigimos hacia el Uluru walking point para subir un pequeño trozo de la ascensión a la cumbre, cosa que piden no lo hagas, pues los aborígenes la consideran una montaña sagrada, subimos un poco, más que nada para tener una perspectiva desde un lugar un poco alto y hacer alguna foto, la subida es bastante fuerte, así que con un poco ya tuve suficiente, los años no perdonan, jaja.
Una vez volvimos bajar recorrimos el camino perimetral de Uluru, llamado Mala walk, viendo las pinturas rupestres, algún pequeño lago de la lluvia y algunas grutas donde se refugiaban los hombres prehistóricos que habitaban en la roca.
Volvimos al aparcamiento y con el coche nos dirigimos hacia Kata Tjuṯa, o Las Olgas, está relativamente cerca, al igual que Uluru tiene puntos de observación para la salida y la puesta de sol, nosotros fuimos a media mañana, aparcamos en la zona indicada y nos dispusimos a hacer el camino del Valle de los Vientos, es un camino bastante fácil, el único inconveniente es que hay mucha piedra suelta y hay que tener cuidado de no torcerte un tobillo, por el camino hay pequeños riachuelos, pájaros de variados colores y un bellísimo paisaje.
Al llegar al mirador se ve una parte de una bonito valle de rocas rojas, después de bajar del valle de los vientos aprovechamos para comer unos bocatas que nos habíamos preparado del supermercado del hotel.
Nos quedaba un buen trecho de carretera, por lo que nos pusimos en marcha pues recomiendan no conducir de noche, ya que los animales salvajes se deslumbran y chocan con los vehículos.
Hasta Kings Canyon tenemos 317 kilómetros, si os gustan los desiertos es una ruta ideal, el paisaje va cambiando de matorrales, tierra roja, a zona de arboles, por el camino se nos cruzo una manada de camellos salvajes, al parar aun pude fotografiar un par de rezagados, paramos a repostar pues hay que ir con cuidado de no quedarte sin gasolina, que las gasolineras están muy espaciadas.
Cuando ya se estaba poniendo el sol llegamos al hotel Kings Canyon Resort, situado en medio de la naturaleza, sin muchos lujos, pero lo suficiente para sentirte muy a gusto, en un momento anocheció y aparecieron en el cielo miles de estrellas y la claridad de la vía láctea, en el exterior del hotel no hay luces por lo que tienes que llevarte tu linterna para ir de un lado al otro.
Para cenar fuimos a la barbacoa del Outback !!!, con música en directo, su fuego a tierra y la barbacoa de lo que quieras o te atrevas comer, nosotros nos conformamos con las hamburguesas tradicionales, pero hay cocodrilo, canguro, etc...
Después de la agradable velada toca dormir que al día siguiente tocaba madrugar un poco como siempre.
Salimos y nos dirigimos hacia el Uluru walking point para subir un pequeño trozo de la ascensión a la cumbre, cosa que piden no lo hagas, pues los aborígenes la consideran una montaña sagrada, subimos un poco, más que nada para tener una perspectiva desde un lugar un poco alto y hacer alguna foto, la subida es bastante fuerte, así que con un poco ya tuve suficiente, los años no perdonan, jaja.
Una vez volvimos bajar recorrimos el camino perimetral de Uluru, llamado Mala walk, viendo las pinturas rupestres, algún pequeño lago de la lluvia y algunas grutas donde se refugiaban los hombres prehistóricos que habitaban en la roca.
Volvimos al aparcamiento y con el coche nos dirigimos hacia Kata Tjuṯa, o Las Olgas, está relativamente cerca, al igual que Uluru tiene puntos de observación para la salida y la puesta de sol, nosotros fuimos a media mañana, aparcamos en la zona indicada y nos dispusimos a hacer el camino del Valle de los Vientos, es un camino bastante fácil, el único inconveniente es que hay mucha piedra suelta y hay que tener cuidado de no torcerte un tobillo, por el camino hay pequeños riachuelos, pájaros de variados colores y un bellísimo paisaje.
Al llegar al mirador se ve una parte de una bonito valle de rocas rojas, después de bajar del valle de los vientos aprovechamos para comer unos bocatas que nos habíamos preparado del supermercado del hotel.
Nos quedaba un buen trecho de carretera, por lo que nos pusimos en marcha pues recomiendan no conducir de noche, ya que los animales salvajes se deslumbran y chocan con los vehículos.
Hasta Kings Canyon tenemos 317 kilómetros, si os gustan los desiertos es una ruta ideal, el paisaje va cambiando de matorrales, tierra roja, a zona de arboles, por el camino se nos cruzo una manada de camellos salvajes, al parar aun pude fotografiar un par de rezagados, paramos a repostar pues hay que ir con cuidado de no quedarte sin gasolina, que las gasolineras están muy espaciadas.
Cuando ya se estaba poniendo el sol llegamos al hotel Kings Canyon Resort, situado en medio de la naturaleza, sin muchos lujos, pero lo suficiente para sentirte muy a gusto, en un momento anocheció y aparecieron en el cielo miles de estrellas y la claridad de la vía láctea, en el exterior del hotel no hay luces por lo que tienes que llevarte tu linterna para ir de un lado al otro.
Para cenar fuimos a la barbacoa del Outback !!!, con música en directo, su fuego a tierra y la barbacoa de lo que quieras o te atrevas comer, nosotros nos conformamos con las hamburguesas tradicionales, pero hay cocodrilo, canguro, etc...
Después de la agradable velada toca dormir que al día siguiente tocaba madrugar un poco como siempre.