EL SALAR DE UYUNI
Nuestra primera visita importante en Bolivia fue al salar de Uyuni, que se encuentra a unas 9 horas de coche de La Paz. Hasta Oruro se atraviesa el Altiplano, con paisajes muy bonitos y después de Oruro se hace por pista y es muy incómodo. El problema de Bolivia son las comunicaciones. El país tiene muchísimos lugares apetecibles pero el problema es llegar hasta allí.
El salar sólo se puede visitar en 4x4, aunque hasta Uyuni puedes coger primero un autobús desde La Paz hasta Oruro y después un tren hasta Uyuni. En Uyuni, que es la población más cercana al salar, hay hoteles para alojarse. Además, dando una vuelta por el pueblo, hay muchas agencias que te proponen los tours que te organizan la visita del salar. Fremen Tours es una de ellas, pero ésta trabaja con los hoteles Taika que tienen calefacción y todo tipo de lujos. Luego con esta agencia resuelta más caro. Con las otras, normalmente por 100 dólares incluyen dos noches de alojamiento, en albergues y pensión completa, visitando, además del salar, las lagunas verde y colorada, entre otras cosas. Es un poco de tute, además en los albergues no hay calefacción y en el salar por la noche la temperatura puede descender en invierno hasta -20º. Pero los jóvenes pueden hacerlo. No resulta nada caro haciéndolo en plan mochilero. Sin embargo si buscas más confort hay que pagarlo bien. Por ejemplo una habitación doble en el Hotel Luna Salada en el salar cuesta 110 dólares. No es mucho objetivamente, pero teniendo en cuenta el nivel de vida del país es muchísimo.
Nuestro viaje fue hecho a medida por nuestra hija. Nuestros guías fueron un amigo suyo boliviano, Ángel, propietario del 4x4 (chatorocha@hotmail.com) y un japonés afincado en Bolivia desde que abandonó su tesis doctoral sobre ese país para quedarse a vivir allí, de esto hace más de veinte años. Toshi es guía turístico y organiza viajes al salar para turistas japoneses. Conoce la carretera y el salar como la palma de su mano. Nos alojamos dos noches en el Hotel Luna Salada (www.lunasaladahotel.com.bo/) que, además de tener calefacción (estufas de gas), es un hotel hecho enteramente de sal. Sus paredes, sus mesas, sus camas, sus sillas están hechos con bloques de sal. Está además decorado con mucho gusto. Es realmente sorprendente.
Nuestro viaje fue hecho a medida por nuestra hija. Nuestros guías fueron un amigo suyo boliviano, Ángel, propietario del 4x4 (chatorocha@hotmail.com) y un japonés afincado en Bolivia desde que abandonó su tesis doctoral sobre ese país para quedarse a vivir allí, de esto hace más de veinte años. Toshi es guía turístico y organiza viajes al salar para turistas japoneses. Conoce la carretera y el salar como la palma de su mano. Nos alojamos dos noches en el Hotel Luna Salada (www.lunasaladahotel.com.bo/) que, además de tener calefacción (estufas de gas), es un hotel hecho enteramente de sal. Sus paredes, sus mesas, sus camas, sus sillas están hechos con bloques de sal. Está además decorado con mucho gusto. Es realmente sorprendente.
Desde allí salimos en el 4x4 a pisar el salar. Es un antiguo lago que quedó encerrado entre las montañas de los Andes hace millones de años. La evaporación lo convirtió en una planicie blanca de unos 12.000 kilómetros cuadrados (mayor que Asturias), cubierta por una malla de hexágonos irregulares.
Ver la puesta de sol en el salar, caminar por esas profundidades blanquiazules, contemplar la Vía Láctea y los millones de estrellas que, al estar tan cerca y no haber ninguna contaminación lumínica, parece que las vas a alcanzar con las manos, es una sensación inolvidable.
En el salar hay además algunas islas. Cuando llegas a una de ellas, Incawasi, conocida también como la Isla del Pescado, te quedas sin aliento. Te encuentras con cientos de cactus gigantescos, algunos con más de mil años, que crecen entre fósiles coralinos.
Es impresionante. Y la vista desde lo alto es mágica. Un desierto blanco, plano, redondo, que se extiende casi hasta el infinito, con un cielo azul purísimo, rematado todo ello por montañas azuladas. No te cansas de mirar.
Yo, mientras los demás hacían fotos, intentaba caminar por el salar para grabar para siempre esas imágenes bellas y puras que espero que no se me borren nunca.
Esta maravilla de la naturaleza es además la mayor reserva de litio del planeta. Se calcula que la mitad de las existencias se encuentra allí. Teniendo en cuenta las necesidades de litio para la fabricación de baterías eléctricas, esto puede suponer para Bolivia una fuente de ingresos importantísima para el desarrollo del país en los próximos años, dada la demanda que generará la fabricación de coches eléctricos. Ojalá que el país se beneficie sin destruir la belleza del paisaje.
Un consejo importante: en el salar la luz es tan intensa y el aire tan seco que hay que llevar unas buenas gafas de sol como para la nieve, de lo contrario puedes tener una conjuntivitis bastante molesta.
Un consejo importante: en el salar la luz es tan intensa y el aire tan seco que hay que llevar unas buenas gafas de sol como para la nieve, de lo contrario puedes tener una conjuntivitis bastante molesta.