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DIA 1: Llegamos a Memmingen y cogemos el coche de alquiler (nos sorprende la compañía Hertz dándonos un BMW con navegador incluido) y partimos hacia Munich. Por la autopista los coches circulan a gran velocidad pero se nota que las carreteras son seguras.
Llegamos a la Max-Joseph-Platz, llamada así en honor del primer rey de Baviera. En ella se encuentra el Teatro Nacional.
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Muy cerca de allí se encuentra la Feldherrnhalle, en la Odeonsplatz. Contiene estatuas de líderes militares y fue un símbolo de la honra del ejército bávaro.
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Seguimos caminando por las bulliciosas calles de Munich hasta la famosa Marienplatz, el corazón de esta ciudad. La fachada del Rathaus es impresionante y su carillón se va a poner en marcha pues son casi las 12. Todo el mundo tiene sus miradas puestas en los muñecos que bailan y giran durante unos minutos recreando la historia de la ciudad. En el centro de la plaza se alza la columna de María que conmemora el fin de la ocupación sueca durante la Guerra de los 30 Años.
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En la misma plaza visitamos la Frauenkirche, la catedral católica de Munich. Se puede subir a la torre sur para tener una estupenda perspectiva de la ciudad y de los Alpes.
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Muy cerca de la Marienplatz se encuentra la Hofbrauhaus, una macrocervecería: mesas de madera, bancos compartidos, orquesta, camareras con la vestimenta típica bávara y muchas jarras de litro.
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La sede del parlamento de Baviera se halla en el imponente edificio Maximilianeum, encabezando la Maximilianstrasse, la calle con las tiendas más lujosas de Munich.
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Entre los múltiples tesoros de Munich se encuentra el río Isar, afluente del Danubio. En él uno se puede dar un baño, se puede pescar o incluso practicar rafting.
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Ya más hacia las afueras de la ciudad tenemos la BMW Welt, una instalación de exposiciones multifuncional del grupo BMW.
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Al otro lado de la carretera tenemos el Olympiapark, un enorme parque construido para las Olimpiadas de 1972. Es el gran pulmón verde de la ciudad y alberga instalaciones como el estadio olímpico, los pabellones olímpicos y la torre de telecomunicaciones.
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No demasiado lejos de este punto vamos al último destino de hoy pues empieza a anochecer: el palacio de Nymphemburg, mansión de verano de los reyes de Baviera y donde nació Luis II, conocido más tarde como "el Rey Loco". Tiene un inmenso jardín estilo inglés, con lagos, monumentos y pequeños castillos ocultos entre los bosques del jardín.
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Ya cansados, pues nos hemos levantado a las 4:30 de la mañana para coger el vuelo, decidimos poner rumbo al hotel Hirsch en Fussen. Es un hotel con gran encanto, cuidadosamente decorado con habitaciones enormes y preciosas. Cada una de las habitaciones está dedicada a un personaje o a un acontecimiento historico.
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DIA 2: Nos levantamos pronto para ir a Garmisch-Partenkirchen, donde tomaremos el Zugspitzbahn que nos subirá hasta la cumbre más alta de Alemania, el Zugspitze. Para ello, tenemos que cruzar la frontera con Austria un rato y así contemplar la región alpina del Tirol. Los paisajes desde el coche son impresonantes, con sus valles, montañas y pueblecitos encantadores.
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Llegamos a la estación de tren de Gramisch y cogemos el tren que hace un trayecto de una hora aproximadamente, pues tiene varias paradas breves. A la altura del lago Eibsee, con sus aguas cristalinas y brillantes, se convierte en tren cremallera y comienza a ascender y nos deja unas vistas sobrecogedoras.
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El final del trayecto lo realiza por el interior de la montaña y te lo amenizan con un vídeo de la historia de la construcción del ferrocarril y del teleférico que asciende hasta la cima de la montaña. Por fin llegamos a la Zugspitzplatt, la estación de esquí que se encuentra apenas a 300 metros de la cumbre. Curiosamente, aquí se encuentra la iglesia más alta del país.
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Tras abrigarnos con gorro y guantes y lanzarnos unas bolas de nieve vamos a tomar el teleférico que nos llevará hasta lo más alto de Alemania. Por desgracia, la cima está envuelta en una densa niebla y el camino que lleva a su característica cruz amarilla está cerrado. Estamos a -3ºC y el viento es fuerte.
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Tras comer en el restaurante situado en lo alto de la montaña vamos a descender cogiendo el teleférico que nos bajará hasta el lago Eibsee; las vistas son alucinantes. Nos rodean las montañas alpinas, los bosques y el lago en medio de esta maravilla. Desde allí volvemos a coger el trenecillo que nos devolverá a la estación de tren de Garmisch.
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Ahora vamos a las afuera de la ciudad, al monte Gudiberg, donde veremos el famoso Salto de Esquí Olímpico que albergó los Juegos Olímpicos de 1936 y que fue reemplazado hace poco por una nueva e impresionante estructura que asciende 62 metros en el aire. Aquí es donde tienen lugar los famosos saltos de esquí de día de Añonuevo.
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Desde este lugar vamos a ir andando hasta la entrada de la garganta Partnach, un desfiladero de 700 metros de longitud entre altas paredes de piedra por las cuales entra la luz con dificultad.
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Al volver de la garganta ya está oscureciendo y como colofón del día decidimos pasar la frontera y cenar en Innsbruck, capital del Tirol, situada en medio de altas montañas. Tiene un espléndido centro medieval. En su plazoleta central podemos contemplar el techo dorado, construcción formada por miles de tejas de cobre recubiertas de oro.
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DIA 3: Después de desayunar en el hotel salimos a la terraza para tener una perspectiva de la ciudad de Fussen, la ciudad más alta de Baviera, con su palacio Hohes (que como su nombre indica sobresale de la silueta de la ciudad) y las montañas nevadas dominando el horizonte. Las temperaturas hoy han caído en picado y no superamos los 4ºC.
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A las 9 de la mañana debemos estar en el Centro de Reservas de los castillos de Hohenschwangau y Neuschwanstein. Estamos a tan sólo 10 minutos en coche y cuando llegamos no hay prácticamente cola para recoger las entradas. Ya desde allí abajo se vislumbra entre los árboles el castillo que parece sacado de un cuento de hadas.
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Pero primero tenemos cita para entrar en el castillo Hohenschwangau, construido en el siglo XII como castillo feudal y donde posteriormente pasaría la mayor parte de su vida el rey Luis II.
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Una vez acabada la visita al primer castillo cogemos el coche de caballos que nos subirá hasta uno de los destinos turísticos más deseados del mundo, el castillo de Neuschwanstein. Su construcción fue ordenada por el rey Luis II, que quería que por fuera se pareciese a un castillo de cuento de hadas.
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Al salir del castillo nos dirigimos hacia el Marianbrücke, desde donde se puede tener una panorámica excepcional del mismo (aunque esta vez está cubierto de andamios).
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Y de camino descendiendo hacia el parking tenemos unas vistas inmejorables de la zona, con el lago Alpsee al fondo.
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Por la tarde visitamos el centro histórico de Fussen; la ciudad no es muy grande pero tiene gran encanto pasear por sus callejuelas. No hay que olvidar que esta ciudad en la última "estación" de la conocida Ruta Romántica, que recorre varias regiones alemanas de norte a sur.
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De nuevo nos ponemos en carretera hacia el palacio de Linderhof; de camino hacemos una breve parada en el lago Plansee, el segundo más grande del Tirol austriaco.
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Decidimos continuar hasta el palacio a pesar de que nos está cayendo aguanieve y en algún tramo de la carretera hay hielo. Estamos a 0ºC, pero creeemos que vale la pena dar un paseo por el bosque y los jardines que lo rodean, con sus parterres de agua y sus zonas de terrazas y de cascadas.
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De nuevo vamos contrarreloj porque está anocheciendo y tenemos que llegar hasta el pueblecito de Oberammergau, conocida por la calidad y la cantidad de frescos en las fachadas de sus casas.
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Acabada esta última jornada partimos hacia Memmingen, donde dormiremos en un hotel muy cercano al aeropuerto para levantarnos maña temprano y tomar el avión hacia Alicante.
Han sido 3 días muy intensos pero inolvidables.
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