Como estábamos cansados de tanto coche para arriba y abajo decidimos no cogerlo y quedarnos en la ciudad todo el día.
Cogimos el bus en la puerta del hotel y nos dejó justo en el centro, perfecto, y por el módico precio de 1,30€.
Allí fuimos directos a la oficina de turismo a comprar la Salzburg Card muy recomendada, nos costó 24€ a cada uno, compramos la de un día, ya que no ibamos a poder estar más tiempo en la ciudad. Y con ella puedes acceder a todos los monumentos y sitios turísticos una vez; también está incluido todo el transporte público, así que no volvimos a pagar ningún otro bus en Salzburg.
Con nuestra targeta en mano, nos dirigimos a ver la Casa dónde vivió Mozart, entrada y audioguía gratis, y a dejarnos llevar a otra época mientras disfrutábamos de la música clásica.
De allí pasamos por la Escuela de Música y nos dirigimos a los Jardines Mirabell los cuáles estan muy bien cuidados y la gente los respesta muchissimo.
Nos encontramos con un reportaje de boda, vaya "tinglao" tenían montado!.
Seguimos hacia la Fortaleza, en lo alto de la montaña, y como entraba en la Salzburg Card el funicular subimos con él. Sino se puede subir a pie, pero ya te informan que mínimo media hora para llegar arriba.
Aquí dimos un paseo por el exterior, entramos en el museo de armas y luego a las entrañas de la fortaleza (todo incluido)
Bajamos para comer a bajo, ya que arriba los restaurantes eran carillos, y como no teníamos tiempo para entablarnos, cogimos bocadillo y a seguir.
Callejeando, pasamos por el Abrevadero de Caballos, la Residenz y entramos en la Catedral, que igual que en Innsbruck nos pareció luminosa. Pasamos junto la Casa Natal de Mozart, pero como ya habíamos entrado en la que vivió, no entramos.
El siguiente plan era ir a ver el Castillo de Agua en Hellbrun, pero el agua llegó a nosotros y se puso a llover, así que cambiamos el plan y nos dirigimos a visitar la Fábrica de Cerveza Stiegl.
Allí pasamos el resto de la tarde, advertiros que si vais, en el interior hace un calor asfixiante, quizá se les había estropeado algo, pero no se podía respirar... también puede ser una estrategia, ya que al final del recorrido por la fábrica-museo, hay el bar. Con la entrada te regalan 3 consumiciones, pero con el calor seguro que hay quien se toma aun más!!!
De allí cogimos el bus, como todos los desplazamientos por la ciudad, y nos fuimos al hotel a descansar y como seguía lloviendo nos quedamos por ahi a cenar y a la cama.
Cogimos el bus en la puerta del hotel y nos dejó justo en el centro, perfecto, y por el módico precio de 1,30€.
Allí fuimos directos a la oficina de turismo a comprar la Salzburg Card muy recomendada, nos costó 24€ a cada uno, compramos la de un día, ya que no ibamos a poder estar más tiempo en la ciudad. Y con ella puedes acceder a todos los monumentos y sitios turísticos una vez; también está incluido todo el transporte público, así que no volvimos a pagar ningún otro bus en Salzburg.
Con nuestra targeta en mano, nos dirigimos a ver la Casa dónde vivió Mozart, entrada y audioguía gratis, y a dejarnos llevar a otra época mientras disfrutábamos de la música clásica.
De allí pasamos por la Escuela de Música y nos dirigimos a los Jardines Mirabell los cuáles estan muy bien cuidados y la gente los respesta muchissimo.
Nos encontramos con un reportaje de boda, vaya "tinglao" tenían montado!.
Seguimos hacia la Fortaleza, en lo alto de la montaña, y como entraba en la Salzburg Card el funicular subimos con él. Sino se puede subir a pie, pero ya te informan que mínimo media hora para llegar arriba.
Aquí dimos un paseo por el exterior, entramos en el museo de armas y luego a las entrañas de la fortaleza (todo incluido)
Bajamos para comer a bajo, ya que arriba los restaurantes eran carillos, y como no teníamos tiempo para entablarnos, cogimos bocadillo y a seguir.
Callejeando, pasamos por el Abrevadero de Caballos, la Residenz y entramos en la Catedral, que igual que en Innsbruck nos pareció luminosa. Pasamos junto la Casa Natal de Mozart, pero como ya habíamos entrado en la que vivió, no entramos.
El siguiente plan era ir a ver el Castillo de Agua en Hellbrun, pero el agua llegó a nosotros y se puso a llover, así que cambiamos el plan y nos dirigimos a visitar la Fábrica de Cerveza Stiegl.
Allí pasamos el resto de la tarde, advertiros que si vais, en el interior hace un calor asfixiante, quizá se les había estropeado algo, pero no se podía respirar... también puede ser una estrategia, ya que al final del recorrido por la fábrica-museo, hay el bar. Con la entrada te regalan 3 consumiciones, pero con el calor seguro que hay quien se toma aun más!!!
De allí cogimos el bus, como todos los desplazamientos por la ciudad, y nos fuimos al hotel a descansar y como seguía lloviendo nos quedamos por ahi a cenar y a la cama.