La Madeline, Place Vendome, Opera Garnier, Invalides, Orsay y Torre Eiffel
El domingo habíamos previsto una serie de visitas en diferentes puntos de la ciudad, por lo que usamos mucho el metro y el bus y caminamos poco, unos 4 Km.
Comenzamos el día acercándonos a la Place de La Madeleine para ver su iglesia.
La Iglesia de la Madeleine es un templo de estilo neoclásico que parece un templo griego. La construcción comenzó en 1764, pero se suspendió durante la Revolución Francesa y posteriormente Napoleón desecho lo construido y empezó de nuevo con el fin de destinarla a la gloria de la Grande Armee. Este uso se mantuvo hasta que se terminó el Arco del Triunfo y en 1842 volvió a ser Iglesia Católica. El interior de La Madeleine, que es bastante oscuro, se realizó en estilo barroco lo que crea un gran contraste entre las fachadas y la parte interna de la iglesia. Acababan de abrir y estábamos solas, así que pudimos verla a gusto, aunque costaba un poco por lo oscuro que estaba. No sé si cuando hay más afluencia de público encienden más luces. Una Iglesia muy poco agradecida para el tema fotográfico….
Desde aquí nos acercamos a la Place Vêndome, en donde ya no quedaban restos del incendio que habíamos visto el jueves. Es una plaza cuadrada destinada a albergar la estatua de Luis XIV, pero que terminó ocupada por la efigie de Napoleón. Actualmente es la zona financiera de París, con varios bancos, joyerías, casas de bolsa y el Ministerio de Justicia.
Continuamos andando hasta llegar al Teatro de la Opera, el Palacio Garnier.
Su construcción, encargada al arquitecto Charles Garnier, comenzó en 1860 en estilo neobarroco y se terminó en 1875, tras una intensa decoración realizada por 14 pintores y artesanos y 73 escultores. Como curiosidad, a la inauguración no invitaron al arquitecto por haber tenido trato con Napoleón, por lo que tuvo que comprarse la entrada e intentar pasar desapercibido.
El interior es realmente espectacular, con enormes salas con paredes y techos decorados, numerosas estatuas y una gran escalera de mármol blanco con una balaustrada de mármol verde y rojo que une los dos niveles. ¡¡¡ Hasta los suelos son bonitos !!
En principio no se podía ver la sala de espectáculos, pero vimos un palco con la puerta sin cerrar y nos colamos dentro (hasta que nos echaron amablemente, claro). La sala de espectáculos no es muy grande, cuenta 1.900 asientos de terciopelo rojo y esta decorada en tonos rojos y dorados. En el techo hay una enorme araña de cristal que ilumina el techo pintado de colores y con figuras a penas esbozadas. También hay dentro un pequeño museo con maquetas de los escenarios utilizados en operas famosas, carteles y una antigua biblioteca. Estuvimos a punto de no ir ya que al no estar incluida en la Museum Pass pensábamos que era una visita “prescindible”, pero hubiera sido un gran error por que es impresionante!!!
Después de la visita a la Opera cogimos el metro para ir al Hotel National des Invalides, a ver la Tumba de Napoleón. El edificio lo mando construir Luis XIV para albergar a los soldados inválidos durante las contiendas bélicas. A su lado esta la Capilla de San Luis
No conseguimos entrar a la iglesia, por que o estaban diciendo misa o estaba cerrada, a si que entramos directamente en Des Invalides. Aquí pudimos ver el sarcófago de Napoleón I, de porfirio rojo, situada bajo la gran cúpula dorada, de una altura de unos 100 metros. Y otras tumbas como la de José Napoleón o la de su hijo Napoleón II y las sepulturas de militares celebres. También hay aquí un museo del ejercito, pero preferimos saltárnoslo e irnos a ver el Museo D`Orsay.
El Museo de Orsay se construyo en 1900 para ser una estación de ferrocarril y en 1986 se convirtió en museo. En este museo hay obras de la segunda mitad del S XVIII, obras del Art Nouveau decorativo del siglo XIX y principios del XX y una destacada y amplia colección de la pintura impresionista y post-impresionista francesa. También hay una amplia colección de esculturas. A parte de la colección de obras de arte, merece la pena visitarlo por el propio edificio y lo bien que lo han transformado de estación de trenes a museo de arte. Aquí, al contrario que en el Louvre, no se podía hacer fotos a los cuadros. La verdad es que a estas alturas del viaje ya estábamos un poco destrozadas y nos íbamos arrastrando de sala en sala buscando las banquetas desde las que poder ver los cuadros cómodamente.
Salimos del museo, nos echamos un piscolabis por allí cerca y cogimos el bus hasta la Torre Eiffel.
Teníamos las entradas compradas por Internet (mes y pico antes) y compramos unos suvenirs por allí hasta la hora de la subida
La Torre Eiffel es sin duda alguna el monumento francés más conocido.
Fue construida por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889. Su diseño no gustó nada en la época, pero hoy en día es uno de los lugares más visitados del mundo. Subimos en ascensor hasta el segundo piso y luego yo subí hasta arriba del todo, 320 m. de altura. Desde la Torre pudimos ver todos los monumentos que habíamos estado recorriendo estos días: El Arco del triunfo, Saint Sulpice, Los Invalidos, El Panteón, Notre Dame, El Campo de Marte, Los Jardines del Trocadero con la fuente Varsovia y el Palais de Chaillot, la pequeña Estatua de la Libertad (de 12 m) en la Isla de los Cisnes, El puente de Alejandro III, La ciudad de Paris con el Sena y sus puentes, y los tres museos más importantes, el Orsay a este lado del Sena con el Louvre en frente y al fondo los tejaditos azules del Pompidou.
Cuando bajamos ya anochecía y encendieron las luces de la Torre. Cruzamos el Sena para ir al Trocadero y hacer unas fotos de la torre iluminada.
Y para acabar el día nos fuimos a cenar al Barrio Latino, al restaurante La Luge donde también cenamos muy bien, aunque yo estaba en pleno ataque gripal y conjuntivitico y no lo pude disfrutar como se merecía.
De camino al metro pasamos por el Hôtel de Ville y lo vimos iluminado.