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Habiamos depositado mucha ilusión en este día del viaje y no nos defraudó. Sin duda, fue el día más interesante de todo el recorrido y las dos visitas estrella del día nos parecieron las más bellas de todas las vacaciones.
En este dia recorrimos unos 450 km:
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ANTELOPE CANYON
Antílope Canyon o el "Cañón del Antilope"es una estrecha garganta formada por el paso de corrientes de agua a lo largo de miles de años por una zona de rocas areniscas. El cañon es muy alto llegando a alcanzar los 40 metros de altura y muy estrecho y la luz que entra por una fina abertura en el techo le confiere una belleza indescriptible.
Antelope Canyon esta en uno de los parques tribales de la Reserva de los Indios Navajo. El cañon se divide en dos zonas, la norte (lower) y la sur (upper), cuya visita es independiente.
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Cuatro meses atrás habíamos reservado la visita por internet con la empresa Antílope Canyon Tours. Hay varias empresas que hacen los tours pero esta nos parecía la más solvente. Como habíamos leído que la visita de mediodia es la más bella porque el sol entra más perpendicular en el cañón, reservamos el tour de las 11:30 del Upper Canyon (que pasa por ser el más hermoso pero por eso mismo también el más visitado). Como no podía ser de otra forma en el pais capitalista por excelencia, el tour de las 11:30 tenía un sobreprecio sobre los otros.
El precio del tour llevaba incluida la tasa de entrada al parque (8$ por persona). Nos enviaron un email de confirmación en el que entre otras cosas nos explicaban pormenorizadamente como si fueramos niños de 5 años el tremendo lío que hay con los horarios en esta zona en verano y nos dejaban claro que en caso de llegar tarde la culpa sería única y exclusivamente nuestra. Lo explico detalladamente en la etapa 1 del diario. El cañon está en zona navajo (una hora menos que en el resto de Arizona) pero el tour salía de las oficinas de la empresa en Page (Page no es territorio navajo) así que al final llegué a la conclusión, no sin ciertos recelos, de que la hora en la que nos habían citado era la misma que en el Gran Cañon.
Como teníamos que estar a las 11, nos toco madrugar un poco para ir con tiempo. El jet lag ya no nos ayudaba y nos costó desperezarnos. Tuvimos que volver a entrar en el Parque y hacer de nuevo toda la carretera de Desert Drive hasta salir por el extremo este. Así pudimos despedirnos de nuevo del Gran Cañón pero en este tramo fuimos muy despacio. Entre Tuba city y Page estaban de obras en el arcen y pasamos por varios tramos en los que solo había un carril en uso por lo que habia que parar y esperar turno con el consiguiente retraso que nos provoco cierta ansiedad suplementaria.
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Y por si fuera poco, la carretera 89 hacia Page está cortada por un corrimiento de tierras desde hace 2 años y hay una carretera alternativa (89T, tambien llamada N20) recientemente asfaltada. El desvío a la 89T esta en un pequeño pueblo llamado Gap a 80 millas de Flagstaff. No hay problema porque estaba todo indicado pero todo esto creaba un poco más de stress y alargaba aún más el trayecto. Actualizacion del estado de la reparación aquí.
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Por todos estos contratiempos, aunque salimos con tiempo al final llegamos justo a las 11 a Page. La carretera hasta Page atraviesa un desierto pedregoso con extrañas formaciones sedimentarias erosionadas de cierta belleza. Page es un coqueto y agradable oasis de civilización y servicios en mitad del desierto.
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Una vez en la oficina unos desganados navajos con evidentes problemas de sobrepeso y que parecían estar hartos de ganar dinero con su negocio nos confirmaron con un rictus de aburrimiento y en medio de cierto caos organizativo que el horario era correcto (hasta ese momento no las tenía todas conmigo), nos cobraron (48$ adultos, 37$ niño) y nos echaron fuera a esperar junto con un heterogéneo grupo de turistas, la mayoría europeos. Hicimos algo de tiempo en la habitual tienda de recuerdos navajos y visitamos los afamados servicios navajos de la oficina (los baños más guarros que vimos en todo el viaje).
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Con la misma desgana y desorganización de la que habían hecho gala al cobrarnos, a las 11:30 nos repartieron como ganado en unas 4 camionetas todoterreno de enormes ruedas en cuyos remolques habian instalado dos bancos corridos con capacidad para 16 personas mirando a los laterales y un parasol. Allí se nos presentó nuestro conductor-guia, un enorme navajo con obesidad mórbida que resoplaba cada 3 palabras. Nos comentó que el camino iba a ser “dusty and bumpy” (polvoriento y con baches) y que no iba a parar el camión para recoger ninguna gorra (sic). Con estos amables comentarios nos causó una lamentable primera impresión. Sin embargo al final el tío resultó ser todo un profesional. Comprobó que nos habíamos puesto unos míseros cinturones de agarre (que no de seguridad) y arrancó la camioneta rumbo al cañon a una velocidad endiablada.
El cañón está a unos 10 km de Page en la carretera AZ98 tomando un desvío que sale hacia el sur. En el mismo punto pero hacia el norte sale el desvío hacia el Upper Canyon. La “entrada al parque” era un chamizo de madera donde otra india navaja cobraba con hastío la entrada a una zona de parking. El cañon sólo se puede hacer en visita guiada así que la entrada al parque no sirve de nada si luego no contratas el tour. En el parking se pueden contratar excursiones con otras empresas pero como nosotros ya ibamos con todo pagado no nos detuvimos. Dejamos el aparcamiento a la derecha y entramos en una ancha vaguada de fondo arenoso e irregular por la que el navajo circulaba a velocidad claramente superior a la recomendable.
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Por supuesto el viaje fue bumpy y dusty aunque tambien afortunadamente corto. En 10 minutos llegamos la entrada al cañon donde bajamos dando gracias a Dios por conservar nuestras gorras y nuestras vidas. Allí había unas 20 camionetas similares aparcadas frente a una estrecha grieta en la pared por donde se entraba al cañon.
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Comparar el número de camionetas con el tamaño de la grieta no presagiaba nada bueno y efectivamente una vez dentro confirmamos que, a pesar de ser el más caro, el tour del mediodia es el más popular y nos topamos con cientos de turistas abarrotando el estrecho cañón.
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El cañón es ESPECTACULAR. Como cuando se entra a una bodega, la temperatura tórrida del exterior desciende y toda la visita se hace con un frescor muy agradable bañados por corrientes de aire. Las paredes de piedra arenisca erosionada eran sinuosas y cambiantes y ofrecían innumerables tonos de amarillos, naranjas, rojos y morados. La luz que entraba por el techo caía formando rayos de luz que los guias navajos se encargaban de resaltar lanzando al aire paletadas de arena.
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Sin embargo había excesiva gente. Teníamos que ir sorteando grupos y fotografos todo el tiempo. De hecho los grupos iban entrando cada cierto tiempo y no te podías retrasar de tu grupo para hacer una foto sin gente o simplemente para disfrutar de algún detalle porque el grupo de atrás venía empujando y te obligaban a quitarte del medio para que pudieran hacer sus fotos. Afortunadamente la mayoría del tiempo te lo pasas mirando hacia arriba pero a nivel del sueño es inevitable sufrir empujones y atascos en las zonas más estrechas. Esto provocó alguna que otro momento de tensión tan habitual en las aglomeraciones humanas pero afortunadamente sin consecuencias.
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No obstante el sitio es un paraíso para los fotógrafos y sin querer no paras de hacer fotos. De hecho las empresas ofrecen tours fotográficos más largos y con grupos más pequeños en los que el guía para el tráfico humano para que la fotos salgan sin gente. Este tour cuesta el doble pero nos pareció una estafa porque los pobres fotógrafos, cargados con sus equipos profesionales se las veían y se las deseaban para hacer las fotos en los escasos momentos de tráfico parado y al final acababan haciendo casi las mismas fotos que hacíamos los de los tour normales.
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El cañón tendra unos 300 metros de largo y se visita en un sentido hasta salir al exterior y de vuelta por el mismo camino hasta la entrada de nuevo. Dentro del cañón se está aproximadamente una hora y el tour completo incluyendo traslados dura una hora y media.
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En el otro extremo del cañón antes de iniciar el camino de vuelta
Nuestro guía resultó ser magnífico. Manejaba al rebaño con una habilidad pasmosa, obligando sin contemplaciones a los del grupo que nos precedía a salirse de foto echando la bronca incluso a los otros guías, nos colocaba los parámetros en las cámaras hasta que las fotos salían como él quería, nos indicaba los lugares y los encuadres más bonitos para las fotos y nos hacía todas las fotos de grupo que le pedíamos además de contarnos la historia y la geología del lugar. Además (y esto no es ninguna tontería) con su volumen nos iba abriendo paso sin el más mínimo problema por entre la marea de visitantes. Comparado con el resto de los guías navajos, mucho más pusilánimes y apocados, el nuestro era como he dicho un autentico profesional. Como en todas las cuevas del mundo algunas rocas tienen su propio nombre:
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Atardecer en Monument Valley al revés
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Volvimos a Page a las oficinas de la empresa en otro inolvidable paseo bumpy and dusty. En la camioneta habia un papel con la frase “se aceptan propinas” traducida por google a unos 15 idiomas (en español ponía “gratuidad aceptable”), otra muestra más del despabile del guía, y una vez en el oficina de nuevo, “gratuidamos aceptablemente” a nuestro orondo navajo como se merecía porque creo que la visita sin este guía habría sido menos memorable.
HORSESHOE BEND
Dos días atrás había descubierto con horror que el cargador de las baterías de mi Canon había muerto. Y solo con bateria y media cargada habia estado sobreviviendo el día del Cañon (unas 300 fotos) y toda la visita del Antelope (casi 400 fotos) asi que me urgía encontrar otro cargador. A tal fin nos dirigimos sin mucha fe al Wall-Mart de Page, una especie de Carrefour local, en el que de manera casi milagrosa encontramos un cargador universal de baterías Canon chino que me animó profundamente. Aprovechamos para hacer compras de snacks y comida.
De todas formas el Wall-Mart quedaba de camino hacia nuestra siguiente parada que era el Horseshoe Bend ("el giro de la herradura"), un enorme meandro que, como indica su nombre, tiene forma de herradura, y que ha excavado el río Colorado en la piedra arenisca de la zona. Se encuentra a unos 5 km de Page en dirección sur en la misma carretera por la que habíamos llegado del Gran Cañon. Desde el aparcamiento todavía tuvimos que andar unos 800 metros en cuesta a pleno sol hasta el borde del precipicio. Aprovechamos el paseo para ir comiendonos unos sandwiches.
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La hoz del río es magnífica. Desde las piedras del borde hay una vista preciosa del rio de color verdoso que discurre 300 metros más abajo. Es una visita imprescindible pero el paseíto de ida y vuelta bajo el sol de mediodía por un suelo arenoso se nos hizo duro.
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Con todo ya ibamos retrasados sobre nuestro horario asi que montamos en el coche y de nuevo pisamos acelerador para intentar recuperar tiempo. Atravesamos Page y de nuevo pasamos por la entrada al Antelope Canyon sin detenernos. Un poco más allá pasamos por delante de la central eléctrica Navajo, un monstruoso edificio moderno con unas humeantes tuberías que se ve desde todo el valle y que provee de energía a toda la Nación Navajo.
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Después pasamos por delante de la montaña Navajo de significado mágico para su pueblo.
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Por último, antes de llegar a Kayenta, tambien pasamos por el desvío hacia el Monumento Nacional Navajo, que conserva restos de viviendas de los primeros pobladores navajos en un precioso acantilado que desgraciadamente no teníamos tiempo de visitar.
En Kayenta paramos a repostar y a tomar un café. La carretera 163 de Kayenta hasta Monument Valley es alucinante. Es una carretera de doble sentido de rectas infinitas que cruza grandes planicies polvorientas salpicadas de arbustos con las hermosas formaciones que caracterizan el valle al fondo. Esta es la típica y tópica imagen de carretera americana del medio-oeste, surcada por grupos de moteros en Harleys y por descapotables de los 50. Así era como nos imaginabamos la ruta 66 pero curiosamente la ruta 66 imaginada resultó ser la carretera de Kayenta a Monument Valley.
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MONUMENT VALLEY
Como habíamos cambiado la hora al entrar en la Nación Navajo disponíamos de una hora más de luz. Eran las 5 y cuarto y el atardecer estaba previsto para las 8. Inicialmente habíamos previsto pasar sin detenernos en la entrada al parque, entrar en Utah y avanzar unos 25 kilometros hacia el norte hasta llegar a un punto desde el que se tiene una vista mítica de Monument Valley. Este punto es cariñosamente conocido como el Forrest Gump point porque es el lugar en el que Forrest deja de correr en la película pero es que además la foto es uno de los iconos de Monument Valley y no podíamos perdernoslo.
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Esos 25 kilometros se nos hicieron eternos pero finalmente lo encontramos. El punto exacto es en una pequeña elevación del terreno que hace que se vea la carretera con el valle al fondo y aproximadamente es en el punto GPS 37.105775, -109.983624 (no hagais caso a las coordenadas de la foto que son las que calcule antes de ir en el Google Maps). Justo en el mojón de la milla 13, hay un pequeño parking en el lateral de la carretera. Hicimos unas cuantas fotos pero la ida nos había llevado 20 minutos asi que nos dimos cuenta de que habiamos perdido un tiempo precioso.
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Casi a las 6 de la tarde, e inmediatamente después de volver a cruzar la frontera de Arizona con Utah, entrábamos en el parque (como es un parque Navajo tiene entrada aparte, 10$ por cada visitante mayor de 9 años).
Monument Valley es una gran meseta situada a 1.700 metros sobre el nivel del mar que ha sido erosionada por el agua a lo largo de los últimos 50 millones de años de tal forma que sólo han quedado en pie grandes macizos y pequeños oteros y pináculos aislados que parecen estatuas y edificios de piedra (de ahí viene lo de “monument” valley) y que conforman un paisaje majestuoso. Las vistas más hermosas del valle se obtienen con el sol bajo por lo que se recomienda llegar por la tarde, disfrutar del atardecer, pernoctar en el valle y presenciar también el amanecer. Por su altura la temperatura es agradable aún en pleno verano e incluso hace frío por la noche.
Además de por su belleza natural, Monument Valley es conocido por ser una referencia para los cinéfilos de todo el mundo. En estos parajes se han filmado infinidad de películas clásicas y no tan clásicas (como Regreso al futuro III, El llanero solitario o Transformers) pero se ha asociado principalmente al cine de John Ford. Aquí el director filmó La Diligencia (1939), Pasión de los fuertes (1946), Fort Apache (1948), La legión invencible (1949), Rio Grande (1950) y Centauros del desierto (1956) entre otras obras maestras. [url=http://www.imdb.com/search/title?locations=Monument%2520Valley,%2520Utah,%2520USA.]Aquí[/url] se puede consultar la lista completa de películas filmadas en Monument Valley.
La verdad es que estar viendo estos paisajes tan familiares, los mismos que atravesaron John Wayne o James Stewart vestidos de vaqueros, no te puede dejar indiferente. Y si no habéis visto ninguna de estas películas, no se a que estais esperando para poneros Centauros del Desierto, probablemente el mejor western de la historia, y disfrutar con una maravillosa narración épica y trágica y un saber hacer cine que desgraciadamente ya ha desaparecido. Por cierto, maravilloso el emotivo plano final en el que Wayne se aleja hacia el horizonte de Monument Valley mientras se cierra la puerta de la casa. Hay más cine en un minuto de esta película que en toda la saga de Transformers.
Junto a la entrada hay un gran parking y detrás está el hotel The View. El hotel está en lo alto de un lateral de un páramo llamado Mitchell Mesa. Aquí hay un mirador desde el que ya se tiene una impresionante vista de los oteros más famosos del parque: East and West Mitten y Merrick Butte. El cielo estaba profundamente azul y salpicado de cúmulos blancos cuyas sombras sobre el suelo y sobre las colinas daban al conjunto una belleza arrebatadora. Allí comenzamos el rally fotográfico del Monument Valley.
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Desde este alto bajaba una pista hacia el valle para hacer una visita panorámica en coche. El primer kilómetro es una bajada con bastante pendiente y se hace un poco más difícil pero el resto es un recorrido casi plano. La pista es de tierra y tiene muchos baches pero se puede hacer con un coche normal aunque no se permite pasar con caravanas. Los indios ofrecen rutas guiadas en caso de no querer entrar con el coche. La ruta es de unas 17 millas de las que 13 lo son de una ruta circular. Dependiendo de las paradas que hagas se puede hacer en entre 1 y 3 horas. Los indios navajos han establecido 11 paradas en esta ruta y las hicimos todas.
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1- East y West Mitten y Merrick Buttes: Las 3 formaciones más representativas del Monument Valley. La misma vista que hay desde arriba en el mirador la vas teniendo cada vez más baja y más cerca a medida que bajas por la sinuosa carretera hasta llegar a nivel del suelo de las colinas. Sin embargo te quedas bastante lejos de ellos.
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En esta parada había unos puestos de indios vendiendo artesanía y recuerdos navajos. Según los indios, los East y West Mitten Buttes parecen manos con los pulgares extendidos y sugieren seres espirituales vigilantes. El Merrick Butte es más redondeado.
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A nuestra espalda quedaba un gran macizo de 350 metros de altura del que acababamos de descender que se llama Mitchell Mesa. Merrick y Mitchell fueron dos exploradores que descubrieron plata dentro del parque. Desafortunadamente, una banda de la tribu Ute les mató y se quedó con la plata. Desde el parking de arriba sale un sendero (Wildcat Trail) que llega hasta la base del West Mitten y que es el único senderismo libre autorizado en el parque.
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2- La siguiente parada es el Elephant Butte que queda a la izquierda del camino y en teoría parece un gigantesco elefante en medio del desierto
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Aqui si parece un poco más un elefante...
3- Un poco más adelante a la derecha se ven The Three Sisters, tres pináculos separados del Mitchell Mesa que semejan una formación con una monja católica frente a dos pupilos
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4- Siguiendo el camino se llega a un cruce. Debemos girar a la derecha para llegar al John Ford’s Point, un promontorio junto a una pequeña meseta que se asoma a una zona de desierto con grandes macizos a los lados y picos aislados al fondo. Se llama así porque era el sitio favorito para colocar la cámara del director y desde él filmó muchos planos de cargas de caballeria y ataques indios en sus películas. Junto el Artist`s Point es uno de los mejores miradores del parque. En la pequeña meseta que está en primer plano siempre hay algún navajo que alquila un caballo tan manso que parece drogado por 5$ para hacer una foto épica (nosotros la hicimos con Alex aunque el caballo era tan soso que muy épica no quedó…)
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5- Volviendo al cruce se toma otra carretera que es de un solo sentido y que hace un recorrido circular alrededor del Rain God Mesa. La siguiente parada es el Camel Butte otra formación de arenisca que parece un "camello mirando hacia el oeste".
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6-Al avanzar está la parada de The Hub una colina solitaria y lejana de 150 metros de altura que los Navajos describen como una hoguera en el centro de un gigantesco Hogan (el hogar Navajo). Por cierto que en la foto en primer plano se ven unos hogans de verdad, una especie de iglus de adobe y madera en los que por un precio desorbitado se puede incluso pernoctar en el parque o en sus inmediaciones.
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Por toda la zona hay pequeñas madrigueras de roedores:
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7-Desde este punto la carretera gira hacia el este pasando entre el Rain God Mesa al norte y el Thunderbird Mesa al sur. En esta parada aprovechamos para acercarnos al Rain God Mesa y Alex estuvo escalando un rato por las enormes rocas de su base. Rain God Mesa es el centro geológico del parque. Se llama así porque el dios de la lluvia entregaba su agua al pueblo navajo en un manantial que se puede ver un poco más adelante en su cara sur llamado Bird Spring.
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Rain God Mesa
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Thunderbird Mesa
El Thunderbird Mesa tiene una formación llamada The Chair que parece un enorme butacón.
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8- Lo siguiente que vimos es una formación de estrechos pináculos: El Totem Pole, un enorme pináculo con forma de tótem y el Yei Bi Chei, otros pináculos que asemejan una formación de bailarines saliendo de un hogan. El Totem Pole tiene 150 metros de altura y solo 15 de ancho y de cerca debe ser impresionante pero desde el mirador se ven lejos e impresionan menos. Desde aquí y ya hacia el norte se ve el Spearhead mesa.
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9- Dejando el Spearhead mesa a la derecha se llega al Artist's Point, otro mirador con una vista de desierto salpicado por las aisladas formaciones características del parque.
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10-Volviendo a la carretera se llega a North Window Overlook, una preciosa vista de una “ventana” entre el Elephant Butte a la izquierda y el Cly Butte a la derecha a través de la cual se ve el East Miten Butte.
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Mientras estábamos allí, salieron de la zona un grupo de turistas a caballo guiados por un indio navajo que nos ofrecieron una bonita foto de postal.
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11- Volviendo la cabeza hacia el oeste se ve la última parada del recorrido, The Thumb, que es una aguja aislada separada del Camel Butte y que parece un pulgar o tambien la bota de un vaquero
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El sol estaba ya muy bajo y apenas estábamos ya cuatro gatos haciendo el recorrido. La visita nos había llevado hora y media y estaba ya atardeciendo.
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Sorteando baches y arriesgando la suspension del Chevrolet volvimos a toda prisa al punto 1 del recorrido desde donde vimos una maravillosa imagen de los East y West Mitten y Merrick buttes anaranjados con la sombra del Mitchell Mesa, la colina donde está el hotel, proyectada en su base.
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Después de disfrutar un rato de la vista decidimos subir hasta el mirador del hotel para ver finalizar el atardecer. Ibamos subiendo detras de un indio Navajo que hacia un tour guiado y que se paró a medio camino. Asumiendo que sabía más del parque que nosotros, paramos junto a él y a media subida tuvimos en casi completa soledad otra vista del atardecer: las sombras sobre las colinas habían ascendido un poco y las formaciones habían adquirido un precioso tono rojizo.
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Finalmente acabamos de subir al parking y desde el mirador, ahora ya rodeados por una multitud, terminamos de ver el atardecer mientras el paisaje iba adquiriendo un tono violáceo y finalmente oscureció.
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El valle es un paisaje impresionante y no tiene nada que envidiar al Gran Cañon o Yosemite. Quizá es menos grandioso pero el contraste de la altura de sus elementos con el desierto y los fabulosos colores del atardecer lo hacen mágico. Aunque muchas de las vistas son de las mismas formaciones, parecen distintas en función de la luz y el ángulo con que se vean.
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Recomendariamos llegar al parque antes de lo que lo hicimos nosotros con al menos 4 horas (2-3 horas para hacer el recorrido y otra hora para ver todo el atardecer completo). La ventaja de llegar tarde es que hicimos el recorrido prácticamente solos y los colores eran mucho más vistosos por lo que así el paisaje nos pareció mucho más hermoso aunque lo tuvimos que hacer más rápido de lo que nos hubiera gustado. Desde luego es una visita imprescindible, emotiva y espiritual y para mi, junto con la visita por la mañana al Antelope Canyon, lo mejor de todo el viaje.
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En cuanto la luz se disipó se produjo una desbandada general. La mayoría de los visitantes abandonaron el lugar y nosotros nos dirigimos al hotel a tomar posesión de nuestra habitación.
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HOTEL THE VIEW
The View es el único hotel del parque y está regentado por Navajos. Hay que reservar con mucha antelación y las habitaciones son relativamente caras comparadas con un motel de carretera. Sin embargo merece absolutamente la pena y una visita al Monument Valley sin pernoctar en él nos parecería incompleta.
Puntuación The View: 9/10
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El hotel es un edificio construido sobre la ladera del borde norte del Mitchell Mesa perfectamente integrado en el paisaje ya que está pintado en el mismo color que las colinas de al lado y solo tiene 3 pisos de altura. Todas sus habitaciones dan al parque y tienen la preciosa vista de los East, West Miten y Merrick buttes y el precio varía en funcion de la altura de piso que elijas: 1º que es realmente el bajo, 2º floor y Star (3º piso) y de la vista (Premium son las habitaciones más alejadas del restaurante y recepción que tienen una vista más limpia sin obstáculos del paisaje).
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Nosotros habíamos reservado y pagado directamente en su pagina web con 5 meses de antelación una habitación 2º floor Premium View. Nuestra habitación estaba en el piso intermedio a mitad de hotel y se veía todo perfectamente pero la impresión es que la vista es buena desde todas las habitaciones y que es una distinción que hacen pasa sacarte el dinero. Quizá desde las 2 o 3 más cercanas al restaurante no se vea bien el West Mitten Butte pero poco más.
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El hotel está decorado con motivos navajos y el vestíbulo imita, como no, a un hogar navajo (hogan) con una chimenea central.
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También tiene una cafetería con terraza y vistas al parque (que llaman el John Wayne point porque se dice que era su vista favorita) y una tienda de recuerdos enorme.
La habitación era amplia y moderna y las camas cómodas. La terraza era pequeña pero daba de sobra para una mesita y dos sillas. Solo había wifi en el vestíbulo del hotel y de una velocidad paupérrima asi que no tiuvimos más remedio que disfrutar del paisaje
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Cenamos en el hotel (no quedaba otra ya que no hay ninguna otra opción en el parque). El restaurante estaba atestado y nos tocó esperar media hora que aprovechamos para curiosear la tienda y bromear sobre la extensa oferta de navajas de los navajos.
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Además de las habituales hamburguesas ofrecía comida navaja así que como buenos turistas intrépidos optamos por un menú de degustación autóctono. Puede que los navajos hayan pasado a la historia por su bravura y valentía pero desde luego no lo harán por su gastronomía. Eran dos guisos de carne insípidos (Green Chile Stew y Red Chile Pork Posole) servidos con un pan navajo tipo pita que era lo más comestible de la mezcla y que engullimos mientras mirábamos con envidia las hamburguesas de los clientes de las mesas de al lado.
Los navajos, como ya nos habíamos dado cuenta a lo largo del día, tampoco pasarán a la historia por su celeridad y buen hacer en el terreno de la hostelería y del servicio al cliente en general. Habia varios camareros, pero tan lentos y desorganizados que de repente entendimos por qué perdieron la batalla contra el hombre blanco. Como hay mucho alcoholismo entre los indios, habíamos leído en su pagina web que el hotel no ofrecía alcohol porque la nación navaja es una "nación abstemia"
pero afortunadamente nos pusieron cerveza sin problemas.Durante la cena en el exterior del restaurante estaban proyectando sobre la pared a gran formato “La legion invencible” de Ford. La verdad es que estar viendo la película con el Monument Valley en sombras de fondo ponía la piel de gallina y es una experiencia mística para cualquier cinéfilo.
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Después de una jornada tan intensa, mi mujer y mi hijo cayeron rendidos en la cama. Sin embargo a mi todavía me dio el cuerpo para disfrutar un rato del cielo estrellado sobre Monument Valley en un silencio solo roto por los ecos de los diálogos de John Wayne a lo lejos.
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Que día tan inolvidable... Y eso que aún nos quedaba el amanecer....
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