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El plan del día consistía en ir haciendo camino hacia Oviedo, para llegar sobre la tarde-noche al apartamento alquilado. Aprovechamos para hacer algunas paradas en la costa occidental asturiana: Luarca, Playa del Silencio y Cudillero.
Suena el despertador a las 7 de la mañana. Toca madrugar, pero cuando hay vacaciones parece que cuesta mucho menos. Tras dos horas de viaje, llegamos sobre las 10 a Luarca.
Luarca es sin duda alguna uno de los pueblos marineros más bonitos de Asturias. Situada en el concejo de Valdés, tiene como principal característica la forma del Río Negro al paso por la villa.
Aparcamos en en puerto de Luarca, por lo que iniciamos la vista allí. El puerto es muy bonito, con sus casas blancas de fondo.
Continuando por la orilla del Río negro, llegamos a la Plaza de Alfonso X “El Sabio”, donde se encuentra el Ayuntamiento. El ayuntamiento se localiza en una antigua casa de Indianos (posteriorme explicaré que tienen de singular). Enfrente se localiza la Oficina de turismo.
Seguiendo por esa calle girando a la izquierda, sale una ruta que te permite llegar a la Ermita de San Roque, desde la que se obtiene las mejoras vistas de la villa. El ascenso se realiza por una ladera de la montaña, ya que Luarca, como la mayoría de las villas marineras asturianas, se encuentran enclavadas en el medio de la montaña.
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Acceso a la ermita por las casas de Luarca (foto no mía, perteneciente a 2.bp.blogspot.com)
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Ermita de San Roque (imagen no mía, perteneciente a 2.bp.blogspot.com)
La Capilla en sí no tiene ningún interés, pero merece la pena acercarse a ella por las magníficas vistas del pueblo. Desde aquí, Luarca parece un pueblo de juguete.
Tras sacar unas fotos, bajamos unas escaleras y volvemos a la puerto. Cruzamos uno de los puentes, más concretamente el del Baso, que atraviesan el Río Negro para vistar la Iglesia de Santa Eulalia, el principal edificio religioso de la villa.
Esta calle, tanto a mano derecha como izquierda, se encuentra toda peatonalizada y es la principal calle comercial de Luarca. A mi sorprendió la existencia de comercios antiguos en funcionamiento, como varios ultramarinos.
Paseamos un rato por la villa, y volvimos a coger el coche para acercarnos a la Capilla de la Atalaya y al faro, situada en el actual cementerio. También se le conoce con el nombre de la Virgen Blanca.
Desde aquí, podemos contemplar unas buenas vistas del puerto de Luarca, y en el propio cementerio, encontrar la tumba del famoso médico Severo Ochoa.
Después de un breve paseo por uno de los cementerios más bellos del mundo, tomamos otra vez el coche para acercarnos a la Paya del Silencio, en el concejo de Cudillero.
Para llegar a la Playa del Silencio o el Gavieireu, se accede por la A-8 cogiendo la salida 441. Desde aquí se accede a la población de Castañeras. El coche hay que dejarlo en la parte alta del acantilado, ya que en la parte de abajo no hay aparcamiento.
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La playa es muy bonita, tiene la forma de medialuna y con unos acantilados en los extremos. La playa es de piedra, no de arena; por lo que está playa no es apropiada para el baño.
Tras visitar la Playa del Silencio, nos acercamos a Cudillero. El mayor encanto de este pueblo, es la ubicación escalonada de sus casas en la ladera de la montaña, (en forma de anfiteatro) y su puerto, cuyo antiguo muelle se halla enclavado casi dentro de la Plaza de la Marina.
Para aparcar en Cudillero, recomiendo dejarlo en el puerto, ya que hay bastante sitio libre. Empezamos la vista por la Plaza de la Marina, en la que se encuentra la antigua Lonja de Pescado, aparte de numerosos restaurantes. Desde esta plaza, se obriene una buena vista de todo el pueblo.
A la derecha de la plaza, se encuentra al subir unas escaleras, la Iglesia de San Pedro y el Ayuntamiento del concejo. Seguimos la carretera principal hacia arriba y tuvimos que regresar ya que no encontramos nada de interés.
A la hora de comer, escogimos reponer energía en “La Curuxina” un restaurante situado en las inmediaciones de la Plaza de la Marina. Ofrece un menú del día por 12€, y cuenta con una terreza exterior. La comida no tiene nada de especial; una sopa de marisco que es solo agua.
Después de comer, nos dirigimos al Mirador de La Garita. Para llegar hasta él, hay que subir unas cuentas escaleras en una ladera de la montaña sobre la que se asienta Cudillero. En ella se localizan la mayoría de las casa del pueblo, de una forma original y bonita.
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Casas en la ladera de la montaña.
Desde el Mirador de la Garita, se obtienen unas buenas vistas del puerto deportivo y del Anfiteatro de Cudillero.
Bajamos desde el mirador por el laberinto de casas, en la ladera de la montaña, hasta la Plaza de la Marina. Desde ella, nos acercamos a otro mirador situado en el centro de la villa, ; donde también obtenemos buenas vistas.
Salimos del mirador y nos acercamos al puerto deportivo de Cudillero, constituido básicamente por dos muelles. Cogemos el coche para acercarnos a la parroquia del Pito, a dos km del centro de la villa.
En El Pito, hay una nutrida nómina de casas de indianos, pero sobre todo el Palacio de los Selgas. Se trata de un bello palacio neoclásico, construido en el siglo XIX, cuyo interior alberga una de las colecciones de arte privadas más importantes de España, con obras de la talla del Greco o de Goya. Para poder vistarlo, combiene resérvalo con antelación.
Enfrente se localiza la iglesia neomedieval de Jesús Nazareno.
La parada no nos llevaría más de 10min, por lo que tomamos caretera en dirección a Oviedo. A las 7:30 quedáramos para la entrega de llaves, pero decidimos llegar un poco antes para explorar la zona.
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