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El objetivo del día era visitar el Parque Natural de Somiedo durante todo el día. Debido a la nieve abundante en el parque tuvimos que suprimir una parte de la vista, y por la tarde decidimos visitar Avilés.
Para llegar a Somiedo desde Oviedo, el acceso más rápido se realiza por la AS-227 que va desde Cornellana hasta Pola de Somiedo.
El Parque Natural de Somiedo es una de las reservas más ricas del norte de España por su alto grado de conservación, diversidad ambiental y el valor paisajístico. Ocupa el área central asturiana. Con su creación en junio de 1988, Somiedo fue el primer espacio declarado como reserva por el Principado de Asturias. Los bosques cubren casi la cuarta parte de su territorio, con dominio de hayas y una menor presencia de robles.
Somiedo alberga dos especies emblemáticas, el oso pardo y el urugallo. En toda España existen alrededor de unos 60 osos pardos, y la mitad de ellos se encuentran en Somiedo.
Tras una hora de camino, entre un paisaje de montañas, llegamos a la población de Pola de Somiedo. Es un pueblo muy tranquilo, en la que se encuentra la oficina de interpetación del parque. Entramos en ella, en la que nos comunicaron que las rutas para visitar los Lagos de Saliencia, el principal atractivo del parque, se encontraba inaccesible, ya que se encontraba con un metro de nieve.
Tras esta desilusionante noticia, nos acercamos hasta el Valle del Lago, donde se inicia la ruta a los Lagos, para intentar hacerla, pero nos fue imposible hacerla, por la nieve que había. Mereció la pena intentarlo por el paisaje de la ruta.
De camino nos encontramos con Brañas, un grupo de construcciones características de la zona. Cada Braña está formada por una agrupación de cabañas, denominadas teitos o pallozas.
Tras no poder realizar la ruta, regresamos a Pola de Somiedo, done aprovechamos para comer en un restaurante.
Tras no poder visitar los Lagos de Saliencia, ni la ruta del Valle del Lago ni el alto de la Farrampona, decidimos acercarnos a Avilés, la tercera ciudad del Principado.
Avilés fue el principal centro comercial y artesanal de Asturias durante la Edad Media, y su mayor motor económico a partir del siglo XIX gracias a la industria siderúrgica. En el siglo XX, fue muy castigada por las reconversiones siderúrgicas y las crisis económicas, pero que ahora resurge con nuevos proyectos industriales y planes urbanísticos de alcance (Centro Cultural Neimeyer).
Nuestra primera visita, fue el famoso Centro Cultural Internacional Oscar Neimeyer, símbolo de la ciudad. Se localiza en terrenos que antiguamente ocupa Ensidesa, y pretende actuar como imán de la regeneración urbanística de la Ría de Avilés (esto mismo paso en Bilbao con el Museo Guggenheim).
El conjunto en sí, es un regalo que hizo Oscar Neimeyer en 2005 a Asturias, coincidiendo con el 25 aniversario de la Fundación Príncipe de Asturias. Se trata de la única obra en España de este arquitecto, autor de la ciudad de Brasilea.
Son varios edificios orientados a la ría, con conexiones peatonales a la ciudad. Decidimos no entrar a los edificios, ya que albergan una exposición de fotos de Siria y una galería de arte. Únicamente los recorrimos por fuera.
Tras conocer el símbolo de Avilés, tomamos otra vez el coche para aparcarlo en el centro urbano (se puede aparcar de forma gratuita en el Centro Neimeyer). Aparcamos en el Parque del Muelle, en pleno centro urbano.
Retornamos la vista por Avilés por la calle Ferrera, una de las principales de la localidad. En ella se localiza la Iglesia de San Francisco, de estilo románico.
Al final de la calle, se encuentra la Plaza de España, la principal de la ciudad. Esta plaza tiene destacables monumentos: el Ayuntamiento, el Palacio del Marqués de Ferrera (actualmente es un hotel) y el palacio de Llano Ponte, casi en la calle Rivero.
Tomamos la calle Rivero, para dar una vuelta por una de las calles más señoriales de Avilés, y en una paralela, encontramos el Teatro Armado Palacio Valdés. Regresamos a la Plaza de España, para continuar la visita por la Calle Cámara, donde nos paramos en el Mercado, con las características vidrieras de A Coruña.
Casi enfrente del Mercado, se encuentra la Iglesia Nueva de Salburgo o Iglesia de Santo Tomás de Canteburry. Es una iglesia neogótica, que acusa en sus piedras oscuras la vecindad de Ensidesa.
Volvimos de nuevo a la Plaza de España, para visitar a la izquierda del Palacio del Marqués de Ferrera, la calle Galiana, una de las más bonitas de Avilés. En ella se encuentran algunos puntos de interés, como la Iglesia de San Nicolás de Bari, de estilo románico, y el Palacio de Balsera, de estilo modernista.
En esta calle se localizan varios soportales antiguos, que la hacen más bonita. Al final de ella, se localiza el Parque del Carbayedo, con su famoso hórreo y el Parque de Ferrera, el pulmón de la localidad.
Regresamos otra vez a la Plaza de España, y nos metimos por una bocacalle, y llegamos al Palacio de Valdecarzena, de estilo gótico.
Tras este palacio, dimos por concluida la vista a Avilés. Avilés no es tan grande como Gijón ni Oviedo, pero merece la atención del viajero por su centro histórico y su Centro Neimeyer.
Como era aún un poco temprano para acercarnos al apartamento, nos dirigimos a Salinas, situado a 5 min de Avilés. Salinas es un pueblo turístico, que vive básicamente de su playa, como muestran las diversas casas y apartamentos situados en plena línea de mar.
Tras una rápida visita, tomamos carretera y regresamos al apartamento. Mañana toca conocer Oviedo.
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