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Entrada a Siria
El guía sirio se llama Abderraman (Abd Al Salam-Fahid *Editado por moderacion *), su abuela era una española que se casó con un beduino de Palmira. Buena mezcla si señor. Abderraman, a parte del tema del dinero, empieza regañándonos por haber llegado tarde a la frontera. Ponemos cara de póker ya que no ha sido nuestra culpa que nosotros hemos hecho lo que nos han dicho
La impresión primera que tenemos de Siria es bastante favorable los campos detrás de la frontera son muy fértiles produciendo tomates y sandias, vemos pasar montones de camiones de tomates con una pinta extraordinaria, todos son de un perfecto color rojo.
Llegamos a Damasco al hotel Cham Palace, su entrada es impresionante con un montón de muebles de madera llena de incrustaciones de nácar y marfil. Las habitaciones eran otra cosa y se podía encontrar más de un pelo suelto, que no pertenecía a nuestras cabezas.
Salimos con Abderraman a visitar el gran zoco y la gran mezquita. El zoco nos impresiona, es una calle muy larga y ancha con una gran cubierta es un zoco claramente para sirios ya que no hay prácticamente de esas cosas que nos gustan a los turistas.
Al final de la calle del zoco esta la gran mezquita, ya la entrada es impresionante porque delante están las columnas de un antiguo templo romano.
Entramos a la mezquita previo cubrimiento de las mujeres y descalce generalizado. La mezquita es enorme y muy bonita, la entrada esta cubierta de un techo de madera de colores imitando una alfombra y hay unos bonitos mosaicos dorados.
El patio interior es muy grande integrando una fachada de una iglesia bizantina con muchos dorados. En el interior de la mezquita, las mujeres están separadas de los hombres y hay un líder religioso hablando a los fieles, solo hombres, anda que no les queda hasta que los sexos se iguales un poco más.
En la parte interior de la mezquita también destaca lo que corresponde a la iglesia bizantina con una escalera, un baptisterio unas columnas, todo ello profusamente decorado. Dentro está la tumba de San Juan Bautista que para los musulmanes es un profeta más.
A la salida de la mezquita a mano izquierda hay una tienda de perlas de río de las que nos habían hablado los amigos de mi padre pero a la que las chicas del grupo decidieron no prestar atención.
Nos dirigimos al restaurante que nos ha elegido Abderraman, cambiando la cena del hotel. El restaurante se llama Beit Sitti y está en el interior de una casa damascena por lo que es francamente bonito. La comida es del tipo de las anteriores pero mucho mas rica con humus, otra pasta picante que se llama mohmara que está de muerte, ensaladas, sobre todo una con pan frito, también nos dan una especie de empanadilla de queso, riquísima, y una croqueta que no es tal sino carne picada recubierta. El plato principal es un pollo al horno servido en cazuelita con patatas zanahorias, champiñones y queso y acompañado de arroz que está para chuparse los dedos. Probablemente, es el mejor plato que hemos probado en el viaje.
En el restaurante, hay un señor haciendo pan a la vista del público como si fuera pizza, lo probamos y esta verdaderamente rico.
Volvemos al hotel por la calle del zoco y mi padre se empeña en comprar uno de los famosos helados Becdam de nata recubierto de trozos de pistacho. El aspecto del helado es impresionante pero cuando vas a comprarlo se te van quitando las ganas porque los vendedores están continuamente amasando el helado con las manos aunque sean cubiertas por guantes y el aspectillo del mismo es bastante grimoso. El sabor del helado esta bien pero esperábamos mas. No sé si ha merecido la pena. Nos volvemos andando al hotel que esta a unos 500 metros de la puerta del zoco.
Tercer día. Camino de Aleppo
Confirmado vamos nosotros 7 solos en todo el viaje, encima nos ponen un autobusito bastante majo para todos. Mi madre, Paulino, Ana y yo nos asignamos una fila para cada uno y nos tumbamos todo a lo largo para dormir, los otros tres tiene dos filas para ellos, pero como duermen poco les sobra. Ya podemos madrugar lo que sea necesario menudas siestas nos vamos a echar. Así que salimos a las 7 de la mañana, que el camino es largo. Por el camino vemos un montón de campos perfectamente trabajados, pasamos por zonas de melocotones y paraguayas y paramos a comprar algunas, también pasamos por zonas de pistachos.
Abderraman nos explica que Siria tiene 18 millones de habitantes, casi todos musulmanes sunnitas y casi 2 millones de refugiados. Damasco tiene 6 millones de habitantes, Aleppo más de 3 y Homs y Hama más de 1
Según Abderraman Siria es el país mas seguro del mundo, no se si creerle pero desde luego, desde que hemos llegado de viaje hemos andado completamente despreocupados por todas partes.
Nos sorprende el buen aspecto que tiene todo, teníamos la idea de una Siria muy tercermundista y nos encontramos con algo verdaderamente en transición. Paramos en un par de sitios al borde de la carretera y nos quedamos impresionados de su lujo, quizás un poco exagerado y hortera, pero lujo al fin.
Antes de visitar Aleppo nos acercamos a San Simeón donde están los restos de la basílica de San Simeón el estilita. San Simeón era un asceta que por alejarse del mundo vivió mas de 20 años subido encima de una columna, primero hizo una de unos 9 metros y se cayo por un terremoto y luego hizo otra de casi 15. A su muerte construyeron un conjunto de 4 basílicas alrededor de la columna. Debo decir que este sitio fue una de las sorpresas del viaje. Supongo que tanta como la de San Simeón si viera la que se formó allí a su muerte. El conjunto es muy bonito quedando trozos de las cuatro basílicas con los arcos de entrada y los ábsides, de modo que te puedes hacer una buena idea de cómo era todo el conjunto. Al otro extremo de las basílicas está el baptisterio con la pila bautismal.
Destacan los suelos de mosaico que deben estar intactos debajo de tierra y que solo están descubiertos en algunos puntos, dan ganas de ponerse a rascar a ver lo que sale.
La vista es también bastante impresionante sobre unas colinas que son pedregales de caliza. Luego veríamos que estas piedras se utilizan muchísimo en las casas de los alrededores y, sobre todo, en Aleppo.
La entrada en Aleppo desde San Simeón impresiona aún más. Hay que tener en cuenta que muchos de nosotros pensamos que estamos en el culo del mundo. Un sitio en medio de la nada entre Turquía y Siria. Sin embargo, hay un barrio de casas modernas hechas con piedra caliza y decoradas con columnas y balaustradas que puede parecer recargado pero que es lo último que te podrías esperar en este, para nosotros, recóndito lugar. La verdad es que Siria no deja de sorprendernos parece un país muy organizado (es lo que tienen las dictaduras) y no parece, ni mucho menos, un país pobre.
Entrando en Aleppo también sorprende la diversidad de la gente ya que hay turcos, armenios, kurdos, árabes de distintos tipos etc. También es curioso observar lo tapada que va la gente a pesar del calorcito que hace, esta es una tónica en todo el viaje por lo que parece que es sobre todo una estrategia contra el calor o contra el sol. En Europa cuando hace calor tendemos a desnudarnos, los verdaderos expertos se cubren desde los pies hasta la cabeza.
Las mujeres, por supuesto, van todas con una especie de abrigo hasta los pies, muchas veces negro y la cabeza cubierta. El colmo son las que llevan el chador con solo un agujero para los ojos que a veces tapan con gafas de sol y a veces ni siquiera tienen agujero. Pero es que los hombres, aunque vayan vestido a la occidental, también van bastante tapaditos, la manga corta esta extendida pero no es, ni mucho menos mayoritaria y los pantalones cortos no los llevan casi ni los niños y esto con 40 grados a la sombra.
Según llegamos a Aleppo nos llevan a comer a un restaurante armenio situado en la plaza llamada según el guía de los armenios que se llama Sissi. El restaurante es una pasada de bonito, está situado en y alrededor del patio de una preciosa casa. La comida es acorde con la belleza del sitio, únicamente con el pero de volver a ser más de los mismo. Según el guía este es uno de los restaurantes más caros de Siria y lo notamos en el precio de las bebidas pero verdaderamente mereció la pena.
Después de descansar un ratito en nuestro hotel que esta vez es el Sheraton y que también resulta espectacular, nos vamos a ver la ciudad.
El recorrido empieza en la gran mezquita vieja que no es tan impresionante como la de Damasco pero que también esta muy bien. Tiene un gran patio con la fuente de las abluciones y bonitos enrejados de madera en las ventanas y un gran arco realizado al estilo mameluco. En el interior está la tumba de Zacarías, el padre de San Juan Bautista, y hay bonitas lámparas y un pulpito de madera muy bien trabajado.
Salimos de la mezquita y nos metemos en el zoco que es enorme tiene mas de 5.000 puestos. Nada mas entrar encontramos un puesto de jabones y las chicas se ponen a comprar como locas.
Después llegamos a un puesto de telas donde hay manteles, trapos y sobre todo pashminas. El puesto esta regentado por una familia que es un espectáculo en sí misma, son nosecuantos hermanos con un interminable número de sobrinos que iban y venían a saludarnos. Todos eran muy blancos y muchos con ojos azules. Algunos de ellos chapurreaban español con bastante gracia. Había uno que era guardia de seguridad en Sidney y que se dedico a ligar descaradamente con las chicas. Otro se las daba de gay, al parecer el zoco de Aleppo es considerado como uno de los pocos reductos gays de los países musulmanes, y no hacia más que hablar de Chueca y Sitges. No paró hasta que le dio dos besos a Paulino y en la foto que nos hicimos al final le paso el brazo por el hombro a mi padre, los demás le decían que se comportara que no sólo estaba casado sino que tenia un hijo, eso sí todo ello en un ambiente francamente divertido. Compramos de todo pero sobre todo chales y pashminas, previo duro regateo.
A la salida del zoco nos encontramos con la impresionante ciudadela de Aleppo. Espectaculares son sus baluartes de entrada y está protegida por un enorme foso y una subida de más de 50 metros. Mi padre y mi madre junto con Marisa le dieron la vuelta completa a la ciudadela que es enorme.
Ya de retirada cenamos en el hotel pero curiosamente no había buffet sino una cena servida a base de crema de patata, ensalada de rúcula y pollo al pesto.
Cuarto día. Camino de Palmira
Desde Aleppo salimos hacia el castillo de Crac de los caballeros. Esta visita no estaba en programa pero nos la propuso Abderraman y nos pareció bien. Así que al precio de 30 euros por persona nos encaminamos hacia allí. El castillo es impresionante, esta muy bien conservado. Se pueden ver los establos, los dormitorios, las cocinas, la sala gótica, los torreones, etc. disfrutamos un montón de la visita porque en España hay castillos más bonitos pero ninguno tan completo por dentro.
En el castillo hay una importante mezcla de estilos ya que empezó siendo una fortaleza árabe, después fue ocupado por los templarios, mamelucos, bizantinos etc. Dicen que es el castillo mejor conservado del mundo. No olvidar al acabar la visita del castillo ir a tomar algo a un bar que está en la salida desde donde hay una vista impresionante del mismo.
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Vista de crac de los caballeros
Desde Crac de los Caballeros vamos a la ciudad de Homs que es la tercera más grande del país a comprar dulces en la pastelería Abou Llaban que esta considerada la mejor de Siria. Compramos sobre todo pasteles que son como rocas de almendras, avellanas y pistachos y el postre típico del sitio que es como una empanadilla rellena de pistachos envuelta en un papel. Este último no lo hemos probado pero Abderraman nos lo recomienda fervientemente
Seguimos camino hacia Palmira, el paisaje que en esta zona es verde con pinos, olivos y eucaliptos, se transforma radicalmente a partir de la llamada línea verde y pasa a ser desierto puro y duro. A pesar de ser desierto en alguna zonas cercana a la carretera se observan huertos regados por pozos.
La llegada a Palmira es espectacular, no podíamos imaginar una ciudad romana en medio del desierto. Precisamente el estar en el medio del desierto le da un valor singular, todo es mucho mas intenso, el calor, por supuesto, pero también el dorado de las columnas. Palmira se llevará, sin lugar a dudas el premio a la mejor sorpresa de nuestro viaje.
Antes de empezar la visita vamos al restaurante Al Wahaa (el oasis), que esta al lado de las ruinas a comer, los primeros son los mismos aperitivos de siempre aunque esta vez hay la pasta de berenjenas con yogur (moutavel) que esta especialmente buena, de segundo algunos pedimos carne a la brasa que es el típico cordero y pollo y carne picada que esta muy bueno. Los más valientes piden comida beduina y les traen una fuente enorme con arroz, trigo verde, guisantes y cordero, está bastante bueno aunque el trigo verde es un poco especial. De postre otra vez sandia que debe ser el postre nacional porque llevamos prácticamente tres días a base de sandia, está muy buena pero...
La primera visita después de comer es la tumba de la familia Elhabel que es una construcción de 4 pisos donde se podían enterrar 200 personas. Por fuera es una torre bastante bien conservada y por dentro vamos recorriendo los cuatro pisos donde estaban enterrados desde los más mayores a los más pequeños de la familia. Se conservan bastante bien las columnas acanaladas entre las tumbas, pero nada de las lápidas. El calor en este día de finales de julio es indescriptible, tenemos que esperar hasta las 4 y diez que viene el San Pedro o guardián de las llaves a abrirnos y creemos morir.
Pasamos a ver otro tipo de tumbas: las subterráneas y visitamos la tumba de los tres hermanos que si que conserva las esculturas que estaban delante de las tumbas y varias pinturas tanto en el techo como en las paredes. La pintura principal representa la guerra de Troya. Las esculturas situadas delante de las tumbas representan a los hombres, les faltan todas las cabezas, que supongo habrán cortado para venderlas a buen precio, vestidos con lujosos ropajes a los pies y mucho mas chiquititas están representadas las mujeres.
La siguiente visita es el templo de Bel que este si que impresiona, es un recinto de 200 por 200 metros con muchas columnas alrededor a pesar de que se han caído otras muchas. En el centro hay un santuario con dos capillas.
Impresionan las columnas acanaladas de detrás del santuario altísimas y fuertes.
Desde el templo nos dirigimos al cardo máximo de la ciudad que tiene 1200 metros de longitud esta precedido de un curioso arco triunfal muy esbelto y que parece que se va a caer a pesar de tener una cuña casi en la mitad del arco. El arco tiene un ángulo con otra puerta ligeramente desviada para permitir el cambio de dirección de la calle. El primer grupo de columnas es espectacular.
Mi madre y Marisa se alquilan un camello y no debe ser mala cosa porque subidas a más de metro y medio de altura la vista de Palmira debe ser completamente distinta.
Seguimos andando por el cardo máximo y nos encontramos con el teatro que es verdaderamente precioso. El escenario esta perfecto y es una autentica maravilla.
Siguiendo por el cardo llegamos al tetrapilon también muy elegante, formado por 4 grupos de 4 columnas, en fin todo es muy bonito y ha merecido mucho la pena. Una cosa curiosa es que durante todo el camino nos sigue una nubecilla de gente ofreciéndonos distintas mercancías, agua etc. aparecen unos y desaparecen otros pero al cabo de un rato te das cuenta que son siempre los mismos que van cambiando de mercancía. Al señor que ofrecía agua Paulino le compró botellas en por lo menos tres sitios diferentes.
Solo nos queda la puesta de sol desde el castillo de Saladino. El castillo esta en un alto dominando las ruinas de Palmira y aunque de aspecto bastante mazacote tiene su gracia.
Como ya estamos cerca de la puesta de sol, el color de las ruinas ha cambiado ya no es el dorado que brillaba en el desierto sino un tono mas bien rosado.
A la espalda del castillo vemos la puesta de sol en el desierto que es una autentica maravilla con el sol descolgándose poquito a poco y poniéndose mas y mas rojo sobre una luz intensamente dorada.
Sigue haciendo mucho calor y acabamos la visita a Palmira completamente agotados pero felices
Cenamos en el hotel que es el Cham Palace y la cena es tirando a mala. Tampoco es buffet y nos dan de primero una sopa amarilla muy especiada, luego una ensalada con salsa de curry y finalmente un guiso de pollo con acompañamiento de arroz
Después de comer nosotros retomamos nuestra partida de mus, no he comentado hasta ahora pero Paulino y yo tenemos un pique tremendo con mi madre y Ana y a nada que tenemos un ratito nos enganchamos en una interminable partida. Mi padre y Marisa decidieron, como siempre, hacer de Indiana Jones y se fueron a visitar las ruinas de noche. Aparte de estar lejitos, el viento azotaba de miedo, bajaron en un vuelo pero la subida a contraviento debió ser durilla, venían con los ojos llenos de arena y cansados como perros. Eso sí, decían que ver la columnata inicial con el arco triunfal iluminado en medio de la oscuridad les había merecido la pena, el que no se conforma es porque no quiere
Quinto día. Camino de Damasco
Hoy volvemos a Damasco a hacer el recorrido que nos faltó el primer día. Lo primera parada es en el Bagdad café que está en medio del desierto. El Bagdad Café está decorado interiormente como una jaima y al exterior hay una verdadera jaima y dos casas colmena. El conjunto resulta bastante conseguido.
Llegamos a Damasco, directamente al museo nacional de Siria, el edificio esta bastante cochambroso pero la exposición esta bastante bien, en la parte del arte oriental hay muchas piezas procedentes de la antigua civilización asiria, la mas antigua conocida, bastantes piezas de escritura cuneiforme y un montón de objetos curioso. La estrella de la colección es sin embargo la sinagoga de Dura Europos que se encuentra en la parte clásica, esta sinagoga esta profusamente decorada con la historia de Abrahán y Moisés con pinturas llenas de color y muy bien conservadas, también hay importantes piezas del arte clásico como esculturas procedentes de las tumbas de Palmira o mosaicos.
El museo sorprende porque las cosas no están para nada protegidas, hay muchas cosas que se pueden tocar impunemente. Esta es una situación a la que ya casi nos hemos acostumbrado, contrariamente a lo que sucede en Europa que todo está controlado y ya no se puede tocar casi nada, en Siria y Jordania puedes pisotear y toquetear todo lo que te de la gana, incluso yo diría que te puedes echar una piedra en el bolsillo sin problema alguno. A nosotros Dios y mi padre nos libren de tocar nada, pero la sensación de que todavía se puede seguir expoliando a troche y moche no deja de preocuparnos
A la salida nos vamos al palacio de Suleiman donde se encuentra el zoco de los artesanos. El palacio tiene un impresionante aunque muy descuidado patio y se encuentra rodeado de tiendecitas de artesanos. Entramos primero en una tienda de telas damasquinadas con los famosos 7 y 3 colores pero no compramos nada por su elevado precio, por encima de 50 euros metro, pueden merecer la pena los cojines pero ninguno necesitábamos. Entramos en la tienda de los manteles y entre todos compramos 7 manteles y 2 cobertores. Cuando fuimos a regatear nos encontramos con la cerrazón del señor que debió darse cuenta de que era nuestra última oportunidad de comprar manteles y no estaba dispuesto a rebajarnos nada. Después de no menos de 3 amagos de marcharnos conseguimos que nos bajara un 8 por ciento y nos dimos por satisfechos. También compramos una cajita de nácar por 20 euros y varias piececitas con escritura imitando la cuneiforme que hacia un artesano en una esquina
De allí fuimos a comer al pueblo de la frontera que se llama Daraa, comimos un Shawarma que es el kebab sirio, con ensaladas y patatas en un restaurante llamado Caesar, no estuvo mal pero no era sino el típico sitio grande y hortera de pueblo. De ahí fuimos directamente a la frontera. ¡Que coñazo de frontera, Dios!. 30 minutos en cada lado no te los quita nadie, hasta tuvimos que bajar las maletas para pasar por el escáner. Total una hora en medio de todo el calorón y, por supuesto 10 dinares más para volver a entrar en Jordania. Si esto es para pasar entre dos países amigos no quiero imaginar lo que será ir a Israel.
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