Lo primero que hacemos hoy es ir a la estación de Shinjuku a reservar los trenes a Nikko y Kanazawa. Nos acercamos al Edificio del Gobierno Metropolitano, para subir a la torre sur y poder observar una vista panorámica de Tokyo desde las alturas, además es gratis.
Después, cogemos el metro hasta Harajuku. Visitamos el parque Yoyogi y su santuario Meiji Jingu. Es muy bonito, con los toriis grandes de madera en el parque y en la entrada al santuario.
A mitad de camino entre el gran torii de entrada y el santuario hay dos “fachadas” de barriles, a la izquierda barriles de vino; y a la derecha barriles de sake, mucho más vistosos, con dibujos y letras de colores. Estos barriles fueron donados al santuario como ofrendas.
En el santuario, además de la fuente de purificación, las tablillas ema y venta de otros amuletos; vemos un sitio donde la gente está escribiendo. Según las instrucciones, escribes tus deseos o agradecimientos en una carta a los dioses, que se mete en un sobre, y luego se echa en un recipiente.
Salimos del parque y nos dirigimos a Omotesando, la gran avenida del barrio llena de tiendas y edificios singulares. Nuestro objetivo es llegar a un pequeño restaurante donde dicen que se comen las mejores gyozas de Tokyo, asi que seguimos por la acera de la derecha yendo desde el parque, hasta llegar a la famosa tienda Kiddyland, que luego veremos. Justo antes de la tienda hay que girar a la derecha, y siguiendo el callejón hasta el fondo, haciendo esquina está el famoso restaurante de gyozas. Comprobamos que tal como habíamos leído, siempre suele haber cola para entrar, pero no tenemos que esperar mucho rato antes de poder degustar las gyozas, que nos parecen exquisitas, ayyy que recuerdos! 2 raciones de gyozas, un bol de arroz y sopa por tan solo 1000¥. Como estamos disfrutando la comida japonesa!
Después del banquete vamos a ver la tienda de Kiddyland, donde se pueden encontrar todo tipo de juguetes y accesorios muy kawaii, desde muñequitas de Hello Kitty con kimono, hasta accesorios para hacer ositos de arroz para el bento o tupper de los niños.
De aquí nos movemos a Takeshita Dori, la calle más famosa de Harajuku, llena de tiendas de todo tipo, algunas muy frikis, con accesorios de mil colores y ropa muy “choni” como diríamos aquí, ropa gótica, estrafalaria, tiendas de ropa más “normal” pero orientada a un público muy joven... Desde luego, la calle está llena de colegiales paseando, comprando y comiendo crepes. También hay muchas tiendas de dulces y los omnipresentes crepes, para los que nos estábamos reservando. Es gracioso porque lo sirven en plan cucurucho, están muy buenos.
En esta calle es donde nos hacen nuestra primera “entrevista” (de muchas) en Japón. Unas chicas nos paran y nos piden permiso para hacernos unas preguntas: de dónde somos, por qué hemos elegido Japón como destino, dónde nos alojamos, etc. Por lo jóvenes que son, pensamos que están haciendo algún trabajo para aprender inglés, pero nos dicen que son trabajadoras de un hotel y están haciendo una encuesta a los turistas. Al terminar, nos dan un snack como regalo.
Al salir de Takeshita, callejeamos un rato más por Harajuku, aparte de la famosa calle hay muchas otras callejuelas con pequeñas tiendas y restaurantes, mucha gente joven por la calle, buen ambiente. En definitiva, nos ha gustado mucho esta zona.
Volvemos a la estación de metro, y vamos en dirección a Yoyogi-uehara; la idea es bajarnos aquí para coger el tren a Shimokitazawa, pero en el vagón anuncian que el mismo tren sigue hasta ese barrio, así que seguimos hasta la parada correspondiente. Al salir, las tarjetas de subway+metro no funcionan ya que parte del trayecto no está cubierto, y pagamos en taquilla la diferencia de precio del tren (130¥).
Shimokitazawa lo definen como el barrio hípster de Tokyo. Es un barrio frecuentado por los jóvenes tokiotas, con muchos bares, restaurantes, tiendas de moda, tiendas de segunda mano, etc.
Primero tomamos la salida sur de la estación de tren y damos una vuelta por las callejuelas. Aunque hay carretera, no pasan vehículos excepto en las calles principales y es como si fuera peatonal. La parte sur resulta ser muy tranquila y no se ve mucha gente, aunque vemos el encanto del barrio, aprovechamos para hacer un descansito tomar unas cervezas.
Después volvemos a la estación para pasar a la zona norte, mucho más concurrida y más llena de tiendas y restaurantes. Damos una vuelta disfrutando del ambiente de la calle y después de un rato, entramos en un kaiten-sushi (restaurante de sushi de cinta). Es muy pronto para cenar, pero como también hemos comido muy pronto, decidimos darnos un homenaje a sushi. Está buenísimo, nos gusta más que el sushi del mercado, y por mucho menos precio comemos hasta hartarnos (1512¥). Diferentes tipos de maki y sobre todo nigiri, van pasando en platitos con diferentes estampados por una cinta que circula alrededor de la barra, donde los comensales se sientan en taburetes. No hay más que escoger los platillos que más llamen nuestra atención y disfrutar del banquete! El precio de cada platillo viene indicado en carteles o en la carta, y al terminar, nos cuentan el número de platillos de cada tipo para calcular el importe. En este tipo de restaurantes suele haber té en polvo y unos grifos de agua caliente para prepararnos el té al gusto. Hemos acabado bien la vuelta por Shimokitazawa!
Siguiente parada: Shibuya! Adonde vamos en tren (130¥). Nada más salir de la estación, vemos mareas de gente y luces y más luces de miles de carteles de tiendas, restaurantes… Es una zona muy animada, también nos gusta mucho. Damos una vuelta y entramos en un local de recreativos, para hacer una sesión de fotos purikura, que son una especie de fotomatón donde te sacas fotos y luego eliges los fondos, las retocas, pones dibujitos, etc. Lo más gracioso es que la máquina te “retoca” los ojos para agrandarlos, y el resultado es como un personaje de cómic, por decir algo. Nos echamos unas risas con las fotos. La sección de purikura está llena de grupos de chicas super jóvenes haciéndose fotos. El local de recreativos lleno de chavales, y esto una noche entre semana!
En una de las salidas de la estación de Shibuya vemos la estatua del perro Hachiko, un Akita inu famoso porque siempre esperaba a su dueño en la estación a su vuelta del trabajo; y cuando este murió, se quedó los siguientes 9 años de su vida esperando a su dueño en la estación. El entrañable Hachiko pasó a la historia como el perro fiel.
Muy cerca de aquí vemos el famoso cruce de Shibuya o Scramble kousaten. Es impresionante la gente que pasa en todas direcciones por el cruce cada vez que el semáforo se pone verde. Nosotros nos quedamos un buen rato viendo a la gente cruzar, y también lo cruzamos por supuesto. Parece que el mejor sitio para verlo desde arriba es el Starbucks que hay en una de las esquinas, pero lo vemos lleno de gente y no subimos.
Después del espectáculo del cruce, nos volvemos en metro a Shinjuku y vuelta al apartamento.
Después, cogemos el metro hasta Harajuku. Visitamos el parque Yoyogi y su santuario Meiji Jingu. Es muy bonito, con los toriis grandes de madera en el parque y en la entrada al santuario.
A mitad de camino entre el gran torii de entrada y el santuario hay dos “fachadas” de barriles, a la izquierda barriles de vino; y a la derecha barriles de sake, mucho más vistosos, con dibujos y letras de colores. Estos barriles fueron donados al santuario como ofrendas.
En el santuario, además de la fuente de purificación, las tablillas ema y venta de otros amuletos; vemos un sitio donde la gente está escribiendo. Según las instrucciones, escribes tus deseos o agradecimientos en una carta a los dioses, que se mete en un sobre, y luego se echa en un recipiente.
Salimos del parque y nos dirigimos a Omotesando, la gran avenida del barrio llena de tiendas y edificios singulares. Nuestro objetivo es llegar a un pequeño restaurante donde dicen que se comen las mejores gyozas de Tokyo, asi que seguimos por la acera de la derecha yendo desde el parque, hasta llegar a la famosa tienda Kiddyland, que luego veremos. Justo antes de la tienda hay que girar a la derecha, y siguiendo el callejón hasta el fondo, haciendo esquina está el famoso restaurante de gyozas. Comprobamos que tal como habíamos leído, siempre suele haber cola para entrar, pero no tenemos que esperar mucho rato antes de poder degustar las gyozas, que nos parecen exquisitas, ayyy que recuerdos! 2 raciones de gyozas, un bol de arroz y sopa por tan solo 1000¥. Como estamos disfrutando la comida japonesa!
Después del banquete vamos a ver la tienda de Kiddyland, donde se pueden encontrar todo tipo de juguetes y accesorios muy kawaii, desde muñequitas de Hello Kitty con kimono, hasta accesorios para hacer ositos de arroz para el bento o tupper de los niños.
De aquí nos movemos a Takeshita Dori, la calle más famosa de Harajuku, llena de tiendas de todo tipo, algunas muy frikis, con accesorios de mil colores y ropa muy “choni” como diríamos aquí, ropa gótica, estrafalaria, tiendas de ropa más “normal” pero orientada a un público muy joven... Desde luego, la calle está llena de colegiales paseando, comprando y comiendo crepes. También hay muchas tiendas de dulces y los omnipresentes crepes, para los que nos estábamos reservando. Es gracioso porque lo sirven en plan cucurucho, están muy buenos.
En esta calle es donde nos hacen nuestra primera “entrevista” (de muchas) en Japón. Unas chicas nos paran y nos piden permiso para hacernos unas preguntas: de dónde somos, por qué hemos elegido Japón como destino, dónde nos alojamos, etc. Por lo jóvenes que son, pensamos que están haciendo algún trabajo para aprender inglés, pero nos dicen que son trabajadoras de un hotel y están haciendo una encuesta a los turistas. Al terminar, nos dan un snack como regalo.
Al salir de Takeshita, callejeamos un rato más por Harajuku, aparte de la famosa calle hay muchas otras callejuelas con pequeñas tiendas y restaurantes, mucha gente joven por la calle, buen ambiente. En definitiva, nos ha gustado mucho esta zona.
Volvemos a la estación de metro, y vamos en dirección a Yoyogi-uehara; la idea es bajarnos aquí para coger el tren a Shimokitazawa, pero en el vagón anuncian que el mismo tren sigue hasta ese barrio, así que seguimos hasta la parada correspondiente. Al salir, las tarjetas de subway+metro no funcionan ya que parte del trayecto no está cubierto, y pagamos en taquilla la diferencia de precio del tren (130¥).
Shimokitazawa lo definen como el barrio hípster de Tokyo. Es un barrio frecuentado por los jóvenes tokiotas, con muchos bares, restaurantes, tiendas de moda, tiendas de segunda mano, etc.
Primero tomamos la salida sur de la estación de tren y damos una vuelta por las callejuelas. Aunque hay carretera, no pasan vehículos excepto en las calles principales y es como si fuera peatonal. La parte sur resulta ser muy tranquila y no se ve mucha gente, aunque vemos el encanto del barrio, aprovechamos para hacer un descansito tomar unas cervezas.
Después volvemos a la estación para pasar a la zona norte, mucho más concurrida y más llena de tiendas y restaurantes. Damos una vuelta disfrutando del ambiente de la calle y después de un rato, entramos en un kaiten-sushi (restaurante de sushi de cinta). Es muy pronto para cenar, pero como también hemos comido muy pronto, decidimos darnos un homenaje a sushi. Está buenísimo, nos gusta más que el sushi del mercado, y por mucho menos precio comemos hasta hartarnos (1512¥). Diferentes tipos de maki y sobre todo nigiri, van pasando en platitos con diferentes estampados por una cinta que circula alrededor de la barra, donde los comensales se sientan en taburetes. No hay más que escoger los platillos que más llamen nuestra atención y disfrutar del banquete! El precio de cada platillo viene indicado en carteles o en la carta, y al terminar, nos cuentan el número de platillos de cada tipo para calcular el importe. En este tipo de restaurantes suele haber té en polvo y unos grifos de agua caliente para prepararnos el té al gusto. Hemos acabado bien la vuelta por Shimokitazawa!
Siguiente parada: Shibuya! Adonde vamos en tren (130¥). Nada más salir de la estación, vemos mareas de gente y luces y más luces de miles de carteles de tiendas, restaurantes… Es una zona muy animada, también nos gusta mucho. Damos una vuelta y entramos en un local de recreativos, para hacer una sesión de fotos purikura, que son una especie de fotomatón donde te sacas fotos y luego eliges los fondos, las retocas, pones dibujitos, etc. Lo más gracioso es que la máquina te “retoca” los ojos para agrandarlos, y el resultado es como un personaje de cómic, por decir algo. Nos echamos unas risas con las fotos. La sección de purikura está llena de grupos de chicas super jóvenes haciéndose fotos. El local de recreativos lleno de chavales, y esto una noche entre semana!
En una de las salidas de la estación de Shibuya vemos la estatua del perro Hachiko, un Akita inu famoso porque siempre esperaba a su dueño en la estación a su vuelta del trabajo; y cuando este murió, se quedó los siguientes 9 años de su vida esperando a su dueño en la estación. El entrañable Hachiko pasó a la historia como el perro fiel.
Muy cerca de aquí vemos el famoso cruce de Shibuya o Scramble kousaten. Es impresionante la gente que pasa en todas direcciones por el cruce cada vez que el semáforo se pone verde. Nosotros nos quedamos un buen rato viendo a la gente cruzar, y también lo cruzamos por supuesto. Parece que el mejor sitio para verlo desde arriba es el Starbucks que hay en una de las esquinas, pero lo vemos lleno de gente y no subimos.
Después del espectáculo del cruce, nos volvemos en metro a Shinjuku y vuelta al apartamento.